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Capítulo 5

   Odio mi situación, en toda la clase muy cerca de Kira, sumó un nivel de estrés con pánico a mi vida. Escuchar como ralla su pupitre, el cual parece que así lo tiene en todos los salones, me lastima los oídos y me causa un escalofrío, no querer o no poder hacer nada es lo que me altera más. No hablamos, ni nos pasamos notas, pero el hecho de que no se despegara de mí, ya es suficiente. Al casi terminar la clase ella se levantó algo afanada y salió con sus cosas, no sé a dónde, pero eso no me interesa, más bien me alegra de tenerla lejos un rato.

Estando cerca pude sentir su inquietud que cambiaba y se extendió por lo largo de la clase. Por momentos se agitaba, se mordía los dedos, porque uñas ya casi no tenía como morder. Su respiración se agitaba y se estrujaba el cabello con ciertos golpes a su cráneo y luego pasaba a rallar el pupitre con extrema ansiedad. De momentos sentía que se quedaba dormida y ciertos espasmos de escalofrío la ponían alerta haciéndome sobresaltar. Su enfoque de escribir quien sabe qué en ese cuaderno negro nunca terminaba. Esa chica tiene serios problemas mentales, no sé si es esquizofrenia o que rayos, pero viniendo de una persona capaz de asesinar lo justificaría bastante.

Levanto mi cabeza la cual dejé reposando en la mesa por un rato al Kira irse, nadie se encuentra en el salón, ni siquiera la profesora. Tomo mis cosas y salgo de ahí rápido, necesito que alguien me ayude, necesito salir de aquí, buscar la manera de acabar con este terror quizás. Voy rumbo a la dirección, espero que el director pueda darme instrucciones al respecto, corro por los pasillos, no hay absolutamente nadie, no creo que se hayan ido, las clases aun no terminan, pero la cuestión es <<¿Dónde están todos>>. Al llegar me encuentro con toda la oficina completamente cerrada. No hay nadie alrededor, intento abrir la puerta, pero tiene seguro.

—¡Hola! —llamo al tocar la puerta—. ¿Hay alguien ahí? —Sigo tocando con insistencia y apuro, no sé qué estarán haciendo ahí adentro—. ¡Es urgente, maldita sea!

Doy una patada a la puerta estresado, sé que hay alguien allá adentro, al menos la secretaria o quien sea. Comienzo a dar vueltas pensando que hacer cuando una hoja se desliza por debajo de la puerta, «Lo sabía». Levanto el papel con letras impresas, parece esa absurda lista de reglas que me dieron al llegar aquí, pero tiene más cosas resaltadas de un verde claro luminoso:

No molestar a Kira, ni a Justin.

 No le toques ni un pelo a Kira, ni a Justin.

No hagas contacto visual con Kira, ni Justin.

 No hablar mal de Kira.

 No hablar mal de Justin frente a Kira.

No te cruces en el camino de Kira y Justin.

No te acerques a Kira y Justin.

Si Kira se cayó graciosamente, por lo que más quieras no te rías. Lo mismo para Justin.

No te burles de Kira, ni te metas con Justin.

No te quejes si Kira o Justin hicieron algo que no estás de acuerdo.

 No toques nada de las pertenencias de Kira o Justin.

• Si Kira o Justin, tienen algo que es tuyo, no se lo pidas devuelta.

• Nunca te quedes tú, con Kira y/o Justin, solos en un salón u otro espacio del plantel.

Si Kira y/o Justin hacen algo bien, no los felicites.

• Si Kira y/o Justin hacen algo mal, no los critiques.

• Si Kira o Justin entran al baño, salgan de ahí rápido y no entren hasta que ella o él salga.

• No hagan ruidos que molesten a Kira o Justin.

• No te metas en los asuntos de Kira y Justin.

Y si hay una víctima, no te metas, no intentes llamar a la policía. Espera a que Kira termine y notifíquelo a cualquier docente y/o responsable en la institución.

Arrugo la hoja en una bola de papel y lo tiro contra la puerta volviendo a darle una patada.

—¡Tráguense sus malditas reglas! —Me retiro de la zona molesto.

No hay nadie por los salones o alrededores, entro a un salón de los pisos de arriba y me asomo por la ventana hacia el patio de enfrente todos están ahí, reunidos sin siquiera saberlo, los estudiantes se encuentran en fila mientras que los profesores se ubican al frente del alumnado junto con el director. La ventana está protegida con una valla de metal con espacios lo suficientemente grande para no salir por ella, así como todas, además de su vidrio por la parte interior del salón. Aun así, puedo escuchar y ver claramente, más por hablar en voz baja no entiendo nada.

—¡Oigan! —grito golpeando la valla que, con su ruido metálico al temblar, capta la atención de muchos quienes comienzan a buscar mí ubicación —¡No sabía que había reunión! ¡Voy para allá! —informo y me despego de la ventana para salir corriendo hacia el patio.

Bajo las escaleras y me detengo al ver a todos circulando como si nada por los pasillos, se encontraban entrando a sus salones, algo apresurados, «¿Tan rápido acabo la reunión?». Me acerco a un grupo de estudiantes para preguntar que informaciones dieron, pero al hacerlo se alejaban de mí, corrían, se escondían al estar a poca distancia de ellos. No puedo creer que ahora me vayan a tratar como el cómplice de Kira, cuando solo soy una víctima más, no me pueden hacer esto ahora.

Los estudiantes seguían en los pasillos, algunos se alejan de mí, mientras que los más alejados no quitaban su mirada en mí; y justamente, parte del grupo que me miraba, están mis compañeros del salón que tanto han intervenido. Comienzo a caminar hacia ellos, y pareciera que pretendían que les iba a hacer algo malo por lo que comienzan a retroceder nerviosos, ahora el temido soy yo irracional mente.

—Chicos… —comienzo a hablar suave desde lejos —, lamento mi comportamiento de hace rato. Necesito su ayuda —dicho lo último, todos comienzan a huir en direcciones opuestas.

Tras verlos correr, me toco hacer lo mismo, y sin pensarlo dos veces voy por un grupo al azar. En mi persecución, noto que voy tras la morena y la rubia, sé que ellas si me dirán lo que necesito. Todos se apartan del medio del pasillo hacia la pared al verme correr tras ellas, mientras que a las chicas le toca tropezar con cualquiera que se encontraran por delante, sus gritos comenzaron al percatarse de que las seguía e incrementan cuando me acerco. La necesidad de respuestas me hizo usar la ira como pretexto de correr más rápido hasta finalmente tomar el brazo de la morena y la atraigo hacia mí.

—¡NO! ¡DEJA ME! —Intenta soltarse totalmente aterrada.

—¡Espera un momento…!

—¡EVA! —grita en ayuda de su amiga quien se detuvo un momento a voltear.

—¡Natalia! —exclama mirando que intento mantenerla atrapada en mis brazos, pero igual sigue corriendo —¡Lo siento! —dice antes de desaparecer refugiándose en un salón.

Natalia seguía intentando soltarse, no quiero que piense que le voy hacer daño, pero si no lo hago no tendré mis respuestas. Suplica en llanto tirándose al suelo y corriéndose a la pared, a lo que yo la sigo sin soltarla y me agacho a su nivel encarando la.

—Hey, tranquila, no tienes por qué alterar te, respira —La tomo de los hombros y me calmo yo para que pueda ella hacer lo mismo.

—¡No me hagas daño, déjame ir…! —exclama aterrada al mirarme a los ojos.

—No te haré daño, yo solo quiero…

—¡No quiero morir! ¡Yo no por favor…!

—Deja me hablar…

—¡No me lleves con Kira…!

—¡Que cierres la boca! —exclamo harto por sus lloriqueos.

Natalia aparta la mirada cerrando los ojos esperando que le haga algo sin dejar de llorar, por lo que suspiro para tranquilizarme de nuevo.

—No te haré daño, yo también estoy igual de asustado. Lo único que necesito es que me ayuden.

—¿Ahora… si quieres ayuda? —cuestiona con la voz entrecortada.

—Lamento por haberme portado mal con todos ustedes, pero esto se puso muy mal. No sé qué hacer, no puedo huir y ahora nadie quiere hablar conmigo.

—Debiste respetar las reglas, eso era la único que necesitabas hacer, pero no hiciste caso —me observa en protesta mirándome con sus ojos brillosos en lágrimas.

—¿De qué era la reunión? ¿Qué pasó con el cuerpo del chico con el que me peleé? ¿Por qué ahora las reglas deben ser aplicadas hacia mí también? —cuestiono algo preocupado, pero no me dice nada—. ¡Contesta me! —exploto en ansiedad, lo cual hace provocar el miedo de nuevo en ella.

—Desde que Kira te defendió de ese chico se activaron las alarmas de todos en la escuela… Es la primera muerte en donde muchos fueron los testigos y eso preocupó a todos… El director, modificó las reglas adjuntando te en el problema porque creen que te alias te a ella solo para salvar tu propia vida… debido a tu historial agresivo, también te catalogaron como peligroso… Nos llamaron a todos para darnos las nuevas instrucciones en el patio, sin excepciones… Ya nadie puede, ni quiere hacer nada por ti.

La impotencia me desgarra por dentro, cada vez estoy más hundido en el problema a niveles que nunca imaginé que llegaría, no hay nada que pueda hacer más que resolver esto yo solo, aunque siendo sincero, por primera vez después de mucho tiempo, esperaba contar con la ayuda de alguien a esto que me supera 10 veces. «¿Cuál será el límite de esta condena que yo mismo me provoqué?».

—Ya te puedes ir —indico quitando mis manos de sus hombros.

Ella sin creerlo, se levanta mientras me distraigo con los pensamientos sobre “¿Qué haré ahora?”.

—Suerte —la escucho decir.

Vuelve mí mirada en ella e inmediatamente se pone marcha. Me levanto del suelo, no me queda de otra que ir a la siguiente clase…

—¡AAAH! —chilla Natalia tan fuerte que al voltear la veo caer al suelo de trasero y al frente de ella, venia Kira caminando imponente —¡Me dijiste que no me harían daño!, ¡Me dijiste que me podía ir! —habla desesperada retrocediendo hacia mi quedando a mis pies y mirándome a los ojos aterrada.

Y eso quería, pero ahora no sé qué vio Kira para molestarse. Cuando más se acercaba hacia Natalia, teniendo fijada su mirada con los puños cerrados temblando de la ira y su cuchillo en mano, no me quedo de otra que interponer me al ver como levantaba su arma lentamente para atacar, sin importar qué.

—¡Kira! ¡No! —Me atravieso en su camino.

Tengo miedo de morir, pero en este punto ya nada importa, ya que no puedo hacer nada por mí, usaré mí última voluntad protegiendo a otra persona. Kira sube su mirada a la mía, me mantengo lo más fuerte que puedo. De repente me empuja hacia un lado «¿De dónde sacará tanta fuerza?», me sostengo de la pared y al reaccionar, Kira, atenta contra Natalia. Antes de que le cayera encima, tomo a Kira con mis brazos su abdomen y la giro apartando la lejos, por un momento creí que quedaría de pie, pero termino tropezando y cayendo al suelo boca abajo.

Verla ahí tirada me hizo entrar en estado de pánico, era momento de arrepentirme de todo lo malo que hice en este mundo porque de esta no me salvo, tanto así que ni siquiera sé si Natalia salió corriendo o sigue ahí aterrada, tengo peores problemas. Kira se levanta rápido y volteo a ver Natalia quien sigue en el suelo sin moverse con la respiración acelerada. Me vuelvo a poner entre ella y Kira, quien se me queda viendo de nuevo acercándose poco a poco.

—Si la quieres matar a ella, primero me tendrás que matarme a mí —No estoy orgulloso de mi decisión, pero creo que es lo correcto.

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