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uno



A veces se preguntaba cómo había llegado a esto, en qué momento su vida se había torcido tanto como para llegar a tener que hacer este tipo de cosas; y lo peor, que ya las viera hasta con normalidad. Por lo menos al ya estar acostumbrado, ya no le asustaba, ya todo había dejado de importar. Todo menos alguien, sus hermanos. 

Al final era por ellos que se encontraba haciendo todo. 

La mano huesuda apretó el cambio de marcha, metiendo una más y así pudiendo acelerar con el auto. "Caísteis... gilipollas..." Pensó al ver como el vehículo que estaba delante suyo; huyendo de él, giraba la primera calle hacia la izquierda. Les había llevado justo donde debía. Hoy iba a ser un buen día de paga. Sólo esperaba que su compañero estrella se encontrase ya allí preparado.

El de cabellos rubios platinos dio un volantazo a toda velocidad aún persiguiéndoles. Su sonrisa cínica no se iba de su labios, solo de pensar que ellos estarían creyendo poder escapar le hacía gracia; realmente no sabían donde se habían metido. 

-- Se acabó. -- Dijo frenando abruptamente cuando el coche contrario también tuvo que hacerlo al encontrarse con un muro que detonaba una calle sin salida. El joven se quedó dentro de su auto negro hasta que vio como las puertas del otro se abrían, ellos iban a intentar escapar a pie. 

"Menudo dolor de cabeza." Se dijo a sí mismo al notar que la persona que debería de estar allí para ayudarle, no se encontraba.

Decidido hizo lo mismo, sin miedo alguno salió del auto viendo como tres hombres se acercaban a él, no parecían de muy buen humor. -- ¡Tremendo hijo de puta, ven aquí! -- Gritó uno de ellos corriendo hacia el pálido. 

El chico les miraba con neutralidad, teniendo las manos metidas en los bolsillos de su chaqueta mientras masticaba el chicle, realmente se encontraba extrañamente sereno para los otros. Apretaba la pistola que tenía dentro de los bolsillos de su chaqueta bomber; intentando por todos los medios no ser él quien debiese de disparar, porque aún a aquello no se había acostumbrado, ni pretendía hacerlo nunca. 

Unas de sus cejas se alzaron cuando vio como uno de los hombres se sacaba del interior de su gabardina un arma.

Incluso si le vio apuntarle no se atrevió a sacar la suya, no quería ser él quien disparase. No sabía cómo ni por qué confiaba ciegamente en alguien más; aunque este fuera la persona más desastre que había conocido jamás. 

Prácticamente vio en cámara lenta como el susodicho hizo el amago de apretar el gatillo y disparar. 

Una lástima, alguien había disparado primero. -- Agust-ah~ Ya estoy aquí~. -- "Aquí está el desastre personificado." 

El jovencito recién llegado disparó un par de veces más a dos de los hombres en sus piernas, para inmovilizarles simplemente, y al tercero no le dio tiempo porque ya el rubio se había encargado de él. Un golpe certero en su nariz y al suelo. 

-- ¿Dónde te habías metido? ¿Te crees que esto es un puto juego? -- Regañó el más mayor, pateando unos de los cuerpos del suelo para hacerse sitio (dejando al hombre chillando), y poder así pasar hasta ponerse frente al otro chico. 

Ese jovencito de no más de veinte años le miraba sonriendo sin mostrar los dientes, sus mejillas regordetas y cabello rosa dándole un aspecto totalmente adorable... ingenuo quien se lo creyese en realidad. -- Fui a comprar más bubblegum ¡La señora de la tienda no tenía más! Pero veo que tú si tienes... dame el tuyo. -- Pidió rodeando la cintura del mayor con sus brazos para no dejarlo escapar, acercando su boca a la ajena para robarle este. 

-- No juegues, Kitty. -- Gruñó, agarrando la cara del chico con su mano; empleando un poco de fuerza a la que el pelirrosa ya estaba más que acostumbrado. "Tan atractivo" Pensó sonriendo al instante. Cuánto le gustaba su hyung. 

-- Vamos Agust-ah~ Ya cumplimos ¿No es así? -- Inquirió echando un vistazo a los tipos inconsciente del suelo. -- Solo tenemos que esperar que vengan a por ellos y nos vamos a la oficina ¿No? -- 

El pelirrosa batió sus pestañas con gracia, esperando poder verse apetitoso ante los ojos oscuros de su mayor. Realmente esperaba que Agust le tuviera las mismas ganas que él le tenía a las gominolas en general. -- Tal y como has dicho tenemos que esperar a que los demás vengan, aún nuestro trabajo no ha termin- Suéltame el culo, Park. -- 

El nombrado carcajeó haciendo totalmente lo contrario, sus pequeñas manos dejaron un lascivo apretón en aquella zona. -- Incluso si soy yo quien quiere ponerte el culo, el tuyo no está nada mal. -- Silbó con gracia viendo en primer plano como el pálido hacia una pompa con el bubblegum, sin dejar de tener aquella expresión seria en su rostro. 

-- Dolly, tú en serio colmas mi paciencia a niveles estratosféricos. -- Gruñó, preguntándose por qué tenía que soportar él a este chico que lo sacaba de quicio. 

Un día cualquiera su familia se había ido a la mierda, su padre había fallecido, su madre huido yéndose por el camino de los malos vicios y él se había quedado solo con una hermana y hermano, menores ambos. Se tuvo que buscar la vida, y nadie quería contratar a un joven sin experiencia en nada ni estudios, en el único sitio donde parecían tener hueco para él era en aquella mafia, nada demasiado profesional, a veces parecían un grupo de matones más que una organización de criminales expertos. 

Aún así, el jefe daba un miedo tremendo, nadie tenía cojones de rebatirle algo y parecía que mucha gente sabía aquello. Nadie, absolutamente ni un alma, era capaz de intentar desterrarlo como el jefe de toda la región. Bueno, para "la mala suerte" de YoonGi, un día x hacía ya veinte años el señor Park decidió tener un magnífico polvo con su esposa y de ahí salió un jodido grano en el culo con cachetes bonitos. 

Del cual por cierto no sabía su nombre. Nadie delataba su verdadera identidad en aquel lugar. 

-- Me adoras, lo sé ¿Quién no me adoraría? -- Dijo volviendo a intentar usar sus ojitos seductores en el joven de cabellos platinos. 

-- ¿Eres consciente de que te tengo al lado cada día solo porque tu padre lo quiere así? -- Respondió alzando una de sus cejas, juzgando al contrario que no parecía querer soltarle. Y aunque cualquier persona se llegaría a sentir ofendida por una declaración como esta, JiMin parecía partirse de risa, como si fuera algo sumamente divertido. 

Tras la pequeña melodiosa risita, relamió sus pomposos labios dejándolos brillantes, justo de la manera en la que siempre conseguían llamar la atención del de ojos felinos-- ¿También es mi papá quien te manda a follar conmigo? -- El mayor volvió a gruñirle. -- Wop, Kitty 1 - Agust 0 -- Bromeó, soltando al nombrado al escuchar como un auto llegaba.

"Ese bubblehum será mío..." Pensó al ver como, esta vez de manera inconsciente y no por molestarle, YoonGi hacía otra pompa. 

Ambos jóvenes estaban de pie ignorando las súplicas de ayuda de los tres individuos que estaban tirados en el arcén sujetándose sus piernas disparadas, bueno dos en realidad, porque un tercero seguía desmayado por el golpe en su nariz. -- Kitty, estos dos están comenzando a ser más insoportables que tú. -- Murmuró el mayor mientras se dedicaba a cachear las gabardinas de los hombres, así quitándoles las armas que pudieran portar. 

El pelirrosa rodó sus ojitos sin dejar de sonreír. -- Lo vuelvo a repetir, me adoras; apenas te quejas de mi por vicio, Agust-ssi. -- Comentó metiendo sus manos en los bolsillos de su chaqueta. Estaba cayendo la noche y el frío estaba llegando con ella. 

-- ¡Disculpad la demora! -- Gritó un castaño de simpáticos hoyuelos saliendo del auto recién llegado. 

-- Menos mal, Jack; poco más y me quedo a dormir con los desgraciados estos. -- Se quejó el pálido acercándose a su compañero, ayudándole a preparar el vehículo para meter a los tres rehenes ahí, pero primero el último en llegar tenía un pequeño trabajo. 

El chico sacó de su riñonera agujas esterilizadas y ya llenas de un líquido, el cual YoonGi aún no sabía qué era en sí, pero sabía para qué servía. Apenas eran tranquilizantes, no hacían algún daño a la persona, pero caía rendido en pocos segundos. 

Asustado, uno de los dos que se encontraban aún conscientes, vio como ese chico nuevo se acercaba con él dándole un par de suaves golpecitos a la  aguja, así quitándole el posible aire que pudiera ver dentro. Iba directo hacia a él, y eso lo puso más nervioso aún.-- ¡No, no! ¿Qué es eso? ¡Quítate, loco, quítat- ¡Ah! -- El hombre gritó agudo cuando una bala fue directa hacia su brazo. 

-- Oye, Kitty, tranquilo~. -- Rió el castaño cuando su compañero, e hijo menor y queridísimo de su jefe disparó de nuevo; simplemente para que se estuviera quieto. 

Si bien el pelirrosa adoraba a Agust, también odiaba a la gran mayoría de los demás con todo su ser. Tenía seria fijación por ese joven de piel porcelana, y cualquiera que se acercase a este le parecía una amenaza. 

No es como si su hyung favorito tuviera amigos allí dentro de la organización de su padre, pero si que habían un par con los que se llevaba bien y a veces bromeaban; entre ellos estaba Jack, este y otro compañero más de piel canela y piernas esbeltas llamado V eran los que más odiaba.

Miraban a SU Agust con intenciones poco inocentes, o eso le parecía a él. 

-- Agradece que no se me haya ido la mano y no te haya disparado a ti... -- Dijo, escupiendo las palabras sin pudor alguno. La gente en general le caía mal, y no tenía reparo en mostrarlo. Él era un niño mimado el cuál no tenía ni un poquito de miedo en mostrarse de esa manera ¿Quién le iba a poner una mano encima? Nadie. 

Literalmente era el niño bonito de su papá, y ni una sola alma tendría el valor de arrebatarle al señor Park su preciado tesoro. 

-- Me pido conducir. -- Volvió a hablar bastante desganado, dirigiéndose directamente al auto cuando vio que las intenciones de su persona favorita eran quedarse más tiempo hablando con su amiguito químico de los cojones. 

Una vez que la mata de cabellos rosas no se pudo divisar, Jack dejó salir una suave risita que llamó la atención del chico de piel pálida. -- Dime la verdad, estoy seguro de que Kitty en realidad es un encanto y la grosería es solo una mala fachada. -- Inquirió terminando de inyectar el líquido en el cuello de los rivales. 

"Cuando está en cuatro con su culo alzado desde luego que es un encanto. " Quiso decir el de cabellos platinos, pero simplemente se encogió de hombros. -- Si alguna vez llegas a conocer alguno de sus encantos me llamas y me envías fotos como prueba irrefutable, porque no me lo voy a creer. -- 

Jack de nuevo rió, contagiándole una pequeña sonrisa de labios cerrados. -- ¡Bien! Ya verás que conseguiré llevarme bien con él y tendrás que comerte tus palabras. Ahora, ayúdame a meter a estos tres en la camioneta. -- 

Y Yoon aceptó, cuanto antes terminasen, antes podría largarse y llegar a casa. 

Casa

¿Cómo estarían los dos mocosos? Esperaba realmente que al menos cuando llegase amos tuvieran sus tareas hechas, no sabía si hoy tenía la cabeza como para ayudar a sus hermanos a hacer sus proyectos de casitas de macarrones, o cualquier cosa de esas. 

-- Listo, amarrados, desarmados y dormiditos. -- Dijo el mayor mientras se quitaba el polvo de sus manos frotándolas un poco entre sí. -- Iré a la oficina a dejar al regalito que tengo como compañero, pero ya me iré a casa. Así que hasta mañana. -- 

-- ¡Hasta mañana, Agust-ssi! ¡Buen trabajo! -- El castaño alzó su pulgar en su dirección mientras le guiñaba el ojo, montado ya en el asiento del conductor de la alta camioneta. -- Byebye~ -- 

"A este tío no se le acaba nunca la energía..." Pensó el chico de ojos felinos a la par que andaba a su vehículo, recordando que se debería de poner en el asiento del copiloto porque al algodón de azúcar le había apetecido conducir de repente. 

Antes de entrar tomó una buena bocanada de aire, sintiendo el frío llegar hasta sus pulmones. Realmente esperaba que hoy por fin hubiera llegado el técnico en la tarde a solucionar el problema de la calefacción a su casa. No quería pensar en otra noche en la que cualquiera de los dos pequeños le dijera que tenía demasiado frío como para siquiera dormir.

-- Vaya, por fin estas aquí ¿Ya se fue tu amiguito? -- Gruñó el jovencito mientras jugueteaba con sus dedos sobre el volante. Quería la atención de Agust siempre sobre él, y poquito le importaba que se supiera. 

-- Así es, Kitty. Ya se fue. Ahora arranca para qu- ¿Qué haces ahora? -- Preguntó el mayor con una de sus cejas alzadas. El de pomposas mejillas se reía de las cajas de sorpresas, él era peor que una. 

El curvilíneo cuerpo se había movido hasta quedar sentado a horcajadas sobre el cuerpo contrario, después de haberse asegurado de poner el seguro al auto, por supuesto. -- Agust-ah~ -- Llamó, pegando su nariz a la fría mejilla ajena. -- Dame tu bubblegum~ -- 

-- Deja de joder, es tarde. -- Susurró con voz áspera, clavando su mirada en la del otro jovencito, quien no se la apartó en ningún momento. Ellos eran pura fuerza y valientes, ninguno le temía al otro ni siquiera solo un poquito. 

-- Nunca demasiado tarde para que me atiendas. -- A esa escasa distancia los pomposos labios se estiraron hacia arriba con gracia, apretando además sus muslos mientras se deslizaba ligeramente hacia delante, queriendo estar sentado lo más pegado a él que fuera posible. 

Escuchó a la perfección como Agust chistaba con su lengua, ahí lo supo; lo acababa de atrapar una vez más. 

Ni un ápice de segundo llegó a pasar antes de que el mayor agarrase el cuello de la camiseta contraria para atraerlo hacia a él, menguando cualquier ridícula distancia que quedaba entre los rostros de ambos. El de cabellos rosáceos casi que ronroneó ante el cosquilleo que le carcomió cuando sus labios entraron en contacto. 

Se devoraban tan bien, tan rico. 

Al inicio siempre había una lucha por ver quien llevaba las riendas del beso, y a pesar de que Park sabía que siempre acabaría perdiendo en el juego de dominancia; le encantaba intentarlo. Le encantaba dar todo de él para tratar de ganar ese juego, pero que YoonGi le apretase contra él, que le agarrase el rostro sin cuidado mientras se besaban para demostrarle quien mandaba ahí. 

Y siempre, aunque Agust intentaba mentalizarse de que debía evitar estos momentos; acababa disfrutando del cuerpo de ese chico de alguna manera. Ahora solo podía concentrarse en lo calentita que estaba la piel de él comparado con la suya, y esos sonidos obscenos y adictivos que se escapaban por los besos de ambos. 

-- Dolly. -- Jadeó el de cabellos brillantes cuando el chico sobre él había mordido su labio inferior para tomar un poco de aire, todo el que su hyung le estaba robando de la manera más placentera. -- ¿Contento? -- Preguntó, con ambas manos sujetando con posesión el trasero ajeno. 

-- Na-ah~. -- Canturreó el otro, haciendo una pompa con el bubblegum que había conseguido robarse. Aquello hizo que una risita ronca arrancase desde el pecho de su acompañante, "Ya lo sabía", pudo escuchar en un susurro también. 

Y tal vez por estas cosas es que él se había vuelto totalmente esclavo de la atención de su mayor. No es como si él fuera un idiota que se imaginase historias por su cuenta, cuando el otro no estaba demasiado agobiado o con otras personas alrededor, parecía disfrutar más que nadie hacer estas cosas. 

Tenerle entre sus brazos, hacerlo suyo, robarle los latidos y hasta el alma si era necesario. Park no había caído ante él por imaginaciones de niño hormonal, no; había caído porque el contrario se encargaba de alimentar aquella ilusión de cierta manera.

¡Así que esperaba que nadie nunca le viniera a tocar los huevos diciéndole lo contrario! 

Otra vez de repente se vio envuelto en un beso rudo donde la lengua de YoonGi se encontraba en su boca, él recibiéndole más que gustoso, sintiendo como incluso un hilo de saliva se llegaba a escurrir de una de sus comisuras. Sus manos con desespero se dedicaban a quitarle la bomber a su hyung, y este le ayudó con el trabajo, luego usando ambas manos para sujetar las caderas del jovencito. 

Los dedos de Min se hundían en su carne por debajo de las prendas, así pudiendo mover el cuerpo de Kitty sobre el suyo. -- Mnh... más... -- Pidió, su cuerpo sintiéndose como un volcán a punto de erupcionar de lo caliente que se encontraba. Percibir la erección formarse entre sus glúteos solo lo estaba haciendo desesperarse aún más.

-- Impaciente, Kitty... -- Le respondió el contrario deslizando su boca hasta el cuello del susodicho. Aún sus manos no se habían movido de la cadera de este, siguiendo con esos movimientos que lo único que estaban haciendo es alimentar sus ganas de meterse en el cuerpo del chico bonito, estaba seguro de que si se tratase del YoonGi del pasado con 19 años, ya se habrían corrido tres veces solo con esto. 

Park rodó sus ojos ante el placer de tener la boca del otro succionando, chupando y mordiendo la piel de su cuello a su gusto. Mientras, él se dedicaba a intentar ahora desabotonar el pantalón del mayor. -- Agust, por fi... por fi... ¡Ah! U-uhm -- Un gemido agudo se escapó de sus abultados labios cuando sintió la palma amplia chocar contra uno de sus glúteos, incluso si había sido por encima de sus skinny jeans... picaba, y amaba la sensación. 

-- Levanta el culo, muñequito impaciente. -- Bueno, llegados a este punto el menor se sentía el mayor esclavo de esos gatunos, así que acató la orden y dejó que con habilidad el rubio platino le quitara los pantalones dejando al descubierto su parte inferior. 

-- Aún me debes algo de la última vez... -- Susurró con su respiración agitada al ver como los orbes de Agust se habían quedado fijos sobre sus mulos y ropa interior. 

La puta madre, JiMin casi se atraganta con su propio aire cuando el otro le miró con una sonrisa coqueta y divertida. -- No se me ha olvidado, pero ahora no hay espacio para eso precisamente... Así que nos consolaremos con un poquito menos. -- 

Min aprovechó también para poder bajar sus pantalones y bóxers apenas lo necesario para poder dejar su hombría al descubierto. -- Sujeta esto...-- Ordenó Min, alzando la camiseta del chico hasta sus labios para que la mordiera, pudiendo dejar todo su preciosa piel al descubierto. 

Sus manos frías recorrieron sus costados haciendo a Park temblar ligeramente, con sus orbes entrecerrados y dientes aprisionando la prenda. Pronto la boca del mayor se encontró atendiendo uno de sus pezones, mordiendo este y disfrutando de como aquel piercing que lo decoraba hacía contacto contra su lengua. 

Bueno, si Agust seguía succionando así estaba seguro de que iba a dejar marcas... ¿Pero qué más le daba a él? Le gustaba cuando lo hacía. La mano izquierda de JiMin viajó hasta las hebras platinas para enredar sus dedos en aquel lugar, mientras que la otra mano se perdía entre ambos cuerpo para tocar el miembro ajeno. 

Escuchó perfectamente el gemido ronco de parte del otro, y realmente quería escuchar más de eso, así no dudó en envolverle con su mano y presionar con su pulgar el glande, utilizando el líquido preseminal como lubricante para ejercer sus movimientos de forma fluida.

Ahora siendo él el que parecía carecer de paciencia, Min llevó los dedos de su mano derecha hacia sus propios labios para mojarlos y entonces hacerse paso entre la ropa interior del chico, pudiendo introducir dos dedos con cuidado. -- Ah, ahm... rudo... -- Murmuró el joven como pudo, aún sin soltar la prenda porque realmente amaba la sensación del boca ajena en su pecho. 

JiMin en serio se sentía en uno de sus mejores sueños, era tan satisfactorio este contacto con el más mayor. Y no lo entendía, él claro que había estado con más personas; pero nadie podía compararse con el gruñón de su compañero. Se sentía tan enganchado a él, le gustaba tanto ¡Y no se conocían de nada! ¡Por el amor de Dios, ni siquiera sabía cuál era su nombre real! 

Entre gimoteos, maldiciones y alguna que otra nalgada más por haberle intentando meter más prisa; Min ya había sacado sus dedos del interior ajeno, ahora pensaba meter otra cosa. -- Dale, Dolly, móntame. -- Dijo, escupiendo sobre su mano masturbándose un poco; solo para lubricar un poco más si es que aquello era posible, porque en serio el chico se había encargado de masturbarle con anterioridad facilitando así la tarea. 

El nombrado atrapó su propio labio inferior entre sus incisivos, girando un poco su cuerpo para poder abrir la guantera del auto y sacar de allí el condón que él mismo se había encargado de guardar ahí en la mañana, cuando su padre le había dicho que hoy le tocaba misión con Min. 

Park abrió el preservativo con cuidado de no romperlo y se encargó de colocarlo bajo la atenta y lasciva mirada del pálido. JiMin en serio quería que le pusiera una correa y lo llevara con él a  todas partes. 

Sin ningún tipo de nervios o inseguridad, el jovencito tomó el miembro del otro para alinearlo con su orificio; echó a un lado su ropa interior sin quitársela, y se deslizó lento pero seguro hasta abajo, hasta que sintió sus glúteos calientes; y posiblemente marcados, posarse sobre los muslos del de orbes gatunos. -- Ay, que bueno... -- 

El jadeo salió de sus belfos sin vergüenza alguna, muy posiblemente montar a Agust era una de sus cosas favoritas ¿Por qué? Porque podía escucharle halagarle. 

El de cabellos rosas inició el movimiento con sus caderas, sus labios entreabriéndose en busca de un poquito de aire entre tanto placer. Las piernas de Park nunca se sentirían cansadas de saltar de esta manera sobre el cuerpo contrario, llenando el auto de sonidos poco apropiados. 

JiMin gemía a gusto, muy a gusto al sentir como el miembro de su hyung llegaba a tocar puntos que le hacían ver estrellitas en el techo del vehículo. Aún mejor se sintió cuando los dedos del pálido se perdieron entre los mechones rositas para poder traer la boca del pequeño cerca de la suya. -- Sigue haciéndolo tan bien, Dolly... Sigue así. -- Fue lo que el mayor le dijo antes de que sus belfos chocaran de nuevo y sus lenguas se unieran con desespero. 

El tiempo parecía volar, realmente fueron minutos que se sintieron una eternidad efímera, porque antes de que se dieran cuentan entre mordiscos lascivos, gemidos, azotes y saltitos ellos habían terminado. Quedando ahora el auto en plena tranquilidad que hasta hacía poco era impensable. 

Aún seguían en la misma posición, Agust con su cabeza echada hacia detrás y ojos cerrados, con ambas manos posadas sobre los muslos desnudos del otro chico. JiMin igual se encontraba con una de sus manos posabas sobre el torso del mayor, que aún subía y bajaba un poco más rápido de lo común, mientras con la mano libre se apartaba las lágrimas de placer que se habían escapado de las esquinitas de su ojos. 

-- Gracias por el bubblegum. -- Susurró el menor, mirando hacia la ventana completamente empañada por el vaho. Escuchando una risita cansada de parte de Min fue alzó su dedito índice, pudiendo escribir "A x K" y un corazón. 

Cuánto le gustaba su hyung. 



¿Qué es esto? No lo sé, pero aquí está. Solo espero que os haya gustado aunque sea un poquito jssjjss. 

En Corea ya es 13 así que, felices 10 años. No quiero escribir algo laborioso porque me pongo a llorar como bebé ajdghjasgbdh, llevo siendo army desde finales de 2016 no sé cómo ni cuándo pasó tanto tiempo, pero le debo la vida a los chicos. Lo son todo. 

¡Bueno! Os pongo fotitos de como imagino a los personajes, como siempre acostumbro a hacer.

Park JiMin; Kitty. (Dolly también para YoonGi.) 



Min YoonGi; Agust. 



Jung HoSeok; Jack. (Te extraño mucho Hobi Q-Q)


Bueno, hasta aquí las fotitos. Creo que esta historias será más bien cortita... espero. Os quiero mucho, espero que estéis bien. 

Cuidadse mucho ¿Si? Kisssuuu~~ 120623.

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