Perderás tu álbum, si no.

¡Y por un carajo que él no perdería su tan preciado álbum! Le había costado cinco quincenas comprarlo, cinco quincenas que no perdería por un tonto reto. Carajo, era solo un mísero beso, nada de qué preocuparse, ¿cierto?.

—Hazlo por tus poderosísimos BTS— se miró una última vez en el espejo, suspirando y dándose ánimos internamente. Él lo haría, porque debía hacerlo y lo necesitaba. No lo quería, porque su primer beso tenía que ser especial, con una chica linda que le gustase y que siempre trajera brillo labial, justo como San...

¡Por un demonio que San no era chica! Y WooYoung no lo besaría, ¡definitivamente no! Pero entonces...

—Sólo es un jodido beso, nada que temer— y con esa idea en la cabeza, se dirigió hasta la sala, donde su mayor veía la tele hecho un ovillo, envuelto en una montaña de cobijas que WooYoung casi aseguraba que no le dejaban respirar. Cerró los ojos un momento, sintiendo su cabeza dar giros y giros. Suspiró, abrió los ojos y caminó hasta quedar a un lado de San — ¿Qué estamos viendo?.

—Scooby Doo— WooYoung secó el sudor de sus manos en su pantalón. Vamos, carajo, sólo era una beso que no cambiaría nada. San seguiría siendo su amigo, él podría poner la excusa de que era un tonto adolescente con ganas de experimentar, y San solo era su mejor amigo, que estaba dispuesto a ayudarle en todo, ¿que no?.

—San-i— el aludido volteó, viéndole por entre las mantas— ¿puedes acercarte? Tengo que decirte un secreto— WooYoung juntó sus labios, apretando levemente, y San, como el cotilla que era, se acercó, sin poner ningún pero, cosa que WooYoung agradecía.

Esto será rápido, pensó, y cuando San estuvo a centímetros de su cara, WooYoung +se apresuró a cerrar sus ojitos con fuerza y estampar rápidamente sus labios con los de su mejor amigo. San cuidaba muy bien de ellos, eran suaves y con un sabor a fresa que a WooYoung le fue imposible ignorar. Quería seguir allí, degustando la fresa en los labios de su mejor amigo.

Mejor amigo...

WooYoung deshizo el beso rápidamente, echándose había atrás, soportando su nervioso cuerpo con sus manos. Su corazón latía tan rápido que temía desfallecer allí mismo. Incluso un golpe de San sería menos vergonzoso.

—¡Lo siento tanto, San-iie hyung!— tapó su sonrojado rostro, sintiendo el corazón en la garganta y el gran silencio de San que no ayudaba en nada.

WooYoung quiso abrir los ojos y pedir disculpas una y otra vez de rodillas, sin embargo, esa mano en su muñeca jalándole fue más rápida.

San le estaba besando, de nuevo.

Oh mierda, San realmente le estaba besando.

—No te disculpes, si te gustó, no tienes razón para hacerlo— San le miró con esos ojos penetrantes que tanto le hacían temblar.

Y WooYoung se planteó internamente aquella pregunta.

¿Que si le había gustado? ¡Le había encantado!

Y con la mirada gacha, habló.

—Entonces... déme un beso, San-iie hyung— pidió, avergonzado. Y San gustoso volvió a unir sus labios, esta vez, poniendo todo el peso de WooYoung en sus piernas.

Tal vez al principio lo había hecho por su preciado álbum, pero ahora, corría por cuenta propia.

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Woosan maridosssssssss sisi.