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OO1


Híbridos

975 palabras

[✏] ; Jeongguk es un conejito caprichoso, que siempre consigue lo que quiere.

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La puerta marrón se abrió y de ahí pasó un joven rubio, que vestía un traje negro y en su mano sostenía un portafolios del mismo color que su traje. Con un bufido en su boca se quitaba su corbata; había llegado con un dolor de cabeza que ni una aspirina se lo podría quitar. Sólo quería descansar. Sus pasos eran pesado, provocando que un conejito negro despertara de su sueño y se levantara del sofá de donde se encontraba. Y cuando bajó del sofá, movió sus orejas con cansancio mientras caminaba hacia su amo, quien se encontraba caminando hacia su habitación. El pequeño animal lo seguía por detrás.

Los dos entraron al cuarto y el humano se acostó en su cómoda cama, en la espera de sentir a su conejito junto a él. No esperó mucho, pues el conejo se puso en su forma humana; así dejando ver un chico con cabellos negros, piel blanca y suave como las nubes y unos ojos profundos, llenos de un brillo especial, y también unas orejas sobre su cabellera y una cola esponjosa en su espalda baja. Y sin vergüenza alguna sobre su desnudez, se sentó a horcajadas sobre las piernas de su amo.

—Amo... —dijo el híbrido en forma de jadeo, al momento que daba pequeños saltos y un puchero se hacía en sus labios—. Amo, vamos a jugar.

—Ahora no, Koo —su amo le tomó por la cintura, dando por finalizado el placer hacia su entrepierna—, estoy cansado y me duele la cabeza. Mejor vamos a dormir.

YoonGi tomó a su pequeño chico entre sus brazos, para que éste quedara acostado en su pecho, para después acariciarle las orejas y su cabellera azabache, mientras que él cerraba los ojos y se dejaba ir en el mundo de los sueños. Jeongguk suspiraba por el placer que sentía al ser tocado por su amo, pero eso no quitaba que él quería jugar; Jeongguk es un conejito muy desobediente, caprichoso y mimado, por lo que si algo quiere, él lo conseguía de una u otra forma.

El pequeño híbrido solo espero hasta ya no sentir las caricias de su amo, para él salir del agarre de YoonGi y deslizarse hasta que su cara quedara frente a la entrepierna de su amo.

El conejo echó un vistazo para asegurarse que el humano estuviera dormido; y efectivamente estaba en los brazos de Morfeo. Jeongguk, con una sonrisa en su rostro, desabrochó el cinturón y el pantalón de YoonGi; ansioso por poder ver su dulce favorito que le hacía agua la boca. Cuando Jeon pudo ver la ropa interior negra de su amo, se lamió los labios al observar como el miembro de YoonGi se marcaba en éste.

Jeongguk era tan desesperado que no pudo esperar más y empezó a repartir besos y lamidas al miembro por sobre la tela del bóxer. Y sonrió aún más cuando escuchó un leve gruñido por parte del humano, sintiéndose satisfecho por sus acciones.

Entre más besos y lamidas que repartía, el miembro de YoonGi se ponía más duro y dejaba la flacidez a un lado. Jeongguk ya no lo pudo soportar más; solo se escuchó en la habitación el sonido de la ropa interior ser bajada, para que el conejo tomara con su boca aquel trozo de carne.

Jeongguk lamió toda la extensión de carne y dio caricias a los testículos. Pequeñas risitas escapaban de sus labios, cuando succionaba el glande con su pequeña boca. Poco a poco sentía como el miembro iba tomando la dureza de una roca, y eso le encantaba. Chupó una última vez todo el falo y bañó tres de sus dedos con su propia saliva, para poco a poco ir introduciendo uno a uno en su rosada entrada.

Teniendo los tres dedos cubiertos por una fina capa transparente, volvió a su tarea de lamer y chupar el miembro de su amo, mientras que el mismo se daba placer con sus dedos.

Obscenos sonidos se escuchaban en la habitación, pero eso hacía que Jeongguk se sintiera feliz y excitado.

El híbrido movía sus orejas de un lado a otro en el aire, sintiendo como sus propios dedos le penetraban de una manera lenta y constante. Los gemidos que soltaba Jeon, eran estipulaciones a la erección que tenía en su boca. Su mano juguetona aún daba caricias a los testículos de Min y algunas veces acaricias el falo.

Chupaba y succionaba el glande con maestría, sintiendo las gotas pre-seminales, sabiendo que su amo estaba cerca del orgasmo.

Min se retorcía bajo el conejo, teniendo el ceño fruncido, soltando gruñidos y gemidos roncos, pensando que lo que sentía era un sueño húmedo.

Jeongguk también estaba cerca de tener una explosión de sensaciones, pues el cosquilleo en su vientre bajo se lo decía. Gemidos agudos salían con más frecuencia de los labios del conejito, los cuales se perdían en el glande al succionarlo con fuerza.

Solo fue cuestión de tiempo para que la dulce leche de YoonGi llegara de a chorros a su lengua y garganta.

Se separó un poco del miembro, sintiendo los finos chorros de semen chocar contra su rostro, él también llegando a su orgasmo. Sacó los dedos de su entrada y con los mismo quitó un poco del semen de su cara para llevárselos a la boca.

Sonrió satisfecho el híbrido y se dejó caer encima de su amo, para acurrucarse, sintiendo los brazos de Min alrededor de su cuerpo.

—Eres un conejito muy desobediente —le regañó Min con la voz ronca, sin aún abrir su ojos, pero terminó sonriendo porque aquello le quitó el dolor de cabeza que tenía.

Jeongguk simplemente rió y se acomodó en el pecho de su amo, para después quedarse dormido. Sonriendo, satisfecho, por siempre conseguir lo que quería.

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