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THIRTY FØUR

A JiMin siempre le gustaron las golondrinas más que el resto de las aves, eso no tenía un motivo real. Siempre se sentía demasiado deprimido en el refugio del escuadrón liderado por NamJoon, sus aves favoritas volaban en la primera y solían herirse al golpearse con el domo del refugio.

Ninguna de ellas podría volver a volar y muchas no sobrevivían.

Lo que más le encantaba parecía resultar eternamente herido ante sus ojos.

095 se prometió que no permitiría que algo que le pareciera tan especial resultara lastimado, no mientras él tuviese la suficiente fuerza para ponerse de pie.

Mientras se movía de su puesto para atrapar a YoonGi antes de que la reina Klaxosaurio lo hiciera, JiMin recordó ese juramento. Nadie iba a hacerle un solo rasguño a su pistilo si él tenía un poco de vida dentro de su cuerpo.

—¡¿Qué...?! —YoonGi gritó cuando se compañero lo tomó entre sus brazos y lo arrancó del lugar que debía mantener como pistilo.

Rodaron por el suelo y el estambre se esforzó por cubrir con sus manos la nuca de YoonGi. Buscando evitar una lesión demasiado grave.

JiMin no recordaba alguna misión dónde hubiera temblado tanto, escuchando los pasos de la reina de los Klaxosaurios acercarse hacia su cabina.

No pasó mucho tiempo para que un profundo terror lo inundara completamente. El sonido fue atrapado perfectamente, de cómo la compuerta era perforada y la cubierta de su robot se hacía añicos.

—¡YoonGi! —JungKook gritó desde su FranXX, haciéndole recordar a JiMin que los Nines también estaban ahí. Entonces, ¿por qué no estaban ayudándolos?

No, JungKook, no vamos a intervenir. No es nuestro trabajo, es la misión de 095 encargarse de este objetivo.

Apenas podía reconocer la voz de SeokJin, pero era claro que estaban abandonándolos y hablar por el altavoz de su robot sólo mostró que quería dejárselos en claro.

095 y 093 estaban abandonados con su propia defensa.

Abriendo los ojos y sosteniendo más fuerte a YoonGi contra su pecho, él se obligó a mirar la enemiga intrusa dentro de su cabina.

No había esperado algo humano, pero sin dudarlo la reina Klaxosaurio tenía el rostro de una mujer y la forma de sus brazos también. El resto de su apariencia era la de una de las criaturas azuladas, poseía tentáculos que parecían hechos de piedra color persa.

Compartía un par de aspectos que tenía al igual que YoonGi. Las garras y los colmillos lo eran, reluciendo amenazadoramente cuando ella habló para los dos pilotos.

—Te he estado esperando —Tenía una voz tan engañosamente suave que alertó en todos los sentidos a JiMin—, he escuchado de una creación humana que tiene la sangre de un Klaxosaurio, me causó tanta curiosidad saber cómo podría ser.

Uno de los tentáculos de la reina se dirigió hacia ellos y JiMin sabía lo que quería, tomar a YoonGi.

Pero tendría que arrancarle los huesos de los brazos antes de que eso sucediera.

"¡YoonGi, no me sueltes!" Gritó telepáticamente al sentir como su compañero era tirado lejos de él.

—¡No, no quiero, déjame ir! —YoonGi intentó patalear, luchando en vano contra la fuerte extremidad que se había atado a sus tobillos con tanta fuerza que estaba cerca de causarle una fractura— ¡JiMin!

La reina de los Klaxosaurios logró su cometido, tenía a YoonGi entre su poder. Alimentándose del temor y el horror, JiMin buscó uno de sus muslos el cuchillo que escondía en el traje en caso de cualquier emergencia.

Sin dudarlo ni un poco se lanzó empuñando su arma como defensa, pero fue totalmente en vano cuando él mismo fue atrapado con uno de los tentáculos de la reina. Se envolvió a su cuerpo como una gran serpiente, haciéndolo escupir todo el aire que tenía dentro de su pecho en un jadeo de dolor.

—¡D-déjalo ir!

Sin ninguno de los pilotos preocupados en mantener el control, el FranXX de 093 y 095 cayó de rodillas perdiendo toda su energía.

—Siempre he pensado que los humanos son demasiado ambiciosos, pero esto ha roto los límites de mis propias especulaciones —acercó a YoonGi hasta su rostro, estudiándolo. Tenía unas pupilas aterradoramente horizontales que era del color del abismo de los océanos—. Una mezcla de un Klaxosaurio y un humano.

—No le hagas daño a JiMin —el pistilo susurró— te lo ruego, déjalo ir.

Mientras lo suplicaba su voz se quebró inevitablemente. Escuchando eso, la reina Klaxosaurio dirigió su mirada curiosa a JiMin. Como si no hubiera notado que mantenía al estambre al borde de la muerte.

—¿Este humano? Me es insignificante —Ella agitó su tentáculo y lo dejó ir de un solo golpe.

YoonGi retuvo el aliento al mirar a JiMin ser lanzado fuera del FranXX. No pudo decir nada.

Enmudecido por la impresión observó lentamente como su estambre gritaba asustado yendo en dirección al suelo.

—No... ¡No! —Sólo pudo recuperar la palabra cuando uno de los robots de los Nines se movió ágilmente y abrió la palma de su mano justo a tiempo para atrapar a JiMin entre sus dedos.

Aliviado pudo respirar de nuevo, su compañero estaba a salvo.

—Los humanos no me eran relevantes —La líder de los Klaxosaurios habló, saliendo de la cabina del FranXX y usando todos sus tentáculos para caminar. No en dirección a su trono—, no antes que descubrieran la energía que mantiene vivo nuestro mundo. Su egoísmo ha estado causándome problemas desde entonces, acabando a los míos. Me es imposible imaginarme como tú, viviendo entre todos ellos y siendo más que todos ellos. ¿Cómo puede importarte la vida de un ser tan codicioso?

No, ella no lo entendía. Los adultos eran así, arrasaban con toda la vida a su paso y tomaban todo lo que querían como si les perteneciera. No tenía un punto de comparación con JiMin, su dulce compañero de oro que era todo luz por dónde se mirase.

¿Cómo podía explicarle algo tan complicado y tan hermoso? Podría decirle que su verdadera intención siempre fue ayudarla y demostrarle que eran sumamente distintos a los ambiciosos adultos, pero los Nines estaban detrás de su espalda y tenían a JiMin en sus manos.

Podrían acabar con su vida en un parpadeo por ser unos traidores.

—Porque tengo amor por JiMin y él por mí —dijo, con la culpa carcomiéndolo. No podía hacerlo, pensó que tenía que haber otra opción en dónde su compañero no sufriera daños.

—¿Amor? —La Klaxosaurio pronunció como si nunca hubiese escuchado esa palabra, a YoonGi se lo ocurrió que quizás nunca lo hizo. Para su sorpresa ella salió de su estupefacción— Estás siendo engañado, los hombres no pueden hacer algo como amar.

—¡Eso no es cierto, nosotros podemos! —JiMin exclamó escuchándose sumamente pequeño— ¡Daría mi vida por YoonGi!

—Los hombres sólo toman, como los Klaxosaurios sólo somos bestias.

"¡No me está escuchando, YoonGi!"

¡No lo hará con ningún humano! Fue un alivio saber que la conexión mental con JiMin seguía lo suficiente intacta para que ambos pudieran escucharse a pesar de todo el caos que había en sus pensamientos.

—No es de esa forma, todos podemos...

—Te mostraré —lo interrumpió la reina de los Klaxosaurios con algo peligroso y aterrador en su profunda mirada—, no puedes mirarlo gracias a que los humanos te han engañado. Puedo sentir que han manipulado tu mente.

Estremeciéndose, YoonGi comenzó a percatarse de la abrumadora presencia mental que se acercaba. Empuñó las manos, intentando levantar un muro de protección que fue fácilmente roto. Tan fácil como un gigante podría quebrar un seca rama de un árbol.

"¡¿Qué está pasando?! ¡Nuestra conexión se debilita!" Esas fueron las últimas palabras que YoonGi tuvo de su JiMin antes de que la reina Klaxosaurio rompiera brutalmente se lazo. Fue doloroso para los dos gracias a lo unidos que estaban.

El estambre quiso llorar por la pérdida, el calorcito que le traía la mente de su compañero de vuelo se había ido y no tenía más que desesperanza en su ausencia.

Sentía las lágrimas frías en las esquinas de sus ojos, pero el llanto nunca vino. Se preguntó por qué hasta que intentó mover los dedos con suavidad y fue totalmente imposible.

—¿Por qué no puedo...? —Intentó preguntarle a la reina si estaba causando su parálisis. No fue capaz de hacerlo, sus labios se congelaron al igual que el resto de su cuerpo.

—Tienes una mente fuerte, no puedo despertar al Klaxosaurio en ti —YoonGi jadeó. Habría abierto los ojos, se habría agitado y gritado si hubiese tenido el control de su cuerpo. La reina Klaxosaurio no tenía idea de lo que estaba intentando hacer, despertaría una bestia. Un monstruo que no debía estar cerca de su preciado JiMin si deseaba mantenerlo a salvo—. Tienes miedo de lo que eres porque siempre estarás divido entre. ¿Eres un Klaxosaurio o un humano? Te lo mostraré y para eso debemos acercarnos a nuestro núcleo.

JiMin supo que estaba hablando del núcleo de la energía de magna y sintió de pronto que era muy difícil respirar. Pensar que la reina de los Klaxosaurios iba a tomar a YoonGi y llevarlo tan lejos de él lo asustó. Sin un FranXX no podría intentar traerlo de regreso.

Me temo que no se llevará a uno de nuestros mejores pilotos, majestad.

Jin dijo serenamente y la mano robótica que sostenía a JiMin se movió para acunarlo de una forma más segura.

¡Los Nines iban a intervenir! Alivio ingenuo corrió por todo el sistema 095.

—Los humanos siendo ambiciosos como han nacido —la reina no los miró, ella habló con la vista al frente. Fue desesperante para JiMin que no pudiera observar que estaba haciendo con su chico—. No tengo más sorpresas para su grupo, son más humanos que YoonGi lo es. Sé lo que estás pensando.

Los Nines tenemos órdenes de nuestros superiores y no buscamos compartirlas con alguien que no pertenece a la misión, majestad.

—No hace falta, son predecibles. Si la reina toma a YoonGi hacia el núcleo no tendremos más opción que seguirla —recitó, agitando uno de sus tentáculos. JiMin notó un ligero cambio en la postura en el FranXX que lo cargaba y concluyó con horror que lo que decía la reina era verdadero. Los Nines no buscaban salvar a YoonGi de inmediato, buscaban acercarse al núcleo para programar el detonador—. Pueden intentarlo, lleguen al núcleo.

Ella los retó y dicho eso, avanzó hacia un agujero de la cueva en una de las paredes de piedra.

Antes de perderse golpeó la pared. Haciendo que un muro de rocas se derrumbara sobre la entrada y un poco sobre ellos.

—¡Cuidado! —JiMin gritó y una velocidad impresionante, el FranXX de Jin cerró los dedos alrededor de él cubriendo de cualquier piedra que pudiera hacerle daño. Por un largo instante en la cueva no podía sentirse más que obscuridad y silencio hasta que el polvo se asentó— ¡¿Qué haremos?! ¡Tiene a YoonGi!

La reina no sólo ató su cuerpo, sino su mente. No importaba cuánto JiMin intentara hablar con su pistilo usando palabras dentro de su cabeza, se sentía como si su intento de enlazarse chocara fuertemente contra un firme muro.

Difícilmente podría pasarlo por alto —Jin dijo ácidamente—. Me siento bastante decepcionado, esperaba más de la reina de los Klaxosaurios. Si piensa que somos predecibles es porque no es consciente de sus acciones.

Inevitablemente JiMin contuvo un poco de esperanza para los Nines.

¿Significa que tienes un plan?

Lo tengo desde que YoonGi fue tomado de su FranXX. Hacerle creer que no teníamos intención de intervenir no era más que una estrategia —095 se habría sentido culpable de no confiar en los Nines, sino tuviera evidencias del pasado que los acusaban de crímenes terribles—. Los trajes tienen un diminuto rastreador que ella no encontrará y nos guiará directamente hacia el núcleo de magna.

—Ya veo...

Ya estarán llegando los repuestos —Jin avisó con bastante tranquilidad y luego envió una orden repleta de autoridad—. Tendrás que tomar a un compañero temporal para pilotear el FranXX, 095.

JiMin sabía que era la opción más sensata aunque no le gustara del todo. Si quería enfrentarse a la reina de los Klaxosaurios para recuperar a YoonGi tendría que ocupar su robot para eso.

—Sólo hasta que pueda recuperar a YoonGi —aceptó mientras la mano del Klaxosaurio se movía para devolverlo a su cabina.

Esperaba encontrarla tan dañada que sería imposible intentar pilotear su arma pero sorpresivamente aún podría hacerlo.

Confiemos en que así será.

En las penumbras de la cueva un grupo de FranXX trotó hacia ellos. Al inicio fue difícil verlos entre la neblina de polvo y la poca iluminación pero cuando acabaron con toda la distancia, JiMin reconoció uno en particular.

—¡Dawn!

No sólo Dawn se encontraba en el equipo de apoyo, el robot de NamJoon con HyeJin los acompañaban.

Aunque nadie de su viejo escuadrón no lo reconocería, 095 se sentía un poco más tranquilo teniendo más de un par de rostros familiares.

¿Dawn? —Jin repitió curiosamente y JiMin se sintió profundamente más asustado que cohibido. ¿Dijo algo que los Nines tomarían negativamente?— Oh, se trata de los miembros de su antiguo escuadrón.

—No entiendo a qué se refieren.

La confusión al hablar de TaeHyung lastimó a JiMin. Sin embargo, no comentó nada porque sabría que sería en vano.

—Descuida, piloto. No tienes que entender mucho, sólo sal de tu FranXX.

¿Salir? —TaeHyung preguntó obviamente confundido.

Jin no respondió directamente, en cambio se encargó de abrir la escotilla de su propia cabina.

Haremos un pequeño intercambio. Serás el estambre de mi pistilo.

—¿Está seguro? —JiMin escuchó la voz de su antiguo compañero de escuadrón temblar y su corazón se apretó tristemente— Escuché que los Nines tienen compañeros hombres y no puedo imaginar que...

—Es una orden de tu superior, hazlo ahora.

JiMin temió que TaeHyung pudiera ser lastimado por el líder de los Nines. Implorando en silencio que obedeciera rápidamente y se mantuviera a salvo.

Sus plegarias fueron escuchadas, el chico se alejó obedientemente de su puesto y el FranXX se apagó.

—¿Vas a dejarme? —chilló SeulGi. Congelando temporalmente a 095, había olvidado por completo que la chica también debía estar presente en la escena.

—Ya escuchaste a nuestro superior, SeulGi, coopera —NamJoon dijo logrando que la chica no dijera otra palabra.

095 obligó a mantenerse firme aceptando los cambios en los FranXX que Jin estaba haciendo.

Aunque tuviera que montar de nuevo con SeulGi para salvar a su pistilo, lo haría. Caminaría a través de todos sus miedos con tal de tener a su compañero a su lado.

—¿Qué estás haciendo, Jin?

Esa era la voz de JungKook y no importaba que JiMin no pudiera verlo, podía imaginar perfectamente la mueca feroz que el piloto debía tener.

—Me aseguro que nuestro compañero favorito no cometa un delito —respondió Jin con una aparente tranquilidad, trepando con gracia hacia la cabeza del FranXX de JiMin. No titubeó al entrar a la cabina—. TaeHyung piloteará contigo, yo lo haré con 095.

—¡No cometeré un delito!

Sólo podía gritar y hacer un juramente falso, pero Jin no le creyó. Como era de esperarse.

—No queremos correr el riesgo, si intentas hacer algo incorrecto ordenaré a JungKook hacerle daño a tu antiguo compañero.

—Yo... —JiMin empuñó las manos sobre su asiento, temblando de impotencia. No tenía el corazón para elegir entre TaeHyung y lo que era correcto, simplemente le era imposible— No haré nada, la amenaza es innecesaria.

Jin hizo una risita ,que fue bastante antinatural. Mientras se arrodillaba frente a él, JiMin ignoró la incómoda sensación de tener que montar con otro hombre y se esforzó por levantar sus escudos mentales para proteger sus pensamientos de justicia.


Los Nines y los FranXX de apoyo avanzaron por los túneles del nido. Los pasillos estaban iluminados por una extraña luz azul que parecía no venir de ningún lado. Todo era tan solitario y a los lejos podía oírse la batalla en la superficie, Klaxosaurios gruñendo y humanos quejándose de agonía.

Estamos cerca, recuerden las prioridades —les recordó Jin en un volumen bajo— Mantengan a la reina ocupada mientras los Nines colocamos el detonador.

—¡Sí, señor! —respondieron el resto de los pilotos en los FranXX de apoyo en unísono.

JiMin condujo su robot hacia el conducto donde debería estar el núcleo con la reina y lo encontraron. En una enorme cámara de la cueva, el nacimiento de la energía de magna irradiaba luz.

Era igual a un deforme corazón latiendo, con colores naranjas y venas azules conectadas a los suelos y a las paredes.

El núcleo bombeaba a un ritmo rápido. Como si pudiera leer la agitación del ambiente.

La reina de los Klaxosaurio se volvió hacia ellos. Viéndose terroríficamente feroz y mucho más grande.

—Humanos ambiciosos, es tarde. Tarde para YoonGi.

YoonGi estaba envuelto en uno de sus tentáculos y cuando JiMin lo miró, enmudeció. Su pistilo tenía una mirada animal en su rostro y sus cuernos habían crecido alarmantemente.

Bastaba con verlo para saberlo, su humanidad lo abandonó.

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