Jeongin estaba sentado cómodamente en el suelo de la habitación de Seungmin, apoyado contra la cama mientras sostenía un cojín. Seungmin estaba tumbado boca arriba en la cama, mirando el techo con una semblante pensativo. El ambiente era tranquilo, el silencio solo era roto por la respiración acompasada de ambos.

—¿Y bien? —preguntó Jeongin, con una sonrisa de curiosidad.

—¿Qué? —Seungmin respondió sin apartar la vista del techo, aunque su tono ya revelaba que sabía a qué se refería Jeongin.

—¡Vamos, Minnie! Cuéntame como te fue con Hyunjin —Jeongin se giró para mirarlo directamente, su expresión expectante—. ¿Qué pasó?

Seungmin dejó escapar un suspiro, cerrando los ojos por un momento.

—Le conté mi sueño y él me consoló —apretó los labios, y tímido agregó—. Y nos besamos —admitió finalmente, sintiendo cómo su rostro comenzaba a arder—. Bueno, yo lo besé y él correspondió.

Jeongin lo miró fijamente por un segundo antes de soltar una carcajada.

—¿Tú lo besaste? ¡Tú! ¿Por qué? ¿El tipo que piensa demasiado hasta para elegir un vaso para tomar agua? —se llevó una mano al pecho, fingiendo asombro exagerado—. Estoy impresionado.

Seungmin rodó los ojos, lanzándole un cojín que Jeongin esquivó con facilidad.

—No fue así, ¿ok? —dijo, todavía sintiendo el calor en sus mejillas—. Fue inesperado. Estábamos hablando, y... solo pasó.

Jeongin dejó de reírse, aunque su sonrisa juguetona permanecía.

—¿Y? ¿Qué pasó después? ¿Qué dijo Hyunjin? ¿Le gustó? ¿Te apartó y te dijo que todavía está esperando a su verdadero amor? —bromeó. Ese día estaba de muy humor.

Seungmin sonrió algo avergonzado, pero la energía alegre de su amigo era contagiosa.

—No dijo nada —Seungmin se sentó en la cama, y miró sus manos entrelazadas—. Pero algo pasó... algo raro.

Jeongin arqueó una ceja, curioso.

—¿Raro cómo? ¿Te dio electricidad estática, te golpeó, lo golpeaste sin querer, se dieron un cabezazo o algo así? —Jeongin aspiró fuerte por haberse quedado sin aire.

—Si eres bobo —respondió Seungmin después de negar con la cabeza. Respiró profundamente antes de continuar—. Creo que me escuchó, cuando dije algo mientras lo besaba. Lo vi en sus ojos.

Jeongin lo miró atentamente, ya no había burla ni gracia en su cara.

—La última reunión fue hace más de una semana, Seungmin. Debes estar confundido.

—Jeongin, te juro que fue así.

—Seungmin, en serio, se supone que es imposible entre personas comunes. Ni tú ni él tienen las preparaciones de un Big One, y no, no tiene lógica. Ninguno de nosotros pudo darte la habilidad para ese momento.

—No estoy loco, Jeongin —hizo una pausa—. Es más, tengo el vago de cuerdo que de en la reunión donde Hyunjin me besó y dijo...

Jeongin lo interrumpió, saltándole encima y tapando su boca.

—No lo digas en voz alta —susurró. Seungmin lo vio con los ojos muy abiertos, asintiendo suave para qué lo soltará.

—Te decía —comenzó cautelosamente cuando lo soltó—, que creí escuchar a Hyunjin en mi cabeza ese día, diciendo otras cosas.

Jeongin lo miró incrédulo.

—Y, sin embargo —murmuró Jeongin—, tiene más sentido que lo hayas escuchado esa vez que ayer.

—¿Qué? ¿Acaso la telepatía tiene caducidad?

—Seungmin —exclamó—. Deja de jugar con eso. Ya no me gustan tus bromas.

—¡No lo hago! ¡Es más, creo que también lo hizo en otra situación!

—¿¡Y qué tantas veces te has besado con Hyunjin!? ¡Hace cinco días aún eras novio de Chan!

La puerta se abrió de golpe, y el hermano menor de Seungmin, Minje, asomó la cabeza con una expresión de molestia.

—¿Pueden dejar de hacer tanto ruido? ¡Alguien intenta dormir aquí! —se quejó con su voz infantil, y una cara que más que dar miedo, les dio ternura.

—Lo siento —Seungmin levantó las manos, aguantando una risa.

El pequeño suspiró y cerró la puerta de golpe, dejándolos solos de nuevo. Jeongin sacudió la cabeza, riendo suavemente.

—Ya, hablando en serio, Seungmin —comenzó Jeongin más calmado—. ¿Estás seguro de lo que dices? Quiero decir, has pasado por mucho últimamente. Entre Chan, esa pesadilla infernal, y ahora besar a Hyunjin solo porque sí... Probablemente, tu mente está agotada. Podría ser que —hizo una pausa—, no sé, te lo imaginaste.

Seungmin lo miró fijamente, su voz fue decidida cuando respondió.

—Jeongin, no fue mi imaginación, en serio. Fue real. Lo sentí, y sé que él también lo hizo. Es la segura vez que pasa —aseguró.

Jeongin suspiró, entrecerrando los ojos mientras evaluaba las palabras de Seungmin.

—Ok, ok. No digo que estés loco. Solo que, con todo lo que tienes en la cabeza, es fácil que la mente juegue trucos —le dio una sonrisa tranquilizadora, intentando terminar de aligerar el ambiente—. Pero si realmente pasó, Minnie, eso es —pensó con qué adjetivo describirlo—, raro. Muy raro, rarísimo. Pero, también, es un algo increíble.

Seungmin suspiró, su expresión suavizándose.

—¿Tú crees?

—Bueno, lo importante es que creas tú. Y Hyunjin, en este caso. ¿Qué te dijo sobre esto?

—Cuando íbamos a hablar, Jisung nos interrumpió.

—¿Es necesario que te recomiende hablarlo con él? —Jeongin lo miró alzando las cejas sugestivamente—. Pero hablar de verdad.

Seungmin lo empujó con risas, sonrojado.

—Ya, cállate.

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