TWELVE
Una golondrina alzó el surcó con un aleteo torpe sobre el cielo acompañado de su canto angustioso. Buscando a su pareja de vuelo tan escandalosamente que hizo a YoonGi despertar de golpe.
Se reincorporó sobresaltado por el cambio de lugar mirando su entorno con confusión. Lo único que recordada era la habitación del Garden donde fue encerrado.
Debía estar soñado, de nuevo. El prado en el que despertó fue distinto al anterior. El color de la hierba le recordó a los cabellos de JiMin, venían del oro y al golpear con los rayos del sol parecían dentellear por cuenta propia.
Una vez más su mente estaba entre el filo de la inconsciencia y consciencia. Soñando con algún campo de trigo que jamás conoció pero que en su cabeza se veía lo suficiente familiar.
Su estambre estaba ahí, sentado en su costado. Una versión contemporánea, no la del niño. Esperó con alivio que el chico no le temiera como su copia pequeña, temblando estiró su mano para tocar su brazo.
El rezó que cuando las yemas de sus dedos tocaran a JiMin no la apartara. No sabría si podría soltarlo, el rechazo era algo con lo que nunca tuvo que preocuparse estando al lado de 095.
Lo que menos quería era luchar contra eso.
Los segundos le hicieron sentir que vivía una eternidad, se acabó esa sensación solo hasta que sus dedos estuvieran sobre la brazo del estambre. El músculo bajo su tacto estaba firme, parecía que JiMin mantenía una postura, al menos no estaba empujándolo lejos.
Se alivió, tocando con necesidad el brazo de su estambre. En busca de alguna reacción de cualquier tipo. Nunca llegó, como si sus papeles se hubiesen invertido y él vivera del contacto físico, JiMin permaneció imperturbable.
—Tardaste en volver. —Dijo 095 serenamente, tomando un ramo de la pradera.
—¿JiMin? ¿Por qué estamos aquí otra vez? —Jugando con un trigo y deslizándolo por su mejilla JiMin y apenas sonrió.
Casi no podía llamar a eso una sonrisa. No eran como las que su estambre real les regalaba, de esas que se extendían hasta tocar sus ojos de felicidad.
—Tu mente todavía debe estar buscándolo.
—¿Buscándolo? —Le cuestionó con confusión. El trigo con el que su dulce estambre jugaba tocó sus pómulos e hizo todo un lento recorrido por la mandíbula. Fue la sensación de una mariposa batiendo las alas sobre su piel— ¿Qué busca?
—Eso.
El trigo se movió hasta sus labios, causando que tuviera que abrirlos para aliviar el cosquilleo en ellos.
—Necesito más explicaciones, JiMin. —Pidió atrapando la mano de JiMin para detener su juego, después la liberó con gentileza esperando atrapar su atención. Necesitaba que alguien pudiera darle una respuesta.
El dedo índice de su estambre le tocó la comisura de la boca, jugando con el borde fino.
—El motivo. —Confesó, obligando a separar sus dientes para recibir el dígito.
YoonGi cerró los ojos, los sueños eran sueños porque el cerebro manipulaba información que le interesaba y resultaba todo un proceso bastante interesante. Por eso no tenía mucho sentido buscarle pies o a cabeza a la historia dentro de ellos.
Cuando los abrió, JiMin quitó el dedo de su boca y después lo llevó a la suya, para lamerlo mirándolo a los ojos.
Su comportamiento era tan extraño. En ninguna realidad 095 era algo parecido.
Se rindió, renunció a la lógica de mala gana. Dejando caer su costado sobre el cuerpo JiMin. Era lo único que tenía de él y era dolorosamente real la forma en que el cuerpo de su estambre se sentía, cálido, firme, como a dónde pertenencia.
Quería tan mal quedarse ahí y ser abrazado de vuela. JiMin de la vida real afirmaría sus pies sobre su cadera y lo aplastaría firmemente contra su cuerpo a pesar de si propia vergüenza. Lo mantendría firmemente debajo de él hasta que sus mejillas fueran rosadas.
Pero este chico, la versión de su cerebro apenas lo tocaba más de lo necesario. No estaba sediento de contacto y él era el que quería beber del cariño de JiMin, tan sediento como si hubiese pasado días caminando bajo el sol.
—El motivo. —Repitió por sí mismo. No tenía sentido, dejaría de carcomerse la cabeza o estaría totalmente desgastado al despertar— El motivo, ¿por el que creen que estoy muerto?
Un poco de confusión atravesó la expresión de JiMin, aunque no lo suficiente para cambiar su semblante sin emociones.
Ni si quiera sabía que la cara del estambre rubio podía mantenerse tranquila tanto tiempo, fue perturbador.
—El motivo por cuál pasó, YoonGi... El motivo por el que... Me mataste.
Completamente asustado YoonGi sólo notó que un parpadeo JiMin ya no estaba a su costado. No estaba más el prado se volvió silencio a excepción del rugido bestial de un Klaxosaurio viniendo desde muy lejos.
La último que recordó de su sueño fue que un tuvo un sabor sumamente amargo. La boca le sabía a sangre.
YoonGi volvió de la realidad de su mente con un dolor de cabeza. Recordó que seguía en el cuarto sin ventanas del Garden. Durmió apoyando contra una de las pares. Tenía frío, muchas partes de su cuerpo estaban entumidas y no tenía idea de lo que iban a hacerle.
Tenía miedo. Hasta el último de sus huesos.
Quería a JiMin. Al verdadero, el que lo tomaría con todo su cuerpo y enteraría sus dientes sobre su piel. Sonriendo satisfecho como una piraña traviesa.
JiMin, estoy asustado. Pensó tan alto como pudo. No era usual admitir su debilidad, pero dentro de su cabeza estaba bien si lo hacía. Apretó los dedos sobre su ropa, tratando de centrarse en la sensación de la tela y no en la soledad. Era distinta a la suavidad que estaba acostumbrado del uniforme de parásitos.
No existía forma de que pudiera salir ileso de los adultos. Eran adultos, él solo un parásito debilucho que no era capaz de montar un FranXX.
"No tengas miedo. Estoy contigo ahora mismo, YoonGi." Él se aplastó contra la pared en su espalda. Eso por supuesto que era una fantasía y odiaba mucho la agilidad de su mente para crearle respuestas que le favorecían.
Estoy loco. Se dijo, sin esperar alguna respuesta. Sabía que lo estaría, debía estar sumamente desesperado para hacerse ilusiones y consolarse con la voz de JiMin.
"Yo también."
Sonrió sin fuerzas. JiMin habría dicho eso como regaño para que no sintiera que cargaba con ello sólo, estaría con él.
¿Qué estás haciendo ahora? Preguntó muy fuerte en su mente. Acariciando el borde del término de sus pantalones. Los de parásito siempre terminan debajo de su rodilla y usaba calcetas largas para cubrir la piel de las piernas. No se acostumbraría a esos aunque los portara mucho tiempo, le incómodamente parecían largos y pesados.
"Intento dormir. TaeHyung está cada noche en mi cama"
Dos sentimientos contradictorios chocaron dentro de YoonGi, como dos trenes marchando con fuerza en una misma vía. El impacto fue duro trayendo una ola dolorosa. Estuvo aliviado, si TaeHyung estaba ahí entonces JiMin no tendría que soportarlo todo solo, su dulce chico no podría cargar con su ausencia por su cuenta.
Sin embargo, la parte obscura de sí mismo se volvió un torbellino. Era un deseo egoísta y maligno que lo obligó a enterrar sus uñas en la palma de su mano para frenarse. Siempre pensó que tenía la ventaja sobre SeulGi porque ella no podía dormir con la cabeza de JiMin descansando sobre su pecho, él sí.
¿Por qué su mente tenía que hacerle eso? Intentó imaginar otra respuesta. Pero no vino la voz de JiMin, sólo la imagen de su estambre durmiendo pacíficamente en los brazos de otra persona.
Eso es tranquilizador. Pensó con voz fingida.
"No puedo llorarte así."
¿Es más cómodo que yo? Eligió simplemente formular la pregunta. Si JiMin hubiese estado viendo su rostro jamás hubiese dicho algo siendo tan directo.
"Nunca nadie será más cómodo que tú." Sonrió, sintiendo como la imagen de TaeHyung y él se evaporaba de su cabeza.
Sí, JiMin podría estar compartiendo la litera con alguien más, pero siempre sería el primero. Todavía conservaba algo importante, que no podría ser arrebatado con facilidad.
"YoonGi..." La voz titubeante de su estambre interrumpió su paz, fue bastante breve lo que duró. "¿Tú también...? ¿Puedes...? ¿Escucharme?"
YoonGi enderezó la espalda, mirando la puerta dónde lo encerraron. Su mano viajó al bolsillo derecho donde estaba guardada la fotografía recién encontrada, igual de pequeña que la encontró en el cajón.
Sí. Porque eres una ilusión. Se convenció.
"¿Cómo una voz imaginaria?" Tal vez JiMin estaría mirándolo tiernamente con sus dos orbes rojos. Con confusión y curiosidad por adentrarse en la profundidad de tus pensamientos.
Lo eres. O, ¿qué es lo que... Estás insinuando?
"YoonGi... No, yo... También, también te escucho."
¿De qué estás hablando? Está vez más inquieto que tranquilo esperó que JiMin hablara.
"No soy una imaginación. Estoy pensando esto."
Con diversión que no sentía echó la cabeza hacia atrás hasta golpearse duramente contra la pared. Eso es lo que mi cerebro quiere pensar.
"¿Es tan difícil pensar que esto es real?" Eso sonaba perfectamente como JiMin. Con su tono molesto cuando no era tomado enserio. Perfectamente sonaba.
¿Estás insinuando que podemos comunicarnos... Por telepatía?
"Sí." La voz dentro de su cabeza no titubeó. Eso hizo a YoonGi pasmar cada parte de su cuerpo.
No, no podía ser que eso fuera verdad. Debía admitir que era raro que tuviera una voz mental que no fuera la suya y pudiera responder sus conversaciones. Sería aterrador si no estuviera tan acostumbrado a JiMin.
No es real. Dijo amargamente. Me siento asustado y te necesito.
"YoonGi..." El gimoteo triste de JiMin hizo que su respiración se agitara violentamente. Tenía que ser una broma de su cabeza desesperada. Después de tantos años de convivencia con él nunca pasó nada extraño. La telepatía no podría pasar desapercibida por tanto tiempo. Y ellos no eran especiales.
Las conexiones mentales solo se formaban dentro de la cabina de un FranXX, para tener un control entre el estambre y el pistilo. En su prueba ni si quiera pudiera enlazarse, por ser hombres. Dos estambres conectándose era simplemente imposible.
No podía ser cierto que su mente pudiera escuchar a una distancia tan larga la voz de 095, mucho menos sin conductos que los unieran. En la historia a ningún par de parásitos les pasó algo similar.
No eres real, JiMin... Susurró lentamente, completamente consciente de lo pesado que resultó decir eso. La presencia mental de su estambre permaneció en silencio. Hasta después de un instante, hizo un ruidito herido y luego desapareció.
El vacío en su mente fue extraño después de eso. Le faltaba algo.
JiMin, vuelve. Pidió con esperanza de escuchar la voz del chico. No vino.
Si la puerta no se hubiese abierto con un estruendo aterrador quién sabe cuánto más tiempo habría permanecido trayendo a JiMin de vuelta.
El cuerpo de un adulto saltó a la vista, logrando que el pulso de YoonGi martillara con nerviosismo y su mano se moviera involuntariamente a los bolsillos, dónde descansaban todas las manijas que guardó.
—Ven aquí. —Le ordenó. YoonGi se levantó con la cautela de un gato, mirando con desconfianza al hombre. Tomó una de las manijas dentro de su bolsillo sin titubear. El hombre lo tomó de los antebrazos con excesiva fuerza y tiró de su cuerpo fuera de la habitación. Tuvo la oportunidad mínima de llegar a sus objetos filosos, pero el hombre se la arrebató.
Intentó sacudirse lejos de su agarre mientras parpadeaba para mirar en el pasillo. Al contrario de la habitación donde estuvo encerrado probablemente por largas horas la luz era mucho más tenue.
Por eso no pudo distinguir de primera vista a HoSeok, reunido con un grupo de adultos.
—¡Señor! —Gritó entusiasmado pensando ingenuamente que podría tener una esperanza. Su niñero apenas le dirigió una mirada. Quiso seguir llamándole, el adulto que lo sostenía lo hizo callar con tan solo apretar su brazo.
YoonGi lo comprendió. No estaba en posición de ser ruidoso, si se mantenía en orden tal vez podrían tener misericordia. La canjearía por una oportunidad para escapar lejos de sus garras.
—093, dame tu muñeca —Le ordenó HoSeok, acercándose con un lector propio. El adulto que lo sostenía lo forzó a tenderla para su niñero. Cuando su código fue leído, YoonGi esperó alguna señal de que le dijera que las cosas estarían en orden—. En mi sistema no hay errores, 093 es un parásito registrado.
HoSeok reconoció, con la misma falta de emociones que siempre. Una de las mujeres adultas se movió para hablar y contradecirlo.
—En nuestro sistema...
—Ha sido registrado como un parásito —le detuvo su excusa—, Papá estuvo en su ceremonia. Si este chico fuera una amenaza ya habría sido eliminado.
El estómago de YoonGi dio un vuelco al escucharlo.
El grupo de adultos que estaba con HoSeok compartió una mirada.
—¿Qué es lo que sugiere que hagamos, niñero HoSeok?
HoSeok se ajustó la corbata, mirando por encima de YoonGi.
—Que tenga el mismo trato que SuRan —A 093 le esperaba el mismo destino del corredor obscuro sin fin—. Vigilen que no hay errores en el proceso, encárguense de dormirlo rápido.
YoonGi dejó de sostenerse, la punta de sus pies dejaron de lucharse por tocar el suelo. El asentimiento en el grupo de adultos le hizo saber que no fue un error de su oído.
—¿Dormirme...? —Se sacudió con fuerza, con la esperanza de recuperar el control de sus manos y poder llegar a las manijas. Sin ellas estaba indefenso— ¡¿A qué se refiere con dormirme?!
"¿YoonGi? ¿Qué pasa?" JiMin sonó alterado, aunque la mente de YoonGi se sintió más cálida con él de regreso no hubo forma que eso calmara el miedo que le invadía.
—Háganlo pronto. —Ordenó HoSeok, alejando las manos de su impecable uniforme—Si no tienen motivo por el cual retenerme, me marcharé. Mi escuadrón tendrá misiones.
—Sentimos retenerlo, niñero HoSeok —uno de los adultos hizo con su cuerpo una profunda señal de respeto—. Gracias por orientarnos.
—¡Señor, señor! —YoonGi se agitó esperando una mirada de su niñero antes de marcharse. Pero solo obtuvo la vista de su espalda firme alejarse lentamente de su campo de visión. Tomó todo el aire que pudo, esforzándose en ser escuchado antes de que HoSeok se fuera muy lejos— ¡Dígale a JiMin que se mantenga a salvo!
La garganta le picó del esfuerzo y no supo si su esfuerzo tuvo sentido alguno. HoSeok no le dio ni un indicio de ser escuchado.
—Llévalo. —Le ordenaron al hombre que lo sujetaba. YoonGi intentó golpearlo con sus manos, pero fue en camino. Era una varilla de madera luchando contra un hombre construido como el concreto.
Aunque la puerta hizo un sonido de negación, uno de los adultos uso su propio código y con YoonGi entre los brazos del adulto fue obligado a atravesar la puerta que lo separaba del corredor obscuro. Estaba tan asustado que podría desmayarse, luchando fuertemente contra eso intentó mantener el control de su cuerpo, el primer error que siempre le enseñaron como parásito fue caer presa del miedo por los Klaxosaurios.
Tenía que pensar un plan. En el peor de los casos sólo rezar porque Papá tuviera misericordia con él.
Lo cargaron a una habitación sin compuerta, una camilla elevada por estructuras metálicas en el centro de ella y dos adultas mujeres de pie en cada pared, a sus espaldas paneles de control digitales marcaban números aterradores en colores naranja. Ellas usaban un equipo de protección contra los contagios, desde la nariz hasta terminar en la boca. YoonGi fue testigo muchas veces de esa clase de escudo viral, así limpiaban las salas donde se trataban los niños enfermos en el Garden.
—¡No soy un traidor! ¡No soy una amenaza! —Se esforzó por explicarle entre quejidos. Pataleó, formó dos puños e intentó golpear al hombre que lo sostenía.
—Inicien el proceso. —YoonGi ya no podía distinguir de donde venía cada voz, todos parecían mirarlo con ojos acusadores y el cuarto estaba dando vueltas dentro de su cabeza. Alguien lo tomó del brazo tan fuertemente que la sangre dejó de correr expuesto para una inyección con un líquido amarillento. Podía sentir la punta de una jeringa rozando la primera capa de piel.
Con los ojos húmedos por las lágrimas, pensó que imaginó a las dos figuras que entraron al cuarto. Eran dos muchachos altos, de cabellos largos en trajes blancos y manos enguatadas. Llenos de autoridad y sincronizados, se movieron hasta tomarle el hombro a la adulta que iba a presionar una inyección en YoonGi.
—Deberían dejar ir a ese parasito si no quieren enfurecer a papá. —Uno de ellos dijo severo, logrando que la mujer detuviera su acción.
—¿Tienen una orden?
El que se mantenía un poco lejos de los adultos, miró a YoonGi por un largo rato.
—El aprendiz del Doctor FranXX quiere a 931093 vivo. —Decretó. YoonGi percibió antes de caer en una bruma negruzca dos pares de ojos rojos sobre él.
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