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Capítulo 05

Esta vez, lo que ocasiona que JungKook despierte, es un maullido. Adiós a la idea de encontrarse con TaeHyung. De mal humor, intenta seguir durmiendo, pero al parecer el gatito tiene su carácter, pues continua maullando con insistencia.

—  ¿Qué quieres? —pregunta elevando su tono de voz.

Otra vez escucha maullidos, pero son aún más fuertes. Al abrir los ojos, se encuentra con su mascota profundamente dormida. Entonces, ¿quién está maullando de esa forma? Piensa.

Refunfuñando, se levanta, camina hasta la ventana y corre la cortina.
Allí frente a él se logra ver a dos gatos prácticamente rasguñando el vidrio con desesperación queriendo entrar.

—  ¿Más Dioses gato? —se pregunta para sí.

Justo cuando se dispone a abrirles para que guarden silencio de una vez, Chispitas se despierta y corre hasta ponerse frente a los pies de JungKook.

—   ¿Qué sucede? ¿Estás celoso? —pregunta en broma.

JungKook continúa avanzando hacia la ventana y cuando corre el pestillo, Chispitas se dirige a toda velocidad al baño de la habitación.

—  Entren de una maldita vez y déjenme dormir —vocifera a medida que va abriendo con lentitud la ventana del balcón.

En menos de un segundo, ambos gatos entran desesperados directo a la puerta del baño, pero para sorpresa de JungKook, esta se cierra desde adentro y se logra escuchar a alguien echando llave del otro lado.

¿Un gato puede cerrar una puerta con llave? Se pregunta tratando de imaginarse la escena. Definitivamente no.

Aún extrañado por la actitud de aquellos gatos, JungKook avanza hacia el baño para ver lo que sucede pero cuando está a medio camino la puerta se abre. Los felinos salen corriendo despavoridos tras ver al humano parado allí frente a ellos.

JungKook está sorprendido observando a TaeHyung, otra vez se le hace agua la boca por aquella belleza.
El joven, como es de esperarse, se encuentra desnudo, utilizando solo su collar de cascabel.
Como si de un embrujo se tratase, JungKook siente una fuerte presión en la parte baja de su pijama. Otra vez.  Es una sensación que aún no logra comprender del todo, si bien no es un santo, nunca ha sentido un deseo sexual tan intenso, siquiera cuando era un adolescente. No puede descifrar con exactitud qué es lo que tanto le excita, si la belleza exótica del muchacho, su inocencia, sus movimientos sigilosos al caminar, su desnudez, su cuerpo fornido, su piel suave, aquel estúpido collar, su voz gruesa, su actitud sumisa o el que sea un Dios gato egipcio con el poder de convertirse en humano.

Ya no aguanta y se acerca hasta el de cabellos castaños y atrapa sus labios con rotunda desesperación. Lo empuja hacia la cama mientras se lo devora a besos. Allí, le acaricia con vehemencia el cuerpo, quiere sentirlo todo, más aún sabiendo que quizá pasen días hasta volverlo a tener.

TaeHyung se encuentra perdido entre tantos besos y caricias de su joven amo, incluso ha olvidado lo que le quería decir hace un instante. Sabe qué es lo que JungKook espera de él y quiere complacerlo una vez más, porque si JungKook está feliz y satisfecho, entonces él también lo está.

El pelinegro se desviste en pocos movimientos, cuando está con TaeHyung siente que la ropa lo aprisiona.

Deja un instante el jugueteo de su lengua traviesa y se dirige al cuello del contrario, lo besa y lame queriendo impregnar toda su esencia en aquella piel. El de cabellos castaños se retuerce sobre las sábanas, aquellos besos le producen cosquillas en la zona baja de su cuerpo. Poco a poco se le va formando una notable erección que choca con la del pelinegro.

Por instinto y de una forma desesperada, comienza a moverse generando fricción entre ambos, liberando un gemido que no puede contener y luego otro.

JungKook deja los besos en el cuello y se dirige nuevamente a aquellos labios rosados, acallando con su boca sus sonoros gemidos. Atrevidamente, mete su lengua bien profundo en la garganta de su sumiso y luego envuelve su lengua con la de él, generando un vaivén muy similar a la que hace su erección contra la erección de su contrario.

—  Ya no aguanto —susurra JungKook sobre la boca de TaeHyung.

En ese instante, lleva sus manos a las rodillas del castaño y le abre las piernas de un limpio movimiento. Sin rodeos, se aparta un instante solo para escupir en la pequeña y rozagante entrada que tiene frente a él y se acuesta nuevamente para continuar besándolo.

Puede darse cuenta en lo mucho que TaeHyung va mejorando en el tema “besos”, al principio había sido muy torpe e inseguro, se había limitado a abrir la boca y dejar que el pelinegro hiciera todo el trabajo, pero ahora, que ya ha captado como funciona eso de los besos, hasta se da el atrevimiento de meter su lengua y recorrer con ella la boca de su amo.

Otro gemido hace eco en la habitación. JungKook ha introducido un dedo dentro del cuerpo del castaño y a este le ha fascinado. Necesita un contacto mayor, pero no sabe si es correcto pedirlo, no debe olvidar su lugar, es un simple esclavo, debe limitarse tan solo a hacer todo lo que JungKook diga, no está en posición de pedir absolutamente nada. De hecho, siente que no merece el trato que está recibiendo, seguramente el que esté disfrutando tanto no es nada más que un inmenso regalo de su amado y bondadoso amo, a quien adora con locura.

JungKook siente su dedo ser engullido por aquella entrada anhelante de más contacto, y retira su digito para posicionar su miembro duro en torno a ella.

Con la mano sujeta con firmeza su pene y mete muy suavemente su glande húmedo. TaeHyung frustrado vuelve a gemir y a retorcerse, ¿cómo hacer que su amo entienda que no quiere ser tratado con delicadeza? No necesita dilatación, no necesita lubricación, él segrega su propio lubricante, no necesita más que el pene grande y duro de su amo dentro de él entrando sin compasión, rozando y empujando aquel punto en su interior que tanto lo hace enloquecer. Y luego la mejor parte, su preferida, la leche que sale sin control de su miembro, aquella que tanto le gusta probar. A su amo le gusta ver cuando él se traga hasta la última gota, su amo también tiene leche y esa le gusta aún más, su sabor es distinto.

JungKook cierra los ojos y mete su miembro hasta el fondo, provocando que su felino amante se retuerza de placer. Sus estocadas son cada vez más profundas y constantes, aquellos gemidos y chillidos, son como música para sus oídos.

Al abrir los ojos, ve al hermoso joven con la boca abierta, está babeando y mantiene sus ojos cerrados con fuerza. ¿Cómo es posible que todo de TaeHyung lo ponga tanto?, después de todo, él ya ha estado con jóvenes preciosos, ha desvirgado; ha estado con expertos, incluso ha sido pasivo, aunque ello último no lo ha disfrutado tanto. Le había dolido como un infierno, incluso estuvo todo ese día caminando raro. No, nada como aquella grata sensación al meterla y hacer chillar a su contrario.

JungKook lo había probado todo, o eso es lo que él creía, ahora en aquel joven, puede encontrar algo completamente nuevo, una simpleza que le encanta. TaeHyung no finge, no llena espacios con charlas estúpidas, no cuestiona nada, es silencioso, no hace preguntas, se limita tan solo a complacerlo sin exigir nada a cambio más que comida y una cama. También le gusta saber que el castaño es de su propiedad, solo suyo y de nadie más, que todo lo que le enseñe lo va a experimentar con él y nadie más que él, se siente con la obligación de cuidarlo, protegerlo y por qué no, hacerlo chillar de placer.

Sin querer, el amo va poco a poco convirtiéndose en esclavo. Su gran apetito sexual comienza a gobernarlo y es capaz de cualquier cosa por obtener a TaeHyung, babeando y gimiendo debajo de él.

JungKook se dirige al cuello del castaño y comienza a besarlo desesperadamente, quiere marcar toda aquella piel, quiere dejar su huella en cada recoveco, quiere incluso acabarle dentro y dejar su esencia en el interior de su sumiso, quiere que todo el cuerpo del joven grite 《JungKook》 porque es suyo, solo suyo.

Tan solo bastó en que al castaño se le escapase un “Quiero más” de sus labios rosados, para hacer que JungKook se corra abundantemente en su interior.

Aún así, sigue embistiéndolo con ahínco. Un leve sonido de pieles chocando y líquidos escurriéndose se hace presente en la habitación.

TaeHyung se encuentra algo apenado porque no ha podido contener aquellas palabras, pero el pelinegro no le da tiempo a pensar demasiado, aquel vaivén enérgico lo hace perder la cordura.

—Córrete para mi, gatito —dice con la voz agitada mientras continua con sus movimientos.

El castaño, quien ha estado conteniéndose con toda su voluntad para no correrse y poder disfrutar mucho más tiempo de aquella grata sensación, abre sus ojos avellana y al hacer contacto visual con su amo, deja que su semilla se disperse a lo largo de todo su vientre a la par que libera un grave gemido.  

—Muy Bien, bebé, hoy estuviste increíble —le dice JungKook complacido mientras sale de su interior y lo observa esperando para ver cómo TaeHyung, obedientemente, toma con su dedo una buena parte de su líquido y se lo lleva provocativamente a la boca—. Sí que aprendes rápido.

Completamente exhausto, se deja caer a un lado del castaño y se aferra a él en silencio.

—Tengo miedo de dormirme y que vuelvas a ser de nuevo un gato.

Aquello hace que TaeHyung recuerde lo que había querido decirle.

—Cuando lo sea, por favor, no dejes entrar a otros de mi especie. No es que me importe, pero ahora soy tu esclavo y no sería correcto.

— ¿Por qué? ¿Cuál es el problema?

—Yo… no se bien como explicarlo, pero, tanto en mi forma gatuna como humana, tengo un ciclo de celo. Los otros gatos, pueden sentirlo y es por ello que querrán llegar a mí con desesperación.

—Pero no eres hembra en tu forma felina ¿cómo es posible que…  —JungKook agita su cabeza ante la imagen mental que se le ha venido a la cabeza.

—Ya dije, no soy un gato común y corriente, se podría decir que no soy ni macho ni hembra, o más bien dicho, soy ambos. Yo... puedo procrear. Mi cuerpo se adapta para ello. Y una cosa más… —TaeHyung comienza a mostrarse dudoso ante esto último, pero no puede ocultarlo.

— ¿Qué más debo saber? —inquiere algo nervioso y es que acaba de enterarse que TaeHyung puede procrear y él no ha usado protección alguna de las dos veces que ha tenido sexo con él.

—Cuando estoy en celo, si tomo mi forma humana, los hombres se desesperan por mí.

— ¿Qué? ¡Era por eso! —JungKook acaba de entender el motivo de sus fuertes erecciones. Ya se estaba considerando todo un sátiro.

—Sí, pero algunos son más vulnerables que otros, nunca he estado con un humano antes, pero vaya, te vuelvo loco —dice enmarcando una leve sonrisita de completa satisfacción.

—Me siento timado —responde JungKook, aún intentando procesar todo lo que TaeHyung le acaba de decir.

—No estaré siempre en celo, cuando deje de estar en mi periodo fértil, si quieres seguir teniendo sexo conmigo, estando tú en pleno uso de tus facultades sensitivas, comprobaremos si me deseas en verdad o no. —Aquello que acaba de decir, le ha dolido. Él quiere sentirse amado y deseado por su amo, no porque despida un aroma que excite a cada hombre a su alrededor, sino porque su amo en verdad lo aprecia.

En ese momento, unos golpecitos suenan en la puerta y TaeHyung se sobresalta.

—Ve al baño y no hagas ruido, es mi hermano —dice JungKook susurrándole.

—No permitas que entre, debes alejarlo de aquí, busca algún pretexto, haz que baje, ¡es importante!

—Si te encierras en el baño, no podrá verte.

—¿No lo entiendes? cuanto entre, estando yo tan cerca y en celo, querrá montarme tanto como tú lo hiciste.

—Mierda.


Here we go again :) jaja
Gracias por leer mi historia, os amo.

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