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Una pregunta

Si no han leído el primer capítulo de Catch me baby no lean este especial.

Vayan a leer aunque sea el primer capítulo y luego vuelven a leer este ;)

¿Ya? Bueno, pueden leer.

Extra #3

 Gia

León me había dicho que no fuera a recibirlo al aeropuerto, primeramente porque iba a llegar mientras yo estaba en clases y no quería que me saltara ninguna clase, y segundo porque después de su llegada iba a salir con su equipo para celebrar su victoria.

De sólo recordarlo apreté la pluma, con la que supuestamente estaba tomando apuntes, en mi mano y si hubiera aplicado un poco más de fuerza seguro que la habría quebrado. Suspiré. Bueno, León tenía todo el derecho de celebrar su victoria con personas que supieran de futbol, porque a pesar de los 3 años —ignorando los 4 días de nuestro rompimiento— que llevábamos saliendo yo seguía sin saber mucho de ese deporte.

Pero ya quería verlo.

Cuando las clases terminaron me apresuré a ir a la casa de los padres de León para recoger a Ethan e ir a nuestro departamento. En el camino me fue contando sobre lo que había hecho en el preescolar, como ya tenía 4 años ya era niño de preescolar, se veía tan tierno con su trajecito azul claro, mi hijo era el niño más hermoso de todos.

Poco después de llegar al departamento Alissa me llamó para avisarme que ya venía en camino. Me apresuré a hacer la comida para los 5 y mientras estaba por finalizar alguien llamó a la puerta.

—Yo voy mami —dijo Ethan ya caminando a la puerta.

—Pregunta quien es —le recordé, aunque ya sabía que se trataba de mi amiga.

Lo escuché preguntar y luego abrió la puerta, empezó a saludar a Alissa. Apagué la estufa y lavé mis manos para recibir a mi amiga. Cuando volteé Ethan ya estaba empujando la carriola en donde iba la pequeña Alix.

—No la vayas a tirar Ethan —le advertí al ver como empujaba sin cuidado.

—No, mami —contestó y empujó la carriola hasta la pequeña sala del departamento—. Sandía —gritó—, ya llegó Alix.

El perrito, que ya estaba bastante grande, llegó corriendo como si en verdad entendiera quien había llegado.

—Hola, ¿Cómo te ha ido? —le pregunté a mi amiga. Aunque nos veíamos prácticamente a diario cualquier persona que nos viese cada vez que nos encontrábamos pensaría que llevábamos años sin vernos.

—Bien. Aunque la verdad Alix ha estado llorando mucho, creo que es porque extraña a su papá —me dijo—. Cuando él está siempre se la pasa cargándola.

—Seguro cuando sea grande será muy unida a Adrián —dije sonriendo mientras veía a Ethan enseñándole uno de sus juguetes a una muy despierta Alix.

Justo en ese momento como si hubiéramos estado invocándolo, la puerta se abrió y entró Adrián con una enorme maleta en su espalda, detrás de él estaba León que al entrar arrojó su maleta a alguna parte del departamento y se apresuró a ir hacia mí.

Me tomó en sus brazos y me dio un largo beso.

—Hueles a sudor —le dije cuando me dejó en el suelo.

—Te amo, también.

Se inclinó para tomar a Ethan en sus brazos.

Cuando levanté la mirada Adrián y Alissa aún seguían comiéndose a besos y las cosas se querían poner peor.

—Eww —dijo Ethan al verlos y por fin dejaron su sesión de besuqueo.

—Y así, hijo, es como hicieron a Alix —dijo León señalando a sus amigos. Nuestro hijo puso una cara de desagrado y se bajó de los brazos de su papá para correr de nuevo a Alix que aún seguía en su carriola.

Adrián se acercó a ella y la tomó en sus brazos, la abrazó y llenó su cabecita rubia de besos mientras ella lo dejó llena de baba, cosa que no pareció importarle a él. Después se inclinó y la dejó sobre la alfombra de niños que aun teníamos en la sala, de esa forma Ethan pudo jugar con la pequeña que solamente le aventaba los juguetes de vuelta.

Mientras cenábamos León hizo un comentario de que quería que lo acompañáramos a su entrenamiento del día siguiente, no tenía muchas ganas de esperar unas horas bajo el sol pero siempre era agradable verlo entrenar sin camisa aunque lo viera casi todas las noches así.

Al día siguiente después de dos horas de entrenamiento los demás chicos empezaron a alejarse de la cancha, me puse de pie y empecé a caminar hacia León que también caminaba en mi dirección. A lo lejos pude escuchar la voz de Ethan hablando con algunos de los jugadores.

—Los chicos ya se cansaron —me dijo al oído mientras me acercaba a su cuerpo sudoroso—. Pero yo quiero seguir practicando un poco más mis tiros ¿Quieres ayudarme? —preguntó y besó mi cuello.

Cerré mis ojos y me sostuve de sus hombros.

—¿Cómo puedo ayudarte? —le pregunté en un susurro.

—Ven —me tomó de la mano y me colocó frente a la portería. Era enorme, no podía creer que se viera tan pequeña en televisión, la próxima vez la pensaría mejor antes de insultar a los porteros por no parar los goles—. Solo quédate ahí e intenta parar el balón cuando lo pateé en esa dirección.

—Oh, no —dije inmediatamente—. Si uno de esos me da en alguna parte del cuerpo te mataré —le advertí mientras veía como unos chicos mucho más jóvenes que nosotros dejaban unos cuantos balones en el pasto detrás de León.

—No tienes que preocuparte no te darán en la cara —dijo sonriéndome—. Creo…

Volteé para ver en donde estaba Ethan, ahora él estaba sentado en las piernas de Adrián que estaba junto a Alissa observándonos como si estuvieran viendo un programa de entretenimiento.

—No quiero —dije volviendo la vista a León pero ya había preparado un balón frente a él.

—Sólo tres tiros y nos vamos —casi suplicó y no me pude negar.

—Bien —me rendí.

Me acomodé de frente hacia León y coloqué mis manos hacia los lados pero antes de darme cuenta él ya había pateado el primer balón, pasó a mi lado derecho y se estrelló contra la red de la portería. Levanté la mirada y fruncí el ceño, si eso me hubiera golpeado seguro me sacaba el aire que llevaba respirando durante mis 21 años de vida.

—No tengas miedo —me gritó—. Mantén tu vista fija en el balón.

Aunque dijo eso el segundo pasó por mi lado izquierdo y se estrelló contra el poste pero igual entró a la portería.

—Mi amor —dijo llamando mi atención antes de que me formulara como me habría hecho daño ese tiro—. Coloca tus manos frente a tu pecho como si ya estuvieras agarrando el balón —me mostró con él mismo como tenía que acomodarme. Imité su pose y él asintió satisfecho.

—Date prisa antes de que salga corriendo de aquí —ya sentía mis piernas temblando. Lista para huir.

León se tomó su tiempo, primero me vio fijamente, suspiró y dio medio paso hacia atrás para después patear el balón hacia mi dirección. Cerré mis ojos sin moverme de mi posición y segundos después sentí como el balón cayó en mis manos. Abrí los ojos lentamente para ver el balón entre mis manos.

—¡Lo agarré! —dije saltando con el balón—. ¡Lo hice!

León me sonrió y me señaló con la mirada al balón. Él no se había movido de su lugar pero me sonreía demasiado. Siguiendo su mirada vi el balón en mis manos y me di cuenta de dos cosas, primero que no era normal porque este era totalmente blanco y liso, parecía más una pelota de voleibol que de futbol, lo segundo que noté fue que tenía escrito en varias partes una pregunta.

Mis ojos se llenaron de lágrimas al ver la pregunta que se repetía. León ya estaba caminando hacia mí. Tomé el balón con una mano y la otra la llevé a mi rostro. Las lágrimas ya caían de mis ojos cuando él se acercó a mí. Se inclinó frente a mí y metió una mano en el bolsillo de su short.

—¿Quieres casarte conmigo, Gia? —repitió la pregunta que estaba en el balón. Sacó su mano del bolsillo y me tendió un anillo.

El balón se resbaló de mi mano y arrojé mis brazos a su cuello. Ambos quedamos sentados en el pasto húmedo de la cancha de futbol.

—¿Eso significa un sí? Porque estoy, realmente, muriéndome de los nervios —dijo con sus manos envueltas en mi cintura.

—Sí —dije sollozando—. Quiero casarme contigo.

León soltó un largo y profundo suspiro de alivio y me levantó del suelo para darme vueltas en sus brazos y besarme. Se detuvo un momento mientras ponía el anillo en mi dedo y de nuevo volvió a besarme.

Estaba tan feliz que no había notado que los demás jugadores y nuestros amigos estaban aplaudiéndonos y silbando celebrando junto a nosotros el compromiso.

—Te amo —me dijo en los labios.

—También te amo —le contesté, aunque a esas alturas seguro no dudaba de mi amor hacia él.

León

 Y así fue como me volví uno de los hombres más afortunados y felices del mundo.

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Bueno aquí les dejo este extra más. Creo que sólo subiré otros dos más y será todo de esta novela :)

Espero que les haya gustado y disculpen si tiene errores pero eran las 3 de la mañana cuando lo terminé xD

¡Saludos! :D

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