Capitulo 9
Disclaimer: Los personajes de Haikyuu no me pertenecen; créditos correspondientes a Haruichi Furudate Posible (o mucho) OoC en los personajes. Este fic contiene escenas explícitas, lenguaje fuerte, temas adultos tratados de modo detallado y escenas fuertes; se recomienda discreción.
Pareja principal: OsaYama
Parejas secundarias: AtsuHina, OiSuga, BokuAka, DaiKita, entre otras.
TALVEZ
Dejame besarte de nuevo
Aun sabiendo que tus labios
Me causaran heridas
Y el calor de tu cuerpo terminará por consumirme.
Dejame abrazarte
Aun sabiendo que tus brazos
Me convertirían en cadenas
Arráncame la vida al fin y al cabo fue hecha para ti.
—Aaron ch Alegría
Mi mirada siempre te buscará, aun cuando no nos encontremos en el mismo lugar, mis ojos siempre están en busca de tu cabello azabache con ilusión en mi ser de que alguna vez notes una pequeña parte de mí.
Me es gracioso porque nunca en mi vida me he esforzado por llamar la atención de alguien, mucho menos de un hombre, pero tú, tu robas tanto mi atención que me es algo inevitable y no estoy seguro de si estos sentimientos darán fin.
Quiero que termine porque no se cuanto pueda aguantar.
Te vi, mis ojos por fin te encontraron y mi corazón no podía dejar de latir de esta manera, mi nerviosismo me hacía actuar como un idiota frente a muchas personas.
Cómo esa vez que me pediste que te pasara ese balón de vóleibol, pero yo solo me quedé como piedra sin saber que decirte o que hacer y mi amigo tomó el balón que estaba entre mis manos para devolvértelo.
Tanto así es como me afectas.
Creí que cuanto más te ignoraba o fingía que no existías podría engañar a mi corazón y eliminar lo que siento. Si creí que funcionaria, pero me equivoque, porque cuando te tuve enfrente y tan ceca de mi ese sentimiento volvieron, como si esa llama del tamaño de un encendedor creciera tanto como si fuese una fogata.
Donde hay un deseo, va a ver una llama. Donde hay una llama, alguien debe quemarse. Pero solo porque queme, no significa que te vas a morir.
Me queme.
Me queme cuando tus labios decidieron tocar los míos, me queme y sentí desfallecer. Quería más de ellos y así fue, probé más de ti hasta estar satisfecho aun que esa noche fue lo suficiente para mí, yo quería más yo quería probarlos todos los días de mi vida, pero sabía que tenía que despertar de mi Realidad, eso nunca pasaría.
Estoy seguro porque tus recuerdos de esa noche están borrosos.
Aunque también debo admitir que Tus ojos zafiros siempre están en él y sus bonitos ojos color miel, su cabello anaranjado y esa maldita sonrisa perfecta.
Tú lo quieres a él y todos pueden darse cuenta de ello.
—Me estas escuchando —Dijo su compañero. Estaba tan distraído en sus propios pensamientos que no escuchaba nada a su alrededor.
—La verdad no —Le respondió
—Te pregunté si quieres ir al cine después de clases
—¿Al cine?
—Si, hay una película que quiero ver
—Lo siento, pero no tengo ganas de salir
Podría darse cuenta de la tristeza de su amigo y es por eso que quería llevarlo al cine, a distraerlo de sus pensamientos.
—¿Qué te parece unos pases?
—Pero tú no eres colocador
Estaba seguro de que con cada cosa que inventara el seguiría rechazándolo.
—Lo siento, no me siento bien —Mencionó con desánimo en su voz —Nos vemos en la práctica.
Con cansancio en mi cuerpo seguí caminado por los pasillos de la escuela, tenía unas ganas de llegar a casa y dormir por un largo rato.
En mi mente memorice un plan para este día. Terminar mis deberes, comer un poco, bañarme y dormir por el resto de la tarde hasta el siguiente día.
Un plan perfecto para mí.
Pero...
—Lo siento mucho —Lo escuché decir mientras a su vez hacia una reverencia.
Pude adivinar que en mi rostro se mostraba todo el asombro al escuchar esa disculpa. No sé qué le pasaba a quien tenía enfrente.
"Sera una persona bipolar" me pregunté en mi mente al observarlo detalladamente. Se le nota los nervios.
"O solo una persona indecisa" aún seguía con su reverencia y la verdad me estaba cansando un poco que no hiciera nada más que estar en esa posición.
Así que decidí por ignorar y seguir mi camino a casa y poder descansar.
Mis pasos fueron lentos pero firmes.
Ya había avanzado unas cuadras y lo había dejado atrás, cuando de repente nuevamente hizo su reverencia y siguió disculpándose un par de veces más.
Parecía disco rayado.
—¡Ya cállate! —Yo me encontraba cansado y no tenía paciencia para aguantar a alguien así —No tengo idea de porque carajos te estas disculpando, pero pareces disco rayado y agotaste mi paciencia —Le dijo con toda la intención de que me dejara en paz.
Si que le dije que me dejara en paz, pero no fue así y sabía que muy dentro de mí me gustaba eso.
Después de ese día siguió con su "Lo siento" más su reverencia, pero siempre en el mismo lugar. En frente de un pequeño parque de juegos para niños de siete años.
Si me gustaba que hiciera eso, pero no por las disculpas y la reverencia sino porque talvez le llame un poco de su atención, talvez porque noto algo en mí, talvez porque hay una diminuta razón de buscarme.
Talvez...
Las disculpas y reverencias duraron dos semanas enteras, a lo mejor me acostumbre a que mi mirada siempre lo encontraba en el mismo lugar de siempre y quise hacer algo porque siempre apareciera ahí.
Le dejaba una caja de leche en la banca del parque cada vez que lo encontraba y no sabía si realmente las tomaba o las tiraba.
Una noche no pude dormir por imaginar que hacías con las cajas de leche y como es costumbre de mi mente imaginar escenarios que no estaban cerca de la realidad... O talvez si. Te imagine tirando las cajas de leche a la basura, eso está cerca de la realidad y mi corazón se apretó al imaginarte hacer algo así.
Pero es mi culpa después de todo.
Siempre lo ha sido.
En la tercera semana mi mirada de nuevo te busco, pero por esta vez mis ojos no te encontraron, no estabas en el mismo lugar, ni el día siguiente, ni el día siguiente del día siguiente. Así fue durante varios días hasta que la semana dio fin y comenzó una nueva semana.
Y nuevamente me regañe a mí mismo por darme unas estúpidas ilusiones, yo solo me hago el daño.
Yo solo me hago el daño al corazón.
Y de repente dejé de buscarlo, mi mirada dejó de buscarlo, tomé un nuevo atajo para no pasar por ese parque. Me decidí a olvidarte.
Pero aun así Dolía.
Creí poder soportarlo, pero la realidad es que no, te veo feliz en los brazos de alguien más, deseando muchas veces que sea yo quien te cuida, quien te provoca ese hermoso brillo en los ojos, esa sonrisa tan deslumbrante.
Cada día que los veo mi corazón duele un poco pero que puedo hacer.
¿Luchar por tu amor?
Luchar por algo que no existe y nunca existió.
Tú te ves tan feliz y yo no quiero ser la causa por quitártela.
Mi amor por ti es incondicional, porque sin importar que tu corazón ya le pertenezca a alguien más yo seguir estando para ti y nada más para ti.
A pesar de esos sentimientos mi mente seguía en ese recuerdo borroso y no estoy seguro si es un recuerdo o un sueño. Pero cada vez que cierro los ojos esa sensación de labios sobre los míos vuelven, sin olvidar de esas tiernas caricias en todo mi rostro.
Cada intento fallido de mi cabeza por descubrir si realmente es un sueño o un recuerdo me frustra. Quiero saberlo, quiero dejar de sentir la ausencia de algo en mi pecho.
—Tobio —Escuche que me llamaban y mis ojos solo se detuvieron en el —¿Te pasa algo?
Muchas cosas en realidad.
—No —Dije sin importancia
—¡Tobio!
—¡Deja de gritar idiota!
—Cállense ustedes dos —Escuche decir a Tsukishima.
El silbato del entrenador ukai sonó, ordenándonos ir con él. Mis pasos fueron lentos para llegar con el equipo y pude ver que Hinata me observaba como si quisiera leer lo que me pasaba y la verdad es que ni siquiera yo lo sabía.
—Escuchen, tendremos un entrenamiento especial por así decirlo
—¿Entrenamiento especial? —Pregunto Hinata.
—Así es chicos —Takeda se le veía la emoción en su voz —Se que este entrenamiento les ayudará mucho a mejorar.
Todos se preguntaban de que equipo se trataba.
—Tontoyama ese no es el chico que te entrego tu ropa en la cafetería —Hinata me susurro, pero la verdad es que la mayoría del equipo nos volteo a ver. Sentí la mirada de cada uno de ellos en mí y en Hinata.
Pero aun así es cierto, ahí estaba ese chico de baja estatura y de cabello albino. Lo seguí con la mirada observando que se estaba formando con los integrantes de su equipo, al parecer su equipo es con quien vamos a entrenar el día de hoy.
—Mira al parecer también es titular —Escuche decir a Hinata y como el chico extrovertido que es se acerca a el —¡Oyeee chico albino! —Hinata ignoro los regaños de daichi y se siguió derecho para estar frente a frente.
—Hola, me recuerdas soy Hinata shouyo nos encontramos una vez en la cafetería de la escuela —Hablo alegre el chico
—No la verdad no —Mintió
—Oh que mal, pero no importa podremos conocernos ahora —dijo emocionado shouyo
—Si tú lo dices
—Genial y cuál es tu nombre
—Hoshiumi korai
—Gusto en conocerte hoshiumi
—¡Hinata! —Los gritos del entrenador ukai fueron escuchados por todos en la cancha.
Shouyo regreso con su equipo siendo regañado por daichi pero la verdad es que hinata estaba feliz de poder hacer un nuevo amigo que juega voleibol. pero mi mirada regreso al chico albino que antes me había ayudado y note que su mirada ya estaba puesta en mí.
Admito que fui un poco cruel con él, olvidando su nombre cuando me habia ayudado, ignoralo los siguientes días de eso.
El partido contra komomedai dio inicio y como la primera vez que vi a hinata saltar me sorprendió lo alto que él también podía saltar y no fui el único. Hinata también se sorprendió y emociono al verlo saltar de esa manera, no solo su salto, sino que también su forma de bloquear, de no dejar caer la pelota, al rematar y los saques. Hinata tampoco se quedó atrás al impresionar al komomedai, el ataque rápido los dejo sorprendidos, sus saltos y bloqueos. Era como ver una pelea aérea de pequeños gigantes y eso emociono a ambos equipos, aunque más a ese par de enanos.
Cuando termino el entrenamiento los de primero nos quedamos a limpiar y guardar la red, tsukishima y hinata estaban terminando de desarmar la red para que después yamaguchi y yo la guardáramos en el armario.
—Esto...
Tadashi se quedó esperando a lo que kageyama quería decirle, pero el más alto no decía nada y solo se quedó quieto con la mirada en el piso y jugando con sus propios dedos.
—¿Si kageyama?
—Yo...
—¿quieres decirme algo importante? — Pregunto tadashi tranquilamente
—Si
—¿En privado?
—Por favor
—Está bien, hay que terminar de guardar esto y caminamos juntos a casa —Propuso tadashi a lo que el azabache levanto la mirada asintiendo.
El aire de la tarde era algo fresco y la noche estaba por comenzar en unos minutos, ambos chicos se dirigieron por un camino que a ambos los dejaría cercas de su casa, un silencio cómodo los invadió en el camino.
—Entonces de que querías hablarme — Interrumpió el silencio el chico con pecas.
—Bueno no lo sé, creo que fui grosero con alguien sin darme cuenta
—¿Grosero? —Pregunto yamaguchi
—Si, bueno alguien me ayudo una noche y al otro día me entrego algo, le di las gracias, pero olvidé su nombre cuando ya me lo había dicho.
—Bueno no fue tu culpa, no lo hiciste a propósito
—También lo ignore por donde fuera que estuviéremos
—¿Lo ignoraste?
—Si
—Bueno, aunque no te guste tendrás que disculparte
—Eso no
—Si ya sé que no te gusta mucho disculparte, pero no Cres que se lo merece por la ayuda que te brindo
Tiene razón, pero las palabras no son lo mío y puede ser algo problemático para mí.
—A tu manera— dijo tadashi tranquilo —Para algunas personas las palabras no son su fuerte, pero puedes hacer otra cosa
—¿Cómo qué?
—No lo sé, pero si intenta disculparte
Disculpas
Si no soy bueno con las palabras y soy consciente en eso, pero aun así mi abuelo me dijo una vez que siempre va a haber la primera vez para algo y que tenía que mejorar mi comunicación con las palabras o podría ver un mal entendido. Siguiendo las palabras de mi abuelo y los consejos de tadashi tome la decisión de pedir perdón a esa persona.
Eso hice, averigüé la ruta que él tomaba para irse a su casa. La primera vez lo seguí hasta alcanzarlo y pedirle perdón.
Se asustó.
Lo asuste más bien y después de pedirle perdón muchas veces ese día me mando a callar. Yo no sabía si acepta mis disculpas porque no dijo nada más que me callara y que parecía disco rayado.
Las siguientes semanas seguí con eso. Sabía que siempre pasaba por un parque y cuando terminaban los entrenamientos corría para llegar a esa banca a esperar que pasara y pedir perdón.
Después de unos días me encontraba una caja de leche en la banca donde siempre esperaba, pero no era cualquier caja de leche es una de mis favoritas. Por alguna razón inexplicable sabía que era el quien me las dejaba ahí aun cuando nunca lo había visto dejar las cajas en la banca.
Sin darme cuenta tomaba las cajas de leche y las metía en mi mochila para poder tomarlas después.
Era una rutina rara pero agradable para mí, una rutina que estuve siguiendo por dos semanas enteras.
La tercera semana deje de ir.
Me sentí extraño, cuando veía la simple caja de leche me emocionaba de alguna manera. Me sentía bien al encontrar una caja de leche, me sentía bien cuando pasabas por ese parque, me sentía bien cuando me dabas una sonrisa nerviosa, me sentía bien cuando en esas semanas conversábamos de vóleibol.
Pero quería averiguar que era eso que me hacía sentir tan bien con cosas tan simples que no era nada.
La tercera semana pasó y nuca volví a esa banca.
Se sentía extraño no hacer una rutina que me había acostumbrado tanto y que extrañaba.
Mis ojos azules te buscaron por curiosidad, curiosidad de que gesto estaría haciendo tu rostro, si llevases tu uniforme escolar, ropa de calle o de tu equipo. Si estuvieras acompañado de alguien o estarías solo.
Solo era simple curiosidad, pero después.
Tu pasabas demasiado tiempo con ese chico alto de cabellos castaños, siempre reías junto a él, siempre te hacía reír, siempre posaba un brazo en tu hombro, siempre comían juntos.
Me sentía enojado y con un poco de temor.
No sé lo que era.
Pero alguien cercano me explico lo que me estaría pasando y no quería créelo por qué es algo imposible.
—A todos les pasa
—¿A todos?
—Bueno solo a las personas que están empezando a sentir algo
—¿Sentir algo como qué?
Un poco fastidiado con escuchar preguntas tan estúpidas cuando claramente ya se lo había dicho, pero él no escuchaba o no prestaba atención a las palabras que decía su amigo de la infancia.
—Las mariposas en el estómago, corazóncitos alrededor de esa persona
—¿Corazones?
—¡Qué te gusta idiota! —Grito el chico de lentes, cansado de que Hinata y yamaguchi le dijeran a Kageyama que lo que estaba experimentando son celos hacia la persona que te empieza a gustar.
—¡Eh! —El colocado de Karasuno gruñó molesto hacia Tsukishima —Hoshiumi no me gusta
—Nunca dije que se trataba de él —Tsukishima le dio una sonrisa satisfactoria a Kageyama porque en toda su explicación a lo que le estaba pasando, nunca mencionó un nombre.
—Carajo —Murmuró Kageyama, mientras huía de las miradas de sus amigos con un pequeño sonrojo en sus mejillas.
Aquel sonrojo que él no sabía que tenía.
—Si sientes un cierto enojo que alguien esté demasiado cerca de él entonces son celos
—O si sientes un malestar en tu pecho, como un pinchazo
—También si desearas estar en el lugar de esa persona
—No sé si son celos, pero a mí solo me duele —Murmuró tadashi sin ser escuchado por nadie.
Cada uno daba sus opiniones y Kageyama por fin entraba en cuenta que talvez si, talvez le gustaba un poco ese chico albino de baja estatura.
Talvez y sí.
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