TWENTY
A YoonGi le gustaría decir que JiMin no se sentía de una extraña manera distinto. De algún modo logró a arrastrarlo a la cama a la habitación donde compartirían y colocarlo bajo las cobijas fue uno de los mayores problemas. Estaba demasiado tenso y paranoico.
Decía que los alrededores no le parecían conocidos, no recordaba haber vivido en ese cuarto alguna vez en su vida. YoonGi se sintió decepcionado, sin embargo concluyó que era de esperarse y no era un motivo para sentirse triste.
Se encargó de lucir tranquilo y ser capaz de consolarlo.
—Por favor, JiMin, necesitas dormir —le suplicó con amabilidad, tomando el cobertor para cubrirlo. Insistiría toda la noche si era necesario.
Si aún era muy pronto para comer, lo aceptaba. No dormir, no era una opción que le daría. Tenía que hacerlo por su salud.
—No lo necesito —le dijo mientras se removía intentando escapar— ¿Dónde están los adultos aquí? No vi a ninguno de ellos bajando en la nave.
Su entrecejo estaba todo fruncido. Así que YoonGi pasó su pulgar por su frente para intentar suavizarlo, esto no era habitual en JiMin. Su dulce estambre era paranoico pero no en exceso, no tan tenso cuando lo tenía alrededor. Entonces se volvía arcilla suave entre sus brazos y se volvía algo excesivamente feliz porque confiaba en él.
—Los Nines no lo necesitamos —le explicó con tranquilidad, amasando el rostro tenso de su estambre— todos aquí en el escuadrón trabajan para mantener el orden por su cuenta.
—¿No hay adultos? —repitió pareciendo muy sorprendido. Ignoró con todo el propósito que 093 estaba clasificándose dentro del escuadrón de los Nines.
El pulgar de YoonGi fue hacia sus líneas cansadas debajo de sus ojos.
—No los hay. Ahora trata de dormir, por favor.
—No quiero, YoonGi —se quejó, aplastando su rostro contra la almohada—. No puedo hacerlo.
—Tienes que intentarlo, tuviste un día largo.
Volvió a tomar el cobertor, colocando el borde hasta la barbilla de JiMin. Esta vez no hubo resistencia, el chico se dejó arropar permaneciendo quieto como una estatua. Apenas parecía respirar.
—No creo que pueda cerrar los ojos sin tener pesadillas...
Pesadillas. Soñaría toda la vida, con los obscuramente muertos de YongSung y su cuello torcido en un ángulo antinatural. Despertaría con el llanto de TaeHyung y su declaración por su amor entre el llanto.
Lo hizo mientras estuvo en el hospital sanándose, más no pudo contárselo a nadie, ni pedirle que lo despertaran. Su coma temporal fue un horrible infierno con fotografías de lo sucedido.
Se lo merecía, era su castigo por dejar morir a su compañera.
—Te protegeré —le prometió YoonGi con convicción, logrando que la boca de JiMin se moviera en un intento de una sonrisa agradecida. Nunca llegó a eso.
—Odio esto, odio que todo sucediera así.
—¿Odias que tuvieras que dejar tu otro escuadrón? —preguntó YoonGi, demasiado nervioso y listo para ser herido si su estambre le daba una respuesta positiva.
—No —la respuesta inmediata de JiMin lo calmó desde el fondo— Odio como pasaron las cosas, odio... Que nos obligaron a esto.
—¿A qué te refieres?
—Los adultos nos odian —murmuró cerrando los ojos. Prefirió abrirlos, después de comprobar que después de dejar caer los parpados la muerte de YongSung lo estaba acechando con imágenes crueles. ¿Por qué estaban ahí tan pronto?—, siempre han hecho lo que quieren con nosotros. No les importa si... Morimos...
Como aves encerrados dentro de jaulas con espinas para su destino final.
—Siempre ha sido así.
—¿Qué hay de los Nines? ¿Ellos también son títeres?
YoonGi hizo una mueca dubitativa.
—No estoy muy seguro.
—No confío en ellos —confesó JiMin, encogiéndose sobre su cuerpo— no me parecen confiables.
—Yo tampoco, no del todo. Pero, era mi único mi puente para tenerte otra vez —estiró su mano tocar por encima de las cobijas los dedos de JiMin. Rápidamente el estambre se esforzó por descubrir su mano y esforzarse atrapar la de YoonGi. Temblaba y apenas tenía el control sobre su cuerpo fue un poco difícil llegar a él, pero lo consiguió.
Los dígitos del parásito de orbes amarillos estaban tan fríos como siempre. Fue tan bueno, como volver a casa después de mucho tiempo. Habría brincado sobre él si su energía no estuviera fuera de su cuerpo.
—Al menos tenemos eso... —susurró, repentinamente recordando algo— ¿YoonGi?
—¿Sí?
—¿De verdad montamos un FranXX? No creo lo que dicen los Nines... —sus labios se torcieron, haciendo a YoonGi sonreír.
—Sí, lo hicimos —pronto su sonrisa cayó— ¿De verdad no lo recuerdas?
Avergonzando por decepcionar a YoonGi, JiMin se odio mucho más así mismo. Se merecía la muerte.
—No. Pero, recuerdo... Que entraste en la cabina del FranXX, e hicimos eso, con nuestras bocas.
La cara de YoonGi pronto se volvió de un rojo brillante.
—¿R-recuerdas eso?
Él habría decidido olvidarlo, fue un impulso de valentía junto con la adrenalina de volver a ver a su chico. No significaba que no fuera especial, todo lo contrario. Sólo se sentía tan apenado de sus acciones impulsivas.
Esto pasaba cuando no reflexionaba las cosas, aunque realmente no podía evitarlo. 095 siempre lo empujaba incorrectamente para dejar de pensar.
JiMin asintió.
—¿Qué era eso? —le preguntó, tocando sus labios con la punta de sus dedos. Como si pudiese recordar la sensación de esa forma— Fue raro...
—Un beso.
—¿Beso...? Oh.
—¿Estuvo bien? —le cuestionó, mordiéndose el interior de su mejilla.
—Sí, me gustó. ¿Puedes hacerlo otra vez? —pidió amablemente en un susurro que apenas podía ser oído, mirándolo directamente los ojos. Era tan injusto que viéndose tan desgastado continuara tan hermoso como la última vez que su encontraron. YoonGi se inclinó sobre él, para golpear sus bocas juntas. Fue doloroso y rápido, pero dejo a JiMin luciendo satisfecho— Gracias... Tú, ¿vas a irte?
—¿Quieres que lo haga?
—¿Por qué querría eso...? —intentó decir alegremente, pero estaba tan agotado que sus ojos terminaron cerrándose por su cuenta. Habría gritado por caer en la aterradora obscuridad, si el cuerpo de YoonGi no se hubiera inclinado sobre su costado haciéndole saber silenciosamente que estaba ahí.
Ni si quiera tuvo fuerzas para decirle todo el amor que tenía por él, tendría que ser otro día.
Si ellos estaban destinados a terminar como YongSung... JiMin aceptaría el tiempo que le regalaban con YoonGi dentro de esa jaula sin aberturas para escapar.
Jin miró a 003 con atención, sus imperturbables ojos se mantuvieron ahí un largo rato. Definitivamente estaba evaluándolo y YoonGi sabía totalmente cuál era la razón, intentó firmemente no demostrar ninguna emoción para no delatarse y ganar un poco de tiempo antes de un severo regaño.
No pudo sostenerle la mirada mucho tiempo más, rompió la conexión visual y miró la sala de entrenamientos. A diferencia de la sala de su antiguo escuadrón dirigido por NamJoon, los simuladores de los FranXX no estaba apartadas uno de otros. El asiento del estambre y el lugar donde el pistilo se arrodillaría era la única estructura, completamente al desnudo sin paredes obstruyendo la vista .Cualquiera podía girar la cabeza y ver a dos compañeros en sus trajes de simulacrus hacer sus ejercicios de práctica.
Eso desconcertó a YoonGi los primeros días de su entrenamiento, simplemente no podría concentrarse y si doblando la cabeza ligeramente podía distinguir a dos hombres sobre un simulador. La mezcla de ver a dos personas montando, sin una chica le terminaba resultando demasiado abrumador.
Con el paso de los días, él fue mejorando bajo un rigoroso horario y aunque sus ojos de vez en cuando terminaban en un par de los Nines practicando, la vista lo emocionaba. Porque imaginaba felizmente que un día no muy lejano, podría estar de esa misma forma con JiMin.
Ese fue su consuelo durante las largas y solitarias lunas, en las que apenas tenía fuerza para caminar de regreso a su cama. Y ahora él tenía...
Sin montar con JiMin, no tengo... Nada.
—¿Dónde está 095? —preguntó por fin Jin, con su típica pose de esconder las manos detrás de su espalda. El reflejo de supervivencia de YoonGi casi lo hace encogerse miedosamente sobre su cuerpo. Estuvo muy cerca de hacerlo, sólo se detuvo porque en ese momento era necesario ser firme y proyectar confianza.
Si quería a JiMin darle un poco más de tiempo, necesitaba que Jin cediera primero. Incluso si parecía una meta imposible, lo intentaría con su último aliento.
—En el refugio —respondió, aunque eso no fuera lo que Jin quisiera escuchar y lo que seguramente sólo lo haría enfurecer un montón.
—Ah, ¿es de esa forma? —Jin sonrió, una terrible señal que por poco hizo a YoonGi correr.
—Sí, él está ahí.
—Es lo que pienso —el borde de los labios del piloto castaño se sacudió, luego su sonrisa volvió mucho más amplia hasta el punto de parecer dolorosa—, no pudo irse a ningún otro lado.
YoonGi sabía que vendría después de eso, no le importaba.
—No... No pudo venir al entrenamiento —le explicó torpemente, eso no estaba lejos de ser la verdad.
JiMin seguía bajo las cobijas en la mañana, ni si quiera cuando el sol salió tuvo alguna intención de poner los pies fuera de la cama. YoonGi se asustó al inicio, buscó desesperadamente el pulso sobre su cuello y su respiración sólo se reguló cuando bajo sus dedos el ritmo del corazón de su dulce estambre latió suavemente.
Entonces más aliviado intentó que comiera algo, tuvo tan poco éxito como la noche pasada. JiMin le dijo que tenía un nudo sobre su estómago que estaba produciéndole nauseas, aceptó unas rebanadas manzana y volvió a recostarse sobre su costado para seguir durmiendo.
Fue tan complicado para YoonGi ese momento, quería alimentar a su chico hasta que su barriga estuviera abultada y no podría comer más de tan lleno que estaría. Lo que hizo fue distinto a lo que quería, terminó la manzana por su cuenta y miró 095 dormir.
Se veía tan agotado y parecía luchar con algo entre sueños.
Así que YoonGi ni si quiera tuvo la firmeza de mencionarle el entrenamiento.
¿Cómo podía decirle algo así si JiMin se miraba tan desgastado? No podía hacerlo. Quería lo mejor para él.
—¿Dices que no pudo venir? —Jin se veía como si pudiera clavar un cuchillo en su garganta y alejarse con esa sonrisa tétricamente expandida en su rostro. Finalmente fue demasiado aterrador para YoonGi y su impulsivo cuerpo dio un largo paso atrás— ¿Dices que no pudo venir?
—Sí, me disculpo por su parte —se inclinó muy tensamente a modo de respeto, recomponiéndose lo más pronto que pudo—. No se encuentra en condiciones de hacerlo.
Las condiciones de su dulce estambre eran tan malas que YoonGi habría creído que estaba al borde de la muerte si los adultos no le hubiesen dicho que su cuerpo estaba perfectamente curado.
¿Qué hay de su mente? ¿Qué herida pudo hacerse que lo mantenía tan moribundo?
—¿Crees que es algo que puede elegir, 003?
Sí, YoonGi predijo que esa sería una de las respuestas de Jin.
—Sé que no —tomó aire, antes de intentar enfrentar al parásito de melena café—, pero ha sido tomado de su escuadrón, no es...
—¿Estás insinuando que habría sido mejor si lo hubiésemos dejado ahí? —003 miró el suelo, con el corazón abatido. Lo pensó, la última noche y esta mañana viendo a JiMin sufrir tanto lo llevó a preguntarse si fue cruel, si lo tomó del escuadrón al que pertenecía por un capricho.
JiMin se lo negó, antes de besarlo. Pero, siempre podría... Mentirle.
—Yo... Yo, no lo sé —Jin obtuvo lo que quería, hacer que YoonGi dejara de intentar intimidarlo. Eso era profundamente ridículo y por supuesto que no funcionaría en él. Para su sorpresa, el pistilo de ojos ámbar volvió a lucir firme— Pero sé que necesita tiempo.
—¿Tiempo?
—Algo ha pasado con su antiguo escuadrón—Algo horrible que YoonGi no podía imaginar que fuera tan monstruoso para atormentarlo hasta casi matarlo en vida—, algo tan malo que está traumatizado.
—Ciertamente tienes razón —admitió Jin, aún sin abandonar su postura tensa—, un suceso que debió dejarlo tan agotado para que perdiera la memoria cuando se sintió a salvo, estaba muy cerca de estar inconsciente cuando iniciaron el vuelo.
YoonGi estuvo cerca de desplomarse de alivio, repentinamente más animado asintió.
Ahora que conocía el por qué su estambre olvidó su último vuelo juntos tenía los hombros más ligeros, no había sido nada personal. Además, todavía era el lugar donde JiMin podía sentirse a salvo.
Eso estaba tan bien, las cosas no habían cambiado del todo.
Hay que darle tiempo a las heridas. Se convenció mentalmente, su JiMin volvería a ser tan brillante como siempre dentro de poco de tiempo. Tenía que ser su red de apoyo ahora o nunca se recuperaría.
—Sí, es por eso que necesito tiempo. Lograre que se recupere —prometió con mucha certeza— y entrenaremos diario muy duramente. Simplemente debe recuperarse.
Ahí estaba su petición, habría imaginado que sería rechazado de inmediato pero Jin no de indicios de hacerlo tan de pronto. En realidad fue todo lo contrario.
—De acuerdo —pronunció no muy feliz— lo quiero lo más pronto en los entrenamientos.
—¡Sí, muchas gracias! —YoonGi exclamó lleno de vitalidad.
De la nada Jin lo sujetó del hombro, tan sombrío que terminó por apagar todo el buen ánimo del pistilo.
—003, si tu compañero no está aquí en algunos días. Voy a asignarte a alguien más —Sus ojos se encontraron, fue tan aterrador que los pies de YoonGi terminaron clavándose duramente contra el suelo— y voy a enviarlo de regreso a su escuadrón, sin una nave para que lo traiga de vuelta.
—Ah... —murmuró, algo sorprendido y asustado. Aunque todavía conservaba la esperanza, podría lograrlo.
—JungKook, entrena con YoonGi —JungKook miró acusatoriamente a Jin avanzando hacia ambos chicos. Se mantuvo de pie al otro lado de la habitación de entrenamiento escuchando su conversación en caso de que tuviera que saltar a salvar 003—. Serás su estambre mientras 095 no se encuentre en sus mejores condiciones.
"¿Por qué estás haciendo esto?" Le preguntó JungKook telepáticamente con una desconfianza casi palpable.
Jin lo miró mientras le respondía, girando elegantemente sobre sus talones para salir del cuarto de entrenamiento.
"Dijiste que su confianza era importante... Para ganar esta guerra."
JungKook contuvo el impulso de ir tras Jin para gritarle y estallar toda la furia retenida dentro de él, si no fuera porque YoonGi le sujetó la mano dándole un apretón amistoso y luego soltándolo rápidamente.
—Muchas gracias, JungKook —le dijo, mientras le sonreía tan dulce que hizo las emociones en JungKook se drenaran de su cuerpo a una velocidad impresionante. Intentó sonreírle de regreso.
Después del entrenamiento, YoonGi estaba sudoroso y sus rodillas temblaban para mantenerse de pie, su estambre temporal no tuvo ninguna tregua con él. Su única compensación fue ofrecerle a cargarlo hasta su habitación, pero está vez pasó de largo esa oferta.
Consiguió una buena bandeja para la cena, lo que oliera mejor y pudiera ser más llenador. Subió las escaleras tratando de limpiarse el rostro con la manga del uniforme, estaba consciente de lo desalineado que se veía y tristemente no podía hacer mucho al respecto. Tomó el mango de la puerta de la habitación que compartía con JiMin y contuvo la respiración antes de entrar, preparando una buena sonrisa para él. Hasta que escuchó algo extraño viniendo de la habitación.
Un sollozo.
No era la primera vez que YoonGi escuchaba a JiMin llorar, estaba muy lejos eso de ser una afirmación verdadera. Sólo que no de esa forma.
JiMin no lloraba sin él, sin que estuviera abrazándolo y dejando que sus lágrimas empaparan su piel. Eso estaba bien, porque 003 podía luchar contra su propia vergüenza con tal de consolarlo un poco.
Y si lloraba con él, lo que lo hubiese herido entonces no era demasiado preocupante. "Ayer lloré anoche y se sintió mal porque no estabas abrazándome." Diría algo como eso, con un puchero berrinchudo en los labios.
—L-lo siento, YongSung —lloró JiMin, obligando a YoonGi a abrir la puerta tan sigiloso como fue capaz, sólo un poco para verle. Su dulce estambre se veía tan perdido en esa enorme cama abrazaba sus rodillas mientras que se desahogaba profundamente. Fue lo único que pudo observar a primera vista con la luz de la luna y fue profundamente desgarrador— Lo siento tanto, tanto... YongSung.
YongSung, decía. Así que YoonGi alejó la mano de la puerta, con la mente en blanco y pasos torpes bajó los escalones de regreso a la cocina para devolver la bandeja porque sabía que JiMin no cenaría esta noche. Y lentamente fue de esa forma, fue como un muro entre los dos comenzó a cimentarse.
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