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11; pies

Con el transcurso de los días, a Soobin se le hacía cada vez más insoportable la relación de Beomgyu y Taehyun.

La ventaja de las vacaciones era que no estaba obligado a verlos juntos todo el tiempo. De hecho, hasta entonces, sólo había estado en la misma habitación que ambos para las fechas de sus cumpleaños.

Mantener esa relación alejada de su mente era la única forma de encontrarse moderadamente bien. Si los negaba de su consciencia, lo usual era sentir que el corazón le pesaba, como un frágil cristal al borde de una mesa carente de una pata. Esa era la mejor sensación con la que podía conformarse.

Sin embargo, con más frecuencia de lo que le gustaría, sentía las ya familiares y dolorosas punzadas contra su pecho, como si cada beso que sus amigos intercambiaran se transformara en vudú que atentaba contra su salud.

En el salón de clases, Taehyun había cambiado de sitio para sentarse con su novio, abandonando la carpeta que había ocupado todos esos años al lado de Soobin. Mejor, pensaba el mayor, porque probablemente hubiese sido bastante cortante con el perceptivo Taehyun, quien en torno se hubiese dado cuenta de la mezcolanza de tristeza y envidia que sentía.

Ahora la carpeta a su lado se encontraba vacía por las mañanas, porque Daehwi, el compañero que la ocupaba, solía llegar tarde.

Ese día, sin embargo, una conocida voz en proceso de hacerse grave lo acompañó.

— ¡Soobin!

El entusiasta saludo de Beomgyu le dio la bienvenida, cuando éste se dispuso a tomar asiento a su lado, por algún motivo.

— estas vacaciones nos vimos poco, tenemos que compensarlo ahora.

Soobin estaba agotado. El cuerpo entero le pesaba, como respuesta defensiva ante lo que anticipaba que ocurriría, y Beomgyu no estaba siendo de mucha ayuda al insistir en hablarle.

— ¿lo dices porque tu novio no pasará el día contigo? —cuestionó, en un tono agrio con el que esperaba que entienda. No asumía que leería sus sentimientos, no podía pedir tanto, pero, por lo menos, quería que note su fastidio.

— hoy no, pero, ay, Taehyun también es tu amigo. —recordó Beomgyu, restándole importancia al tono del mayor— ¿o acaso discutieron?

Soltó un suspiro, cerrando los ojos para dar una pausa.

— no, todo bien. —sonrió, simulando tranquilidad— pero no es lo mismo andar con tus amigos que andar de violinista.

— lo siento... no era mi intención hacerte sentir así.

Aunque Beomgyu estuviese genuinamente preocupado, Soobin no lo escucharía así. No había pasado tiempo suficiente para permitirle sanar su roto corazón, para ser capaz de aceptar su amistad sólo como tal.

— bueno, ve con él. —insistió, con un gesto para alejarlo.

El menor de ambos era bueno leyendo el ambiente si se trataba del grupo, tanto como era bueno encargándose de que todos estén cómodos. Cuando se trataba de los sentimientos particulares de Soobin, sin embargo, estaba perdido.

Pareció rendirse, con un suspiro, al dejarle un par de palmaditas sobre el hombro antes de ponerse de pie y regresar con Taehyun.

El corazón de Soobin sintió otra puñalada al ver cómo Beomgyu se iluminaba a su lado.

͙ kiss me, heal me 】 *ೃ༄

Para empeorar el día, al salón le tocaba educación física por la tarde, el curso favorito de Soobin.

Ese semestre, les habían asignado fútbol, para el cual separaban al aula por sexo y les facilitaban la mitad de la cancha a cada grupo de alumnos. En el lado de los hombres, habían varios buenos jugadores, pues no por nada se juntaban en algunos recesos a jugar partidos amistosos.

Lo que Soobin tenía a su favor para no ser el último entre los escogidos era su altura, ya que sus compañeros asumían que al menos podría ser un decente arquero. Lo que ese día tuvo en contra fue que el más alto Hyunsuk estaba entre los integrantes de su equipo, así que él fue quien se asignó como arquero. Ahora le tocaba jugar de defensa.

— no se preocupen, no dejaremos que pasen del mediocampo. —les aseguró Hyunjin, capitán del equipo por esa clase— sólo estén atentos por si acaso.

Esa promesa fue inmediatamente derribada al ver lo efectivos que eran los delanteros y centrocampistas del equipo contrario. Beomgyu corría muy rápido, Jinyoung era hábil para atajar, y Taehyun...

— ¡gol!

Taehyun metió el primer gol de la partida, pocos minutos después de su inicio.

Automáticamente, los centrocampistas del equipo de Hyunjin retrocedieron para centrarse en la defensa, en un esfuerzo por prevenir una diferencia más grande de goles.

Soobin escuchaba voces que le decían lo que debía hacer, pero había dejado de prestar atención el momento en el que la pequeña celebración del otro equipo había iniciado. No debería sorprenderle, pero de igual forma le dolió ver cómo Beomgyu corría a los brazos de Taehyun para felicitarlo por el acierto, cómo acariciaba su cabello y cómo afirmaba un abrazo cariñoso al rodear su cintura.

El pitido del árbitro fue el que lo devolvió a la realidad, llevándolo a poner atención a cómo se ubicaban sus compañeros.

Al igual que para el primer gol, el equipo rival siguió un patrón: Jinyoung recuperó el balón y se lo pasó a Beomgyu, quien corrió desde la lateral izquierda hasta alcanzar a Taehyun y hacerle un limpio pase. El delantero sólo debía esquivar a la reforzada defensa del equipo de Hyunjin para enfrentarse con el arquero y anotar el segundo gol.

En acción, Taehyun lucía genial. Por supuesto, él tenía que ser lindo, aplicado y bueno en deportes, ¿por qué Beomgyu no se interesaría en él?

Los rugientes celos en el interior de Soobin fueron los que lo llevaron a actuar en pro de su equipo. Abandonó su sitio cerca al arco para correr al encuentro de Taehyun, esquivando a Daehwi, quien se supone que estaba en posición de defensa desde ese lado. Para sorpresa de sus compañeros, logró atajar su jugada, al dar una firme patada con la que desvió la pelota hacia el exterior de la cancha.

El problema era que no golpeó sólo la pelota, sino que también le hizo una zancadilla a Taehyun, quien terminó por trastabillar estrepitosamente.

Nuevamente, fue el agudo pitido del árbitro el que le puso los pies en la tierra, haciéndole notar la grave falta que acababa de cometer. Notó cómo los jugadores de ambos equipos corrían hacia el afectado, formando un círculo alrededor del accidente, y no tardó en recomponerse para poder ayudar a su amigo.

— lo siento... —musitó, genuinamente preocupado al notar el dolor en su expresión— perdón, perdón, soy un asco en este juego, no sabía cómo pararte.

— descuida. —entonó Taehyun, esforzándose por mostrar una pequeña sonrisa— ya pasará.

Aunque intentara ponerse de pie, le costaba hacerlo sin gruñir por lo bajo, claramente doliente. Había sido un duro golpe.

— lo hiciste a propósito —le reclamó Jinyoung, acercándose con el pecho en alto— ¡quisiste dañarlo para ganar en el juego! ¡seguro eso planificaron entre todos!

— ¡claro que no! —Hyunsuk se apresuró en defenderlo, entre protestas que anunciaban el escalamiento de un conflicto entre los equipos— es sólo un juego, no es tan serio, fue un accidente y ya.

— pues tú no eres el que está adolorido. —contrarió Beomgyu, con los puños cerrados.

El tono con el que habló fue tan gélido y seco que logró silenciar a todos por unos segundos. Alzó la mirada para fijarse directamente en Soobin, demostrándole una opaca furia sin necesidad de separar los labios.

En cuestión de segundos, las discusiones entre equipos fueron retomadas, mientras el profesor intentaba apaciguar los exaltados ánimos. Soobin prefirió mantenerse al margen, sintiéndose excesivamente culpable por haber sido el causante de todo eso. Sólo le quedó ver cómo Beomgyu levantaba a Taehyun, apoyándolo de su espalda para llevárselo a la enfermería.

— lo siento mucho. —se disculpó nuevamente, frente a todos sus compañeros.

— siéntelo, pero eso no arregla lo que pasó. —se quejó otro jugador— creo que amerita una tarjeta roja, lo hizo con malicia.

— ¡no lo hizo con malicia! —intervino Daehwi, en un agotado suspiro— ¿acaso no conoces a Soobin? es súper lindo, no le haría algo así a propósito a su amigo.

— quizás no lo conoces verdaderamente...

Soobin no sólo se había ganado el odio temporal de los integrantes del equipo rival, sino también un gran disgusto por parte de sí mismo, desde el profundo arrepentimiento por dejar que sus impulsos destructivos le ganen. Ahora sólo quería esconderse y llorar, por la inmensa presión de encontrarse indeseadamente bajo los reflectores.

— creo que lo mejor sería si dejo de jugar. —sugirió, con la voz trémula— que alguien más de mi equipo se retire también, así el número de jugadores sería equitativo.

El profesor se encontró de acuerdo, dejándole descansar para evitar que la agresividad entre los adolescentes incremente aún más. Así, Soobin pudo excusarse del campo deportivo, con intenciones de acudir a la enfermería para asegurarse de que Taehyun esté bien. Le tenía cierto resentimiento por haber sido el escogido de Beomgyu, por supuesto que sí, pero no por eso había dejado de ser su amigo.

Antes de eso, debía pasar por el baño para calmarse un poco y contener las lágrimas adecuadamente. Odiaba ser tan sensible ante las palabras negativas de los demás, pero era algo que no podía cambiar con facilidad.

͙ kiss me, heal me 】 *ೃ༄

— inténtalo, yo te escucho. ¿o acaso es sólo una excusa para besarlo?

Aquella era la incompleta conversación que Soobin logró distinguir desde fuera del cuarto de enfermería, manteniéndose al margen del espacio tras un biombo que le habían ofrecido al herido para no interrumpir.

Le quedaba claro que estaban hablando de la capacidad curativa de Beomgyu. Se supone que era exclusiva a su relación con él, ¿cierto? Sólo lo podía curar a él. Taehyun debía contentarse con las cremas y vendas de la enfermera.

— ¡no! no era una excusa, pero...

Para ahorrarle una explicación a su doctor mágico, decidió entrar en ese momento, simulando desconocimiento de su previo intercambio de palabras al interrumpir la escena.

— hey... lo siento, de nuevo. —comenzó, logrando que ambos pares de ojos se enfoquen en su presencia— no fue mi intención dañarte.

— descuida, lo sé. —le respondió Taehyun, con un semblante mucho más amigable que el de Beomgyu, aunque él había sido el afectado— espero curarme pronto, ¿no?

Cuando volteó hacia su novio, éste bajó la mirada, fijándose en sus inquietas manos. Seguro que batallaba consigo mismo para encontrar las palabras adecuadas para explicar sus poderes sin resultar sospechoso.

— seguro que sí, la enfermera sabe lo que hace. —intervino Soobin, para mantener los ánimos tranquilos y para que Beomgyu no tenga que explicarse, pues también le afectaba.

Por unos segundos, se mantuvieron en silencio. Sólo los inertes ruidos de las máquinas al interior de la enfermería llenaban la incomodidad.

— nos dejas solos un momento, ¿por favor? —pidió Beomgyu, ahora con un aura mucho menos amenazante.

— oh, yo... —Soobin titubeó un momento, antes de suspirar— claro. espero que todo mejore.

Apenas pasó hacia el otro lado del biombo, aguardó unos instantes por si es que retomaban la conversación de inmediato, por curiosidad. Lástima que no lo hicieron, sólo escuchó el característico chasquido de labios sobre tersa piel, probablemente por un besito que le dio en el dorso de la mano.

͙ kiss me, heal me 】 *ೃ༄

Minutos después, para la clase de álgebra, Taehyun y Beomgyu regresaron de la enfermería. El menor entre ambos caminaba con la ayuda de muletas, lo que indicaba dos cosas.

Primero, que el golpe había sido bastante grave. Taehyun no era alguien que exageraría su dolor sólo por show, al contrario, lo más probable era que o la enfermera o Beomgyu lo habían forzado a portar las muletas.

— hey, quién hubiese dicho que tenías tanta fuerza en esas patitas... —comentó Daehwi, con la esperanza de aligerar sus ánimos.

Soobin sólo suspiró, defraudado consigo mismo por haberse permitido cometer una falta así. Incluso si Taehyun lo había perdonado rápido, Beomgyu parecía seguir enojado con él, lo que podía sospechar por cómo evitaba encontrarse con su mirada. Estaba arrepentido... más o menos.

Aunque a su ángel no le guste admitirlo, su demonio sabía que lo había hecho adrede.

Y es que había querido confirmar el segundo indicador: que Beomgyu era incapaz de curar las heridas de Taehyun, incluso si era su novio. Sólo podía hacerlo con las de Soobin, incluso si lo trataba sólo como un amigo.

Aunque ese día no haya sido precisamente idóneo, al menos le quedaba la satisfacción de saber que el vínculo que tenía con él era especial.

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