El Humo
Pelo como el carbón, pero denso y fino, los mechones se sentían suaves al tacto como si de hilos de seda se tratase, incitaban a tocarlos una y otra vez, a enredar mis dedos para acariciar solo con el fin de encontrar placer en su roce.
Cara redondeada acabada en una barbilla partida, barba incipiente de tres días; Áspera, dura.
Cejas pobladas, oscuras, gruesas y bien curvadas, nariz recta.
Labios carnosos curvados en una sonrisa pícara, muchas veces un poco amarga.
Y sus ojos, ojos oscuros, ojos marrón oscuro, curiosos, tristes, conocedores del dolor, la decepción, la falta de cariño, pero sobretodo de la traición.
Fran, así era mi amigo, 21 años edad, 1,72 de altura, complexión delgada, pero con espaldas fuertes, aunque la espalda no era lo único que consideraba fuerte, sino todo de él.
Estaba esperándome en aquella esquina desolada, apoyado en una pared medio derruida. El cielo encapotado no dejaba que los rayos del sol lo penetrasen y de por sí el ambiente tenía tonos melancólicos, pero no solo era eso, lo miraba desde lejos, él parecía sumido en su mundo, en sus pensamientos.
En medio de su ensimismamiento sacaba una cajetilla de tabaco, cogía un cigarro, el cual apoyaba en sus labios, un mechero de su bolsillo trasero y girando la pequeña piedra ahí estaba ,el chispazo, junto con el gas provocaban esa llama medio azulada.
La pequeña luz me dejaba ver con nuevas sombras su rostro que reflejaba aún más su desolación, ¿Qué le sucedía? La vida. No había un motivo solo, yo lo sabía.
Según encendía aquel pedazo de veneno, cerraba los ojos y absorbía el humo, pero como si no fuera poco, aún después de aspirar aquella primera calada volvía a inspirar provocando que el propio aire llevase más a dentro en sus pulmones aquel humo gris. Lo disfrutaba, le complacía, lo deseaba.
Pasaron unos pocos segundos, con los cuales su pecho se hincha y permanece quieto para gozar del sabor de aquel momento, hasta que expulsa por la boca esa nube perjudicial para todo aquel que decide probar.
Busco su mirada y la veo perdida, clavada en el horizonte en busca de calma, de paz.
Con cada parpadeo lento que emite parece que, así fuera, se alejase más de aquel lugar y tras pocos segundos una nueva calada para volver a impregnar su alma.
Pareciese que así buscase que todo pensamiento dentro de él quisiera que el humo se llevase, pero ante cada intento fallido de nuevo con otra larga aspiración esperaba poder encontrar alivio.
Recuerdo una pequeña confesión que me dijo: ''Una vez deje de fumar por alguien, a esa persona no le gustaba que yo fumase, hice el esfuerzo, supere el mono, perdí todo vicio, pero cuando todo lo conseguí y le demostré, solo una cosa me dio, el adiós.
Pensé que eso le haría feliz, era lo que quería, le mostraba un esfuerzo y el amor que con ello le procesaba, pero realmente no le molestaba el humo, quien le molestaba era yo.
Una vez ella se fue, otra vez me cogí al humo que llena mis pulmones, porque ella se iba, pero el humo se quedaba conmigo''
Realmente ya no se si fuma por vicio o por desespero, pero solo espero que algún día ese humo que hoy en día se aferra a su esencia quede en el olvido, no solo por su salud, no solo por la mejora de sus días, sino porque sé que el día donde mi amigo ya no necesite más de su fiel confidente etéreo, será porque un poco sus penas hemos aliviado, porque encuentre en la compañía de sus amigos el calor y el cariño que no encuentra al final de cada cigarrillo.
Espero que os guste y siempre quedo abierta a crítica positiva, opiniones y sobretodo a vuestros comentarios 🔥
Para ver más de mi trabajo y no solo texto os invito a seguirme en IG @Mahoheca.
Nuevo capítulo cada día, permaneced atentos!!❤️
Gracias por leer!✨
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro