Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

EIGHT

En su cama en la mañana, JiMin no estaba. Lo que era sumamente extraño porque el chico siempre era de los últimos en levantarse. YoonGi buscó en las orillas del bosque, en el comedor, incluso en la enfermería pero su compañero de escuadrón no dejó ni un poco de su rastro.

Regresó a casa con los pies molidos, un dolor de cabeza y lleno de suciedad de la naturaleza.

Todavía tenía los nervios a flor de piel, demasiado nervioso por no encontrar a su compañero faltante. No quería que sus pensamientos tomaran un rumbo obscuro pero inevitable no imaginar a JiMin avanzando en la dirección honda del lago.

—YoonGi —Le irrumpió el líder del escuadrón, con una mano tensa y torpe sobre su hombro. Los ojos de YoonGi tardaron un poco en atrapar la silueta de NamJoon, ellos parecían haber chocado en el pasillo de su refugio o él estuvo deambulando mucho tiempo en la inconsciencia—- ¿Qué sucede?

No perdió ni un segundo en confesar.

—No encuentro a JiMin.

Tal vez entre todo el equipo podrían organizar una brigada de búsqueda, era radical sin embargo sentía que su desesperación podría llegar a ese punto. SuRan probablemente ni si quiera saldría de los dormitorios, por el contario, SeulGi saltaría a arrancar las raíces de los árboles y le diría algo como: "Cavaré hasta el fondo de la tierra para encontrarlo, deja de estorbar y muere."

Y morir.

YoonGi no estaba feliz de concederle en eso a la chica de cabellos azules. Tan solo imaginar a JiMin en su regazo, sin tener que compartirlo con él volvía su sangre caliente dentro de sus venas. ¿Qué podía hacer sino?

La cara del líder se transformó en la viva imagen de la confusión.

—Está en las duchas. —Le avisó NamJoon, demasiado desconcertado. El alivio regresó a YoonGi con una bocanada de aire que por fin pudo pasar por su garganta.

El corazón iba a escapar de su pecho si no tenía a JiMin pronto, ronroneando por un poco más de contacto físico.

—Muchas gracias. —Su líder le sonrió en respuesta, retomando su camino.

Ni si quiera le importó despojarse de una sola de sus prendas, abrió la puerta de los baños de golpe. Estaba en el segundo piso, compartían ese espacio con las chicas y un pequeño cartel de madera al que podía darse vuelta anunciaba de quién era el turno para usarlo. Dentro de la bañera que golpeaba las paredes del fondo y dejaba un poco espacio de losetas, el cuerpo de JiMin se veía sumamente pequeño. Encogido contra la pared y sus rodillas aplastando su pecho.

No era un muchacho pequeño precisamente. Pero, la forma en que estaba encogido le daba un aura de vulnerabilidad exponencial. Le recordó al niño del Garden, al llorón que se escondía en un rincón y todo el tiempo estaba siendo reprendido por los adultos por su falta de control emocional.

—¿Dónde estabas? —No pudo evitar preguntarle, sin estar arrepentido del todo por su tosquedad.

JiMin lo miró, sus ojos de iris rojizo escondiéndose tras los mechones rubios que escurrían de agua.

—Fui al bosque.

—No mientas —le reprochó, cerrando la puerta, sólo por si alguna de las chicas pasaba por ahí, no deberían ver a JiMin tomando una ducha—. Te busqué.

—No lo hago. —Le repitió, creyendo en ello. No tuvo no un encogimiento de culpa por lo que YoonGi desde el inicio supo que estaba diciendo la verdad— tengo ramas en el cabello, por si quieres inspeccionarme.

Se acercó, con las manos tras su espalda y se detuvo en el borde de la bañera.

Odiaba tanto ver al pequeño estambre tan deprimido. Con los ojos muertos y los labios pálidos.

Suspirando se arrodilló, sabiendo que todo aquello no era culpa de nadie más que suya.

Su deber debió ser detenerlo en cuánto tuvo la primera burbuja de ilusión. Reventarla cruelmente cuando era pequeña y no dejarla crecer para que cuando estallase en decepción 095 no estuviera herido.

Aquello no funcionó porque él estaba demasiado roto.

—¿Cuánto tiempo vas a permanecer ahí? —Le preguntó, acariciando uno la parte trasera de su oreja. Dejando caer sus párpados JiMin se inclinó hacia el tacto, recibiendo todo su cariño con el mismo amor de siempre.

YoonGi paseó sus dedos lentamente, con su interior crujiendo. ¿Por qué JiMin no lo odiaba ni un poco?

—Todavía estoy sucio.

Dijo, con la voz ahogada contra su piel, una vez que la mano de YoonGi se apartó de su oído.

—Te volverás una pasa —Intentó aconsejarle con algo de gracia, esperando obtener una risita. JiMin no se movió ni un poco y su boca no dio inicios de curvarse en su sonrisa cotidiana—. Dame la esponja.

Un poco dudoso, JiMin se le entregó. Él se arremangó el uniforme de parásito hasta los codos y apoyando contra el bordillo del baño se acercó hasta tocar la espalda del parásito.

Sin decir una palabra el piloto de cabello rubio se movió permitiendo que su compañero lavara su cuerpo. YoonGi aceptó la nueva posición y pasó la esponja por la piel canela del chico, restregando con la suficiente fuerza para borrar el rastro de tierra y las hojas secas del bosque. Cómo si también pudiera borrarle las heridas que le causó con la decepción.

Después un instante, JiMin echó la cabeza atrás, golpeándose con la pared. La esponja voló hacia los pliegues de su cuello, las clavículas y pecho. Antes de decir algo, miró hacia abajo.

—No fue tu culpa.

YoonGi se pasmó, dudando sin saber si continuar o no.

—¿Cómo... Cómo lo sabes?

JiMin centrado en las hondas en el agua al mover sus pies.

—Solo... Lo sé.

Era una respuesta tan ridícula que hizo a YoonGi alejar la esponja del estambres y tratar de contener la sonrisa en su rostro. JiMin no debía intentar consolarlo con argumentos sin sentido, no estaba tan desesperado. Incluso si el chico no quería estaba haciéndolo de manera consciente.

—Estoy seguro, que te equivocas —Respondió con un tono amargamente alejado. Una de las comisuras de su boca se torció—. Eso pasa cuando intentas montar un FranXX con un estambre roto.

—O ellos tuvieron razón —contradijo, enjuagando el jabón de su cuerpo con un cuenco de madera— debieron tenerlo todo el tiempo. Los hombres no montan FranXX.

YoonGi titubeó, incrédulo. Nunca pensó que las fantasías de JiMin pudieran detenerse, no era como NamJoon, no aceptaba las órdenes de los adultos sin una sola explicación.

—Pensé que creías en los Nines. —Esperó que eso levantara lo suficiente el entusiasmo y el chico estuviera saltando a la defensiva por defender su teoría. JiMin se encogió.

—Eso... No tengo una explicación, así que aceptaré que ellos son distintos —Sus dedos se curvearon sobre los hoyuelos de sus rodillas—. Los adultos tienen razón, siempre la tuvie...

—¡Detén esa frase ahora mismo! —Gritó, lanzando la esponja. Cayó como un chapoteo en el agua y el sonido hizo eco hasta que JiMin habló.

—¿Qué es lo quieres que diga? —Le cuestionó, lleno de asombro.

YoonGi batalló, controlando la incontrolable molestia.

—No eres así de sumiso.

—Creo que es tiempo de que lo sea. —Dijo JiMin, con deje de seguridad y otro de melancolía. Sin poder mirarlo a los ojos.

—¡No! —YoonGi se lanzó al frente atrapando los hombros de 095, sus piernas quedaron dentro del agua y le importó tan poco— No tienes que serlo, lo que sucedió ahí... Sólo fue mi culpa, JiMin.

—¿Por qué insistes en cargar con todo? —JiMin también lo tomó de los hombros —Tu siempre serás perfecto.

YoonGi negó con un suspiro estrangulando.

—Solo soy perfecto si tú me miras. No sirvo para montar un FranXX. ¿No crees que si lo intentas con TaeHyung pueda funcionar?

Algo como el espanto atravesó por el rostro de JiMin.

—¿TaeHyung? ¿Para qué quiero intentarlo con él?

—¿NamJoon? —Le cuestionó, recibiendo la misma cara explicó su punto —Si no fuera un estambre roto, probablemente...

—No, sólo tú —Le cortó JiMin, firme —Sólo montaré contigo, con nadie más.

—¡Eso es lo que...!

YoonGi tuvo que interrumpirse así mismo tan pronto escuchó la pesada puerta de madera abrirse. TaeHyung asomó su cabeza, casi tímidamente. Después su cuerpo enteró se mostró, aunque era un poco extraño mirarlo sin su habitual sonrisa burlona.

—Uh, lo siento. El niñero quiere verte, YoonGi —Anunció con incomodidad. Los estambres que estaban en la bañera entendieron porque su extraño comportamiento. No le gustaba ser un vocero de malas noticias—. Con SuRan.

—No pasa nada, TaeHyung.

YoonGi se recompuso y antes de marcharse le dio una mirada a JiMin. El piloto se la regresó y solo pudo leer un miedo puro en sus ojos rojos.

Cierto, 095 pensaba que se iría.


SuRan estuvo callada durante el camino hacia HoSeok, YoonGi no podía culparla. La relación entre ellos no era muy estrecha, no importaba cuándo se esforzara en volverlos unidos. Ella corría a la dirección opuesta. Seguro que tenía alguna extraña relación con que JiMin siempre venía directamente hacia él y no tenía que forzar nada entre ellos.

Quiso a SuRan, alguna vez. Pero, su pistilo parece que nunca aceptó del todo que la emparejaran con él.

Una verdadera lástima. No estaba triste del todo, estaba más ansioso por lo que vendría con su niñero.

Su expistilo no se veía en mejores condiciones, la cara saludable que alguna vez conoció estaba muy lejos. La piel de la mejilla estaba hundida sobre los pómulos y bolsas moradas debajo de sus ojos. Él debería verse igual de mal.

Cómo supuso, al abrir la puerta del despacho de HoSeok el ambiente era lúgubre y pesado. No era muy habitual que los parásitos estuvieran ahí, aunque no era la primera vez. SuRan entró primero y con un poco de torpeza tomó una de las sillas de madera frente al largo escritorio de madera de su cuidador. YoonGi se mantuvo en el marco, esperando a que HoSeok diera alguna orden.

—Cierra con el pestillo, 093 —No tardó en demandarle. YoonGi lo hizo tan rápido como pudo y regresó para tomar asiento frente a HoSeok. El hombre, cruzó las piernas y colocó sus manos sobre la mesa—. Buen día.

—Buen día. —Repitieron los dos por costumbre.

HoSeok lo estudió con la mirada, pareciendo que estaba haciendo una inspección profunda de su expresión. YoonGi agradeció sus años de práctica ante el miedo y lograr que su mueca no delatara lo que sentía.

—Escuché los informes sobre su estudio como pilotos, detalladamente. —Aflojó un poco la corbata roja de su informe como cuidador— ¿Qué es lo que tienen que decir sobre ello?

—Todo es culpa de YoonGi. —Dijo SuRan. YoonGi no se molestó por esa confesión, sonaba demasiado desesperada. Solo intentando salvar su pellejo, incluso si tenía que hundirlo un poco.

—Los análisis no dicen eso —SuRan se tensó—. Ambos fallaron como pilotos, no sirven más.

—¿Qué es lo que viene a continuación? —Se atrevió a preguntar YoonGi, un poco más nervioso de lo que le gustaría admitir.

—Ya lo saben. Saben lo que le sucede a los pilotos inútiles.

No, no lo sabemos, nunca se nos explica nada. Ese pensamiento atormentó la mente de YoonGi. Recordó a JiMin, siempre sediento de las respuestas, molestándose cuando no obtenía una y tenía que deducir las cosas por su cuenta.

—¿No hay otra forma...?

HoSeok apoyó la espalda contra el respaldo tallado de su silla. Sus ojos los estudiaron con curiosidad.

—¿Quieren quedarse y ser parásitos suicidas?

—¡No! —Exclamó SuRan enterándose en su asiento. El estambre tuvo una reacción distinta, a pesar de que tenía miedo no lo mostró.

—Si puedo servir al escuadrón una vez, lo tomaré. —Afirmó, con una mano sobre el corazón. La chica lo miró como si hubiese enloquecido, muda de la sorpresa.

—YoonGi...

—¿Estás seguro, 093?

—Serviré de algo, ¿no es así? —HoSeok levantó minúsculamente sus cejas.

—Si lo colocas de esa forma... Siempre existe un porcentaje, que diga que se necesita una carnada.

—Bien. —Se limitó a contestar, intentando calmar su respiración inquieta. Haría eso por el escuadrón, si podía servirles una última oportunidad podría morir en paz.

—¡Estás loco, YoonGi! —Le reclamó SuRan, tomándolo del brazo.

—Lo siento, ya he tomado una decisión.

—Pistilo —llamó HoSeok, reteniendo el reclamo de la chica—, te marcharás en la puesta de sol, prepara tus cosas.

SuRan se apartó de YoonGi.

—S-sí, señor.

—Puede retirarse— rápidamente, los dos saltaron de sus sillas. SuRan abrió velozmente la puerta y desapareció tras ella, YoonGi la imitó pero antes de desaparecer la voz de su niñero lo congeló —093.

—¿Sí, señor?

—La muerte no es algo con lo que deberías jugar. Tienes hasta el atardecer para decidirlo.

—Lo entiendo, señor. —Murmuró, desapareciendo la vista del despecho de su niñero. Suspiró, apoyando la frente contra la puerta.

—¿Cuándo tiempo querías engañarme? —Le preguntó la conocida y dulce voz de su estambre favorito a sus espaldas. JiMin.

Se mantuvo quieto, sobre sus talones. Hubiera preferido no darse la vuelta por ningún motivo, pero en algún momento tenía que moverse. No iba a ser para nada agradable esa charla.

—JiMin...

095 tenía la ropa de parásito llena de arrugas, el cabello tan húmedo y su piel mojada que era bastante fácil adivinar que tan pronto YoonGi dejó el cuarto de baño, no dudó en seguirlo.

—¿Pensabas que no me daría cuenta?

Negó, intentando acercarse. Pensó que apenas lo tocara JiMin lo rechazaría, pero cuando sus dedos atraparon su brazo, su compañero se movió como un imán hasta que el mentón descansaba en su hombro.

—Quiero ayudar.

—No nos ayudarás —dijo, aplastando su nariz contra la curvatura de su cuello—. Será demasiado crudo para todos, no lo soportaremos —respiró ávidamente sobre su piel, deseando ahogarse con la fragancia de YoonGi—. Yo moriré antes de verte a ti hacerlo.

—Pero...

—¿No dijiste que sentías lo mismo? —Le interrogó, al borde las lágrimas. YoonGi apretó los dientes, odiando todo eso. Lo que menos quería era herir a su dulce estambre.

—Lo hago.

—¿Y por qué estás siendo tan egoísta? —YoonGi no conocía algún argumento que pudiera derribar eso. Mucho menos si los ojos tristes de JiMin le veían con tanta desesperación.

—Lo siento...

—¡No te disculpes, todavía no es tarde!

—No voy a tomar la nave. —Repitió, aunque podía ver cómo su determinación flaqueaba. JiMin empuñó las manos sobre su ropa.

—¿También me quieres muerto?

—¿Muerto? —La idea asustó lo suficiente a YoonGi para exaltarlo— ¡Claro que no!

—¡Moriré sin ti!

—¡De cualquier forma estaré lejos! —Respiró hondo, levantando el mentón de JiMin para que le mirarse— No tienes idea de lo que van a hacernos...

—Prefiero tener un poco de fe.

Durante un instante, se miraron a los ojos, sin decirse nada.

—Bien, ¿quieres que me vaya?— Murmuró entre dientes — Lo haré.

—¿Lo harás?

Una sonrisa de sorpresa crecía en el rostro del estambre rubio. YoonGi se contagió de ella, simplemente no podía luchar contra eso. Siempre sería débil a JiMin.

—Sí.


Después, el sol se movió increíblemente rápido. Guardar sus cosas fue cosa de un instante, SuRan se sorprendió cuando le dijo que la acompañaría y algo de tensión desapareció de su cuerpo, ella no quería quedarse sola en eso. Eso ayudó un poco a 093, el sentimiento de inutilidad se desvaneció levemente.

YoonGi ocupó una maleta vieja, guardó su libreta, su uniforme de cambio y sostuvo entre sus dedos la piedra que JiMin le regaló durante su estancia en el Garden. Dudo si llevarla en el bolsillo o...

—¿Estás listo, YoonGi? —Preguntó decaídamente TaeHyung. Parecía que era su día para ser mensajero—. HoSeok dice que es hora.

—Ya está todo —forzó una sonrisa, hasta conseguirla. Lo que menos quería era agobiar a su compañero—. Oye, ¿puedo pedirte algo? —TaeHyung asintió, sin pensarlo— Cuida de JiMin.

—¿Yo? —El chico se señaló.

—Él va a necesitar un mejor amigo.

—¿Yo puedo serlo?

—Confío en que lo lograras —TaeHyung, junto con HyeJin eran los que tenían los corazones más cálidos del escuadrón. Sin contar a JiMin, por supuesto—. ¿Lo harías?

Solo podía rogar y pensar que su dulce estambre estaría un poco protegido.

TaeHyung saltó del entusiasmo.

—¡Lo prometo!

—YoonGi, vámonos. —SuRan apareció en su campo de visión, sosteniendo su propio equipaje.

—Adiós, TaeHyung. —Se despidió YoonGi del chico, con una sonrisa. Si TaeHyung se colaba de vez en cuando en la cama de JiMin, puede que su ausencia no fuera tan larga. Apartó el sentimiento pesado que se instaló al imaginarlo; visualizar a su estambre enrollado en los brazos de otro compañero fue igual a una apuñalada. Se dijo que no era momento para ser egoísta, intentando calmar el corte del puñal.

Bajó las escaleras con la mayor lentitud posible, en ese momento los pies le pesaban terriblemente.

—Ten un buen viaje, YoonGi. —Dijo HyeJin acompañada de NamJoon, al verlo partir.

—Piensa con la cabeza. —Apuntó NamJoon y YoonGi sintió un poco de melancolía mientras dejaba atrás a los líderes.

En la primera plana, HoSeok estaba ahí, pero también JiMin.

El chico estaba con su mirada hundida, y las manos temblando. Intentó dar un paso pero al verlo con SuRan titubeó. YoonGi se acercó a él, dudoso que darle.

Quería aplastar su cuerpo contra JiMin, presionar sus labios contra su cuello, acariciar los huesos de su espalda y mordisquear cada uno de los dedos rellenos de sus manos. Finalmente se acercó hasta que su aliento estaba cosquilleando en su mejilla. Necesitaba un poco de contacto y él podría irse.

Solo un poco.

—Todavía puedes pedirme que me quede. —Le dijo malvadamente. Si su chico le pedía que se quedara, saltaría de la ventana de la nave y volvería a él.

Sintió a JiMin titubear, pero al final su cabeza se agitó hacia los lados.

—No. Te buscaré. —Afirmó, lleno de seguridad. Con un poco de decepción YoonGi presionó su boca fuertemente en una de las mejillas del piloto rubio, poco consciente de que los pares de ojos en la sala estaban sobre ellos.

—Entonces te estaré esperando.

—Adiós. —Dijo, deslizando su palma con la de JiMin y asegurándose que el chico atrapara su pequeña reliquia, sin que lo notara.

—Te veré pronto. —Murmuró pesadamente, clavándose en su lugar. Deteniéndose antes de saltar sobre el chico y amarrarlo a los pilares de su cama donde nunca podría irse.

Sin embargo, YoonGi se marchó.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro