Mucho para un día
Capítulo dieciséis
León
Salí del baño con una bolsa de ropa mía y de Ethan cuando empecé a preguntarle a Gia si quería salir a algún lugar pero al ver a la persona que estaba en la puerta de mi dormitorio se me olvidó cualquier cosa en ese momento, incluso se me había olvidado cómo hablar… ¿primero debía abrir la boca? Lo que fuese, mi madre fue la primera en romper el silencio en el dormitorio.
Entró caminando a una velocidad normal y cuando llegó a mí me abrazó con la típica fuerza de una madre que no ha visto a su hijo en meses, no pude devolverle el abrazo, aun seguía conmocionado como para poder envolver mis brazos a su alrededor.
Vi a Gia cerrar la puerta y sentarse en una orilla de mi cama con Ethan en brazos, él tenía sus bracitos envueltos alrededor de su cuello, como si tuviera miedo o algo, su cabeza estaba apoyada en el hombro de ella.
Mamá se alejó de mí y tenía una sonrisa preocupada en su rostro, una de sus manos se apoyó en mi mejilla derecha y suspiró profundamente.
—Hola, mamá —dije finalmente, cuando las palabras encontraron su propio camino hasta mi boca.
—Hola, León —de nuevo otro de esos suspiros profundos que me pedían que le explicara qué rayos hacía una chica en mi dormitorio con un bebé, era la forma que utilizaba para presionarnos sin palabras a mis hermanos y a mí cuando le mentíamos o hacíamos travesuras—. ¿Cómo has estado?
Dejé la bolsa con ropa en el suelo y me encogí de hombros.
—Bien… —me rasqué la cabeza y evité su mirada, busqué de nuevo Gia que me veía preocupada, le asentí para que aquella expresión desapareciera de su rostro—. Ya sabes… he estado un poco ocupado… con cosas.
Mamá asintió y no dijo nada más, simplemente esperó que continuara con todo lo que debía decirle. Caminé hasta mi cama y le dije que me siguiera pero ella tomó una de las sillas del dormitorio y se sentó frente a mí ya que Gia estaba casi del otro extremo de mi cama.
—Bueno, creo que me tengo que ir —habló Gia de repente sorprendiéndome, se puso de pie y me sonrió—. Gracias por cuidar de mi hermanito —dijo asintiendo. Empezó a caminar hacia la puerta pero las cosas no se podían quedar así.
—Gia —la llamé y ella volteó con su rostro de nuevo casi pálido—. No hay necesidad de que te vayas con mi hijo —dije finalmente. Sólo podía ver a mi mamá de reojo ya que mi vista estaba en dirección a Gia pero lo poco que logré percibir de ella fue… nada. Ella no tuvo ninguna reacción al escucharme llamar a Ethan “hijo”.
—Pero yo…
—Ven —la interrumpí antes de que dijera otra mentira. Apreciaba como no tenía idea el hecho de que mintiera para que yo no saliera perjudicado pero no tenía caso seguir guardándoles en secreto a mis padres sobre Ethan, era mi hijo y no quería ocultárselos a las personas que más amaba en mi vida.
Gia se acercó hasta donde yo estaba y me tendió a Ethan, lo tomé en mis brazos y él en seguida se acomodó.
Levanté la mirada hacia mamá que observaba todo en silencio en su silla.
—Mamá, él es Ethan, mi hijo. Tiene 7 meses y bueno… —no sabía que decir hasta que sentí mi cama sumirse a mi lado—. Ah y por cierto, ella es Gia y no, no es la mamá de Ethan aunque me ayuda a cuidarlo todos los días junto con Alissa y algunas veces Adrián también.
—Mucho gusto, Gia —dijo y presentí que tenía algo en contra de ella, el tono de voz que usó con ella no me agradó.
—Igualmente —contestó ésta tímidamente.
—Sin embargo quiero pedirte algo —siguió hablando mamá sin despegar su vista de Gia—. Me gustaría que nos dejaras a mí y a mi hijo solos… y a Ethan también.
Ella asintió y se levantó de mi lado. El lugar se sintió frio una vez que ella se fue.
—Así que tu hijo —habló mamá duramente—. ¿Cómo pasó eso?
—Bueno, ya sabes, cuando tenemos relaciones sexuales sin protección pasan muchas cosas que al final resultan en un bebé —la mirada de mamá no era la de costumbre, era de enojo o peor aún, de decepción.
Lo comprendía, ella siempre nos dio la libertad necesaria a mis hermanos y mí para que enseñáramos a hacernos responsables, nuestra hora límite para llegar a casa todos los fines de semana era a las 12 de la noche. Nos prestaba su auto siempre que lo necesitáramos, nos dejaba hacer fiestas en casa y llevar bebidas siempre y cuando no la consumiéramos en exceso. Así que comprendía perfectamente su mirada de enojo y decepción.
—¿Entiendes que esto no es un juego? —preguntó seriamente.
—Lo entiendo perfectamente —le contesté de la misma manera.
—Es un bebé y necesita…
—Cuidados, lo sé. Necesita leche de formula, necesita pediatra cada mes, ropas, medicina por si se enferma, también mucho dinero pero no me importa, Gia y yo hemos estado cuidándolo por más de 5 meses y ha estado perfecto, ni siquiera hemos sido descubiertos…
—Hasta ahora —me interrumpió.
—No solemos abrir la puerta así…
—Pero la niña Gia lo hizo —habló con dureza—. Pude haber sido cualquier otra persona del campus y que los pudo haber descubierto…
—Estábamos esperando a Adrián —me puse de pie—. Ella creyó que eras él…
—Pero no lo fui —volvió a interrumpirme—. Pudo haberte metido en problemas.
Así que ahora lo que le molestaba era Gia en lugar de que yo tuviera un hijo a los 19 años.
—Pero no lo hizo… mamá.
—Claro que sí, estas en problemas. Pero antes tenemos que llevar a ese niño a un lugar en donde puedan hacerse cargo de él.
Me reí.
—Ethan se queda aquí —mi voz se había elevado sin darme cuenta—. Mamá, te amo, pero no voy a dejar que te metas con mi hijo, tengo 19 años y ahora soy lo suficiente maduro para responder por mí mismo y por Ethan. También por Gia. Si ella no te agrada…
—¿Así que es por la chica también?
—La chica se llama Gia —dije entre dientes. No sabía cuál era el problema que tenía contra ella—. Y sí, ella ha cuidado de Ethan durante todo este tiempo sin pedirme nada a cambio, así que definitivamente la cuidaré.
—Hablas como si fuera tu novia o algo más.
—No es más que mi amiga pero…
—La quieres.
—Por supuesto que… —me quedé en silencio al ver el rostro de mamá empezar a dibujar una sonrisa verdadera, después de eso soltó una carcajada que hizo sobresaltar a Ethan en mis brazos.
Me dejé caer en mi cama sin comprender que rayos pasaba por la mente de mi mamá. Tal vez le había provocado algún tipo de shock con la noticia de mi hijo y ahora estaba fuera de sí.
Cuando por fin dejó de reír agitó su mano hacia mí.
—Tranquilo hijo —dijo—. Gia me agrada aunque no he hablado con ella, se ve que se preocupa mucho por Ethan, cuando me abrió la puerta y el aire frio entro intentó cubrirlo lo mejor que pudo, eso sólo lo hace una persona que tiene buenos instintos. De Ethan… bueno tenemos que hablar al respecto, sobre todo asuntos legales. No te voy a decir que estoy muy feliz de que tengas un hijo a tan corta edad pero sé que no puedo hacer nada al respecto, bueno puedo hacer dos cosas, dejarte a tu suerte con el pequeño o apoyarte. Toda la actuación de hace unos minutos era para ver hasta donde llegabas para proteger al bebé, lo de Gia fue un punto extra. Pero en fin. Las cosas ya han sucedido y ahora sólo necesito saber cómo fue que de pronto tienes un bebé cuando no supe que habías dejado a una chica embarazada por estar de irresponsable.
Al terminar de hablar yo tardé en responderle ya que mi cerebro no podía analizar las palabras a la velocidad con la que mamá habló.
Lo único que comprendí era que Gia no le desagradaba y que no me iba a quitar a Ethan, era lo que más me importaba.
—Explícame con calma lo del bebé —dijo mamá adquiriendo un tono de voz más normal.
Cuando encontré las palabras empecé a explicarle a mamá con todos los detalles sobre cómo había llegado Ethan aquí, ella escuchó sin interrumpirme. Durante ese tiempo Ethan se quedó profundamente dormido en mis brazos y a los pocos minutos lo recosté sobre la cama. Mamá observaba todos mis movimientos como si intentara estudiarme, tal vez esa era su intención.
Terminé de hablar y ella asintió.
—Quisiera hablar con Gia —dijo y de nuevo me sorprendió que le importara más Gia que el hecho de que yo tenía un hijo.
—Bien —dudoso saqué mi celular del bolsillo de mi pantalón y le envié un mensaje de texto a Gia.
—¿Estás seguro de que no puedes imaginarte quien es la mamá? —negué con la cabeza mientras devolvía el teléfono a mi bolsillo. Había pasado días o semanas pensando en que chica podría ser pero me había rendido, la mayoría de las chicas con que recordaba haber pasado una noche las había seguido viendo algunas veces por el campus y nunca las había visto embarazadas.
Seguimos hablando en lo que Gia volvía.
—¡Aah! —escuché un grito fuera de mi puerta pero inmediatamente pude reconocer esa voz, cuando estaba por levantarme a abrir la puerta Adrián entró con Gia sobre su hombro, ella movía sus piernas para intentar que la bajara pero él se veía tan cómodo con ella en su hombro. No sabía por qué rayos estaban así—. Esta no es una buena vista —se quejó Gia sin dejar de mover sus piernas.
—Admítelo te encanta ver mi trasero —estaba seguro de que a Gia no le gustaba ver su trasero pero ya que su cabeza colgaba justo a esa altura le era inevitable no verlo.
—Niños —habló mamá atrayendo la atención de Adrián y dejando a Gia como de piedra—. Dejen de jugar que despertarán a Ethan…
—¿Elena? —preguntó la voz de Alissa en cuanto apareció por la puerta. Mi amiga dejó ver una grande sonrisa en su rostro cuando vio a mamá y corrió hasta ella. Como en mi familia éramos cuatro hombres, contando a papá y una sola mujer mamá había cuidado y querido a Alissa como si fuera su hija, era la niña que nunca pudo tener y bla, bla. Siempre que se veían eran abrazos constantes y risas…
—¡León! —me llamó Gia y caminé hasta donde estaban Adrián y ella—. Pídele a tu zopenco amigo que me baje —dijo entre dientes.
—¿Cómo rayos terminaste ahí? —le pregunté y Adrián rió.
—Venía, junto con Alissa, a tu dormitorio cuando me encontré a Gia corriendo al lado contrario de donde debería de estar, cuando le dije que viniéramos ella se negó así que tuve que usar la fuerza bruta —contestó mi amigo dándole una palmada a la espalda de Gia que aun seguía sobre su hombro aunque ahora ya no se movía tanto—. Ahora sé el motivo por el que no quería venir… Por cierto —desvió su vista de mí a mamá y con una señal de mano la saludó—. Hola, Elena, un gusto tenerte por aquí.
—Muchas gracias, Adrian. Pero hazle un favor a Gia y bájala de ahí —Adrián suspiró y colocó sus manos sobre la cintura de Gia para empezar a bajarla pero esta se retorció sobre su hombro.
—No, espera, no me toques ahí —dijo Gia y comprendí que le daba cosquillas ser tocada en la cintura. Al parecer también Adrián se dio cuenta de ello porque empezó a tocarla de ahí, los primeros dos segundos lo permití, después no.
—Ya. Adrián —dije acercándome un poco más a ellos y al mismo tiempo evitando ser golpeado por las piernas de Gia que se movían descontroladamente—. Déjala —pero no me hizo caso.
—¡León! —gritó Gia y de alguna manera pude colocar mis manos en su cintura para poder bajarla del hombro de Adrián pero al no poder sujetarla bien ambos caímos al suelo, ella sobre mí.
Me pegué en la cabeza contra el suelo y todos en el dormitorio se quedaron en silencio. Solté una carcajada, fue de ese tipo de caídas que te dan más risa que dolor o vergüenza.
Gia, que un seguía sobre mí, empezó a reírse también y apoyó su cabeza en mi pecho, por un momento olvidé que había más personas en el lugar…
—¿Estás bien? —preguntó Alissa corriendo para ayudar a Gia a ponerse de pie.
—Sí, yo estoy genial —dijo aun riéndose.
—¿Segura? —preguntaron Adrián y mamá al mismo tiempo. Ella les asintió con una sonrisa.
—El que se golpeó fui yo, gracias por el interés —dije cuando nadie me prestó la mínima atención, los cuatro voltearon a verme y fingieron desinterés por mí, al menos esperé que lo hubiesen fingido.
Mamá empezó a hablar con Gia después de unos minutos, ella y Alissa escuchaban atentas a mi mamá pero no alcanzaba a escuchar nada ya que me habían enviado a la cocina junto con Adrián y no es que la distancia fuera mucha pero ella sabía cómo hablar bajo y Adrián no sabía callarse.
—¿Te acuerdas cuando creí que me gustaba Gia? —preguntó y por fin le presté atención.
—¿Aun te gusta? —pregunté y él se encogió de hombros.
—Creo que no me gustaba del todo, es decir, es muy linda y el color de su piel es algo que me atrae mucho —volteó a verla—. Nunca he salido con una chica de piel morena —la piel de Gia no era tan morena…—. Como sea, creo que ahora sí estoy enamorado de alguien pero ella prácticamente ni me ve. Creo que no sabe que existo.
—Suenas como Gia hablando del Esteban ese —me moví por la mini cocina para tomar un vaso con agua. Las platicas sobre romance, amor y cosas cursis no eran lo mío ya que nunca me había enamorado—. ¿Quién es la chica?
—No te lo diré —frunció el ceño y como en realidad no me interesaba saber no le seguí preguntando.
Seguí esperando impaciente hasta que las tres mujeres que estaban en mi dormitorio terminaran de hablar, había decidido no verlas ya que eso me hacía desesperarme más pero al escuchar como soltaron una ruidosa carcajada volteé hacia ellas.
—¡No me lo creo! —dijo Gia conteniéndose la carcajada.
—Todo el tiempo era así —dijo mamá—. ¿No es cierto, Alissa? —mi amiga asintió ya que no podía dejar de reír. Entendí que había llegado el momento de contar “Las cosas graciosas de León”, mamá siempre hacía eso y las personas nunca volvían a tener la misma imagen de mí.
Caminé hasta ellas y las tres enmudecieron al verme pero podía ver que intentaban reprimir una sonrisa.
—¿Qué rayos pasa aquí? —pregunté.
—Pasa que tengo hambre —contestó mamá—. Creo que debería irme…
—Estaba por hacer de comer —habló Gia poniéndose de pie—. ¿No gustas quedarte?
Que Gia le hablara de “tú” a mamá significaba que le había tomado mucha confianza, aunque probablemente no la conocía de muchos años estaba segura de que ella utilizaba el “usted” para las personas mayores, y eso de alguna forma me hizo sentir bien, no quería que hubiera problemas con las personas que quería.
—Mis hijos y mi esposo estarán esperando en casa —dedujo mamá viendo la hora en el reloj de su muñeca.
—Quédate, Elena —insistió Alissa con una sonrisa.
—Bien —aceptó y se levantó junto a Gia—. Pero les ayudo a preparar la comida.
—¡Genial! —dijo Gia animada.
Adrián estaba recostado en mi cama viendo el futbol y Alissa estaba sentada a un lado de él con Ethan en sus piernas haciéndole caritas y ruiditos para atraer su atención. Viéndolos de esa manera parecían como una familia joven y me pregunté si así nos veíamos Gia y yo el tiempo que pasábamos juntos.
—Me pasas la cebolla —me dijo mamá ya que yo estaba de pie junto al refrigerador.
Ugg cebolla.
—A León no le gusta la cebolla —dijo Gia sin interrumpir lo que estaba haciendo en la estufa.
Mamá levantó la mirada de la tabla con verduras picadas para verme, levantó una ceja y me encogí de hombros.
—No tenemos cebolla de cualquier manera —le dije y ella parpadeó un par de veces.
—Muy bien. Entonces pásame el apio —me extendió la mano.
—A Gia no le gusta el apio —dije y mamá exclamó un ¡Vaya!
Si lo pensaba mejor, sabía más cosas de Gia que de mis hermanos, no sabía que tan bueno o malo era eso pero mamá definitivamente lo sabía porque apenas me acercaba a Gia se quedaba viéndonos fijamente como estudiándonos. Era bastante incómoda la situación.
—Por cierto —habló mamá cuando revisaba el guisado en la estufa—. No me han dicho como fue que se conocieron e hicieron amigos.
Gia habló antes de que yo pudiera hacerlo.
—Ya que somos vecinos fue inevitable no vernos pero al principio no nos llevábamos bien, su actitud y la mía no encajaban, hasta que llegó Ethan y aunque no me agradara León quise ayudarlo con el bebé, poco a poco nos conocimos —se encogió de hombros restándole importancia—, y nos hicimos amigos.
Me limpié la frente del sudor frio que se me había juntado, por un momento creí que le iba a explicar la verdadera forma en que ella me conoció y como yo me presenté. Es decir, que me hubiera conocido mientras casi tenía sexo con una chica desconocida fuera de mi dormitorio no era lo mejor para decirle a mi mamá y tampoco que estaba coqueteando con ella la primera vez que la vi fuera en el pasillo.
Mamá sabía, ahora más que nunca, que no era un angelito caído del cielo pero si Gia le hubiera dicho algo así definitivamente estaría en problemas, de hecho, aun necesitaba saber qué pensaba decirme o hacer respecto a Ethan, me había dicho que me apoyaría pero no la manera en cómo lo haría.
—Interesante su relación ¿no? —dijo mamá.
—Es como mi hermano mayor —contestó Gia con una sonrisa.
Auch.
* * *
Mamá, Adrián y Alissa se marcharon de mi dormitorio hasta las 6 de la tarde, los acompañé al estacionamiento, Gia se había quedado en mi dormitorio con Ethan. Mamá me hizo prometer que el próximo fin de semana tendría que ir a casa para decirle a mi papá sobre todo y empezar a ver cuestiones más serias, sobre todo el registro de Ethan y unas posibles pruebas de ADN, también ver si existía la posibilidad de contactar con la madre de mi hijo entre otras cosas.
Honestamente la idea de decirle a papá me asustaba un poco pero mamá insistió en que intentaría calmarlo antes de que yo fuera, no me tranquilizó, pero lo aprecié.
Tardamos casi media hora en despedirnos, ella y Alissa se fueron juntas y parecían como verdaderas madre e hija.
Adrián siguió hablando sobre las bobadas de la chica que le gustaba hasta que se desvió para irse a su dormitorio.
Me tomé mi tiempo para regresar al dormitorio, habían pasado muchas cosas en un día y ni siquiera terminaba, pero sabía que estando con Gia las cosas serían más tranquilas. Cuando entré a mi dormitorio me quedé un tiempo observándola.
Estaba dormida en mi cama junto a Ethan, él estaba boca arriba con la boquita ligeramente abierta y sus brazos extendidos hacia los lados. Ella estaba dormida sobre su lado derecho de modo que acorralaba a Ethan entre la pared y ella. Su mano derecha estaba debajo de su cabeza como si fuera una almohada, su cabello estaba trenzado dejándole la cara completamente despejada, también tenía su boca ligeramente abierta pero su respiración era suave.
Caminé hasta la cocina despacio e intentando no hacer ruido, limpié todo, hice lo mismo con la mesa, el baño y durante ese tiempo ella no despertó, vi la ropa que debí de haber lavado pero como ya era muy tarde lo dejé para el día siguiente.
Prendí la televisión pero dejé el volumen bajo para no despertarlos, me senté en el suelo pero a los 15 minutos me estaba acalambrando así que me senté en el poco espacio disponible que había dejado Gia en la cama.
Cuando dieron las 10 de la noche y Gia no despertó apagué las luces del dormitorio…
* * * * * * * * * * * * * * * * * * * *
Al fin les dejo el capítulo 16 de esta novela.
Espero que les haya gustado. Ya saben que sus votos y comentarios son bien recibidos por mí :')
Por cierto, la reacción de la mamá de León fue basada en una tipo encuesta que les hice a varias mamás xD Necesitaba saber como reaccionarían a una situación así y lo que escribí fue el resultado :)
Nos vemos en unos días con el siguiente capítulo, será un poco corto así que espero poder subirlo en un par de días ;)
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