𖦹 ' 04
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POV. JIMIN.
Una vez dentro, no pierdo ni un minuto Y agarro a Jungkook por la manga de su chaqueta y lo arrastro hasta el patio trasero antes de que pueda desaparecer en algún rincón oscuro y enfurruñarse como suele hacer.
—¿No me estas manipulando mucho? —, se queja, tratando de liberar su brazo de mi agarre.
—No te dejaré salir de esta fiesta hasta que admitas que te estás divirtiendo. —Le digo mientras atravesamos la puerta trasera.
El lugar está iluminado con luces vibrantes, varios barriles a un lado y tres mesas de beer pong en el centro. Renuncio por un momento a la atracción principal y nos traigo una cerveza a los dos.
—¿Ah, sí? ¿No puedo irme? — Su tono es escéptico, pero cuando le echo un vistazo y lo sorprendo mirando la mesa de beer pong, me doy cuenta de que la idea de divertirse puede estar despertando su interés.
—Sí. Ahora vamos a enseñarle a estos tontos cómo se juega una maldita mesa de beer pong, ¿sí?
Mira la taza en sus manos, luego vuelve a la mesa.
—Ah, a la mierda.
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Jimin tira la pelota yendo un poco lejos, está bastante seguro de que los van a barrer en el suelo.
Jungkook suelta una carcajada baja mientras alinea su tiro, y Jimin se cruzo de brazos.
—Como si tú fueras a ser mejor.
Arquea una ceja y dispara, golpeando el borde de un vaso antes de que la pelota rebote en el de al lado.
—¿Decías? —Se burla mientras uno de los chicos del otro equipo saca dos vasos.
Jimin quedó boquiabierto.
—¿Cómo sigues siendo bueno en esto?
Jungkook encoge de hombros, observando a los otros dos que toman su turno.
—Física.
Jimin se burla ante su respuesta. Deja que Jungkook meta las matemáticas en esto.
—Bueno. De acuerdo, entonces... —Jimin sigue con una sonrisa.
Con el arma mágica secreta de Jungkook, dirigir la mesa no es difícil para ellos. Son un equipo que se alimenta el uno del otro, que mejora su juego donde el otro es débil. Su juego es más fuerte al principio y parece que no puede terminar, pero ahí es donde Jimin recoje lo que sigue.
Y vaya que si eliminaron a un equipo tras otro que se presenta para convocar el siguiente partido.
Su quinto juego termina.
El estado difuso en el que la vida está un poco desquiciada, y si Jimin sigue a este ritmo, es muy probable que acabe durmiendo en el suelo de su cuarto de baño esta noche, ya que se está bebiendo la mayoría de las bebidas de los dos.
Sin embargo, no hay manera de que dejen su lugar en la mesa hasta que pierdan. Lo cual no parece que vaya a ocurrir pronto, ya que Jungkook y él metieron sus primeros tiros contra dos chicas, lo que nos hace recuperar las bolas. Entonces Jungkook hace también el segundo tiro.
Jimin se parte de risa y le pasa el brazo por los hombros, arrastrándolo en un torpe abrazo.
—Estás ardiendo.
Jungkook gira la cara hacia él, con una pequeña sonrisa en los labios.
—Amigo, eso solo fueron dos. En fuego son tres. ¿Qué tan borracho estás?
Jimin se sentía bastante borracho, aparentemente. Y con él tan cerca, con su boca a escasos centímetros de la suya... la sensación de embriaguez solo empeora.
—¿Pueden conseguir una maldita habitación? — Sungwoo llama desde la mesa de al lado—. Oh, espera. Es cierto. Ya tienen una juntos.
Un par de personas más de los alrededores se ríen entre dientes ante el comentario, y normalmente, Jimin también lo haría. No tiene sentido hacer nada más que eso cuando se trata de tipos como Sungwoo. Pelearse con ellos o contestarles solo los enfurece más. Excepto que se siente caliente por todas partes y tan transparente que bien podría ser un trozo de cristal.
—La cantidad de masculinidad tóxica que irradias es realmente perturbadora. —Replica Jungkook, poniendo los ojos en blanco antes de encogerse de hombros y mirarme—. Esto se está volviendo demasiado fácil. Creo que tenemos que subir la apuesta o acabaremos desmayados aquí al final de la noche.
Mirando la mesa, Jimin ve que solo les quedan tres copas frente a sus ocho.
—Tiene razón. —Coincide Sana, una de las chicas contra las que jugaron—. Y Jimin, lo siento, pero eres un borracho descuidado. No hay manera de que me ocupe de ti.
Le agarró el pecho en señal de ofensa.
—Sana. Y yo que pensaba que éramos amigos.
Ella y su compañera se ríen mientras toman su turno para disparar.
—Los amigos son honestos entre sí, cariño. Estoy segura de que tu mejor amigo está de acuerdo conmigo.
Jimin gira y mira a Jungkook, que atrapa la pelota que Sana acaba de lanzar cuando rebota en la mesa. Cuando se da cuenta de que está esperando una respuesta, se limita a sonreír y a hacer la mímica de cerrar los labios.
—Malditos imbéciles —murmura el rubio, sacudiendo la cabeza. Lo cual fue una mala idea, porque solo se marea.
—¿Por qué no subimos la apuesta añadiendo ese juego al que suelen jugar? — Sugiere una de las chicas, tirando y fallando su turno de lanzamiento también.
—¿No te atreves? — Pregunta Jungkook, ladeando la cabeza—. ¿Cómo sabes de eso?
Jimin entonces cae en cuenta, y no puede creer que no la haya reconocido antes cuando ha estado en innumerables fiestas que ha ido.
—¡Oh, mierda! ¿Ryujin?
—Has tardado bastante en adivinarlo, Park. —Ella sonríe, llevándose el dedo a los labios—. Así que vamos a cambiar las reglas un poco. Una especie de combinación de los dos juegos. Por cada tiro que hagas, se añade un reto. Si no lo haces, la copa se queda en la mesa. Si ambos pasan del mismo reto, entonces pierden el juego.
A ambos les parece justo, así que los dos asienten y empiezan a jugar de nuevo.
Jungkook tarda unos cuantos intentos en acertar otro tiro, por lo que lo retaron a desnudarse en ropa interior y a jugar el resto de la partida así.
Jimin ya es bastante inútil en su estado de embriaguez, y la forma casi desnuda de Jungkook, temblando a su lado hace aún más difícil concentrarse en el tiro. Para su sorpresa, pierde las tres rondas siguientes.
Han conseguido bastante público desde que se implementó la nueva regla de los retos. La mayoría son chicas que miran a Jungkook medio desnudo, aunque nadie puede culparlas.
—Mierda. —Murmura Jungkook cuando Jimin vuelvo a fallar, mirándolo—. Qué cerca estás.
Y... luego de varios tiros más. Finalmente perdieron.
Jimin una extraña sensación de déjà vu cuando Ryujin sonríe, la imagen de la inocencia cuando dice:
—Bueno, Park. No te atreves.
La sensación se hace más fuerte, aumentando su ritmo cardíaco.
—Sigue adelante, cariño. Tenemos que ganar otro partido después de este.
Eso hace reír a algunos de los que están mirando. Ella se muerde el labio por un segundo, un claro signo de indecisión. Pero luego dice:
—Te reto a que te beses con Jungkook.
Así de fácil, a Jimin le cae un balde de agua fría. De hecho, ha pasado de estar borracho a estar sobrio cuando sus palabras se registran en su cerebro.
Oh, mierda, no.
¿Por qué ir con un reto que ya han hecho? No tendría sentido.
Pero ahí están, y...
—Mierda, ya está hecho —Murmura Jungkook, volviéndose hacia Jimin y agarrando su nuca.
Un deseo doloroso llena las venas del rubio al mismo tiempo de que el pánico se apodera de él. Porque esta vez, no sería solo un reto. La última vez ni siquiera acabó siendo un reto, y desde luego no sería un simple beso entre dos mejores amigos heterosexuales.
Esa es la única excusa por la que reacciona como lo hace cuando su boca se acerca a la suya.
Levanta las manos y empuja Jungkook. Lo hace lo suficientemente fuerte como para enviarlo volando contra la mesa de al lado. Se choca con ella con toda su fuerza, y cuando se estabiliza de costado, las tazas, las latas y las botellas se dispersan y caen al suelo con él.
Los jadeos resuenan en la noche, pero luego toda la fiesta se queda en silencio. La música que retumba en el interior de la casa se desvanece y los oídos empiezan a pitar.
Es posible que el tiempo se detenga mientras Jimin mira a Jungkook en el suelo. Prácticamente desnudo. Empapado de agua y alcohol. Hirviendo de rabia.
—¿Qué mierda, Jimin? —Sisea, levantando su cuerpo del suelo y sacudiendo sus extremidades. Un par de chicas se quejan al verse empañadas, mientras que otras empiezan a murmurar y a reírse de la escena que acababa de provocar.
Por supuesto, la humillación pública no estaría completa sin que Sungwoo fuera la primera persona en hacer un comentario idiota.
—Aw, ¿Han visto eso? Jeon acaba de ser rechazado por su novio delante de todos.
Afortunadamente, el comentario solo se gana unas cuantas risas incómodas mientras Jungkook agarra su ropa del suelo junto a la mesa.
Desgraciadamente, Jungkook parece algo más que rechazado, lo que está claramente escrito en sus ojos. También parece dispuesto a cometer un asesinato.
Jimin no tiene la oportunidad de abrir la boca, y mucho menos de decir algo, antes de que Jungkook lo tome del brazo como si fuera un tornillo de banco y lo lleve hasta la puerta trasera.
—Kook, yo...
—Cierra la boca, Jimin.
Se calla. Cierra la boca, por mucho que le cueste, y deja que ambos vayan de vuelta a casa.
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