THIRTY THREE
El cielo no era prometedor, lleno de espesas nubes grises que anunciaban pronto una gran tormenta. Podía sentirse ya la lluvia golpeando sobre los enormes robots de combate que caminaban.
La tierra se partía en dos bajo sus poderosas pisadas.
No eran sólo 093 y 095. Una alta cantidad de FranXX marchaban uniformemente delante de ellos y seguro había un enorme número que no podían mirar y que cuidaban de sus espaldas.
Los Nines no estaban muy alejados y para la paranoia del pistilo, sintió que el arma que comandaban Jin y JungKook los miraba más de lo normal.
—No tenía idea que existían tantos parásitos... —murmuró JiMin, habría sido difícil saber si se trataba de su propio pensamiento o uno de YoonGi al estar conectados por el sistema del FranXX. Pero gracias a sus largas charlas por telepatía, sus voces mentales eran bastante claras y altas.
—Estos son todos los jóvenes que los adultos engañaron.
No era necesario conocer mucho a YoonGi para saber cuánto le molestaba la idea. Todo su cuerpo se encontraba tenso y daba la apariencia de ser un tigre blanco a punto de saltar sobre su presa.
JiMin lo miró, preguntándose la cantidad de tiempo que su compañero podría soportar estando de rodillas. Era extraño, porque nunca se hizo esa pregunta cuando montón con SeulGi o... YongSung. Pero en ese momento le preocupaba que fuera demasiado incómodo para su compañero.
—Si algo te molesta me lo dirás, ¿YoonGi?
Su pregunta con un tono extraño hizo que YoonGi girara la cabeza por encima de su hombro.
—Lo prometo —dijo, con el ceño fruncido y una sonrisa de extrañeza con todo y sus colmillos.
El estambre le devolvió el gesto, sintiendo que de repente estaba preocupado por algo que no debería. No podía evitarlo, se trataba de su estambre y su amor. Siempre se sintió como su deber protegerlo.
—Los Klaxosaurios se acercan, manténganse alerta —El aprendiz les avisó a través de la pantalla que se proyectaba en la semioscuridad de la cabina de su FranXX.
Los dos pilotos se tensaron violentamente, mirando a los demás robots en sus costados tomar sus armas para iniciar la verdadera pelea. Si los Klaxosaurios estaban apareciendo significaba que su nido bajo tierra aparecía en cualquier momento y no podían esperarse un feliz recibimiento si unos humanos intentaban atacarlos en su refugio.
Los adultos de verdad esperaban que tomara las vidas de compañeros Klaxosaurios.
Apretando las manos en los controles, JiMin recordó el plan que había hecho con YoonGi.
Tendrían que herirlos, no matarlos a menos que los adultos sospecharan su traición. Si acaban con su tapadera tan pronto y sin estar cerca de la reina de los Klaxosaurios estarían muertos.
Era usual que cuando él se subiera a un FranXX dentro de la cabina con SeulGi, ella fuera la única entusiasmada con el número de Klaxosaurios con los que debían acabar. Mirando esos recuerdos desde el presente, se preguntó si algo dentro de su mente le susurraba que los monstros azules no era eso que los adultos le hicieron creer.
Podía sentir dentro de su cabeza que YoonGi pensaba de la misma manera. En una fuerte contradicción de mantener su coartada o salvar las vidas no humanas, pero esas seguían siendo vidas tratando de quitar lo que alguna vez le arrebataron, la energía de magna y sus compañeros asesinados.
La primera criatura azul vino hacia ellos, corriendo en cuatro patas con una la forma de león y con el tamaño de una ballena.
No era posible no mirarlo a pesar de todo el grupo de FranXX que obstruían su visión.
—Acaben con esa cosa —Esa era una orden comunitaria dictada por el aprendiz FranXX, sonó en las cabinas de todos los FranXX aunque sólo la primera línea de defensa actuó. Moviéndose velozmente para acabar con su vida, el ser azulado no tenía esperanza parecía haber sido lanzando como una prueba para los humanos de lo que vendría. El cebo para causarles terror.
JiMin pudo sentir dentro de su lazo mental la agitación en su compañero cuando un alarido vino del Klaxosaurio. Algo inhumano que si no fuera lo suficientemente perturbador de escuchar, sonó como su sangre azul se derraba de un solo salpicón.
—YoonGi, haz tus pensamientos más suaves...
Al instante su compañero lo hizo y su presencia dentro de su cabeza se volvió casi tímida.
—Perdón, no fue intención. No quise dañarte —le aseguró, dándole una mirada apenada.
—No tienes que preocuparte —JiMin sonrió para consolarlo, demostrándole que no le había hecho ninguna herida— si te hace sentir mejor puedes sostenerme, pero volverá nuestro FranXX un poco torpe.
YoonGi asintió con un pequeño suspiro.
—Me relajaré porque —regresó la vista al frente y su voz se volvió profundamente sombría— me temo que no es la última vez que veremos algo así.
Su estambre sabía de lo que hablaba, únicamente era necesario regresar la vista al frente para saber que quería decir. Los Klaxosaurios ya estaba saliendo del suelo en sus manadas y muchos de ellos eran de formas distintas, tantos que igualaron el número de los FranXX en un parpadeo.
—Todos conocen sus posiciones —Después de pasar tanto tiempo conviviendo con el aprendiz del doctor FranXX fue bastante notorio para YoonGi el cambio de su voz mientras dictaba las órdenes. Era apenas sutil el temblor, pero era una señal que delataba lo muy nervioso que en realidad le ponía toda la operación—. Comiencen.
Todo alrededor de JiMin y YoonGi se volvió un campo de batalla desastroso. Los gigantes robots se lanzaron con sonidos metálicos, escuadrones gritando y los Klaxosaurios chillando.
Por un momento el par se sintió tan fuera de lugar, dentro de su FranXX y en su conexión sabían cuánto amor tenían el uno por el otro, sus sentimientos eran mariposas de delicadas alas blancas. Esas personas estaban tan llenas de un odio que no era suyo, de creencias que sembraron y ahora eran enredaderas en sus pensamientos.
¿Cuándo fue la última vez que estuvo en una batalla tan desorganizada? El único espectáculo tan desastroso que JiMin miró, fue... Desde la muerte de YongSung.
El pensamiento le trajo un par de imágenes a la cabeza, algunas de ellas no las había visto en un largo tiempo. Rápidamente se preocupó porque YoonGi estuviera viéndolas a través de su conexión mental.
—JiMin, estamos bien. Esos son recuerdos
Aunque su compañero intentó consolarlo, lo único que logró fue que el pánico zumbara en los oídos de JiMin. Luchó fuertemente por alejar todo recuerdo que pudiera resultar ser demasiado para que la tranquilidad de su compañero se mantuviera a salvo.
—No los mires, no mires esos recuerdos... —murmuró completamente nervioso.
—¡No se detengan!, ¡¿qué se supone que estás haciendo con los controles, JiMin?!
Tanto al pistilo como el estambre les costó reconocer entre toda la multitud de dónde venía esa voz. Era JungKook hablando desde su FranXX.
Los de los Nines eran todos iguales y eso sólo confundió un poco más a JiMin, pero se esforzó en despertar de ese trance y mover las palancas para hacer avanzar toda la estructura robótica. Sabía que tenía que ir a algún lado y lentamente recordó que tenía que seguir a todo el escuadrón de hombres en dirección al nido.
Bien, podía hacerlo.
O eso fue lo que pensó, porque a su costado una figura demasiado familiar, de un robot que reconocería desde sus pesadillas, trotó velozmente para acabar de un solo golpe con un enorme Klaxosaurio, en forma de serpiente que se ató a su tobillo robótico.
—¡Es Dawn, YoonGi es Dawn! —gritó usando todo el entusiasmo que había dentro de su cuerpo y pudo sentir como YoonGi le devolvía la misma esperanza a través de su lazo mental.
—No tengo dudas, sí que encontraste a Dawn —El pistilo le dijo y JiMin podía saber que estaba sonriendo sin la necesidad de mirarlo.
—¿Podemos acercarnos? Sólo un poco —Sabía que no tenía que pedir permiso YoonGi le concedería ese deseo, porque cuando menos lo esperaba ya estaba ayudando al movimiento del FranXX. Con el corazón dentro de la garganta siguió la sombra que le pareció ver sin alejarse demasiado de los Nines. Entonces el robot que formó parte de su antiguo escuadrón apareció en su campo de visión— ¡Dawn! ¡¿Son ustedes chicos?!
Usó el altavoz dirigiendo el sonido hacia Dawn, reduciendo las posibilidades de no ser escuchado por todo el ruido del violento enfrentamiento.
—¿Dawn? —murmuró alguien dentro del FranXX que JiMin miraba. Parpadeo lágrimas cuando reconoció la voz de esa persona.
—¡Tae, tae, eres tú! ¡¿Estás pilotando con YongSung?!
—¿Quién es YongSung? —respondió TaeHyung. Diciendo el nombre de su excompañera tan ligeramente, sin estar lleno de ese sentimiento desbordante que podía palparse. El amor y no había ni una pizca de él.
Escucharlo asustó tanto a JiMin.
—¿Qué? —balbuceó el rubio estambre, sin saber que decir ante esa pregunta— YongSung es, ella es...
Ella era el todo para TaeHyung. Todavía podía recordar la expresión desgarrada en su rostro mientras tomaba a YongSung contra su pecho.
¿Cómo pudo olvidarla?
—¿Por qué están hablando con parásito en medio de la lucha? ¡No desperdicien energía!
Otra persona los interrumpió y 095 no sintió esperanza al ver el FranXX de NamJoon, ni cuando escuchó sus órdenes después de tanto tiempo. No sonaba en nada como el líder cálido y amable que recordaba, esa persona era una versión más joven de HoSeok y su frialdad.
—Nosotros no iniciamos la conversación, líder —SeulGi dijo y el estómago de JiMin se retorció en tirones nerviosos al notar que ella estaba hablando desde Dawn.
Si SeulGi estaba en esa cabina, piloteando con TaeHyung... Eso sólo podía significar una cosa.
YongSung realmente murió.
—Lo siento mucho, JiMin —YoonGi le dijo suavemente, girando el cuello para verlo.
Su estambre encontró su mirada con los ojos húmedos y agradeció que la presencia mental de su compañero se volviera suave y tibia. Como una manta que abrazaba su cerebro después de todos los horribles sentimientos que lo hería.
No podía negar que siempre guardó un poco de esperanza. ¿Qué tal si TaeHyung encontró un adulto y pudieron salvar a YongSung? Con todo el avance medicinal gracias a la energía de magna nunca era imposible detener la muerte, a menos que fuese demasiado tarde.
Debió serlo, TaeHyung debió encontrar ayuda en el tiempo equivocado y no había nada que hacer ya.
—Parásito 095, te pediría que no distraigas a mi escuadrón y cumplas con la misión que se te ha asignado.
JiMin se obligó a disimular su expresión triste cuando la imagen del niñero HoSeok apareció como una proyección dentro de su FranXX. A diferencia de todos sus amigos, ese adulto no había cambiado en nada.
—¡Usted...! —gruñó, sujetando con violencia las palancas— ¡¿Qué les ha hecho?! ¡No recuerdan a YongSung, ni a YoonGi y a mí!
HoSeok les dio una larga mirada sin decir ni una palabra, su silencio resulto divertidamente cruel para todo el ruido que hacían los Klaxosaurios al morir.
—La muerte de su compañera fue bastante devastadora para todo el escuadrón, no habrían vuelto a la lucha con esos recuerdos.
El adulto estaba admitiendo tan abierta que había manipulado sus recuerdos, como el aprendiz del doctor FranXX. JiMin sentía que el odio hacia todos ellos crecía tanto en su interior que pronto estallaría.
—¡Pero no debió borrarnos así, eso no es justo!
Para la sorpresa del estambre, algo doloroso brillo en los ojos de ese niñero. Aunque fue rápidamente apartado pero no se podía fingir que nunca estuvo ahí.
—095, tú no sabes lo que es perder un compañero al que amas. Esto no fue una decisión egoísta como piensas y mucho menos injusta, estoy cuidando de todo mi escuadrón y en especial del parásito que la perdió. No permitiré que atraviese el mismo dolor que yo he padecido desde que el hombre que amo se fue.
JiMin perdió toda capacidad de hablar. Ni en sus sueños más locos pensó que podría ver algo parecido, a HoSeok viéndose vulnerable y lleno de sentimientos.
Entendía a dónde iban todas esas cartas que su niñero escribió, las que TaeHyung y YongSung descubrieron junto con la palabra amor y porque nunca fueron respondidas.
—Niñero HoSeok, yo...
—Concéntrate en tu misión, nunca fuiste un parásito demasiado atento. Pese a eso tienes a YoonGi y toda la humanidad puede ser salvada gracias a ti.
Por primera vez desde que 095 Y 093 tenían en sus recuerdos al hombre que se encargó de protegerlos y educarlos a su manera durante un largo tiempo, sonrió.
La manera en que sus altos pómulos se levantaron y dos suaves hoyuelos adornaron la comisura de su boca fue desconcertante para los dos pilotos.
Con ese último retrato, su niñero cortó la transmisión y la pantalla se quedó a obscuras.
—El niñero HoSeok podía... —intentó decir JiMin, YoonGi completó su idea con el mismo asombro.
—...Podía sonreír.
La proyección de Jin remplazó el lugar donde su niñero estuvo. El parásito de los Nines mantenía esa elegante sonrisa mientras atravesaba a un Klaxosaurio con una de sus espadas, fue bastante espeluznante.
—Estamos en la entrada del nido de los Klaxosaurios, les ordeno que recuperen el control y recuerden que no deben alejarse de nosotros hasta el momento final.
Si Jin no les hubiese advertido, ellos habrían sido tomados por sorpresa. Ninguno de los dos había notado que ellos ya estaban a orillas del lugar donde se centraría el ataque.
En un sitio subterráneo.
La entrada de la cueva era un enorme agujero por el que cabría todo un edificio, tenía los bordes ásperos y por la forma en que estaba moldeado evidencia que no fue ocupado un instrumento humano para eso. Esa apertura relucía un azul intenso, debía venir del interior del nido y tendría que ser un fulgor de los Klaxosaurios que se encontraban dentro.
Un núcleo de energía de magna, el refugio de los Klaxosaurios, y su poderosa líder. Todo eso esperaba por ellos en cuánto descendieran.
—Bajen —Jin les ordenó a todos los que se encontraban. Los Nines fueron los primeros en saltar con sus robots delicadamente, luego JiMin que no tuvo la capacidad para hacer descender el FranXX de una manera delicada.
Cayó al nido y toda la estructura del arma que piloteaban hizo eco por las paredes del túnel. El único sonido que se mantuvo por un par de segundos y después desapareció.
—Siento que no hay nadie aquí —YoonGi comentó y su estambre se preguntó si quería hablar porque el ambiente era demasiado abrumador para permanecer callados.
—Avancen, no rompan su formación.
Aún no era el momento para desobedecer a Jin, así que los dos pilotos cómplices siguieron sus órdenes. Avanzaron con pisadas lentas por el ancho conducto que parecía desierto.
Todo eso tenía un motivo horrible y fue cuestión de unos pasos para que todos descubrieran de qué se trataba.
Frente a ellos, los FranXX de los pilotos que fueron enviados como carnada estaban destrozados. Las partes destrozadas enviaron escalofríos violentos a JiMin y ganas de correr lejos.
Pero no fue la parte más aterradora, la reina de los Klaxosaurios estaba sentada en un trono de piedra. Rodeada de todos los cuerpos de los robots dirigidos por los humanos y acompañada de unos enormes Klaxosaurios que tenían el aspecto de gigantes lagartos. Todos tan azules.
—Oh, vaya. Son los humanos y... —Sus ojos se dirigieron al FranXX en el que 095 piloteaba, como si pudiera ver su miedo a través de la cabina ella sonrió mostrando unos colmillos como los de su pistilo de cabello negro— YoonGi. Ya te estaba esperando.
¿Por qué ella sabía el nombre de su compañero? JiMin comenzaba a preguntarse eso y entendió que no necesitaba la respuesta, necesitaba proteger a YoonGi. Porque la reina de los Klaxosaurios había comenzado a moverse hacia ellos a una rapidez alarmante.
Él también lo hizo, saltando de su puesto que tenía como estambre y corriendo a atrapar a su compañero.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro