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Capítulo Tres: Una Amiga.

Kita salió de la última clase para ir al gimnasio y comenzar el entrenamiento. No llegó primero que todos ese día, había descansado lo suficiente pero no tenía ánimos para recibir todas las miradas del equipo y por suerte Aran después de lo de Mika no volvió a hablarle.

Claro que lo extrañaba pero era más la vergüenza y el ligero miedo a ser rechazado lo que le impedía hablarle.

— ¡Kita San! —Llamó Atsumu sonriente mientras se acercaba a él, Kita pasó por su lado claramente molesto. Todos intentando no mirar a Kita por la forma y el aura oscura que traía al entrar al gimnasio.

— Bien, vamos a comenzar con el entrenamiento. Suna, Osamu y Atsumu se quedarán hoy a la limpieza y por una semana, no quiero a nadie más aquí ayudándoles. Si alguien más se queda será castigado por esa semana con entrenamientos dobles. —Habló con dureza y su expresión seria, el entrenador no dijo nada porque hasta él estaba al tanto de lo que habían hecho los Miya y Suna y lo que hablaban todos de Kita en la preparatoria.

— Pero yo no puedo, tengo una ci...

— No me interesa con quien tengas una cita, es una orden de tu capitán, si no la acatas no juegas vóleibol. —Todos estaban callados, con sus miradas bajas, en cambio Atsumu estaba enojado al igual que su hermano.

— Oye, oye. A ver. Que no te puedas declarar a Aran ya no es asunto nuestro, no tienes porque castigarnos, queríamos ayudar. —Habló Atsumu por primera vez rompiendo el respeto, el entrenador iba a irrumpir hasta que Kita para sorpresa de todos tomó a Atsumu de la camisa y lo empujó haciéndolo caer al suelo. Osamu casi corriendo a verlo hasta que recibió la mirada de enojo de Kita, se quedó en su lugar asustado.

— Tú no tienes derecho de meterte en mi vida, no soy tu hermano como para aguantar tus arranques de niño mimado y arrogante. Tienes una personalidad de mierda y si no fueras un buen jugador ahora no serías nadie ni importante en nada. —Escupió cada palabra con enojo, Atsumu viéndolo desde el suelo; sorprendido. — ¡Yo no voy por ahí hablándole a todos de ti y tu asquerosa forma de ser! ¡Así que deja de inventar mierdas de mí!

— ¡Suficiente Kita! —Fue el entrenador quién habló, preocupado, parecía como si Kita fuera a golpear al menor, sus puños claramente apretados.

Pero realmente nadie contó con que Kita comenzaría a llorar, sus manos temblaban y sus mejillas se llenaban de lágrimas. Era la segunda vez que lo veían llorar, pero ésta vez no de felicidad.

— Entrenador, me voy a casa. No me siento bien. —Susurró Kita, ignorando los llamados de sus compañeros, lo había arruinado.

Dejarse llevar de ese modo y hablarle así de mal a Atsumu fue totalmente fuera de lugar, limpió sus mejillas mientras sentía como una presión aparecía en su pecho. No olvidaría el rostro de Aran viéndolo con sorpresa y miedo.

Las lágrimas no dejaron de salir mientras casi corría a su casa, toda la preparatoria se había enterado de sus posibles sentimientos por su amigo por culpa de su desleal equipo de vóleibol.

Entró a su casa y subió a su habitación, lanzó sus cosas a la cama y se sentó en una esquina mientras sentía como su respiración se agitaba. Se abrazó mientras lloraba sin parar.

¿Por qué él entre tanta gente?

— ¿De verdad le gusta Aran?

— ¿Puedes creer que ayer golpeó a uno de los Miya?

— Dicen que castigó a los Miya y Suna porque no admite que está enamorado de Aran.

— Que horror que haya una persona gay en ésta preparatoria.

Kita lo intentó, intentó no escuchar cada palabra que decían los demás cuando pasaba por el pasillo, su cabeza estaba en alto y tan seria como siempre pero su corazón lloraba y su interior rogaba alejarse de esos lugares. En el camino se topó con Mika, cuando pensó que ella lo iba a despreciar recibió en cambio un abrazo.

Frente a todos los alumnos del pasillo Mika lo abrazó y besó sus labios castamente, entrelazó sus dedos y lo llevó a la sala. Los murmullos no tardando en aparecer.

— Mika...

— Lo sé, creo que siempre lo supe. El como lo veías, sé que te gusta un poco pero estás en negación. Yo soy lesbiana, pero aquí me tienes, salvandole el trasero al chico más responsable y honesto de ésta asquerosa preparatoria. —Le habló con una pequeña sonrisa, Kita sonrió para no llorar, ahora si corría un rumor sería que Mika y él estaban en una relación que salió a la luz luego de los rumores sobre que le gustaba Aran o que era gay.

— Muchas gracias, eres una amiga increíble. —Murmuró Kita, riendo suavemente al ver como Mika lo veía con una sonrisa coqueta.

— No me des las gracias, mejor salgamos hoy a comer después de las clases, puedo decirle a tu entrenador que me llevarás a casa porque no me siento bien y eres mi novio. —Le guiña un ojo, Kita no puede evitar sonreír más ampliamente, se sentía demasiado entendido y acompañado.

— Bien, aún que no me gustan las mentiras. Creo que alejarme de ésto hoy sería maravilloso.

La clase transcurrió con normalidad, Mika y él estuvieron todo el día juntos, para algunos era imposible verlos como pareja por la forma de ser de Kita y la de Mika. Mientras uno parecía un pan de Dios la otra parecía la viva hija del diablo, ojos azules oscuros, cabello negro demasiado largo y liso, era conocida por ser buena en artes marciales, muy agresiva y alocada.

Aún que muchas chicas decían envidiar esa relación ya que parecían felices y decían que Kita Shinsuke era el hombre perfecto.

Pero para el club de vóleibol fue una sorpresa cuando su capitán no fue a sentarse a comer con ellos, recibiendo una mirada de desprecio de éste y una mirada de odio de una chica hermosa. Era más shockeante ver como Kita era acariciado y mimado por esa misma chica, no se daban besos pero actuaban como una pareja jodidamente feliz.

— Creo que sí la cagamos. —Murmuró Suna. — Con razón se veía tan enojado, estaba enamorado de otra persona y nosotros nos equivocamos.

— Claro que se equivocaron, hablar como si nada de los sentimientos de alguien aún si son reales o no está mal. Así no lograrían ayudarlo. —Los regañó Akagi, los de segundo bajando su cabeza. — Le van a pedir disculpas a su capitán.

— Pero no fue todo nuestra culpa, el que el rumor se extendiera pudo ser de todos aquí. Suna, Osamu y yo solo lo hablamos dentro de camerino. —Murmuró Atsumu jugando con su comida, dirigiéndole una mirada a Aran, éste no despegaba su vista de Kita.

— ¿Estás bien, Ojiro? —Preguntó Omimi, Aran asintió mientras seguía comiendo. — ¿Seguro?

— Bueno, creo que no. Quiero decir, pensé que Kita y yo compartíamos sentimientos. —Todo el equipo de vóleibol dejó de comer para ver a Aran.

— ¡Pero si negaste todo cuando te preguntamos! —Gritó Atsumu, recibiendo un golpe de Osamu.

— Bueno, no iba a decirles que me gustaba Kita si no estaba seguro de sus sentimientos pero sí pensé que era mutuo. Y ayer lo ví con Mika muy tiernos, quise quitarla de mi camino y ser yo quien acariciara su cabello pero Kita quiso que ella se quedara...

— No creo que sean pareja. —Habló Omimi. — ¿No corría el rumor de que Mika era lesbiana? Justo ahora que salió el rumor de que Kita es gay ellos están saliendo.

— Pero se besaron y mucha gente lo vió, Omimi. —Suspiró cansado Akagi viendo a todos en la mesa. — Kita no es gay y sale con una chica hermosa, lo vamos a felicidar y tratar bien, ustedes le pedirán perdón y es todo.

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