Lo que no sabías de mí
Capítulo once
Gia
Me di cuenta de que había besado a León dos segundos después de haberlo hecho. Mi propósito de jugar algo divertido y ganar me había controlado haciéndome hacer lo que hice. ¡Yo lo había besado!
Desde luego no me mostré incomoda o apenada, después de todo León no era al primer chico que besaba y un beso de ese tipo no era muy importante así que preferí seguir alardeando sobre mi triunfo durante un rato. Los siguientes en jugar fueron Alissa y Adrián pero el muy cobarde se apartaba antes de besar a Alissa lo que la hizo ganadora las tres veces que jugaron, por la mirada de mi amiga supuse que le iba a hacer la vida imposible durante tres días ya que ellos habían decidido apostar.
A pesar de que León parecía un poco incomodo al momento en que terminamos el juego a los pocos minutos volvió a actuar como antes y me volvió a decir “Gia Morales”.
Varios chicos que estaban en el restaurante empezaron a jugar con los pockys, algo me decía que León y yo habíamos hecho moda ese juego entre aquellas parejas.
Después del restaurante caminamos hasta un parque, eran las 5:25 de la tarde así que no alcanzábamos a ir a otro lugar ya que teníamos hasta las 6:30 para ir por Ethan.
—Tienes un hermanito bien portado —le dijo a León la señora Gloria, la encargada de la guardería—. Amanda no tuvo ninguna queja con el pequeño Ethan.
—Sí, al parecer será un niño tranquilo, no suele ser muy inquieto —contestó León un poco ansioso, hasta yo estaba como él, ya quería que nos devolvieran a Ethan.
Amanda entró con Ethan en sus brazos, estaba despierto y parecía un poco inquieto. Cuando se lo entregó a León el pequeño pareció relajarse.
—¿Cómo se ha portado mi niño? —le preguntó León a Ethan al mismo tiempo que lo abrazaba con cariño, en un principio me pareció lo más tierno que había escuchado de León pero cuando volteé para ver a Gloria recordé que no se suponía que fuera su hijo.
Le di un codazo a León y el volteó a verme sin comprender.
—Él suele ser muy apegado a su hermano —expliqué y ella sólo me sonrió.
—He visto muchos hermanos como Leonardo, es maravilloso que teniendo una diferencia de edad tan grande sean tan cariñosos con sus hermanos pequeños —su sonrisa cálida me tranquilizó.
—Muchas gracias, chicos, por todo lo que hicieron el día de hoy —dijo León en cuanto pasamos al guardia del estacionamiento del campus—. Fue un día genial.
Él y yo estábamos en los asientos traseros junto con Ethan, Alissa era quien conducía el auto de Adrián ya que él estaba con unas copas de más y lo habíamos obligado a ir en el asiento del copiloto, fue fácil, sólo tuve que amenazarlo con golpearlo y me hizo caso.
—De nada, igual todo fue idea de Gia —dijo Adrián medio adormilado—. Mi idea había sido llevarte a un bar lleno de chicas mayores pero ella arruinó la fiesta —pateé el respaldo del asiento de Adrián para que se callara, de sólo recordar su idea y las fotografías del bar que nos había enseñado a Alissa y a mí me provocaba escalofríos. Sentí la mirada de León sobre mí pero preferí seguir pateando el asiento—. No voy a estar en la abstinencia por ti, amigo —cada vez que hablaba parecía más adormilado.
—¿Necesitas de León para tener sexo? —pregunté—. Eso no suena muy bien —me estremecí.
—León es el que atrae a la mayoría de las mujeres, las que no se quedan con él vienen conmigo —me explicó pero no le encontré ninguna lógica.
—¿Por qué? Sin ofender a ninguno de los dos —dije rápidamente—. Creo que Adrián es más apuesto que León —escuché un gruñido por ambos chicos, uno de queja y otro de victoria—. Es sólo el punto de vista de una chica de 17 años.
—Gracias, muñeca, por eso me encantas, lástima que seas menor de edad aun —dijo Adrián—. Me encantaría salir contigo.
—Dejaré de ser menor de edad el 27 de julio —le dije sonriendo e inmediatamente asomó la cabeza por un lado del respaldo del asiento.
—¿Y se supone que debo de esperar como un año por ti?
—Son sólo 9 meses —aclaré.
—Olvídalo preciosa, por muy linda y tierna que seas no puedo esperar por ti tanto tiempo. Te dejaré para el feo de León —solté una carcajada al escucharlo decir eso—. Gracias por el cumplido.
—Sólo digo lo que pienso —me encogí de hombros.
—Y ¿Por qué yo soy el feo? —preguntó León a mi lado.
—Nunca dije que fueras feo. En la escala del 1 al 10 Adrián tendría un 9.5 y tú tendrías un 9.3. Eres sólo 0.2 menos apuesto que Adrián, si te fijas no es mucha la diferencia —expliqué y creo que dejé a ambos chicos confundidos—. ¿Qué piensas Alissa?
—Amm —ella casi no había hablado durante todo el camino y cuando le pregunté parecía como si no hubiera estado junto a nosotros—. Creo que León es más apuesto que Adrián —se encogió de hombros—, supongo que es porque lo conozco desde hace muchos años… supongo.
Me quedé en silencio apenas unos segundos mientras los chicos discutían entre sí, creí comprender algo…
—Llegamos —dijo mi amiga y me di cuenta de que el auto ya no estaba en movimiento, cuando me asomé por la ventana estábamos frente a los dormitorios que a esa hora se veían bastante solitarios.
* * *
Una semana después del cumpleaños de León las cosas cambiaron y todo fue debido a su curiosidad por saber que pasaba conmigo, no sabía que me había estado mostrando tan extraña en esos días, debí de haber fingido más.
Fue durante la cena -como siempre estábamos cenando en su dormitorio- cuando solté un suspiro y León dejó de comer para prestarme atención.
—Muy bien, hasta aquí llegó mi silencio —habló León y levanté mi vista hacia él—. Estoy seguro de que te pasa algo y lo que sea quiero ayudarte.
Negué con la cabeza y regresé mi vista al plato de espagueti.
—Son imaginaciones tuyas —mentí.
—No me vengas con ese tipo de cuentos Gia, te guste o no te conozco lo suficiente como para saber cuando estás feliz y cuando finges estarlo y esta semana sólo he visto lo segundo —rodé los ojos—. No hagas eso, no te dejaré ir hasta que me digas si hay algo malo.
Dejé mi tenedor enterrado en el espagueti y volteé a verlo, apreté mis labios y mis puños al mismo tiempo ¿Quién se creía para decirme eso?
—No tengo por qué decirte nada, si quiero hablo y si no, no lo hago.
—Sólo intento ayudarte, no es como si quisiera meterme en tu vida por nada. Quiero ser un buen amigo y los buenos amigos se preocupan si ven decaído al otro —dijo viéndome fijamente—, perdona si te molesté.
Se levantó de la mesa y se sentó en la cama. Dejé mi comida sin terminar y salí de su dormitorio. Supuse que esa había sido una pelea pero en ese momento no me sentí con ánimos para disculparme. Él tenía razón, sólo estaba intentando ser un buen amigo y yo lo había hecho molestar.
A la mañana siguiente decidí que era tiempo de dejar de esconderle cosas de mi vida a León, él me dejaba, prácticamente, formar parte de su familia y me había contado un poco sobre sus padres pero yo no le había contado casi nada de mí.
Dejé mi cabello suelto y me puse ropa ligera aunque ya estábamos a finales de octubre y el clima era un poco fresco. Caminé hasta el dormitorio de León y toqué un par de veces antes de que me abriera la puerta.
Me recibió con una sonrisa y mi confianza por él aumentó.
—Disculpa por hablarte así ayer —dije rápidamente—. Es sólo que… hay veces que ni yo me entiendo y no sé de qué manera hablar para que los demás me entiendan.
—Está bien, supongo que cuando estés lista de hablar conmigo lo harás.
Me dejó entrar a su dormitorio y vi a Ethan vestido con un conjunto de invierno, era un pantalón pequeño negro, el suéter también era negro pero tenía un gran círculo blanco en el pecho lo que me recordó a un pingüino.
—¿Por qué disfrazaste a Ethan de pingüino? —pregunté riendo.
—Adrián dijo que necesitaría ropa para invierno y le compró esto a mi hijo, pensé que estaría bien ponérselo hoy —juntos nos acercamos a la cama pero yo tomé entre mis brazos a Ethan antes de León, me lanzó una mirada pero no me dijo nada.
—Los pingüinos son lindos —mecí al pequeño un poco ya que al parecer mi cabello había acaparado toda su atención. Tomaba mechones de mi cabello y los jalaba delicadamente como si estuviera consciente de que me lastimaría si intentaba jalarlo con más fuerza.
—Tu cabello ha crecido —dijo León frente a mí—. Casi todo el tiempo lo llevas sujeto en una coleta y no se ve mucho, deberías dejarlo más tiempo suelto.
La mayoría de los sábados dejaba mi cabello suelto pero en la tarde lo volvía a sujetar ya que me molestaba un poco al cocinar o al hacer mi tarea.
—León, quiero hablar contigo —dije cambiando de tema—. Es algo importante para mí.
—¿Es sobre chicos? —reí.
—Tal vez —fruncí mi ceño ya que los chicos era lo último en mi lista de preocupaciones.
—¿Por eso estuviste extraña la semana pasada? —me preguntó.
Mi rostro de nuevo se quedó serio aunque intenté sonreír.
—Ay, no. Por favor, sonríe de nuevo —colocó sus manos en mis hombros—. No pongas esa mirada, si quieres me visto como pingüino pero sonríe.
Se me escapó una sonrisa.
Con un brazo sostuve a Ethan que aun seguía entretenido con mi cabello y con la otra mano disponible tomé la mano de León.
—Antes de que te vistas de pingüino hay algo que quiero que sepas —él asintió—. Pero debemos ir ahí.
Sentí como su mano sujetaba firmemente la mía y me sentí preparada para decirle algo que nadie más sabía de mí.
* * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * *
Hola, les dejo el siguiente capítulo de esta novela, espero que les guste y si me es posible el domingo publico en capítulo 12.
Muchas gracias por leer :D
(Disculpen los errores que tenga el capítulo)
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