Capítulo 11
Golpe tras golpe, se escucha del otro lado de la puerta con total insistencia para romperse, con unos sonidos crujientes y de almas ahogadas fusionadas, sonando más peligroso que tener a un León hambriento del otro lado de la puerta. Y, por si fuera poco, Kira proponiendo soluciones absurdas.
-¿Qué? ¡No voy hacer eso! -exclamo.
-Como si antes no quisiste hacerlo.
-¡Vamos, Kira...! -intento llevarla a la fuerza, pero sigue soltándose.
-Ya pasaste la prueba, lo puedes volver hacer.
-¡Escapemos a un lugar donde puedas estar tranquila...!
Sigo intentando llevarla conmigo, pero ella solo me evita y pone resistencia, mientras que el demonio sigue intentando tumbar la puerta.
-Toda mi familia está muerta, ¿Qué se supone que haría...?
-¡NO DEJARME SOLO MALDITA SEA! -grito soltándola y golpeando la pared con tal fuerza que los huesos de mis dedos se rompieron, ignoro el calambre y el dolor de mi mano, pero no logro identificar la lagrima que cae por mi mejilla.
»¿¡Ahora que encontré a alguien que evita querer desear estar solo, sales con esto!?
Aguanto las ganas de llorar con los golpes y zarpazos de fondo. Cuando siento las manos de Kira en mis hombros, me voltea para mirarla. Odio que esté tan tranquila como siempre bajo toda esta presión, mientras que yo me encuentro llorando «Ojalá fuera tan fuerte como ella».
-Lo lamento, pero prefiero morir antes de que mi padre me ponga las manos encima. Ya muerta no podrá hacer nada. Además, te dije que mataría a cualquiera que te hiera daño... es hora de que yo muera por eso.
-¡Prefiero agarrarme a golpes con ese demonio! ¡No te voy a perder!
-Y no lo harás -corre al altar de su padre y toma un libro que se encontraba abierto -Una vez muerta, me colocas en el centro del pentagrama pones el cuchillo llena de mi sangre en mi pecho, solo debes decir en voz alta las palabras escritas en esta página tres veces con ganas y mi alma se fusionará al cuchillo. Ya es hora de que mi hermano pase al más allá. ¿Confías en mí?
-Esta... bien...
No quiero hacerlo, pero quiero que ella sea feliz, quiero que finalmente pueda descansar y dejar de ser torturada. Y tiene razón... debe morir por hacerme daño. Kira me entrega el cuchillo con una hermosa sonrisa en su rostro, <<Si tan solo la hubiera conocido así, tan feliz>>.
Deja el libro en el suelo, patea los pedazos de cuerpos lejos del pentagrama y coloca unas velas alrededor encendiendo las. Su entusiasmo al hacer esto se nota, supongo que quiere salir de esto lo más rápido posible. Yo me quedo parado algo nervioso de que el demonio termine de entrar, no sé qué lo detiene tanto, «¿Acaso será por el hermano de Kira?». Kira termina y me toma de ambas manos con la sonrisa más viva que he conocido de ella, guiándome al centro del pentagrama. Toma mi mano derecha donde tengo el cuchillo, la cual está ardiendo del dolor, y lo coloca a un lado de su torso indicando que lo entierre justo al lado de su corazón.
-Gracias por ayudarme... Eres el mejor amigo que pude haber tenido -me dice tomando mi rostro en sus manos dándome un último beso, uno que sí estoy disfrutando-. Hazlo.
Temblando y siendo detenido por mi cerebro, tomo el control de la situación y encajo el cuchillo en su costado, ella reacciona algo incomoda aguantando el dolor con una lagrima corriendo por su mejilla, manteniendo su sonrisa.
-Finge amarme para siempre, Justin -se despide debilitándose en mis brazos.
-No voy a necesitar fingir..., lo voy hacer de verdad -confieso sacando el cuchillo y mis lágrimas brotan de mis ojos.
Cae al suelo completamente muerta y sigo sus instrucciones. La pongo bien en el pentagrama, coloco el cuchillo en su pecho, y leo las palabras que me indicó pronunciar. Es un texto largo, no entiendo ninguna palabra y tengo miedo de decirlo mal, sobre todo con el poco tiempo que seguro tengo antes de que la puerta sea derribada. «Si me toca morir también esta noche, al menos salvaré el alma de Kira». Pronuncio las palabras del texto reprimiendo el llanto, debo lograrlo, no debe morir en vano... otra vez... la última...
Ya dicha todas las palabras tres veces, me quedo en shock mirando su cuerpo sin vida sin saber si funcionó. Antes de pegar un grito de la rabia, las velas, todas sin excepción, se apagan, y por alguna razón, el cuchillo es lo único que puedo ver en la oscuridad. Un golpe a la puerta mucho más fuerte que las anteriores me hace sobresaltar, volteo y logro notar que su puño atravesó la madera, seguido de otro golpe que activa mis alarmas de tomar el cuchillo y salir por la ventana.
Salto hacia la libertad y la puerta es hecha pedazos. Corro lo más lejos que puedo de la casa y a una distancia prudente, volteo para asegurarme que el demonio no me siguiera, pero al notar las velas encendidas y a la entidad mirando hacia abajo, me detengo pasmado de saber qué hará. Levanta la mirada con furioso, respirando con impotencia, mirándome con esos ojos infernales. Las luces de las velas se vuelven apagar repentinamente dejando solo el sonido de mi respiración agitada. «¿Lo... logramos?». Todo se pone borroso y oscuro de repente.
Una fuerte luz me pega en los ojos, siento mi cuerpo muy caliente «¿Estaré en el cielo o en el infierno?». Los abro lentamente, un brillo me recibe hasta aclararse, es el sol. Reviso mi entorno, solo encuentro plantas que me envuelven. Me siento en la tierra y plantas, veo la casa de Kira, al frente. Sus ventanas están cerradas, y su fachada igual de destruida. Siento un objeto de metal en suelo, tanteo con mi mano totalmente hinchada y adolorida, lo tomo con la mano izquierda y la levanto encontrándome con el cuchillo lleno de sangre de dos hermanos, pero ahora la sangre de Kira, cubre la anterior.
«Se acabó..., pero ¿Y ahora qué?». Me pongo de pie, y vuelvo a mirar el Sol, parece que no lleva mucho de salir. Supongo que me tocará volver a la escuela, estoy seguro que muchos gritaran felices cuando les diga que Kira murió y jamás volverá a causar terror en los salones. Sí, es lo mejor que puedo hacer, iré directamente con el director. Emprendo mi caminata recordando el camino, regreso exactamente por donde vine, no parece haber más personas habitando en algunas de estas casas, seguro siguen dormidos.
Bajo por la colina viendo las instalaciones de la escuela, encuentro el hueco en la cerca tapado por el pequeño matorral y paso al otro lado, atravieso el campo de siembra con cuidado de no pisar ninguna planta. Escucho algo de ruido en la cancha, muy seguro de que no es mi clase. Abro la puerta que da acceso a ella y la cierro al entrar, camino con mi destino fijo, recibo unas miradas extrañadas muy atentas y algunas llamadas del profesor de dicha clase que ignoro.
Entro al pasillo encontrándome con el lugar frecuentado, parece que llegué justo en intermedio de clases. Camino por el medio de todos, muchos se apartan asustados mirándome en shock sin decir ni una palabra, otros se alejan hasta hacerse a un lado y muchos se detienen al verme caminar. Justo como lo hacían con Kira, ahora yo soy el centro de atención, y no es para menos, llevo su cuchillo, la ropa salpicada con sangre y mi peculiar mirada seria que aleja a las personas.
Sin darle importancia a los demás, entro a la recepción de la dirección ignorando a una impactada secretaria preguntando mi presencia y mi estado, voy directo a la oficina del director abriendo su puerta sin preguntar o llamar antes. Sorprendo a los presentes que se detienen a mirarme, de los cuales están, el director, mi mamá y el oficial que me quiere llevar a la correccional.
-¡Justin!, ¿Dónde rayos estabas?, ¿Y por qué estas cubierto de sangre? -dice mi mamá asombrada levantándose de su lugar al igual que los demás.
«¿Ahora va a fingir estar preocupada por mí?».
-Señor, Director... -digo ignorando las preguntas de mi mamá-. Su escuela esta libre, he matado a Kira -informo mostrándole el cuchillo desde mi posición.
Mi mamá se lleva las manos a la boca asombrada, mientras que el oficial lleva su mano a la funda de su pistola por inercia.
-¿Quién es Kira? -cuestiona el director más hacia los adultos que a mí.
-¿En serio va a seguir ignorándome? ¡Kira!, ¡La chica que mataba alumnos en la escuela!
-Chico, ¿Por qué no mejor me entregas ese cuchillo y hablamos con...? -el oficial se acerca a mí, pero inmediatamente me aferro al cuchillo.
-¡No, esto es mío! ¡Le pertenecía a Kira!
-Justin, ¿Qué te pasa?, me estás preocupando. ¿Por qué inventas esos cuentos? -menciona mi mamá.
-¡No es un cuento! ¡Kira, era mi compañera de clases que asesinaba a otros compañeros! ¡Pero este viejo, ando conspirando porque ahora las reglas también aplican para mí!
Mi mamá mira al director preocupada y este hace señas de que tampoco sabe que es lo que sucede, «¿Por qué se hace el loco?».
-Por última vez, entrega el cuchillo o me veré forzado a sacar mi arma -amenaza el oficial.
-¿¡Está loco!? -exclama mi mamá.
-¿Cómo se le ocurre? Está es una escuela -interviene el director.
-¡Les voy a demostrar que Kira estudiaba aquí! -exclamo y salgo corriendo fuera de la dirección.
Los demás alumnos se asustan al verme correr por los pasillos, muchos terminan entrando a sus salones, yo solo necesito ir a un salón que sé que está rallado por Kira. Me detengo en el pasillo desesperado e indeciso por dónde ir, cuando noto una cara familiar, con el ojo morado y un brazo enyesado... Era el chico con el que peleé en el comedor ayer, «¿Está vivo?, ¿Cómo?». Este al verme corre lejos de mí asustado, mientras yo solo lo veo irse.
-¡Justin! -escucho la voz de mi mamá y al voltear veo que viene hacia mí junto con el oficial que está hablando por una radio.
Corro sin saber hacia dónde, cuándo encuentro un salón familiar y sin pensarlo entro bruscamente sorprendiendo a todos, pero el mayor sorprendido soy yo al ver a ella sentada mirándome aterrada.
-¿Natalia...? -al decir su nombre se levanta de su asiento retrocediendo hasta atrás asustada, ganándome el terror de los demás compañeros de clase-. Tú estabas muerta -menciono acercándome confundido-. ¡Yo te vi morir!
«¿Qué está pasando?, ¿Por qué está viva?, ¿Por qué el otro chico está vivo...?».
-¡Niño, ya detente! -Exclama el oficial entrando al salón.
Me desplazo rápido a la esquina de Kira, me llevo por delante algunos pupitres mientras todos salen corriendo del salón. Llego a la mesa contando con la única evidencia que me podría ayudar en este momento, pero para mi sorpresa, la mesa estaba casi como nueva, sin ningún tipo de rallones que no sea con un lápiz o un marcador, «¿Qué demonios hicieron con su mesa? ¡No estoy loco!, ¡Tengo su cuchillo!, ¡Están engañándome!».
El oficial se acerca a mí y mi única reacción es intentar córtale la piel con mi cuchillo, pero logra esquivarme debido a que no soy muy bueno con mí brazo izquierdo, seguido de eso, logra quitarme el cuchillo haciendo que cayera al suelo y me estampa contra la pared para ponerme las esposas lastimando mi mano herida mientras intento soltarme a como dé lugar.
-¡Mí cuchillo! ¡Devuelvan me el cuchillo! ¡Devuelvan me a Kira! -grito mientras otro oficial llega para sacarme del salón mientras doy patadas a las mesas como un animal- ¡Kira es real! ¡Escondieron todo! ¡Pero vayan al sótano! ¡Las tuberías! ¡Ahí van a encontrar pedazos de cuerpos!
-¿¡A dónde lo van a llevar!? -Pregunta mí mamá desesperada al verme salir forcejando con ambos policías.
-Acaba de cometer su última infracción, así lo llevaremos detenido... -informa uno de ellos.
-¡Mamá, ayúdame! -intento forcejear para verla a sus ojos confundidos-. ¡Créeme una sola vez en tú vida!, ¡Está escuela conspira en mí contra!, ¡Escondieron todo! ¡Natalia murió!, ¡El otro chico también!, ¡Kira, los mató!, ¡Tengo su cuchillo! ¡Kira estudiaba aquí! ¡KIRA, ERA MI AMIGA! ¡MALDITASEA!
Sin importar mis protestas, soy sacado de la escuela bajo las miradas curiosas, perdí el cuchillo de mis manos y sin ella, no podré estar con Kira nunca más. El hecho de ser subido a una patrulla de la policía, me hace entender que finalmente perdí mi libertad por culpa de otras personas. Pero más allá de todo, no logro entender, ¿Cómo los muertos están vivos? o ¿Cómo ocultaron cada evidencia sobre ella, cuando apenas han pasado pocas horas?
La patrulla se mueve y yo solo veo la cara de mi mamá parada en la acera de la calle, viéndome partir con los ojos llorosos. Dejo atrás aquella escuela, la escuela de terror que llevó mis problemas al límite, la que me dio una increíble amiga más marcada que yo, a la cual logré conocer con solo dejarme llevar por el miedo que entregaba. Al menos puedo estar tranquilo de que Kira, es feliz en donde quiera que termine, gracias a mi ayuda... aunque haya muerto y no haya podido vengarse de su padre, causante de todo este alboroto.
O tal vez... su venganza sea su muerte.
FIN...
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