Kitty (2)
Nayeon sentía su rostro ardiendo de vergüenza y entonces la chica en la habitación al fin habló -Soy Tzuyu, ¿Por qué te portas tan raro?-
Nayeon dio una respiración profunda y contestó -B-Bueno Tzuyu, no sé qué haces en mi casa, pero más te vale irte o llamaré a la policía- amenazó.
Al escuchar eso, Tzuyu miró al suelo y abrazó sus piernas -Yo no quería estar aquí, tú fuiste quien me trajo- explicó.
Nayeon negó con la cabeza -No mientas, a la única que traje fue a mi gata- al decir eso una idea se formó en su cabeza y tragó nerviosa -E-Espera… entonces tú eres…- se quitó las manos de los ojos y evitó mirar a la chica -¿Eres la gatita que rescaté?- su voz demostraba lo tensa que estaba.
Tzuyu observó el agua llenando la bañera y se alejó de ahí, con miedo en sus ojos -Me iré, pero por favor, no me tires agua fría, ¡Prometo no volver nunca!- su voz se cortó por el miedo.
Nayeon cerró la llave del agua y aunque no quería se acercó a la chica, acarició su mejilla y la abrazó -Tranquila, no voy a hacer eso- un “Poof” sonó y la gatita se acomodó en su regazo, Nayeon suspiró -¿Puedes volver a transformarte? Necesito hablar con la tú humana- acarició las orejitas de Tzuyu y la sintió ronroneando. -Está bien, te lo diré así- siguió acariciando y una sonrisa se formó en su rostro -Debes bañarte, estás muy sucia, yo pensaba hacerlo por ti, pero no sé si sea la mejor idea después de saber que puedes… transformarte- la gatita dejó de ronronear, volvió a escucharse un “Poof” y ahora tenía a la joven desnuda sentada sobre su regazo, sus brazos la rodeaban por el cuello.
Tzuyu negó con la cabeza -No sé hacerlo- se movió incomoda sobre las piernas de la coreana, lo que provocó en Nayeon un sonrojo.
-Yo-Eh, creo que podría ayudarte, pero va a ser muy incómodo- Tzuyu saltó sobre sus piernas con emoción.
-¿De verdad me ayudarás?- exclamó con felicidad, Nayeon asintió.
Pasados unos segundos Tzuyu volvió a hablar -¿Qué es bañarse?- preguntó con genuina curiosidad.
Nayeon suspiró -Supongo que será más incómodo de lo que pensaba.-
...
El baño fue bastante problemático, sobre todo porque Tzuyu parecía odiar el agua, tal como los gatos lo hacían, así que Nayeon terminó con la ropa empapada debido a las pequeñas peleas que tenía para enjabonar a la chica. Aunque se negó rotundamente a limpiar los pechos y la intimidad de la contraria, así que la más alta tuvo que hacerlo por sí misma.
Tzuyu por su parte, se encontraba tensa, el agua le daba mucho miedo y no quería estar ahí, pero Nayeon le juró que bañarse era algo bueno, así que al final no le quedó de otra más que mantenerse quieta.
Pasados unos minutos Nayeon alcanzó una toalla -Terminamos, ahora solo debes secarte con esto para que pueda darte algo de ropa- Tzuyu salió de la bañera mientras temblaba de frío, tomó la toalla y se envolvió en ella, Nayeon sonrió.
-No, no, primero debes secarte o estarás mojada y tendrás frío- le quitó la toalla y comenzó a mostrarle cómo se hacía, pasando la tela sobre la piel de Tzuyu.
La pelinegra observó detenidamente, sus ojos felinos se concentraron en el rostro de la coreana, mientras Nayeon le entregaba la toalla, cuando se percató de eso fue que salió de su ensoñación, tomó la toalla y no dijo nada.
Nayeon se acercó a la puerta y salió -Te espero en mi habitación, no tardes, voy a buscarte una pijama cómoda- cerró la puerta y los pasos se alejaron. El oído agudo de Tzuyu siguió escuchando cómo se alejaba y cuando el frío regresó, decidió concentrarse en lo que la coreana le había explicado.
Al terminar salió desnuda y con el cabello goteando un poco, aunque se sentía muy cómoda estando así, a pesar de que odiaba transformarse.
Entró a la habitación pisando con sigilo, tanto que asustó a la mayor, Nayeon gritó cuando volteó y la vio parada a su lado, quieta, sin moverse ni un poco. Tzuyu ladeó la cabeza sin entender qué había hecho mal.
-Me asustaste, no te escuché entrar- Nayeon apretó entre sus manos una tela, que a Tzuyu le generaba curiosidad.
-¿Qué es eso?- tomó la prenda y la observó detenidamente.
Nayeon notó cómo Tzuyu intentaba analizar lo que tenía entre sus manos, así que una sonrisa le pintó el rostro gracias al sentimiento de ternura que la invadió, tomó las manos de la alta con las suyas y ambas intercambiaron miradas, los pómulos de Tzuyu se tornaron un poco rosados, mientras que Nayeon solo pensaba en lo bien que le quedaba el flequillo -Es un pantalón de pijama- explicó perdida en su mirada.
Tzuyu asintió, aunque aún no entendía de qué se trataba, pero le gustaba estar así con la chica más baja.
Nayeon bajó la mirada y se sintió avergonzada cuando recordó que Tzuyu seguía desnuda, sus mejillas se encendieron demostrando la vergüenza repentina y cubrió sus ojos usando ambas manos -¡Rápido vístete!- dijo alarmada, Tzuyu tomó sus manos y la obligó a abrir los ojos.
-No sé qué es eso- rascó su mejilla y fijó su mirada en la cama de la coreana. Nayeon notó cómo su mirada se perdía y cuando volteó a ver qué ocurría, Tzuyu corrió y se dejó caer en la espaciosa cama.
Nayeon volvió a cubrir sus ojos para evitar verla -¿Qué haces?- preguntó confundida.
Tzuyu bostezó y abrazó una almohada -Tienes una caja muy cómoda y calientita- su voz cansada le hizo saber a Nayeon que estaba a punto de quedarse dormida.
La coreana caminó con los ojos cerrados hasta que cayó sobre la cama -¿De qué caja hablas?- preguntó confundida.
Tzuyu se estiró un poco -Yo duermo en cajas, pero nunca había visto una caja tan rara y cómoda- cerró sus ojos de a poco y cayó dormida.
Nayeon seguía sin entender -Pero esto no es una…- en el momento en que abrió los ojos se topó con la cara relajada de la chica que ahora dormía plácidamente, una sonrisa volvió a formarse en el rostro de Nayeon e inconscientemente llevó su mano hacia el rostro de la contraria, acarició la mejilla de Tzuyu y su corazón latió con fuerza.
Un sentimiento de ternura se instaló en su pecho cuando la pelinegra pareció responder a sus caricias al mover de forma inconsciente su cabeza contra el toque.
Nayeon se acercó más -Realmente estabas agotada, pero tranquila, jamás dejaré que vuelvas a la calle- levantó el flequillo con una mano y besó con cuidado la frente de Tzuyu. Cuando se alejó pudo ver cómo una pequeña lágrima se escapaba de sus ojos cerrados y descendía hasta llegar a topar con la almohada.
Nayeon secó la lagrima y se acomodó al lado de la chica, dándole un abrazo por la cintura.
...
El sonido del despertador fue lo que la hizo abrir los ojos y cuando lo hizo se encontró con la luz del sol, cubrió su rostro y suspiró pues no quería ir al trabajo -Tzuyu… ¿Estás despierta?- preguntó con la voz algo ronca, sin embargo nadie le contestó, extrañada por eso fue que miró a su lado y no encontró a la chica de la noche anterior, en su lugar estaba la misma gata que recogió.
El sentimiento de tristeza la azotó rápidamente, pues comenzó a creer que todo fue un simple sueño, algo que había imaginado por su soledad. Acarició la cabeza del animal y frotó sus orejas -Por favor, dime que no fue un sueño- imploró, aunque la gata no se movió, ya que estaba profundamente dormida.
Nayeon sintió las lágrimas amenazando con salir, pero no podía llorar ahora porque tenía que alistarse para el trabajo.
Se preparó rápidamente, tomó un baño, se vistió y cuando fue a su cuarto para maquillarse un poco se encontró con que su gata ya no estaba, inmediatamente pensó que ya se había despertado e ignoró el recuerdo de Tzuyu.
Miró la hora en su reloj de mano y se apresuró, pues ya no tenía tiempo, ni siquiera podría desayunar algo rápido, debía correr si quería llegar al trabajo.
Tomó sus cosas y cuando caminó a la cocina para llevarse un poco de fruta dio un grito y soltó los papeles que llevaba en la mano, frente a ella se encontraba la misma chica de la noche anterior y una vez más, desnuda.
Tzuyu la miró -¿Los humanos se saludan gritando? Porque lo haces mucho- tomó un frasco de pimienta y lo olfateó, provocando que estornudara -Tengo hambre- sorbió por la nariz y señaló su estómago.
Nayeon salió de su trance y levantó los papeles que había soltado, con una mirada nerviosa se acercó a la más alta y abrió el refrigerador -Adentro hay comida, no tengo mucha pero es algo o si prefieres la comida para gato que te di ayer puedes tomarla del pequeño costal que dejé- señaló.
Tzuyu asintió, se acercó al refrigerador y tomó un envase de leche, sin saber cómo abrirlo, Nayeon lo encontró tierno y lo hizo por ella -Así- explicó mientras lo abría, la más alta asintió y comenzó a beber la leche.
Nayeon tomó un par de manzanas y corrió a la puerta -No salgas por nada del mundo, espérame aquí, vuelvo por la tarde- Tzuyu caminó hacia ella y ladeó la cabeza con confusión en su rostro.
-¿Por qué te vas?, ¿Hice algo mal?- tomó la mano de Nayeon y la hizo acariciarle la cabeza, la coreana negó con la cabeza.
-No hiciste nada malo, solo debo ir al trabajo, prometo no tardar mucho- Tzuyu empujó más su cabeza contra el toque y Nayeon abrió la puerta de la casa -Puedes ver la televisión mientras tanto, pero de verdad te lo digo, no salgas por nada y menos así- señaló, la más alta no entendía a qué se refería -No puedes salir a la calle estando desnuda, espera que vuelva para que te pueda vestir ¿Bien?- Tzuyu pareció pensarlo pero al final asintió.
Nayeon le dio un beso en la frente, justo como lo había hecho la noche anterior -Buena chica- dijo y salió por la puerta, Tzuyu frunció el ceño.
-¡No soy un perro!- gritó.
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