Capítulo 07
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JungKook se viste con prisa y antes de bajar las escaleras, le indica a TaeHyung que cierre la puerta con seguro. Sabe que ha sido muy descuidado y quiere tomar medidas, solo en caso de que a Jin se le ocurra merodear por allí otra vez.
Mientras baja las escaleras, puede escuchar el ruido de la freidora. Un fuerte aroma a canela inunda toda la cocina, evidentemente su hermano está preparando bollos dulces de miel, la receta de su madre.
JungKook cierra los ojos y se llena de ese dulce aroma que lo hace remontarse a su infancia. Luego sonríe porque sabe que Jin usualmente los prepara en señal de remordimiento, no es que haya hecho algo malo, solo ha intentado aconsejar a su hermano menor, sea cual sea el motivo, aquel fuerte olor a canela, es suficiente como para cubrir una conciencia perturbada.
Al llegar a la cocina, JungKook camina hasta la mesa y se sienta en silencio. La cena está depositada ya sobre los platos y el pelinegro puede ver como su hermano mayor saca los últimos bollos de la freidora y los ubica sobre servilletas. Luego se quita el delantal y se dirige hacia la mesa.
—Haz bajado justo a tiempo, estaba a punto de llamarte —dice SeokJin con una pequeña sonrisa.
JungKook se limita a asentir, está algo disperso pensando en TaeHyung, respecto al por qué está actuando tan extraño y no puede cambiar a su verdadera forma. Mueve sus dedos nerviosos sobre la mesa y Jin lo nota.
— ¿Sucede algo? ¿Quieres hablar? —pregunta el mayor tras meterse un bocado a la boca.
—Estoy bien, nervioso por mi examen de Historia. —JungKook utiliza siempre sus estudios como excusa y esta vez no es la excepción.
—Era mi materia favorita en la preparatoria, quizá pueda ayudarte.
JungKook observa a su hermano con curiosidad y es que, quizá él sepa algo respecto a lo que ha estado buscando en los libros de la universidad.
—Tengo que investigar respecto a los Dioses del antiguo Egipto.
—Bueno, tienes mucho material al respecto, ya que los egipcios hacían un Dios de prácticamente todo lo que les rodeaba, aunque el dios Amón Ra era su divinidad principal.—JungKook escucha con pocas ganas y resopla con frustración, pues nota que es imposible que Jin diga información útil, así es que se dedica a terminar pronto la cena para poder huir a su habitación. Pero entonces, escucha las palabras mágicas.
—También adoraban a dioses de carne y sangre, como los gatos, si bien adoraban a todo felino, por la fuerte creencia en que aquellos seres eran mágicos y los protegían, había uno en especial que era el supremo, así como el dios Amón Ra, Mau era el Dios supremo de los gatos. Tu haz ido al museo de Historia, seguramente habrás visto su esfinge. En aquel tiempo no había televisión, pero qué imaginación tenían los egipcios, ¿verdad? —musita.
—Continúa, dime todo lo que sepas respecto a Mau.
— Aquel Dios felino, podía tomar forma humana. De hecho, cuando perdían las guerras, creían que Mau estaba en dicha forma, dejándolos propensos a perder cualquier batalla contra sus enemigos.
Hoy, fuertes creyentes en las divinidades egipcias, están seguros que la razón por la que Egipto dejó de ser un imperio, fue porque Mau prefirió tomar su forma humana permanentemente y que aquello los condenó. Aunque otros dicen que eso es imposible, que muy probablemente, haya reencarnado en algún otro sitio del mundo cuando se sintió amenazado por la llegada de los Europeos y sus fuertes creencias en que los gatos eran de mala suerte.
Lo que yo me pregunto, la esfinge de Mau en el museo de historia ¿cómo habrá llegado a Corea del Sur?
JungKook está procesando todo aquello, sabe que las teorías que Jin ha dicho no son del todo ciertas, Mau prefiere su forma natural antes que la humana, o al menos la prefería antes de ser corrompido.
Su hermano mayor continúa hablando pero deja de prestarle atención, no cree que pueda ayudarlo puntualmente con lo que quiere saber, tampoco es que pueda decirle que ha tenido sexo con el Dios gato del antiguo Egipto y que este está en plena crisis de nervios porque no puede recuperar su forma gatuna. Así que se lleva el último bocado de comida, toma su plato y lo deja en el fregadero, luego le agradece a Jin por la exquisita cena y toma un vaso con leche y bollos de miel. No puede llevar lo que sobró de la cena a la habitación, al menos no con Jin presente, ello generaría sospechas. TaeHyung tendrá que conformarse con ello.
Sube con cuidado las escaleras, y al llegar a su habitación, da tres golpecitos cortos a la puerta, indicándole a TaeHyung que puede abrir. En breve, siente pisadas del otro lado y escucha el sonido del pestillo ser corrido a un lado. TaeHyung, tras la puerta, se ve algo somnoliento, se talla los ojos y luego da un bostezo dirigiéndose a la cama.
—Por ahora solo tengo leche y bollos de miel, come, te hará bien —musita JungKook mientras sostiene la bebida.
TaeHyung se queda viendo el vaso de leche frente a él, y es que nunca ha bebido desde un recipiente de dicha forma, tiene hambre pero, ¿cómo se supone que beba? Comienza a imitar a JungKook y sujeta con sus manos aquel recipiente de vidrio, intenta meter su lengua dentro, pero no logra llegar a la leche.
—Debes empinarlo hacia tu boca —dice JungKook aguantándose la risa al ver aquella escena.
TaeHyung lo hace pero en demasía, termina derramando casi todo el contenido sobre su rostro y su torso desnudo.
—Ven aquí, tranquilo —dice JungKook mientras toma el vaso nuevamente con lo que queda de leche—. Es muy sencillo, yo te voy a ayudar.
Y entonces guía a TaeHyung con su mano sobre la de él y le indica hasta donde es que debe empinar el vaso para lograr llegar a la leche sin derramarla.
—No uses tu lengua, apoya tus labios sobre el borde. —JungKook le muestra como beber de la forma correcta y TaeHyung lo imita, lográndolo con éxito en el segundo intento.
Luego, sujeta un bollo de miel y se lo lleva a la boca observando a JungKook para que le diga como es correcto comer, pero este se limita a sonreírle y despeinarle los cabellos, comer un bollo de miel no tiene ciencia alguna.
Quizá se deba a las horas que estuvo sin comer, pero siente que ello es lo más delicioso que ha probado en su vida. Aún sin haberlo tragado, toma dos más y se los mete de lleno a la boca.
—Hey, tranquilo, te hará mal —le indica JungKook. Pero este no le hace caso, por el contrario comienza a masticar con prisa y sujeta dos más, acabándoselos todos en un segundo. Luego, toma el plato y lo lame, no dejando si quiera las migas.
JungKook frunce el ceño.
—Vengo comiendo comida para gatos desde hace siglos —Se escusa el castaño.
El pelinegro quiere responder, pero entonces ve a TaeHyung incorporarse de la cama con velocidad y dirigirse al baño mientras se cubre la boca.
TaeHyung se ha sentido muy extraño todo el día y no sabe lo que sucede con su cuerpo, se inclina sobre el retrete para expulsar lo poco que ha comido y presiona el botón con prisa en cuanto escucha los pasos de JungKook acercándose tras él.
— ¿Estás bien? —pregunta el pelinegro algo preocupado.
—Estoy bien, he comido con demasiada prisa —se queja mientras se sujeta el estómago.
—Exacto, te dije que no comieras tan rápido, es algo a lo que no estás acostumbrado.
—Es que estaba tan delicioso. —TaeHyung camina a pasos lentos hasta la cama y se recuesta con lentitud—. Quizá deba dormir, no me siento muy bien, detesto mi forma humana, soy tan vulnerable.
—Al menos tienes una opción, nosotros los humanos debemos conformarnos con nuestra única naturaleza. No podemos escapar ni de las enfermedades ni de la muerte.
—No quiero que te mueras —dice TaeHyung estirando sus brazos para que el contrario se acueste junto a él.
—Algún día, será inevitable. —JungKook se aferra al castaño y lo envuelve con sus brazos protectores.
TaeHyung se queda pensando en ello, ¿qué hará cuando JungKook ya no exista?, siempre ha considerado su inmortalidad como una bendición, pero le duele pensar en que llegará el día que su amo ya no esté a su lado para reconfortarlo con sus cálidos abrazos, para que lo bese, lo cuide y se una a él de esa forma tan especial que lo hace estremecer. Con ello en mente, cierra sus ojos y sin darse cuenta, se queda completamente dormido.
JungKook se remueve inquieto al sentir los rayos de sol en sus adormilados ojos, tras abrirlos, ve a TaeHyung, quien duerme con la comisura de sus labios encorvadas en una muy leve sonrisa, como si estuviese teniendo un agradable sueño. Suspira.
— Jungkookie, arriba, llegarás tarde —escucha decir a Jin del otro lado de la puerta. Y aquello provoca que TaeHyung despierte.
—Sí, sí, ya voy —contesta el pelinegro mientras se incorpora de la cama a regañadientes.
— ¿Por qué debes irte? ¿Qué es lo que haces tantas horas fuera de tu casa? —pregunta el castaño refunfuñando.
—Estudio.
— ¿Por qué estudias?
—Para conseguir un trabajo.
— ¿Para qué sirven los trabajos?
—Para ganar dinero.
— ¿Dinero?
—Sí, dinero. Con ello compras ropa, comida, videojuegos… es muy valioso, con dinero se puede lograr todo en la vida.
TaeHyung se queda pensando en aquellas palabras.
—Dinero —repite en un leve susurro— ¿El dinero es valioso como las esfinges de oro?
—Quizá no tan valioso como ello.
—Mis primeros cinco cuerpos, fueron enterrados con muchísimo oro —musita.
— ¿Cuerpos? ¿No es que eres inmortal?
—Mi espíritu lo es, mas no mi cuerpo. Ahora que lo pienso, nunca he estado más de dos horas siendo un humano, claro que eso ha cambiado al conocerte. —TaeHyung resopla con frustración—, no sé que haré si no puedo regresar a mi verdadera forma de nuevo.
—Ya veremos, ahora debo irme a estudiar.
—Ya tienes bollos de miel, no necesitas dinero —se queja el castaño.
—No es así como funcionan las cosas, de todas formas créeme que me encantaría no tener que ir.
—Si vas, déjame ir contigo, tengo curiosidad por saber lo que haces y qué cosas estudias.
—De ninguna manera. No quiero que cada estudiante te termine montando en el baño. Te quedarás aquí.
—No te estás reteniendo conmigo hoy, y la razón es que mi celo a concluido. Ya puedo relacionarme sin problemas.
—Aún así no, eres demasiado lindo como para que los demás te vean.
—Por favor, no quiero quedarme aquí solo, ello me dará tiempo para pensar en que no puedo convertirme en gato, quiero distraerme.
JungKook resopla resignado.
—De acuerdo — musita. Se da cuenta de que TaeHyung tiene razón, quizá salir y despejarse le hará bien—. Déjame buscarte algo de ropa.
El pelinegro hurga entre sus cosas y arroja sobre la cama una playera a rayas de color azul y blanco, unos pantalones cortos por encima de la rodilla y toma un par de tenis.
—Espero te entren, sino, iré por unos de Jin.
TaeHyung observa curioso aquellas prendas y se viste torpemente con la ayuda de JungKook.
El pelinegro le amarra los cordones con fuerza, ya que el pie de TaeHyung es unos centímetros más pequeños que los de él.
—La ropa es incómoda, no me gusta, pica —se queja el castaño.
—No hay forma que salgas desnudo, es eso o nada.
TaeHyung hace un puchero y camina hasta el espejo para ver cómo luce con aquellas prendas tan extrañas. No luce mal, viste como su amo y huele como él, pero le hace picar como los mil infiernos.
—En cuanto bajemos y veas a mi hermano, debes decirle que eres un amigo, que vamos juntos a la universidad y que llegaste esta mañana temprano, ¿de acuerdo?
— ¿Qué es universidad? —pregunta mientras se rasca la panza con vigor.
—Tan solo dilo, no tenemos mucho tiempo, luego te lo explicaré. Y deja ya de rascarte, pensarán que tienes pulgas.
TaeHyung asiente. Nervioso camina tras el pelinegro escaleras abajo, para ver otra vez a aquel otro humano.
—
Espero estén teniendo un hermoso fin de semana, ¡os amo!
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