FIFTEEN
—¿Qué es lo que está diciendo? —YoonGi se echó hacia atrás, quiso reír como cuando las cosas le parecían lo suficientemente extrañas y no podía mantenerse dentro de su cordura normal. Pero ningún sonido vino de su boca, ni si quiera podía moverla lo suficiente para hablar con normalidad— ¿Qué es lo que está diciendo?
Repitió, sintiéndose mareado.
—Recuerda guardar la calma, 003
—N-no —negó, evitando mirar uno de los ojos robóticos del Aprendiz—. ¡No soy 003!
—Lo eres. —Insistió el adulto lanzando al frente su mano para sostener su cara y obligarlo a hacer contacto visual. De esa forma podría mostrarle que en su orbe humano no existía más que la verdad, no estaba mintiéndole igual que el resto de adultos.
No esperó que YoonGi golpeara su mano violentamente para apartarlo, con valentía lo desafió con la mirada.
— ¡Le ruego que no me toque! Es la primera vez que escucho ese código... —Estaba tan alterado que apenas se reconocía. El aprendiz FranXX temió que algo dentro del control del parásito se desmoronara— ¡¿Cómo podría yo serlo?!
—No seas engreído, 003. ¿Crees que por qué te salve no puedo hacer lo mismo que los demás adultos? —Lo tomó con fuerza de las mejillas, YoonGi abrió los ojos intentado alejarse tanto como pudo. Fue imposible el otro hombre tenía agarre de hierro sobre su cara— ¿Crees que puedes ser insolente o estar una posición de elegir?
El chico bajó la mirada, apenado.
—No...
—¿Por qué estás actuando de esta forma? —Le interrogó, aflojando sus dedos. Marcas rojizas quedaron marcadas en las mejillas blancas del parásito— ¿No es lo que querías? Escuchaste sobre un escuadrón de hombres, incluso intentaste montar un FranXX con 095. ¿Tienes idea de por qué no funcionó? —Levantando los ojos, YoonGi buscó la respuesta que tanto quería— No era el orden, si tú no eres su pistilo nada funcionará. Están destinados a matar a las pilotas que les impongan porque no son su verdadero compañero.
—No puedo ser un pistilo. —Balbuceó, todavía con los ojos totalmente abiertos.
—Enfermaste porque tu cuerpo no ha sido diseñado para ser un estambre. Eres un pistilo, ¿no es lo que querías?
—¿Lo que yo quería? —Completamente atormentado YoonGi respiró muy profundo— Ni si quiera debería ser posible, no soy... especial.
Sólo era un parásito común y corriente que estuvo en el Garden y después fue llevado a un escuadrón normal. Con hombres y mujeres.
No era anormal. No lo era, podría jurárselo tratando de engañarse desesperadamente. Pero él lo sabía, toda su vida de piloto quiso empujar a SeulGi lejos y ponerse sobre sus manos y rodillas para JiMin.
—No estás negando que era lo que querías.
—Es lo que siempre deseé —Confesó demasiado apenado para enfrentarle la mirada. Después se esforzó en endurecerse y apagar el brillo en sus ojos, probablemente podría ser una mezcla de la ilusión y la pena—. Pero esto no es... Natural.
El aprendiz FranXX sonrió.
—¿Qué es lo natural, 003?
—Una mujer y un hombre. —El respondió sin titubear.
—No lo creo, creciste aquí, con 095. Viste a hombres montar juntos y creíste por mucho tiempo que eso era lo natural —YoonGi sentía que debería creerle, una parte desesperada de sí mismo se sentía soñadora al respecto. Pero no tenía recuerdos de ningún momento que mencionaba. ¿Cómo podría confiar en ese hombre? A pesar de las pruebas que colocó sobre la mesa, seguía desconfiando de su baraja—. Lo que consideras antinatural siempre ha sido cambiado por ellos.
¿Con ellos se refiere a los adultos?
—¿Qué cambia esto?
Complacencia se pintó en rostro del aprendiz FranXX. Dándole un aspecto mucho más relajado.
—¿Qué crees que cambiaría? ¿Qué JiMin te pertenecería a ti?
El estambre se estremeció, haciendo enterrando sus uñas en sus muslos para forzarse a mantenerse ahí. Sabía que el hombre frente a él estaba usando sus puntos débiles. Quería empujarlo a aceptar una naturaleza que ni si quiera sabía que tenía.
Él lo haría, sentía su negación flaquear ante la idea de pertenecerle a JiMin.
—¿Por qué está haciendo esto? —Dijo antes de que pudiera aceptar.
—Es una interesante pregunta —murmuró el hombre rascándose la barbilla con la mano libre—. Por qué los quiero de vuelta en un FranXX.
Soltando la cara de YoonGi, el aprendiz lo lanzó lejos. No contó que el cuerpo del muchacho caería fuera de la cama. Su resistencia física estaba mucho más frágil de lo que imaginó, por culpa de la bola de adultos que quisieron forzar cruelmente al chico a algo que nunca fue. Incluso, el FranXX creado para ese par fue regalado para que 095 lo usara con otra chica, un maldito descaro.
YoonGi aterrizó en el suelo con un quejido. Algunos de sus débiles huesos crujieron contra la madera.
—¡YoonGi! —Le llamó JungKook entrando a la habitación. Él corrió rápidamente para levantar al parásito en el suelo— ¿Te hizo daño?
El aprendiz FranXX, suspiró simplemente mirando a JungKook levantar a YoonGi.
—¿No te enseñé que es malo husmear entre las paredes? —Le preguntó con una sonrisa de lado sin recibir respuesta. No es que importara mucho, supo que fue escuchado porque la espalda de JungKook se volvió rígida. Con un suspiro pensó que ese parásito necesitaba un poco más de disciplina o malacostumbraría a los Nines. Fuera de la habitación, en una de las paredes Jin estaba apoyando de brazos cruzados y una mirada firme— ¿También decidiste escuchar nuestra conversación?
—No me dio una orden para irme lejos —Le retó en respuesta, levantando su barbilla. El adulto concluyó en definitiva que sus creaciones estaban volviéndose algo rebeldes. Esperaba que no tuviera que actuar al respecto— ¿Aceptó el entrenamiento?
—No, no pude tocar el tema. Se alteró.
Con un suspiro, Jin intentó alzar su sonrisa.
—Era de esperarse.
YoonGi, el pistilo que todos los Nines conocían era así.
—Pero, lo hará —Afirmó el aprendiz del doctor FranXX con sin una pizca de duda—. Adora demasiado a 095 para seguir compartiendo lo que le pertenece. Asegúrate que acceda rápido.
Jin no titubeó ante la orden y si lo hizo no lo mostró. Sólo preguntó algo, evitando que el aprendiz se marchara y no pudiera verlo por un largo tiempo.
—¿Tendrán el mismo final?
Sólo por un instante, le adulto le mostró un expresión abiertamente vulnerable.
—No lo sé... —Murmuró antes de irse.
YoonGi quería desesperadamente a JiMin. Se sentía como una enfermedad que inició desde el interior de su pecho y se extendía a cada hora lejos de él.
Él se animó a hacerle una pregunta a los dos parásitos que insistían en sacarlo tan temprano de la cama. Sólo habían transcurrido cuatro días de su llegada al cuartel, no tenía la suficiente voluntad para querer salir de la camilla. Aunque parecía que no aceptarían una negación más por respuesta.
—¿Hay algo aquí que quede de JiMin? —Les preguntó, tomando una de las galletas que Jin siempre le traía como merienda. Al parecer recién horneadas por él mismo, lo que era la mejor maravilla de todas. Jin y JungKook compartieron una mirada ante su repentina curiosidad— El aprendiz del doctor FranXX dijo que está era nuestra habitación.
El "nosotros", de JiMin y él sonaba tan perfecto que podría derretirlo cada vez que lo decía.
—No, no queda nada. —Respondió JungKook inmediatamente, muy a la defensiva.
Jin suspiró, colocando con fineza su mano sobre el firme hombro de JungKook para pedirle silenciosamente que detuviera su actitud.
—Ningún objeto —le explicó el parásito de cabello siempre recogido con fineza, hoy no se veía tan bien peinado como el resto de los días. Pero incluso con la melena sin sujetar en ninguna dirección, se veía increíblemente bien—. Pero... Puedes ver que él estuvo aquí, contigo.
YoonGi lo miró con interés. Sólo hasta que entendió a qué se refería pudo buscar en todo el cuarto. Había cosas coloridas, las telas de las sábanas y las cortinas.
—¿Los cuartos son así de coloridos? —Preguntó mirando con un entusiasmo creciente que logró que la sonrisa en Jin se expandiera.
—A él le gustaba que su habitación estuviera llena de color.
Sí, eso sonaba como su dulce estambre. Su arcoíris personalizado que lo haría llenarse de colores por con solo ver si sonrisa.
093 o 003, él estaba aceptando que probablemente podría ser ambos códigos en diferentes lapsos de su vida. Apuntó el marco de la puerta.
—Las gaviotas. —Jin no se molestó en contarle.
—Él se cortó las manos después de tallarlas —YoonGi lo miró con preocupación—, tú estabas furioso y tan preocupado. Pero él lloró mucho porque sólo quería sorprenderte.
El parásito en la camilla miró, deseando recordar. Si esas personas no estaban mintiéndole, perdió un montón de recuerdos preciosos de ellos dos juntos por un motivo que aún no conocía.
—¿Nada más? —Su felicidad comenzó a asentarse cuando Jin asintió en respuesta— Oh.
—Podrías tener más recuerdos.
Jin se aplaudió mentalmente al tener la atención de YoonGi sobre él. El aprendiz FranXX tenía razón, aceptaría por JiMin pero tendrían que ofrecérselo con el suficiente tacto.
—¿De qué hablas?
—Nosotros podríamos encargarnos de traer a JiMin aquí. —Ofreció son sutileza aunque siendo directo de inicio. Podía ver la ansiedad creciendo en YoonGi al paso de los días, necesitaba a su compañero.
—¿Qué?
—Eres su pistilo, YoonGi —Su cara se volvió un poco roja y los labios le temblaron. Pero siguió escuchando a Jin—. JiMin es tu estambre, ustedes podrían volver a ser un equipo.
—¿Por qué nos separaron, entonces?
"No podrás engañarlo. No es ingenuo." Le advirtió JungKook mentalmente. Jin lo consideró objetivamente, mentirle no era una opción si querían convencerlo.
—Fueron acciones del pasado —explicó como si fuera algo bastante común—. Estarían fuera de ese peligro.
"¡No le mientas de esa forma!" Se quejó JungKook, haciendo un enorme grito mental. Su cuerpo se sacudió, conteniendo toda la furia que quería estallar.
—¿Qué... Qué tengo que hacer? —Les preguntó YoonGi tímidamente.
"No aceptes, YoonGi..." Susurró JungKook, quejándose con un ruidito apagado en voz alta. Fue suficiente para que Jin tuviera que imponer su autoridad.
"Te ordeno que apagues esa emoción, ahora."
Sonaba furioso dentro de la telepatía, así que le costó un poco esforzarse por escucharse calmado hablando realmente con la boca.
—Un entrenamiento. Ellos te forzaron a acostumbrarte a ser un estambre, por eso tardará tiempo— Antes de que YoonGi pudiera dar un paso atrás, Jin se esforzó en usar el argumento pesado— pero podrás traer a JiMin cuando estés listo. Entonces se mudaran a nuestro escuadrón. Es una maravillosa oferta, ¿no lo piensas así?
Lo era.
—Sí, pero... No estoy seguro.
JiMin le dijo que no le importaba el escuadrón mientras estuviera con él. Lo sabía, pero... ¿Hablaba enserio? Si era egoísta lo único que quería hacer era tomarlo de su antiguo escuadrón y unirlo a los Nines junto con él.
—JiMin también era amante de la jardinería. —Agregó Jin después de un rato, intentando apartar la duda en su rostro. Los ojos de YoonGi se colocaron sobre él, relucientes de curiosidad.
—¿Lo era?
—JungKook, ¿por qué no lo llevamos al jardín y le mostramos? —Le ordenó. JungKook se levantó, listo para tomar a YoonGi y sacarlo fuera de la cama. Él todavía la parecía tan aterrador, como si fuera a sacarlo a patadas si no cooperaba.
—¿Cómo sé que no es una excusa para hacerme caminar? —Se quejó con desconfianza, aunque estaba sacando las sábanas lejos.
—No lo sabes— dijo Jin, conteniendo una sonrisa—. Te traeré unos zapatos.
Jin cumplió su palabra, mientras YoonGi temblorosamente se ponía de pie. Tenía la planta de los pies adormecidos y los muslos temblorosos por lo que fue toda una tarea incómoda colocar los pies fuera de la cama.
Antes no quiso hacerlo, ahora por tener un poco más de JiMin sería capaz de comenzar a correr.
—Puedes sostenerte de mí. —Le ofreció JungKook, sonriendo con toda la dulzura de un niño.
La dualidad del chico era impresionante. Similar a un oso furioso y luego a un osezno cuando se trataba de él.
YoonGi asintió aturdido y se sostuvo del brazo fuerte de JungKook. El chico era bastante y fuerte, lo puso sobre sus pies de un salto como si no pesara ni unos gramos.
Jin le trajo unos zapatos de tela, y aunque eran más suaves. Seguía echando de menos la suela dura del uniforme de parásitos.
—Por aquí. —Los guío Jin, cabeceando con belleza.
Al salir de la habitación, el parasito recién llegado descubrió maravillado que las instalaciones de ese refugio eran de alguna extraña manera diferentes a las que siempre estuvo acostumbrados. Aunque las paredes seguían teniendo acabado de caoba natural había códigos para permitir el acceso al pasillo que conducía a unas escaleras automáticas descendientes al primer piso, luces que se encendían con censor de movimiento, detectado de seguridad con escaneo facial y ninguna cámara oculta.
Sólo porque no tuvo el tiempo suficiente no se detuvo a buscar entre grietas obscuras micrófonos ocultos, pero tuvo la sensación de que eso no parecía necesario. Parecía que los adultos habían instalado un sistema perfecto y moderno para la detección de un intruso y no para cuidarse de los propios Nines.
Para su sorpresa no fue aterrador que su entorno fuera diferente, él se sintió muy cómodo con ese ambiente.
El único momento incomodo fue cuando JungKook colocó una mano en su espalda y lo obligó a atravesar un enorme comedor. Cuatro chicos estaban desayunado tranquilamente en sus bancos altos de madera con una charla de alguna cosa de estrategias.
Ellos se volvieron a mirarle y sus bocas dejaron de masticar. Un par de ellos tenía los ojos ámbar, el resto no.
—Líder... —Susurró uno de los cuatro, colocándose de pie. YoonGi se tensó, sintiéndose repentinamente cohibido por la atención del grupo de extraños. JungKook, por fortuna leyó su ansiedad y suavemente lo rodeó con más fuerza para crearle una barrera física que le hizo sentir sólo un poco menos expuesto.
—Continúen con su desayuno, muchachos. —Les ordenó Jin, con las manos detrás de su espalda.
Quienes le dieron la impresión a YoonGi de ser el resto de los Nines acataron su orden y volvieron a su comida, ignorando por completo su presencia. Entonces JungKook lo sacó del comedor dándole un tirón que le pedía avanzar.
Jin los observó salir y después su atención regresó a los muchachos.
—¿Ese era el líder? —El más alto de ellos preguntó en voz alta por todos, apretando su cuchara.
—Sí. Estará de vuelta pronto y el sublíder también. —Prometió, girando con gracia sobre sus talones y yendo hacia dónde estaban JungKook y YoonGi.
—¿Por qué ellos dijeron líder? —Les preguntó 003, mientras JungKook presionaba el código de salida para la puerta principal.
—Porque lo eras. —Respondió el parásito de cabello largo, desbloqueando la puerta. Jin agregó algo que sabía que le gustaría.
—JiMin era el sublíder.
Al principio YoonGi no hizo ninguna mueca más allá de la sorpresa, pero después sonrió enormemente, incapaz de esconder su felicidad una risita feliz y muda lo encogió. ¡JiMin siempre tuvo razón! Juntos debieron ser la pareja de parásitos más veloz, fuerte y... Feliz. Debió ser tan feliz montando con su dulce chico.
La puerta se abrió con el sonido aprobativo robótico y reveló un precioso paisaje. Era todo pasto verde hasta donde su vista podría correr e iba en una perfecta armonía con el cielo despejado de la mañana.
YoonGi volvió sus manos dos puños conteniendo las emociones confusas que chocaban dentro de él. Furia, amor, miedo, tristeza. Tenía toda una mezcla de eso que le dejó los músculos tensos y el entrecejo fruncido.
Era muy malamente parecido al lugar de sus sueños. Tal vez sólo porque fuera un campo, pero se inquietó bastante.
—¿Todo bien? —JungKook dejó de sostenerlo con tanta fuerza después de preguntarle.
—Sí, vamos. —Se las arregló para decir y fingir que todo estaba bien.
Rodearon el refugio de los Nines y detrás, encontraron lo que querían mostrarle. YoonGi encontró con el corazón temblando un árbol frondoso que sostenía columpio improvisado con viejas y roídas cuerdas junto con tabla de madera mal clavada. A sus pies, descansaban camas hechas de madera donde las enredaderas se apoderaron pero igual florecían margaritas amarillas.
Sospechó que JiMin se encargó de eso, sólo su niño haría un trabajo tan mal hecho y seguramente debió estar orgulloso de ello. Cerrando los ojos, algo vino a él.
"¡YoonGi, hay un nido de pájaro sobre esa rama!" Le gritó JiMin con una sonrisa de oreja a oreja y las mejillas manchadas de tierra después de un trabajo de jardinera. Sus mechones rubios estaban igual de radiantes que el sol.
YoonGi se quejó, alejándose de JungKook y sosteniendo su cabeza. El recordar esa imagen fue tan cálida que si podía tener más de esas por dolor haría el intercambio sin dudar.
—¿Todavía te encuentras saludable? —Insistió JungKook.
—No estoy muy seguro... Yo... Creo que recuerdo, algo.
Jin intervino con una sonrisa.
—Es claro que vas a recordarlo, te sentabas ahí —con la cabeza indicó hacia el columpio— y mirabas a JiMin trabajar por horas. Ustedes dos eran tan unidos que...
—¡Lo haré! —Le irrumpió, recomponiéndose. JungKook y Jin conectaron sus miradas con tensión—. Lo acepto. Me convertiré en un pistilo —YoonGi apretó sus dedos, antes de colocar su condición—, pero sólo si es con JiMin.
JungKook maldijo en silencio, clavándose impotente en su lugar.
Jin le dio una expresión complacida, estirando su mano y estrechándola contra la de YoonGi.
—Tenlo por hecho. —Le aseguró, apretando sus manos unidas y sellando el pacto.
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