En lo profundo del mar, donde solo los valientes se atreven a adentrarse, un enorme barco se movía al ritmo de las olas. 

Y justo cerca de la proa, sentado en esa superficie de madera se encontraba el joven de cabello oscuro, el cual dibujaba en su libreta con tapa de cuero, la última aventura que había tenido. 

Desde que se unió a esos salvajes hombres su vida había cambiado por completo, ya no vestía prendas humildes o trapos viejos, ahora todo su ser estaba adornado con telas finas y brillante joyería.

Su melena que casi siempre estaba por encima de los hombros, ahora llegaba a su cintura, amarrada con una liga, lo que le daba un aspecto más sofisticado. 

En su brazo derecho le habían tatuado el símbolo tan característico de aquellos piratas, una nube roja y debajo de ella, el nombre del pueblo que había tenido que dejar. 

A pesar de las largas noches en vela, los constantes ataques y peleas, Itachi no se arrepentía ni por un minuto de haber dejado su querida isla, pues su sed de aventura se había calmado desde el primer momento que navegó. 

El Uchiha iba tan concentrado en sus cosas que no noto las sombras que lo acechaban a sus espaldas. 

-¿Qué es lo que estás haciendo comadreja?- preguntó un joven de ojos violetas, también conocido como Hidan, el cual era conocido por ser uno de los hombres más sanguinarios que abordaban en ese barco. Su manejo con las armas afiladas, combate cuerpo a cuerpo y su supuesta inmortalidad le habían otorgado un paso directo a la tripulación Akatsuki. 

-No me digas que de nuevo estás como ratón de biblioteca, eso es bastante aburrido, hm- señaló un chico que tenía ojos como zafiros y apariencia inocente. Aunque también se trataba de un completo psicópata, el cual disfrutaba hacer explosivos y acabar con aldeas enteras. 

Itachi al escuchar eso soltó un gran suspiro, cerrando de golpe su más amada pertenencia. 

-¿Necesitan algo?-

Y entonces los piratas se le colgaron de forma infantil, haciendo que por poco perdiera el equilibrio. 

-Tenemos hambre, ve a la cocina y prepara algo- dijeron al mismo tiempo los chicos haciendo que Itachi hiciera una mueca como aguantándose la risa. 

-Ese es el trabajo de Sasori- contestó el Uchiha haciendo que aquel par se les escapara un quejido como de asco. 

-Ese pagano de madera hace que todo sepa a mierda- se sinceró el platinado. 

-Sasori no Danna es increíble en todo, menos en la comida, hm- 

Sin tener otra alternativa, el Uchiha decidió darles algo de comer, después de todo era débil ante esos ojos suplicantes, ya que les recordaba bastante a los de su hermano menor. 

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Por la noche, el capitán solicitó una junta con toda la tripulación, cosa que llamó la atención de todos, pues solo pasaba eso cuando debían apoderarse de un nuevo tesoro. 

En aquel amplio comedor estaban sentados Kakuzu, el tesorero, un hombre que sólo era movido por el oro. 

Sasori, el cocinero y también el que se encargaba de trazar las rutas de la navegación. Algo que destabaca de él, es que parte de su cuerpo ya era madera debido a sus peleas. 

Tobi, un chico algo torpe y descuidado, pero que contaba con la fama de haber derrotado a más de 100 hombres con tan solo un cuchillo. 

Konan, la única mujer abordo, mano derecha del capitán y especialista en atender heridas. 

Pain, el capitán, que en otro momento había sido conocido como Yahiko. 

Y claro los tres jóvenes antes mencionados. 

-Muy bien, los hemos reunido porque tenemos una nueva misión- dijo el líder dejando un mapa sobre la mesa, mientras indicaba con su dedo la equis del lugar. 

-¿Qué clase de misión?, espero que tenga una gran recompensa- dijo el avaro haciendo que Hidan rodará sus ojos con fastidio.

-Yo espero que podamos eliminar algo, hace mucho que no usamos nuestros cañones, hm- comentó Deidara ansioso. 

La mujer al ver que las cosas podrían salirse de control decido tomar la palabra.

-En esta ocasión complaceremos los deseos de todos- 

-¿¡DE VERDAD!?- gritaron los presentes. 

 -Si, debemos ir a este terreno, en el hay un mito que dice que hay un arma sagrada custodiada por un tiburón muy particular, por ahí cuentan que es un verano monstruo- 

Los piratas sonrieron ante el reto, sobre todo el Uchiha que no paraba se sorprenderse con las criaturas que habitaban en el océano, justo como sus libros decían, aquel mar era tan mágico como impredecible. 

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