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THIRTY TWØ

Frente al espejo de su habitación en el cuartel de los Nines, YoonGi consiguió con una lima de metal para reducir el enorme tamaño de los cuernos en su cabeza. Las garras fueron más fáciles de sacar de sus dedos y cuando terminó miró sus uñas con una sonrisa satisfecha.

Nunca se vería lo suficientemente humano de nuevo, pero acercarse a esa apariencia le traía un poco más de tranquilidad. Abrió la boca, observando su feroz reflejo y acercó durativamente la lima hacia la punta de sus colmillos. ¿Qué era lo peor que podría pasar si intentaba forzarlos a parecer dientes normales?

—¿Qué estás haciendo? —JiMin le preguntó por detrás, con el ceño fruncido haciendo que alejara las manos de su boca rápidamente.

—Nada —mintió. Aunque después se giró para mostrarle su nueva apariencia— Me veo mejor, ¿no es así?

—Te ves igual de encantador que siempre.

JiMin se encogió de hombros como si no significara nada y dirigió sus dedos hacia el collar en el cuello de YoonGi, sin decir nada al respecto. El pistilo tuvo que hacerlo.

—¿Qué haces?

—Voy a tomar esto prestado... Para unos pequeños ajustes.

—No te estoy dando permiso, esta es mi piedra —lo amenazó intentando parecer un poco serio.

Su compañero se rio como si le hubiese contado un buen chiste antes de acercarse y plantar su boca sobre la comisura de YoonGi.

—No puedes decir que no a nada.

—No me retes —le advirtió aunque sabía que no debía ser muy convincente gracias a la sonrisa suave que comenzaba a formarse.

Si JiMin iba a decir algo, no tuvo la oportunidad de hacerlo. La puerta se abrió lentamente como si estuviera siendo tirada pacientemente por un delgado hilo y sólo existía alguien en todo el lugar que podría abrirla de esa forma.

Jin acomodó sus guantes después de alejar sus dedos de la perilla.

—Buenas noches, solicito que hagan su presencia en la primera planta. Hablaremos de los planes de lucha y su posición.

—Ah, estaremos ahí —YoonGi respondió por JiMin, porque todavía era un poco mejor lidiando con las apariencias.

—Los esperaremos.

No sonó como una simple despedida, se sintió un poco escalofriante acompañado de la sonrisa perfecta en el rostro de Jin y sus perfectos movimientos llenos de calma.

YoonGi esperó hasta que los pasos del parásito de los Nines desaparecieran del pasillo por completo para hablar con JiMin.

—Tenemos que ir.

—Tenemos —aceptó JiMin con un suspiro, guardando el collar de la piedra ámbar en su bolsillo.

"Aunque esto no se siente normal."

YoonGi lo sabía y pensó en algo que pudiera hacerles sentir mejor a ambos, haciendo una mueca.

Me siento igual de desconfiado que tú pero debemos actuar normal para que no sospechen nada. Nos matarían si lo supieran.

"No lo creo, si nos necesitan tanto borraran nuestros recuerdos." Su estambre tenía mucha razón, era tan inteligente y brillante que YoonGi no podía estar más orgulloso de tener como su propio piloto.

Por eso debemos aparentar normalidad. Se miraron a los ojos y de una manera muy sincronizada asintieron, haciéndose la misma promesa en silencio.

Tratar de no delatarse si querían sobrevivir para hacer justicia en la esperada batalla.

Lo intentaron con mucho esmero desde que comenzaron a bajar las escaleras y reforzar su actitud normal al llegar al comedor. El escuadrón de los Nines estaba reunido ya, todos tan imperturbables con miradas muertas en sus calculadoras expresiones.

El aprendiz del doctor FranXX los esperaba también, escondiendo los brazos detrás de su espalda. Cómo era habitual en él.

YoonGi y JiMin un asiento en el comedor, aunque el ambiente estaba sumido en un ambiente tan tenso que fue imposible que no se pusieran un poco paranoicos al respecto.

Tenían más enemigos que aliados dentro de ese lugar y uno de ellos ni si quiera estaba molestándose en esconder sus intenciones. JungKook tenía sus fuertes brazos cruzados contra su pecho y les mantuvo un ojo encima sin importarle que los incomodaría.

JiMin se movió disimuladamente para cubrir a YoonGi con su cuerpo, nunca podía controlar esa reacción instintiva que se encendía cada vez que sentía que su pistilo podía estar en peligro.

Escuchó al único adulto iniciar la charla, manteniendo esa posición.

—Ya que estamos todos los Nines voy a explicarles el método de ataque, es bastante simple y espero todos puedan comprenderlo—El aprendiz FranXX les lanzó una mirada de análisis antes de dar dos aplausos. De esa forma las luces se apagaron y los planes aparecieran en hologramas naranjas frente a ellos—. Estos son los planos, vamos a tomar el nido de la reina de los Klaxosaurios. ¿La conoces o no, 003?

YoonGi se encogió, usando sus ojos para darle la mejor impresión de desorientación.

—Me hablo de ella, señor.

Teniendo que no le creyera, apretó sus puños.

"Tranquilo, pienso que sólo está tratando de ponerte nervioso. Estaremos bien."

La voz de JiMin en su cabeza fue un sedante bastante efectivo, evaporó su nerviosismo en gran parte y su actuación se volvió verdadera.

Permaneció tranquilo y el aprendiz del doctor FranXX dejó de prestarle atención. Haciendo con sus dedos que el mapa se volviera más grande en cierta zona.

—Este es el nido, fueron bastante astutos porque tienen un gran núcleo de energía de manga. También será nuestro —Con una sonrisa presumida, prosiguió—. Escuadrones de apoyo servirán como una primera carnada.

El adulto no mostró interés en eso, ni los Nines, sin embargo JiMin si lo hizo.

—¿C-cómo una carnada? —balbuceó el estambre perdiendo color— ¿Significa que morirán?

Riéndose de su pánico, el aprendiz del doctor FranXX se miró espeluznante.

—Muchas personas perderán la vida y es necesario si la humanidad quiere resistir.

Mentiroso. Siseó YoonGi dentro de su cabeza y JiMin lo escuchó perfectamente dándole toda la razón.

"Es un mentiroso, no puedo evitar odiarlo."

—Los Nines entrarán al nido con un detonador, no dañará el núcleo de nuestra energía pero si acabará con los monstruos. Es en este precioso momento cuando 003 y 095 entrarán en nuestro cuadro de batalla —los apuntó y el de parásitos pudo sentir la atención de todos en el lugar sobre ellos—. Van a luchar contra la reina Klaxosaurio.

—¡¿Nosotros?! —JiMin gritó poniéndose de pie, YoonGi lo miró. Pensando que era una locura pero era una oportunidad perfecta para los dos.

—Confío en que podrán hacerlo —Lo que debía ser un comentario reconfortante sonó como una sentencia de muerte para los dos—. Además recuerdan perfectamente lo que está en juego. Maten a la reina, regresen con vida y tendrán su libertad.

Se escuchaba con su fin.

Más tarde, cuando JiMin se metió en las cobijas para sentarse junto a YoonGi en la cama todavía podía escuchar las palabras en su cabeza.

Apoyó la espalda en la cabecera y obligó a su pistilo a descansar su cabeza sobre su hombro para poder darle caricias que los relajarían un montón a ambos.

No vamos a atacar a la reina. YoonGi le dijo, mientras su estambre se encargaba de acariciar sus negros cabellos.

"Estaba pensando en eso, ¿cuál es nuestra opción? Me gustaría hablar con ella."

No creo que nos escuche, somos sus enemigos.

"Yo lo soy, por ser un humano. Tal vez tú tengas una oportunidad." Llenándose de entusiasmo como un cuenco que obtiene un montón de agua de repente. JiMin abrió los ojos. "¡Deberíamos intentarlo y decirle que estamos de su bando!"

¿Luego qué?

"Luego..." JiMin presionó con amabilidad sus dedos con la coronilla de YoonGi, cerca de sus cuernos. Pensando muy duro hasta que final lo consiguió, era un buen plan. "Tenemos que detener la bomba. Si somos los aliados de la reina podemos vencer a los Nines."

¿Qué pasará si no lo hacemos a tiempo? ¿Deberíamos ayudar a la reina a escapar?

Su estambre rubio asintió de acuerdo.

"Y a los Klaxosaurios."

Si fuera de ese modo... El núcleo de Magna explotaría y no habría nada que los humanos quisieran adueñarse.

"Suena fácil." Susurró JiMin aunque en sabía perfectamente que todo su plan estaría lejos de serlo.

Si los humanos los atrapaban ayudando al enemigo, iban a matarlos. Estaba asegurado que no tendrían piedad y su libertad sería un sueño marchito.

Podemos hacerlo. El falso optimismo del parásito de ojos amarillos lo hizo sonreír. Se sentía un poco torpe su frase.

Observó a YoonGi con amor y se encontró que él también lo estaba mirando con la misma intensidad.

—Dame un beso —le pidió a su pistilo cerrando los ojos, entonces su compañero se acercó para complacerlo. Ellos estaban mejorando mucho en eso, al inicio solían ser torpes y sus labios terminaban amorotanados— Otro.

YoonGi bufó, pero de cualquier forma de movió para complacerlo. Dejándolo sin aliento y con un nudo en la garganta. Después de todo, era su última noche antes de que la guerra empezara. Ninguno de los dos podía prometer mantenerse a salvo por mucho que lo desearan y el desconcierto era aterrador.

—Recuerda que siempre serás mi amor y todo lo que suceda en el campo de batalla—susurró, atrapando las manos frías de su eterno pistilo— habrá sido mi elección.

Pudo sentirlo tensarse después de que lo dijo.

—No tienes que despedirte, no vamos a morir mañana.

JiMin sonrió en la obscuridad, besando la mano de YoonGi en silencio como una respuesta muda y esperando a que se durmiera para trabajar en la sorpresa que le daría antes de enfrentarse contra la reina de los Klaxosaurios.


Las noches nunca se sintieron tan cortas como esa, el mañana estuvo en un parpadeo sobre ellos y en otro estaban dentro de la nave que los conduciría a su FranXX. JiMin se sentó en el asiento de la nave junto a la ventana para soplarle al cristal y hacer dibujos mientras YoonGi lo observaba.

Dio un vistazo hacia atrás, el refugio de los Nines quedó tan lejos que era imposible volver a mirarlo.

Ya no volverían.

Hace un par de días eso no habría significado nada, pero con todos sus recuerdos se sintió lo suficientemente sentimental para pedirle un abrazo a su estambre. Todo lo que vivieron en su lugar, nunca regresaría.

Las veces que JiMin se balanceó en su columpio muy alto riendo y siendo extremadamente joven con sus cabellos dorados golpeando contra el sol. Las veces que se miraron a los ojos todos cubiertos de tierra después de plantar sus pequeñas flores. Cuando JiMin talló gaviotas en el marco de la puerta y se lo mostró orgullosamente, aunque el joven YoonGi de ese recuerdo no conocía la palabra amor, supo que ese chico sería su compañero por el resto de su vida.

Lo único que lo mantuvo feliz fue que no regresaría al prado y el recuerdo de ese aterrador día por fin comenzaría sepultarse.

—¿YoonGi? —JiMin lo interrogó por tercera vez y tuvo que tocar a su pistilo para que lo escuchara— ¿Está todo bien?

Pero todo eso que extrañaría no eran más que recuerdos. Su presente estaba con este JiMin, un muchacho que se veía cerca de volverse uno de los adultos seguía.

En ese instante, tenía que luchar por su presente.

—Eso creo, estaremos bien.

—Lo estaremos, siempre solucionamos todo. —JiMin asintió y YoonGi pudo leer que su cuerpo se inclinaba como si quisiera ser besado. Pero ellos estaban en la nave de los Nines, no era un lugar tan íntimo donde lo disfrutarían.

Cuando estemos dentro del FranXX te daré ese beso. Le prometió y rápidamente movió el rostro para que JiMin no pudiese observar como su rostro se llenaba de color ante sus palabras atrevidas.

"Más vale que lo hagas"

Habría sido un lindo momento si SeokJin no se hubiese detenido frente a sus asientos, acomodando sus guantes blancos con elegancia exquisita. Entonces se volvió hacia ellos, regalándoles una sonrisa que lo hacía ver como un príncipe.

—Sólo quiero recordarles que tenemos un ojo sobre ustedes —dijo lentamente y la sangre de los dos pilotos frente a él se heló—. No me gustaría que intentaran ninguna locura.

—¿De qué hablas, Jin?

YoonGi se esforzó por decirlo con un tono no creíble, pero no pudo saber si eso dio resultados porque el parásito de los Nines mantuvo esa expresión engañosamente feliz.

—Existe una probabilidad que no sepas de lo que habló. Cómo existe una posibilidad que lo sepas —mirándolos casi con aburrimiento, Jin soltó su amenaza—. Cómo pueden tener su libertad esta lucha, pueden pasar una verdadera prisión.

—¿A qué te refieres con una verdadera prisión? —JiMin titubeó.

Eso logró que la chispa de aburrimiento en los ojos de Jin fuera remplazada por una frialdad a la que debía temerse.

—Traicionen a los humanos y averígüenlo.

—¡Vamos a aterrizar! —anunció uno de los adultos y Jin los abandonó para atender el anuncio de emergencia.

YoonGi sintió el pánico, la adrenalina corriendo dentro de su sistema.

¿Serían castigados cruelmente por intentar hacer lo correcto?

Por un largo momento, simplemente estaba él entre todo el ruido de la nave. Hasta que la voz de JiMin lo sacó de todo ese mareo.

—Tenemos que ir a nuestro FranXX, YoonGi —Suavemente le recordó con la voz que venía de su boca.

"¡Vamos a hacer que Jin se retracte de sus palabras!" Contrastantemente JiMin gritó dentro de su mente, mientras la compuerta de la nave se abría y ellos eran obligados a bajar la sede junto con los adultos.

Si el pistilo pensó que su compañero se sentiría inseguro después de las palabras de Jin se equivocó. Seguía demostrándole cuán valiente era, así que YoonGi aceptó el desafío con la misma intensidad.

¡Suban al FranXX!

¡Enciendan los demás, en orden beta!

Las estaciones para montar un FranXX siempre eran todas iguales. Apilaban los robots por tamaños y ponían escaleras portátiles para subir hasta el cuarto de comando. Los dos comenzaron a subir sobre ella y no estaban muy seguros si eran sus pasos o la inestabilidad de la escalera, pero pensaron que podrían caer fácilmente.

Saltaron a la cabina y cuando YoonGi puso el último pie adentro la compuerta se cerró y ellos quedaron una casi completa obscuridad.

JiMin lo atrapó a ciegas, antes de que caminara hacia la silla que debía montar como pistilo.

—Espera, tengo algo para ti.

La curiosidad de YoonGi sólo fue saciada por el sonido del tintineo, venía de los bolsillos del traje de su compañero. Difícilmente fue capaz de mirar algo pequeño y con una forma redondeada. JiMin se estiró para colocar una condena sobre su cuello y pensó que estaba devolviéndole su collar. Pero curiosamente la piedra ámbar se sentía menos pesada de lo que fue alguna vez.

—¿Qué es esto?

—Tu turno —Su estambre dijo en respuesta, dándole algo en la mano. YoonGi sintió que era una cadena igual y una sonrisa tiró de su boca mientras lo entendía—. Espero que puedas ponerlo en la obscuridad...

YoonGi no le dijo que como Klaxosaurio podía perfectamente. Su visión era más clara y más sensible, era el depredador.

Le colocó el collar a JiMin con toda la delicadeza que su compañero de vuelo debía ser tratado.

—¿Simplemente rompiste mi reliquia?

—¡No la rompí! —se quejó su dulce niño. Sus pucheros eran casi visibles— La dividí en dos porque pensé que... Sería algo de amor, no importa si nos separamos después de esta lucha. Siempre tendré en una parte tuya y tú siempre tendrás una parte mía.

—Siempre y cuando salgamos de aquí con vida también—afirmó con un susurro dejándole un pequeño beso en los labios y de esa forma mágicamente, el FranXX se encendió y todas las luces.

Con el beso que le prometió.

—¡Hagamos esto! —JiMin exclamó entusiasmado corriendo hacia su puesto. YoonGi lo imitó, se arrodilló de espaldas a su compañero, haciendo que las palancas se desplegarán de sus muslos y de inmediato su compañero de vuelo las tomó.

—Hagamos esto —repitió e hicieron el FranXX avanzar. 

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