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Kitty (1)

Nayeon acababa de mudarse por primera vez a un pequeño departamento, después de haber ahorrado el suficiente dinero para independizarse, sin embargo se sentía bastante sola.

Nayeon pasaba el día trabajando y cuando llegaba a casa lo único que hacía era descansar, dormir y comer, bastante normal, pero no le gustaba del todo esa rutina pues estaba sola. Así que pronto optó por salir a caminar un poco por las calles, aunque nada funcionaba.

En una de sus caminatas escuchó un fuerte maullido, rápidamente siguió el sonido y se encontró con una gata trepada en un árbol, su pelaje era color negro, aunque se notaba opacado por la suciedad, supuso que llegó ahí mientras intentaba huir de la jauría de perros que la seguía.

Nayeon se acercó con cuidado de no asustar al animal y se estiró, ofreciéndole sus brazos a la bola de pelos, la gata se resistió al principio pues no le tenía nada de confianza, así que intentó rasguñarla, Nayeon actuó rápido y retrocedió -Tranquila, no voy a hacerte daño, quiero ayudarte- volvió a acercarse, pero obtuvo el mismo resultado que antes.

Una idea llegó a su cabeza -Espera aquí gatita, no tardo- corrió a la tienda más cercana para comprar un poco de jamón y regresó corriendo, observó que la gatita estaba intentando bajar por su cuenta, sin embargo parecía tenerle miedo a la altura.

Nayeon tomó un poco de jamón y se lo ofreció -Toma pequeña, come- la gatita pareció desconfiar pero al final aceptó la comida, Nayeon estaba feliz, así que ahora volvería a intentar bajarla. Ofreció más jamón y cuando la gatita se acercó lo retiró de a poco, así fue como Nayeon logró tomar a la gata entre sus brazos.

El animal intentó huir, arañandola en el proceso, sin embargo Nayeon resistió y la llevó a su casa, al llegar la gata corrió por toda la casa hasta que encontró un lugar donde esconderse, Nayeon decidió no preocuparse por eso y la dejó acostumbrarse a su entorno.

Tomó sus llaves y cuando se fue, la gata salió de su escondite, pues no sabía por qué había sido llevada a ese lugar extraño, caminó con cautela hasta que llegó a la sala y vio un acogedor sofá, la gata corrió y se acostó ahí.

Aproximadamente diez minutos después se escuchó cómo la puerta de la casa era abierta, así que la gata alzó sus orejas en señal de estar alerta.

Nayeon por su parte abrió el pequeño costal de comida para gato que había comprado, tomó un plato pequeño y lo llenó de la comida, caminó hacia la sala y soltó una pequeña risa cuando vio a la gata sobre el sofá -Vaya, veo que encontraste el sofá tú sola- su voz divertida molestó a la gata, haciendo que se le crispara el pelo.

Nayeon agitó la comida en el plato para intentar relajar al animal, sin embargo lo único que logró fue ahuyentar a la gata. Suspiró con frustración -Está bien, ya entendí que no te agrado, pero al menos deberías comer un poco, estás bastante flaca- dejó el plato de comida en el suelo y fue a la cocina para llenar otro con agua, al final dejó ambos juntos.

La gata estaba en una esquina, observando los movimientos de la humana, mientras su estómago le recordaba que no había comido mucho en tres días, al final esperó a que Nayeon se fuera de la habitación para así animarse a comer un poco.

Se dirigió al plato de comida y la olió pues no le tenía confianza a los humanos, ya habían sido bastante malos con ella. Recordó cuando le tiraron agua fría, había sido horrible.

Mientras más lo pensaba, su estómago seguía quejándose, por lo que se decidió a correr el riesgo, comió de a poco. Sus ojos lagrimearon cuando se dio cuenta de que eso sabía mucho mejor que la basura en la que siempre hurgaba, al fin estaba comiendo algo realmente bueno ¡Y se lo había dado una humana! No podía creerlo.

Al terminar tomó mucha agua y con el estómago lleno pensó en escapar, no podía permitirse estar más tiempo ahí, debía volver a donde pertenecía, la calle.

Caminó buscando una ventana abierta y la encontró en la habitación donde la humana estaba trabajando, aprovechó que no la veía y salió por la ventana, feliz de ser libre. Aunque esto le duró poco, ya que mientras se iba escuchó como la humana comenzaba a llamarla, haciendo un ruido gracioso que le llamó la atención -Pss, Pss, gatita ¿Dónde te metiste?- escuchó.

Regresó un poco y la observó buscando hasta debajo de los muebles, notó su expresión preocupada, lo que la hizo preguntarse el motivo de ésta, ¿Por qué esa humana parecía preocupada por ella? Jamás había visto algo igual.

La notó tomando el costal de comida y moviendolo con la intensión de llamar su atención, aunque sinceramente a ella no le importaba. Estuvo a punto de irse cuando la vio comenzando a llorar -Se fue, debe estar asustada y con frío, ¿Cómo es que no la cuidé?- Nayeon se sentó en el frío suelo y se abrazó a si misma, mientras lloraba con más fuerza que antes.

La gata no entendía su comportamiento, pero ella la había alimentado así que decidió entregarle un presente para que se alegrara. Corrió y atrapó a una pequeña rata que encontró, la mató y decidió volver, se paró en la ventana, dejó el animal muerto a su lado y maulló.

Nayeon alzó la mirada cuando escuchó el maullido, secó sus lágrimas y corrió hacia la gata, tomándola entre sus brazos -¡Creí que te habías ido!- la gata intentó huir sin embargo Nayeon no la soltaba.

La coreana fue a cerrar la ventana hasta que se encontró con la rata muerta, dio un grito y la lanzó lejos para después cerrar la ventana. La gata se bajó de sus brazos y la miró enojada por eso.

Nayeon acarició su cabeza -Perdón, es que odio las ratas- explicó, la gata la ignoró.

...

Dos horas después Nayeon estaba decidida a darle un baño a la gatita, así que la tomó entre sus brazos y caminó hacia la bañera, que comenzó a llenar con agua caliente. La gata intentó huir y en esa pequeña pelea entre ambas se escuchó un pequeño “Poof”.

Nayeon cayó al suelo sintiendo un gran peso sobre ella y cuando abrió los ojos se encontró cara a cara con una chica alta. Sus ojos eran grandes, las pupilas de color negro la hipnotizaban, su nariz pequeña se veía tierna y los labios eran algo delgados pero atractivos.

Las mejillas de ambas se sonrojaron mientras intercambiaban miradas.

Cuando la coreana se dio cuenta de la situación gritó y alejó a la chica, notando inmediatamente que estaba completamente desnuda -¡¿Quién carajos eres?!- preguntó mientras se cubría los ojos con sus manos, portando un sonrojo en todo el rostro.

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Esta historia es una adaptación, todos los créditos a F3lixsolecito <3

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