TWENTY SEVEN
JiMin sintió que entre sus brazos, el cuerpo de YoonGi se tensaba terriblemente hasta volverse tan firme como un tablón de madera. Cuando su pistilo comenzó a reír muy alto, ya no se sorprendió.
Él mismo sentía la necesidad de hacer algo con la histeria que estaba zumbando en todo su cuerpo o estallaría de alguna forma.
Optó por hablar y extrañamente pudo manipular su boca a pesar de lo inestable que se sentían todas sus articulaciones.
—¿Qué está diciendo?
—No es humano —El Aprendiz FranXX repitió con calma total que le causó un violento escalofrío en el inicio de su columna vertebral hasta el final—. Suena poco humano, pero no lo es. Si fuera un humano no podría ser tu pistilo.
—No... —susurró JiMin con pánico, sosteniendo a YoonGi. El parásito de cabello negro ya no reía con tanta fuerza, ahora su cuerpo se agitaba minúsculamente y empezaba a quedarse quieto. El ataque de risa histérico estaba por terminar.
—¿Explicaría por qué cuando intentaste ser el pistilo de YoonGi no funcionó, JiMin? —095 volvió los ojos hacia el adulto, tan profundamente asustados— Lo explica y lo sabes, tú eres un humano y él no.
Eso tenía un profundo sentido, pero JiMin no podía creerlo. ¿Esperaba que creyera que su pistilo siempre fue en realidad un ser inhumano? No iba a hacerlo, recordaba a YoonGi desde el Garden. Se conocieron como cualquier niño dentro de ese lugar.
—¿Qué soy realmente? —JiMin miró al parásito protegido con su cuerpo. Tenía una sonrisa herida, llena de miedo y los colmillos brillaban con la iluminación extraña del cuarto— Alguien me dijo que soy un monstruo.
YoonGi lo admitió con un tono de diversión ácido y eso atrapó totalmente la atención de JiMin. ¿Quién pudo decirle algo así? No sabía por supuesto que quién le dijo a eso a su pistilo era una retorcida versión suya que vivía dentro de sus pesadillas.
—No eres monstruo.
No era la respuesta que el pistilo deseaba escuchar del aprendiz FranXX.
JiMin tuvo que dejar caer sus brazos para permitirle ponerse de pie. Lo que YoonGi quería era poder enfrentarse al adulto frente a ellos, no ser protegido como alguien débil. Se lo daría.
—No es esa la respuesta que pedí, ¡dígame que es lo que soy! —Las manos de YoonGi se apretaron en imponentes puños, hasta que sus nudillos se volvieron totalmente blancos— ¡Dígamelo!
Gritó, avanzando a zancadas enormes hacia el hombre. JiMin temió que pudiera haber alguna pelea entre los dos y rápidamente estaba sosteniéndose en sus dos pies, dispuesto a golpear al aprendiz FranXX para proteger a YoonGi.
—YoonGi —lo llamó en tono de advertencia, sin saber que esperar. YoonGi tan alterado y asustado nunca sería una buena combinación.
Por mera suerte, se detuvo a un paso frente al adulto y mantuvo un firme contacto visual.
El aprendiz FranXX no se inmutó en absolutamente nada. Sostuvo la firmeza de su cuerpo a pesar de la violencia que YoonGi emanaba una profunda violencia en todos sus músculos, incluso se atrevió a guardar sus manos detrás de su espalda.
No tenía miedo o no tenía alguna intención de pelear.
—Eres un Klaxosaurio.
—¿Qué? —escupió las palabras, tambaleándose hacia atrás. Su espalda chocó contra el pecho de JiMin por fortuna, y sólo eso evitó que cayera fuertemente al suelo.
Su estambre lo sostuvo de los antebrazos, aunque sus dedos estuvieran igual de temblorosas.
Un latido de estrés, cruzó por el rostro del aprendiz FranXX antes de seguir explicándoles.
—Y un humano, eres ambos —su ojo falso inició una suave alarma. Los ritmos cardiacos del par de parásitos estaban elevándose tan rápido que parecía que sus corazones estaban a punto de estallar dentro de sus pechos—. Sin embargo, no te convierte en un monstruo.
Terminó de hablar y un silencio absoluto se cernió sobre las tres personas dentro de la habitación. Uno en el que sólo podían escucharse las pesadas respiraciones de los dos pilotos.
—¡Está mintiendo! —JiMin lo acusó, recuperándose de su sorpresa, escondió a YoonGi detrás de su espalda y se movió como un león acechando a su presa. La verdadera muestra de su enfado era el color rojizo trepando sobre toda su cara— ¡YoonGi no puede ser algo así! ¡Lo recuerdo en el Garden, cómo todos los niños normales!
—¿Realmente lo recuerdas? —le preguntó, alzando una de sus cejas. JiMin iba a gritarle que no había forma de que pudiera olvidar algo así, por supuesto que lo haría. Sólo que no esperaba que lo diría el aprendiz del doctor FranXX lo haría dudar de su propia mente— ¿O esos son recuerdos que los adultos manipularon en ti?
—Todavía está mintiendo —le aseguró lentamente, aunque ya no estaba seguro de nada.
¿Nunca hubo un Garden para YoonGi? Pero, JiMin lo recordaba tan perfectamente. La temperatura helada de sus manos de niño y sus ojitos amarillos que siempre le gustaron.
Repentinamente, YoonGi lo interrumpió.
—No está mintiendo.
—¿Qué estás diciendo, YoonGi?
Como si no pudiera creerlo, JiMin se dio la vuelta muy lentamente hacia su chico.
—Está diciendo la verdad —le aseguró y no parecía muy feliz con saberlo. Mayormente terror era lo que había dentro de sus ojos—, es el primer adulto que nos dice toda la verdad.
—¿Cómo lo sabes? ¡¿Cómo puedes decir algo así?!
Las manos de JiMin terminaron sobre sus hombros, tirando nerviosamente de ellos. YoonGi se dejó sacudir, como un muñeco de trapo sin vida. Al final, sus miradas se encontraron y fue especialmente triste la forma en que los ojos ámbar del pistilo deslumbraban.
Significa que lo sabía, él no era normal.
—Sólo lo sé —dijo, con la voz temblorosa—, sé que no soy humano.
—No puedes reducir tu naturaleza tan simplemente —le consoló el aprendiz del Doctor FranXX o era lo que esperaba. Su voz tan normalmente monótona ahora era un poco amable, como si compadeciera de él—. Eres el resultado de ambos.
—¿Cómo puede ser algo así? Los Klaxosaurios son criaturas horribles.
JiMin intentó defenderlo, porque todavía no sonaba como explicación posible. YoonGi era hermoso, se sonrojaba después de decirle algo íntimo y de vez en cuando podía derrumbarse, llorar como cualquier humano.
Los Klaxosaurios tenían sangre azul, la sangre de YoonGi siempre fue roja.
—Hicimos pruebas, experimentos, mucha gente murió —El aprendiz del doctor FranXX hizo una mueca, recordando algo no grato—. El doctor FranXX logró diseñar una pistilo que tuviera los genes de un Klaxosaurio, por lo que yo... YoonGi fue mi deseo. Un hombre que fuera capaz de montar con otro hombre.
Parecía una fantasía mucho tiempo atrás, los demás adultos se reían de sus ideas ridículas y antinaturales. Cuando el aprendiz del doctor FranXX todavía era un joven inexperto aprendiendo del verdadero creador de los robots, pero tenía imaginación y tenía un amor inmenso que lo volvía más iluso que un niño en un Garden.
Amaba tanto a HoSeok. Pero ese hombre estaba siendo entrenado para ser el futuro niñero de un escuadrón importante en un sector del noreste, era evidente que HoSeok podría poner sus ojos en otro hombre.
"¿Montarías conmigo si pudieras?" Le ofreció y HoSeok se sonrojó antes de reírse como sólo él podía hacerlo, formando su boca un corazón.
"¡Los hombres no vuelan FranXX juntos!" Esa fue la respuesta que tuvo y en ese entonces el aprendiz pensó que era un desafío romántico. No tenía idea que realmente se trataba de un rechazo porque HoSeok ya había entregado su corazón a otro adulto. Uno que trabajaba en las zonas experimentación.
Cuándo supo que se trataba de un verdadero rechazo a causa de otro hombre, fue duro. Y eso lo apagó, entonces comenzó a volverse codicioso, egoísta, obscuro.
Fue un miserable, obligando a usar como sujeto de pruebas al hombre que HoSeok amaba.
Obviamente, murió y perdió toda su forma humana en el proceso. En cuanto la noticia llegó a oídos del iniciante a niñero HoSeok, todo su entusiasmo que siempre lo iluminó terminó por apagarse lentamente.
No le quedaba nada más, el aprendiz FranXX pensó que su proyecto no tenía un propósito.
Hasta que el real doctor FranXX logró hacer una mezcla entre un Klaxosaurio y un humano y obtuvo a una niña, ¿por qué él no podría crear un chico que fuera capaz de montar con otro?
Sólo así, YoonGi surgió, una versión masculina de la chica Klaxosaurio del doctor FranXX. Algunas lunas después, los Nines estuvieron listos.
Los seis chicos eran una versión más perfecta de YoonGi con menos sentimientos y más potencial, o eso fue lo que pensó mientras tenía el corazón hecho trizas dentro de su pecho.
Creyó que el amor era innecesariamente doloroso.
—¿Por qué se haría algo así? —JiMin le preguntó asqueado, trayéndolo como en un parpadeo al presente.
—Por eficacia. El número de pistilos femeninos ha disminuido alarmantemente. Teníamos que encontrar otra solución.
Eso era una mentira completamente descarada. Los Nines existían porque él tuvo un capricho, pero incluso si JiMin supiera la verdad, nada de eso podría servirle como un reclamo. Por el nacimiento de su propio deseo egoísta, existía su adorado YoonGi.
Sin él, su pequeño amor nunca habría sido real.
—Eso tiene sentido... —admitió muy difícilmente JiMin, llenando de arrugas tensas el punto de encuentro entre sus dos cejas.
Eso era. Su actitud defensiva estaba quebrantándose ante la poderosa lealtad que le enseñaron a tener desde que era un niño.
—Lo tiene, ¿puedes verlo? La humanidad tenía que ser salvada de una u otra forma y creamos al mejor equipo de parásitos.
Aunque el as bajo la manga todavía eran los dos chicos frente a él.
JiMin no cayó del todo ante sus palabras, aunque el aprendiz FranXX estaba seguro que el estambre se iría esa noche a dormir pensando que la creación de YoonGi fue lo correcto para los pobres e indefensos humanos que eran atacados por los Klaxosaurios.
—Siempre me pregunté por qué —comenzó a decir, intrigado y arisco—, si éramos parte de los Nines... Terminamos en otro escuadrón, tenemos que saberlo.
Oh, esto era una zona delicada. Tenía que tener sumo cuidado en cómo iba a hablarlo.
—La verdad no siempre es agradable de escuchar —admitió, esperando que fuera algo que lograra desalentar la incertidumbre de 095.
—No fue lo que me dijo, señor —JiMin le recordó con seriedad. Por supuesto, había descuidadamente olvidado su política de honestidad.
Con una bocanada de aire, inició su relato. Otro vistazo hacia al pasado que no le gustaba hacer, pero era necesario. Para no olvidar nunca sus errores.
—YoonGi inició una transformación —dijo, muy consciente de la mirada de los parásitos sobre él—, como en este momento. Físicamente comenzó a parecerse más a un Klaxosaurio que a un humano, esto asustó mucho al consejo de adultos y yo traté de detenerlos antes de que quisieran actuar de alguna forma. Después fue inevitable, 003 comenzó a...
—A matar lentamente a JiMin.
YoonGi completó arrastrando las palabras, como si el sólo pronunciarlas fuera un hecho completamente doloso y difícil de decir. Logró que el aprendiz FranXX y su pistilo perdieran el habla.
—¿Qué? —JiMin le preguntó a su pistilo, siendo incapaz de cerrar la boca.
—Fue algo parecido a lo que pasó.
El aprendiz del doctor FranXX tuvo que coincidir en eso, con una mueca su rostro.
—Ya lo sabía —admitió YoonGi usando una sonrisa derrotada—, tuve pesadillas, pero... Ahora entiendo que son una parte torcida de mis recuerdos perdidos.
El adulto tenía que consolarlo.
—No fue tu culpa, eras más un Klaxosaurio que una persona y JiMin un humano. Era imposible que tuviera la fuerza para soportar la energía de ser tu compañero, sin enfermarse.
—¿Por qué no morí? —cuestionó y al mismo tiempo propuso JiMin como una posibilidad.
Eso estuvo bastante cerca de pasar.
—Gracias a mí. Por órdenes de papá, sus indicaciones eran claras. Matar a ambos por ser una amenaza que no pudiese ser controlada.
Pudo ver, como la mano de JiMin iba en busca de la de YoonGi. Probablemente porque estaban asustados y necesitaban el uno del otro para tranquilizarse.
—Eso no pasó —JiMin aseguró.
—No, no pasó. Hice todo lo posible para salvarlos, tuvo que dejarles que manipularan su mente para hacerles olvidar su pasado y a 003 su verdadera naturaleza, cambié su código y dejé que se integraran a un escuadrón por alguien qué pensé que los mantendría duramente vigilados.
Su niñero HoSeok.
Porque el amor podía cegar incluso a las personas más sabias. El aprendiz FranXX seguía visualizando a YoonGi como el puente hacia su verdadero amor, cualquier oportunidad era válida.
—Por eso, YoonGi estaba poniéndose enfermizo —El estambre dedujo rápidamente. Eso era cierto, YoonGi no fue diseñado para ser un estambre, tendría que ser por siempre el pistilo de JiMin— ¿Y por qué estamos aquí de nuevo si es tan peligroso?
—Es un motivo muy simple. Los necesitamos.
—¿Por qué? —preguntaron los dos al mismo tiempo.
—Una guerra se avecina, será contra la reina de los Klaxosaurios y todo habrá acabado, para uno de los dos bandos. Es la batalla final.
Si los humanos triunfaban, no habría más Klaxosaurios en la Tierra. No más peligros, la humanidad sería completamente libre y podrían intentar salir de los subterráneos.
Enlazó los dedos de su mano, detrás de su espalda. Esperando una buena o terrible reacción en ambos.
—No —sentenció, por fin YoonGi.
—¿No? —repitió, con una postura de incredibilidad.
—No, vamos a hacer esto. Mucho menos si la vida de JiMin corre peligro. Por muy diminuto que sea el riesgo, no voy a aceptar.
Sí, eso era lo que el aprendiz FranXX siempre temió antes de contarles la verdad. Tan tristemente predecibles.
—¿Crees que puedes decir que no, 003? —lo retó el hombre.
—No, sé que los adultos pueden volver a alterar nuestros recuerdos a su gusto —Un inteligente muchacho, por supuesto—. Pero nosotros no estamos haciendo esto por las buenas, lucharemos con todo lo que tenemos.
O huirían, si pudieran hacerlo de alguna forma. YoonGi haría todo lo que pudiera para alejar a JiMin del peligro.
Era su propia declaración de guerra. Obscureció sus ojos, dándose a lo entender.
—No estoy pidiendo que se sacrifiquen sin una recompensa. —Sin embargo, el aprendiz FranXX se mantuvo sumamente imperturbable. Y descaradamente intentó comprarlos.
Ridículo. YoonGi gruñó en su mente.
La vida de JiMin no tenía precio para él, no existía forma de que lo pusiera en peligro ni por todo el dinero al vender las estrellas del universo.
—¿Qué recompensa? —quiso saber el estambre rubio de inmediato. YoonGi lo atrajo hacia su cuerpo, tirando de sus manos unidas.
—JiMin, no —intentó advertirle con una voz severa.
—Eso que siempre han querido —ofreció lentamente. Con ojos de serpiente venenosa que intentaba tentarlos—. Su libertad.
—¿Ah?
—¿No sería maravilloso? Sin adultos, sin ser obligados a luchar, solamente ustedes.
YoonGi lo imaginó. En un lugar donde no hubieran adultos y no tuvieran que usar su lenguaje secreto por miedo a ser separados. Eliminando la nueva incertidumbre de que alguien podía entrar en sus cabezas y manipular todos sus recuerdos. Vivirían felices en lugar alejado de todos, de las muertes y los mentirosos que los rodearon.
Pero, era a cambio de la vida de JiMin. Así que la respuesta seguía siendo exactamente la misma.
—No.
Él lo dijo, pero su dulce estambre no parecía compartir su opinión.
—YoonGi, espera, tal vez deberíamos... —JiMin intentó detenerlo con una voz dulce. Estaba demasiado emocionado con la propuesta del aprendiz FranXX. Creando un mundo en su cabeza donde simplemente eran libres.
Sus ojos estaban brillando de tan sólo pensarlo.
No habría pájaros muertos con alas rotas, porque no habría domo que les impidiera volar.
—No, JiMin. No vamos a hacer eso.
—JiMin ya lo sabía —intervino el aprendiz FranXX, en el momento erróneo—, le dije que podía enfermarse si montaba contigo y decidió continuar. ¿No deberías tomar decisiones menos egoístas, YoonGi?
—¿Qué ya lo sabías?
Pronunció YoonGi con horror, mirándolo ferozmente. JiMin se encogió ante esa mirada.
—Y-yo, lo hice porque... Iban a...
Era verdad, JiMin lo sabía.
El corazón de YoonGi se quebró. Otra vez, su estambre lo engañó.
—Justo cuando pensé que entre nosotros dos no habrían más secretos.
Sus dedos abandonaron a JiMin cruelmente, el pistilo intentó sostenerlo pero YoonGi sólo estaba yendo en dirección hacia la puerta.
—Déjeme ir —le pidió (ordenó) al aprendiz del doctor FranXX.
El hombre se hizo un espacio, dejando que el chico pasara. Era parte de su plan creer que podía elegir que podía irse, que podía elegir si querían luchar o no. Menuda ridiculez.
—¡YoonGi, espera! ¡Escúchame, no tuve tiempo de decírtelo!
—¡Estoy seguro que tuviste el tiempo suficiente! —gritó en respuesta, avanzando a pasos grandes a quién sabe dónde. JiMin corría detrás de él, intentando alcanzarlo.
—Vamos a tranquilizarnos y pensarlo, es una buena oferta.
—Ahora no, JiMin.
—¡Piénsalo! —Su estambre insistió, tomándolo del brazo desesperadamente— Es nuestra libertad, finalmente podríamos tener una casa en alguna pradera y...
—¡Dije que ahora no! —exclamó YoonGi, explotando por completo.
Sacudió su brazo con la fuerza inhuman, una de un Klaxosaurio. Empujando a JiMin con tanta fuerza que su espalda golpeó contra una de las paredes. Su dulce chico jadeó asustado y cuando sus ojos se encontraron, sólo se sintió asustado de sí mismo.
Se dijo que nunca le pondría las manos a JiMin para lastimarlo, pero él podría hacerlo. Porque no era un humano, era un monstruo.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro