Diecinueve
Salió el grupo del aula en un silencio tenso. Eso sintió Hyunjin mientras seguía, muy de cerca y a pasos mecánicos, a Jisung.
En el portón, Chan esperaba, tan sonriente como de costumbre, a su novio.
Seungmin salió después de todos, con una seriedad que no lo caracterizaba. Se despidió con un gesto de Jeongin y este le deseo suerte en un murmullo que solo fue audible entre ambos.
Chan se acercó con la intención de darle un beso como saludo, pero Seungmin se inclinó hacia atrás levemente y negó suave con la cabeza.
—Quiero decirte algo —fue lo primero que le dijo el de brackets al confundido de Chan por el rechazo tan directo.
—¿Ok? —murmuró Chris—. ¿Qué pasa? —preguntó, quitando la vista del serio Seungmin, para mirar alrededor. En una milésima de segundo, sus ojos chocaron con los del tembloroso, torpe e incómodo Hyunjin tropezando con la espalda de Jisung.
Hyunjin miró al frente con una sonrisa tiesa para Jisung, quien lo miraba con una ceja alzada. El alto se sonrojó al ser atrapado de infraganti, y Jisung solo rio con ternura.
Pero Hyunjin no era el único que los miraba. Gran parte de los Yet de la decimocuarta generación los miraban curiosos.
«Ay no.»
—Sígueme —le dijo Seungmin, ignorando su pregunta y a todos los demás. No les daría el gusto de andar de chismosos. Se dio media vuelta y comenzó a caminar lejos del instituto con pasos seguros.
Chan lo siguió con el ceño fruncido, y a pasos lentos. Buscó con su mirada a su amiga, siendo consciente de que los voceros siempre salen después de todos y con seguridad. Suspiró, el menor no le estaba dando más opción.
🏵🏵🏵
Después de caminar menos de diez minutos, llegaron a la plaza Noeasy. No estaba realmente muy lejos del instituto, pero era suficientemente lejos para irritar a los chismosos, o a su mayoría.
Seungmin bufó y resolvió con entrar a la biblioteca de la plaza, Silent Cry, para tener más privacidad. Quería terminar con todo lo antes posible, pero no iba a humillar a nadie en el camino. Según él.
Se sentaron en la mesa más alejada de la puerta, en una zona desolada, sin ventanas cerca. Se sentaron en el área cercana a los libros de cocina.
Para romper el silencio incómodo, Seungmin carraspeó.
—Bueno... he pensado muchas cosas últimamente y llegué a la conclusión en que deberíamos terminar.
Chan no se inmutó, ni se movió, incluso pestañeó lento sin cambiar su expresión por segundos que se sintieron eternos para el menor de brackets.
Seungmin se mordió el interior de la mejilla por la ansiedad.
Entonces, por fin, Chan reaccionó. Suspiró e inclinó la cabeza.
—¿Por qué? ¿Qué hice?
Seungmin dejó ir el aire que tenía acumulado en los pulmones, bufando.
—No es personal, Chan —aclaró—, pero ya no quiero estar contigo —hizo una pausa—. Solo estoy cansado...
«De ti. De lo que siento. De todo.»
Ahora fue Chan quien bufó levantando la cabeza para encarar al chico que estaba terminando con él.
—¿Estás cansado? —murmuró incrédulo, con sus cejas rozando el nacimiento de su cabello—. Ja —sonrió sin llegar a sus ojos, irónico—. Todo lo que he hecho por ti, ¿y así me pagas?
—Yo no te pedí más de lo que me diste, ¿qué dices?
Chan volvió a reír sin gracia. Alzó la cara para encararlo, sus ojos brillaban por las lágrimas acumuladas.
—Cierto —bufó e hizo una pausa—. Yo creí que eras más inteligente —murmuró—. Y capaz ni eres consciente de todo lo que he hecho por ti y tus amigos —concluyó entre dientes, con una sonrisa que no llegaba a sus ojos.
Seungmin ladeó la cabeza en confusión.
«¿De qué coño está hablando?»
—¿Te volviste loco?
Chan negó despacio. Se levantó sin cuidado y con más fuerza de la necesaria, provocando un estruendo.
Seungmin se sobresaltó con el cambio rápido de actitud del mayor. Abrió la boca para agregar otra cosa, pero un trabajador de la biblioteca se había acercado a ellos por el ruido, quien entendió al instante la situación, lo que lo hizo rodar los ojos.
El rubio tenía el ceño fruncido y los ojos rojos, mientras que el castaño estaba pálido con las cejas levantadas y la boca entreabierta.
—Esta biblioteca no es para citas, declaraciones o lo que sea que estén haciendo. Deben hacer silencio o irse —indicó con voz monótona.
Chan y Seung asintieron y murmuraron un pobre "disculpe". Cuando el trabajador se fue, el rubio volvió a ver el chico que le gustaba y estaba terminando con él. Suspiró.
—No sé realmente qué piensas, Seungmin —bufó mientras removía con el dorso de su mano las lágrimas que se deslizaban por sus mejillas, para después ponerse derecho—. Pero espero que no te arrepientas de esto hasta lo último, yo no doy segundas oportunidades.
Con esa advertencia se dio la vuelta, dispuesto a irse.
—Espera, Chan —lo detuvo con un tono de voz moderado, no quería otro regaño—. Esto no es personal o algo contra a ti. Podríamos seguir siendo amigos.
El aludido rio sin gracia.
—Déjalo así —contestó, en cambio—. Me tengo que ir.
Al quedarse solo, Seungmin suspiró.
—Pensé que sería peor —y sonrió para sí mismo.
Salió de la biblioteca a paso tranquilo.
Abrió su bolso, para buscar su termo con agua, y lo primero que vio fueron las galletas que le había dado Chan esa mañana. Esas serían las últimas.
Los cabellos de la nuca se erizaron por un desagradable escalofrío.
«Qué raro.» Pensó mientras sacaba una galleta para comérsela.
🏵🏵🏵
corto, pero intenso... creo
feliz navidaaaaad
(viva hyunjin kiwi)
gracias por leer~~
(si hay errores ortográficos, pido perdón)
~OurTheStars~
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro