Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

THIRTEEN

Un concentrado olor a flores le acarició la nariz y comenzó a levantar uno a uno sus sentidos. YoonGi pensó que estaría soñando con otro campo del tamaño del infinito. Con ello un poco de la presión sobre su cabeza se desvaneció al imaginar que JiMin estaría mirándolo, con sus preciosos y enormes ojos de color carmín. Aunque no quisiera tocarlo o lo golpeara para mantenerlo muy lejos, observar su cara lo haría sentirse dichosamente en su hogar.

Lo echaba tanto de menos. ¿Cuánto tiempo había pasado desde que lo abrazó por última vez? Se sentían como años.

—Sus latidos están elevándose, va a despertar pronto. —Alguien dijo, entre la penumbra en la que estaba. YoonGi intentó levantar los párpados, batalló por un largo rato. Se sentían como si pesaran horrores y no tuviera la fuerza suficiente para abrir los ojos.

—¿Vamos a mencionar cosas obvias? —Una segunda persona estaba ahí. Con una voz muy distinta a la primera, y 093 podría notaba un tono de pesadez incómoda en su forma de hablar.

YoonGi supo que estaba recostado en una camilla, no se parecía a la del Garden. Era más blanda y cómoda. Que sus huesos se sentían hechos de metal y la cabeza daba vueltas en la habitación.

Se sentía mareado, con la mente a medio despertar.

—Es un chequeo, JungKook. Es lo que se hace.

¿Qué era lo último que venía a su mente? Recuerdos volaron detrás de sus párpados como la cinta de una película en un instante.

Algo lo estaba persiguiendo. O tenía que huir, reconoció un pánico asfixiante.

—No necesitamos hacerle un chequeo.

Sí, eso era. Estaba muy asustado, JiMin estaba gritando muy alto en su mente, leyendo todo el terror que él podía sentir.

—Ah, —la persona que lo dijo debió detenerse a reír. Fue un sonido confuso, no concordaba con la forma elegante en que hablaba, sonaba como la risa aguda de un infante— no tienes por qué estar incómodo. Él no lo recordará.

—No estoy incómodo. —Refunfuñaron, como alguien con la edad de un niño del Garden lo haría.

—JungKook, guarda la compostura.

Algo vino a la mente de YoonGi ante ese nombre. Fue una descarga corriendo por su piel hasta terminar en la punta de sus dedos. Movió la mano, encontrando con placer que ya tenía el control sobre ella.

Intentó con las piernas. Tenía una sábana ligera que cubría su cuerpo, pero no la planta de sus descubiertos pies. El clima estaba caluroso, parecido al verano. Aunque se sentía frío, creía que podría salir de la camilla sin tiritar de frío.

—Te dije que no estoy...

—Incómodo o emocionado, detén esas emociones ahora mismo. Para él no somos más que extraños.

Ese discurso sonaba familiar para YoonGi. De algún modo extraño sentía que estaba en un lugar conocido, en un ambiente cálido y cómodo.

—No me interesa.

—Sé que esto es repentino y... —Por fin, sus ojos cedieron ante su esfuerzo y pudo abrirlos de un tirón— Está despierto.

—Lo sé.

Por fortuna no enloqueció porque no estaba dentro de una habitación blanca. Fue maravilloso encontrar tonos pasteles de rosa, las cortinas que ocultaban un bonito sol y las sábanas que lo cubrían. También hubo amarillo en los rayos de luz, azul en el cielo despejado que se perdía tras la ventana, junto con el techo sobre su cabeza. Los muebles eran del color de un roble, tenían una mesa y un...

—¿Cómo te sientes, YoonGi? —Una persona estaba hablándole.

Forzando sus ojos, YoonGi movió su atención a un chico. De labios casi tan gruesos que podrían competir contra los de JiMin y cabello de color chocolate peinado de una forma que descubría su frente.

Justo como en sus recuerdos.

—¿Jin? —Preguntó con la voz pastosa. Tenía una sed excesiva y el zumbido doloroso en su cabeza no quería desaparecer del todo— ¿Eres... Jin?

Seguía muy ronco. Sintió que no había hablado durante días.

¿Cuánto tiempo permaneció dormido? ¿Cuánto tiempo estaba lejos de su JiMin?

Jin abandonó su postura elegante por un largo instante. Se miró tan simplemente que parecía que no era el parásito que se caracterizaba por su forma de moverse y hablar fino.

—¿Nos recuerdas? —Se escuchó tan entusiasmado que YoonGi se obligó a forzar su memoria para complacerlo.

Pero no vino nada, había un pitido distorsionado y un fondo borroso. Solo sabía que conocía a Jin, de algún lado.

—No mucho...

Otro parásito que YoonGi no notó al inicio se acercó de su camilla en un brinco.

—¡¿A mí?! —Le preguntó con tanta fuerza que YoonGi sintió que sería golpeado por él si no le daba la respuesta que quería. Lo observó cautelosamente intentando con mucho esfuerzo reconocerlo— ¡Dime qué me recuerdas!

Sí, lo recordaba. Era JungKook, un parásito que por algún motivo estuvo dentro del grupo de amigos que JiMin tuvo antes de conocerse, en el Garden.

Observó las pupilas demasiado amarillentas de JungKook. Se sorprendió de lo extraño que se veían, nunca se preguntó cómo se verían sus propios ojos ante la mirada de alguien más. El color se sentía helado y un poco antinatural.

No entendió porque a JiMin le gustaban tanto el ámbar en su mirada, le juraba que podría simplemente mirarlo por horas y él le creía.

—JugnKoo...k. JungKook. —Pronunció con lentitud, admirando como los ojos del chico cobraban vida del entusiasmo.

Jin colocó una mano en el pecho del chico.

—JungKook. —Dijo como una suave advertencia. YoonGi miró con confusión el intercambio de miradas que compartieron. Los ojos de ambos se centraron en los otros. Un contacto visual duro que 093 sentía que podía tocar con los dedos.

Parecía que ellos estaban... Hablando por telepatía.

Apartó la vista, era imposible que ellos hicieran algo así. No era posible, no si quiera para JiMin y él.

Lo que le recordaba ese asunto, deseó profundamente que la voz mental de su dulce estambre regresara a su cabeza.

JungKook bajo la palma del otro parásito suspiró hondo, apartando el destello de emoción en su mirada amarilla. Un momento de contención hasta volver a su energía cautelosa y un tanto hostil.

—Lo siento. —Comentó JungKook cruzándose de brazos y retrocediendo. Apoyándose contra una de las paredes.

YoonGi se sintió pequeño, incluso estando desde el otro lado de la habitación pensó que no le llegaría ni a los hombros a JungKook. Debió ser la fuerza que proyectaba en sus movimientos, le daba la impresión que podría romper la pared de un puñetazo.

—¿De dónde nos recuerdas? —Jin se acercó un poco más. Para nadie dentro del cuarto pasó desapercibida la forma en que su voz estaba completamente animada.

—Del... —Balbuceó prefiriendo mirar la sábana salmón que lo cubría— Garden.

La sonrisa en la boca de SeokJin se perdió. Regresó un instante después, aunque no era sincera. El borde de sus labios estaban tan estirados que temblaban de la tensión.

—Ah, con que es de esa forma. —Jin estaba plenamente decepcionado. Rápidamente giró la cabeza hacia JungKook, dándole otra larga mirada. Ellos volvieron se sumieron en un intercambio visual profundo.

YoonGi tomó la oportunidad para buscar algo que estuviera acentuado en su mente y que fuera cálidamente familiar.

JiMin, ¿estás ahí?

Nada vino después, el mismo silencio sepultado en sus pensamientos. Con pesadez pasó la mano por las sábanas, respirando con tristeza. Esperaba que la vocecita berrinchuda de su estambre estuviera de regreso.

Fue desear demasiado.

— ¡Ya lo sé! Lo entiendo. —Pronunció JungKook en voz alta, apartando la cabeza bruscamente.

Jin se recompuso, preparando una mueca muy amable para el chico en la camilla.

—Lamentamos eso —con la gracia de un rey acomodó las mangas sobre su muñeca—, es un placer verte nuevamente.

Era un traje de parásitos, YoonGi lo sabía, algo se lo decía. No importaba cuán distinto fuera al que usaba antiguamente, ese era un uniforme, de un color completamente y adornos dorados. Sin usar el habitual color gris en la tela y la corbata de color roja.

Con una mirada nerviosa a los costados, YoonGi intentó formular una primera pregunta. Escogió cuidadosamente dentro de todas las que tenía en su cabeza.

—¿Dónde estoy?

—En el refugio de nuestro escuadrón. —Jin le explicó con una maravillosa calma.

—¿Cuál es número de su escuadrón? —Cuestionó intentando recomponerse rápidamente. Jin se acercó para tomarlo de los hombros y ayudarlo a descansar la espalda en la cabecera de la camilla. Tomó uno de las almohadas y las colocó tras su espalda. Todo con total familiaridad y una amable sonrisa.

—No tenemos número —JungKook no lo miró mientras hablaba—, somos los Nines.

093 movió la boca, pensando con fuerza. Podría jurar que ese nombre estuvo alguna vez en una de sus conversaciones, pero no se sentía capaz de recordarlo en ese momento.

—YoonGi —La voz de Jin le impidió inundarse de lleno en sus recuerdos— ¿qué es lo último que recuerdas?

Con esfuerzo se centró en recordar, trabando la vista en una de las coloridas paredes pintadas.

—Estaba en el Garden... —Comenzó a contarles lentamente, tanto como aparecían los recuerdos. Uno tras otro comenzaron a volverse consistentes y las siluetas borrosas se convirtieron en personas—Con mi compañera, lo era...

—¿Cómo es que pudieron darte una compañera? —Demandó histéricamente JungKook, dando un piso que hizo temblar todo— ¡¿JiMin no cuidó lo suficiente de ti?!

YoonGi tembló, con terror abrió los ojos y miró al chico en el otro lado de la habitación. Su serenidad y cautela se perdieron en un parpadeo.

Si fuera un chico musculoso lleno de energía se levantaría y tomaría a JungKook del cuello del uniforme para amenazarlo. En cambio se quedó ahí, recostado y con sus manos sacudiéndose sin control de la impotencia junto con el miedo.

—¿Qué sabes de JiMin? —JungKook no respondió, ganándose una mirada de Jin que YoonGi pudo leer cómo "Lo arruinaste"— ¡Dime qué es lo que sabes de JiMin!

Intentó alejarse de la cama, sin importar cuánto se movió el mundo cuando colocó un pie fuera de ella. Él estaba dispuesto a intimidar un poco al chico hasta obtener la verdad.

Pensar que ellos tenían información sobre su estambre le hizo sentirse horrorizado.

Podría estar al borde de la muerte y tendría miedo. Pero nada se compararía a saber que JiMin estuviera en alguna clase de peligro. Tenía que lidiar con la sensación de pánico cada vez que un Klaxosaurio se acercaba demasiado a su chico.

Una risita interrumpió su batalla en salir de la camilla, junto con una mano. Jin lo sujetó con gentileza para tomarlo de regreso a dónde debería estar recostado.

—Ah —murmuró entre su leve risa—, siempre has sido tan protector con él. Cuando él debía cuidar de ti.

—¡¿Qué es lo que está pasando?!

Jin negó con la cabeza, aplicando más fuerza en el agarre que tenía sobre YoonGi.

—Vuelve a recordarte —le ordenó con calma—, dormiste por dos días, te sentirás mal si lo intentas ahora.

Dejó de batallar, presa de la sorpresa. El parásito de cabello castaño bien peinado tomó la oportunidad para colocarlo de regreso en la cama.

—¿Dormí por...? —De pronto las imágenes volvieron a él. Estuvo en un cuarto encerrado, probablemente por un día. Alguien lo sacó a la fuerza. Tenía los ojos fríos de HoSeok y ni si quiera pestañeó en ordenarles que se desasieran de él. Lo dejó, siempre pensó que su niñero velaría por la seguridad de su pequeño escuadrón, que mentira más grande y dolorosa que reventó en el peor momento de su vida. JiMin estaba gritando dentro de su mente con toda la garganta que tenía. Adultas mujeres lo sujetaron, lo dormirían. Cómo hicieron con SuRan, sin dudarlo ni un poco— Detuvieron a los adultos...

—Precisamente.

—¿Por qué? —No sabía si el par de parásitos le darían las respuestas o se las guardaría como los adultos. Pero en ese instante no tenía nada más que perder al intentarlo.

—Fueron órdenes.

—Órdenes... —Murmuró con molestia— Las mismas órdenes que mandaron a dormir a SuRan, lo que me harían a mí.

Con un suspiro de negación la sonrisa de Jin se aflojó.

—No se supone que supieras eso. Asumimos gran parte de nuestra culpa.

—No, fue de los adultos —intervino JungKook con sus dos cejas unidas—. Actuaron sin autorización.

Jin miró a JungKook con desaprobación antes decir cualquier cosa.

—Estaban en su derecho de proceder, fueron las órdenes originales —Con YoonGi en la mira, agitó su mano en el aire—. Nos responsabilizamos por esto totalmente, nuestra nave no arribó a tiempo —Dando un paso atrás, el alto y elegante parásito siguió hablando con sus ojos clavados en el chico recostado—. No tienes por qué recibir esa anestesia, sin embargo, no pensé que te afectaría tanto.

—No he estado precisamente saludable. —Confesó acariciando con sus dedos el punto lastimado en su brazo dónde la aguja se enterró sobre su piel.

—Está bien, nos encargáremos de eso.

Después de escuchar esa afirmación tan segura de Jin, YoonGi no puedo soportarlo ni un poco más.

—No les creo —Bramó, aunque la garganta le ardiera—. Los conozco, pero... No sé a quién debería creerle —Después de lo que sucedió, pensar en los adultos y su niñero como alguien de confianza parecía un chiste crudo— creo que no podré confiar en nadie, no más.

En nadie, excepto JiMin. Sólo quería a su estambre para abrazarlo con todo su cuerpo y oler el aroma de su piel. Tan duro que sintiera que los huesos del chico eran los suyos.

—Tendrás que hacerlo. —Le anunció Jin, mostrándose un poco inseguro.

—¡No tengo por qué! —Se estaba poniendo en el límite de poder detenerse. Lentamente respiró por la nariz. Debía mantener la compostura, no era un momento para volverse enemigo de esos dos— Me dijeron que morí, yo...

JungKook lo detuvo.

—No lo hiciste. No permitiría que te pasara algo así. —Si JungKook no hubiese dicho eso con tanta seguridad YoonGi seguiría en su actitud defensiva. Quedó desorientado y sin saber porque estaba gritándole a esos chicos.

El estambre de cabello largo atado en una coleta a lo alto de su cabeza hablaba con tanta honestidad y fuerza que le resultó extraño. No tenía idea de por qué motivo querría protegerlo con tanta fuerza.

Jin los interrumpió sin titubear.

—Suficiente. No nos es permitido darte estás respuestas.

—Nunca lo hacen, pero— con seguridad, levantó la cara lo suficiente para encontrar los orbes de Jin con los suyos— está vez no cederé hasta tener una respuesta.

No iba a hacerlo. Se volvería como JiMin, sediento y firme de curiosidad.

El parásito Jin movió sus labios, restaurando una sonrisa sutil.

—Las tendrás, tan pronto como el aprendiz del doctor FranXX esté aquí.

—¿Qué? —Tartamudeó inundado por la perplejidad— ¿El aprendiz del doctor FranXX?

—Sí, vendrá y resolverá tu embrollo —La boca de YoonGi se abrió, se cerró, volvió a moverse y luego se congeló. Sabía que era habitual que el aprendiz del doctor tomara problemas con los parásitos. Con cadetes importantes—. Mientras tanto... No has comido en días, te traeré té y galletas.

—Sí. —Sólo atinó a decir torpemente, mirando a Jin desaparecer de la habitación con la gracia de un pavorreal pero la fuerza un tigre.

JungKook permaneció en la pared, firme como una estatua. Por un largo y tensó momento ninguno de los dos dijo nada. Sólo se escuchó el sonido de sus respiraciones contenidas.

YoonGi no esperaba salir de la cama, pensó que su estómago estaba bien hasta que Jin dijo la palabra comida y sintió que sería capaz de robar en alguna cocina sin vergüenza.

—YoonGi —Dijo JungKook. El aludido lo observó por debajo de su cabello negro. Sin saber muy bien que esperar— ¿Puedo pedirte algo?

—¿Pedirme algo? —El chico castaño asintió sin titubear— Te escucho.

—Quiero abrazarte.

Una vez JiMin bajó a su litera en medio de la madrugada. 093 brincó entre sueños un poco asustado, aunque no lo suficiente sabiendo de quién se trataba. Bastaron unos minutos para encontrar al culpable escabulléndose entre las sábanas, pronto los pies de JiMin estaban haciéndole cosquillas en sus muslos.

"¿Qué haces?" Le preguntó en un susurro ronco, enterrando el rostro dentro de su almohada.

Escuchó una risita traviesa antes de un aviso. "Voy a abrazarte."

—P-pero... —Nunca le dijo que no a JiMin, nunca. No podía decir lo mismo de JungKook, se sintió extraño recibiendo una petición tan íntima y tan desesperada.

—Sé que no nos conoces. Pero ha pasado un largo tiempo, por favor... —Cerró los ojos, desapareciendo esa imagen de un matón— Por favor.

El tono suplicante de JungKook lo derribo. Odio a JiMin, porque su niño lo acostumbro a esto. Así que lentamente abrió los brazos.

—Bien... V-ven.

Era innecesario decir algo más. JungKook atravesó el último tramo que los separaba para lanzarse a los brazos de YoonGi, como si avanzara por mantenerse con vida.

YoonGi estaba demasiado sorprendido, nunca sostuvo un cuerpo tan firme y grande. JiMin era dulce, aunque era pesado como cualquier estambre siempre se sentía muy bien y ligero en sus brazos.

Con la oreja pegada al pecho del nuevo parásito, sólo se sintió más confundido. Su corazón... Está latiendo muy rápido.

JungKook suspiró gustoso, apretando a YoonGi con mucha más fuerza. Había sido un largo tiempo desde que lo tuvo para él.

Tenerlo así, tan cerca. Le hizo creer que no importaba si no lo recordaba, tal vez sin JiMin ahí podría hacer que por fin lo mirara como a 095. Cómo si tuviera al bendito universo en las pupilas. Podría arrebatárselo finalmente. 

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro