el silencio
La pelinegra estaba confundida, no era para menos, había tenido una cantidad de días en que sus sentimientos y pensamientos se habían vuelto demasiado revueltos, creía que dentro de ella todavía existía eso que pensó que se había extinguido hace bastante tiempo. Había momentos en lo que le costaba conciliar el sueño y no paraba de mirar hacia un punto fijo durante mucho tiempo.
No es la primera vez que se sentía de esa manera y para entenderlo mejor nos remontaremos hace casi 6 años atrás, Chaeyoung comenzaba a experimentar sentimientos extraños y distintos hace su compañera de grupo, no podía evitar sentirse agobiada cuando la miraba y de ocultar esos celos que su cara lo decía todo.
Muchas veces había recibido advertencias que la hacían saber que no estaba bien visto esa clase de cosas y mucho menos entre dos mujeres, Corea era demasiado cruel con todo el mundo que la habitaba y a eso se le debía sumar lo que vendría que sería la popularidad mundial, tenías que siempre tener un bajo perfil en el sentido de las relaciones y que no se le notará tanto sus sentimientos sobre todo si van dirigidos hacia esa chica.
Myoui Mina era esa pequeña porción de gloria que tenía todos los días que la vi, su vida no había sido demasiado despampanante o tampoco había tenido momentos memorables hasta que entró a ese grupo y aún más al estar cerca de la japonesa, sus días pasaron de ser completamente grises a tener un color que para mucho puede llegar a ser fastidioso pero que para ella era lo mejor que le había pasado.
Lamentablemente nunca pudo decirle nada porque sabía muy bien lo injustos y colores que serían las personas cuando se enteraran de lo que sentía, no sabía muy bien cómo iba a reaccionar la contraria así que lo dejó como esa pequeña admiración y cariño que se le tiene a una amiga y considera que fue uno de los peores errores porque debido a eso se lo terminó creyendo, se alejó por completo de ese pensamiento que seguía albergando su corazón y decidió hacer oficial una relación con la que todavía tenía dudas.
El chico con el que estaba era muy generoso y muy buena persona, claramente había una diferencia de edad significativa pero eso no los hacía tratarse de diferente manera y se sentía tranquila porque estaba dentro de su ambiente, el problema radicaba en que no lo veía nada más allá de eso y como no quería alejarse de su zona de confort preferido callárselo todo y quedarse en el lugar en el que se encontraba.
Para bien o para mal su corazón comenzó a volver a tener esos sentimientos hacia la japonesa, no paraba de mirarla o sentirse nerviosa al tenerla cerca y era algo que poco a poco había dejado en el pasado, lo superó así como innumerables cosas que ha tenido que hacerlo para poder seguir en el lugar en el que está.
Justo ahora la está mirando y tiene esa sensación de felicidad por estar cerca pero está mezclada con tristeza porque a su vez se ha alejado, ya no existe ese gran cariño demostrativo que hacía que las personas se crearan historias en la cabeza ahora todo era demasiado formal entre ambas, le dolía demasiado porque sabía que había dejado escapar a alguien que movía fibras de su ser que nunca nadie más había logrado y eso le duele porque se privó de algo que pudo ser la mejor experiencia de toda su vida.
— ¿Por qué estás tan descoordinada? -—. Momo hacía acto de presencia y todas se quedaron calladas.
— Es que... —. Mina no sabía que contestar, todas se habían dado cuenta que algo malo estaba pasando entre las dos y es porque era evidente.
Sus miradas se cruzaron y al poco tiempo se separaron.
— Está algo cansada —. Nayeon contestaba por la japonesa que le agradeció con la mirada.
— Sí es así lo mejor que puedes hacer es sentarte porque no quiero que te golpees o golpees a las demás sin querer —. Momo llevaba la batuta del baile y es que era la bailarina principal, notaba cuando algo estaba mal y prefería que esa persona que estaba entorpeciendo se sentara para que pudiera ordenar sus ideas para posteriormente seguir, en el día de hoy era la segunda que le pasaba eso porque la primera era...
Chaeyoung.
— ¿Qué te sucede? —. La anteriormente nombrada le hacía la pregunta porque estaba preocupada. — ¿El alcohol te tiene así?
Mina era terriblemente mal bebedora, el alcohol hacía estragos con ella por mucho tiempo y eso le afectaba en todo por eso casi nunca tomaba alcohol.
— Estoy bien —. Una respuesta demasiado seca y fría, tal vez para muchos era normal porque era el aura que transmitía en muchas ocasiones pero para las chicas que la conocían de casi toda la vida, no era normal.
Fue tanta la impresión del tono de voz que utilizó que lo único que se escuchaba de fondo era la canción que estaban practicando, ya no había tenis rozando contra la madera ni pisadas fuertes, tampoco jadeos por el cansancio ni mucho menos susurros entre todas.
Nada más cruel y puro que el silencio absoluto, tanto que estaban casi seguras que lo único que percibían sus oídos, además de la canción, eran los latidos rápidos de todos sus corazones porque no era normal ver a Mina así.
Esta al notar todo lo que había ocasionado suspiró y se levantó para alejarse del lugar, era una de las personas que más controlaba sus emociones y las ocultaba por eso eso había desencadenado tantas cosas años atrás, eso de explotar de la nada no era muy propio de su persona y cuando eso ocurría era por dos simples razones.
Algo la estaba sobrepasando o una de las personas que había cometido esa cosa que la sobrepasaba estaba presente.
Disimuladamente si es que se podía llegar a decir que fue de esa manera miraron a la única persona que ellas consideraban que estaba haciendo algo que estaba fuera de las casillas de la menor de la japonesas.
Chaeyoung al notarlo bajó la mirada y decidió enfrentar el problema siguiendo a Myoui.
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