Día 8 Piss play (Aioria x Marín x Shaka)
Había pasado un mal día y es que Shaina siempre la hacía enojar.
Ahora la joven pelirroja caminaba molesta alrededor del santuario para despejarse un poco de aquel incidente con la orgullosa amazona de cabellos verdes.
- Es detestable - Susurro Marín molesta.
- ¿Quién es detestable? - Aquella voz que se acercaba a ella interrumpió sus pensamientos.
Marín levantó la mirada para buscar al dueño de aquella voz y se encontró nada menos que con el caballero de la casa de Virgo.
- Shaka - Susurró la joven de cabellos rojizos.
- Te ves muy tensa, vamos a mi templo quizá así puedas descansar un poco - Sugirió Shaka colocándose frente a ella y ligeramente le hizo una señal para que le siguiera sus pasos.
Al llegar al templo de Virgo, una extraña silueta se colaba en la entrada.
- ¡Ya estoy aquí Shaka!
En ese momento Marín desvió ligeramente su mirada para ver al caballero de Leo quien entraba a la casa de virgo con el torso desnudo, solo llevaba puesto su pantalón y su playera la llevaba en su mano.
Marín no pudo evitar sonrojarse levemente al ver al guardián de Leo de esa forma.
Ellas no tenían permitido estar así de cerca con los doce caballeros de oro. Sin embargo no era un secreto que cada uno de ellos tenía su lado pervertido muy escondido.
Sabía que Shaka la pasaba en Aries y también en Leo, así como Acuario tenía regularmente visitas nocturnas de Escorpio y también de Capricornio.
- ¡Hola Marín! - Saludó el castaño moviendo su mano en el aire - ¿De nuevo problemas con tu alumno?
Marín sacudió ligeramente su cabeza para salir de sus pensamientos, se giró levemente para ver que Shaka se había ido a su cocina dejándolos completamente solos.
- No, más bien es Shaina. Trata mal a las demás aspirantes, quise intervenir pero me hice de palabras con ella y bueno...
- Terminaron peleando ella y tu - Concluyó Aioria colocando su mano sobre el hombro de la amazona de águila.
- Esa mujer siempre se me ha figurado de carácter muy difícil - Interrumpió Shaka nuevamente acercándose a ellos - Pero lo mejor será dejar este tema a un lado, vamos a la cocina para tomar un poco de té.
Marín se sentía un poco incómoda con aquellos apuestos caballeros, no siempre se tenía la fortuna que alguna de las amazonas tuviera la oportunidad de convivir con ellos.
Shaka le invitó una taza con té de azahares para que le ayudara a relajarse.
Mientras se encontraban platicando de su día a día, la joven de cabellos rojizos estaba en un gran dilema por quitarse la máscara frente a ellos, de lo contrario tendría que decirles que no la miraran.
- Para nosotros no hay ningún problema que te la retires - Susurró Aioria al darse cuenta que Marín estaba incómoda por aquella situación.
- ¡Pero las reglas del santuario dicen que tendré que amar o matar!
- Bueno, dudo que en realidad nos quieras matar ¿No es así? - Cuestionó Shaka levantándose de su asiento. Con pasos firmes se acercó a la amazona de águila y le retiró la máscara del rostro.
- No creo que ahora nos quieras matar ¿Verdad Marín? - Cuestionó divertido el castaño llevándose sus manos detrás de su alborotada cabellera.
- Es cierto... Ustedes no tienen nada de santos - Se burló Marín al ver que Shaka dejó su máscara sobre la mesa.
- Claro que no, si somos caballeros al servicio de Athena pero de vez en cuando no está mal ir un poco en contra de las reglas - Agregó el rubio tomando el mentón de la joven de cabellos rojizos.
- Además somos seres humanos, sentimos y también necesitamos unos momentos para nosotros.
- Pero el tema de amar se puede solucionar.
El caballero más cercano a dios se apropió de los labios de Marín, la sensación era muy diferente, porqué su piel era más tersa y suave, sus labios muy delicados, esponjosos.
Aioria los observaba con gran detenimiento, lejos de que Marín se molestara al contrario lo disfrutaba.
Se levantó de su silla; se acercó a ellos, se colocó detrás de la joven y lentamente le fue despojando de su armadura.
- Esto no... - Susurró Marín entre aquel cálido beso del caballero de Virgo.
- Nada es lo que parece ¿No? - Sugirió Shaka levantándola de la silla para que los dos pudieran seguir con aquella labor.
- Además cada que gustes puedes venir con nosotros - Respondió Aioria y de manera repentina le retiro sus prendas dejándola completamente desnuda.
Aquel momento comenzaba a subir de nivel, los cuerpos de ese perfecto trío ansiaban llegar más lejos.
Aioria tomó a Marín de la cintura y le dio la vuelta para poder besarla, la joven rodeó con sus brazos al castaño mientras que Shaka repartía besos muy suaves en su espalda.
Esto no era un sueño, era toda una realidad, ella jamás se hubiera imaginado estar en medio de dos sensuales caballeros dorados, estaba mal, sí estaba mal ante las leyes del santuario pero sus ganas por seguir eran más grandes.
No se dio cuenta en que momento los dos se la llevaron sobre la mesa, Aioria retiró todo lo que estaba encima y con delicadeza la acostaron sobre ese mueble.
Marín cerró sus párpados al sentir las manos del castaño recorrer su cuerpo sin pudor, Shaka se coló entre las piernas de la joven y con su dedo índice se fue adentrando a su intimidad.
Una extraña sensación recorría el cuerpo de la joven, lograba sentir los dedos de Shaka colarse entre sus labios para tocar suavemente su clítoris.
Dejó escapar un gemido ante ese tacto, no podía creer lo que estaba pasando. Aioria se bajó su pantalón, tomó la mano de la joven y lo guió hasta su miembro que reclamaba también atención.
- Relájate Marín, con esto haré que llegues al nirvana.
La humedad en su interior fue de ayuda para que Shaka pudiera estimularla llevando dos de sus dedos en su interior.
Marín alzó su cadera al sentir aquellos dígitos adentrarse a su interior, no sentía dolor, al contrario le ayudaba a calmar sus ganas que la quemaban por dentro.
El rubio jugaba con ese interior que se amoldaba a sus dedos, estaba totalmente húmeda, entraban y salían sus dedos con facilidad.
Ante ese estímulo Aioria mojó uno de sus dedos y comenzó a tocar su clítoris.
Estallaba en un mar de sensaciones, los dos le brindaban su atención, Marín llevó una de sus manos a sus pechos para calmar ese calor que la hacía delirar y con la otra seguía en la labor de estimular el miembro de Aioria.
Llegó el momento que Marín tuvo un orgasmo, su clítoris liberó un poco de orina, era la sensación más rica que jamás había experimentado.
Shaka aprovechó aquel momento, sacó sus dedos y se retiró sus prendas rápidamente, tomó su miembro y lo llevó hasta ese cálido interior.
Marín gritaba el nombre de ambos, para fortuna de ser mujer puede atender a ambos sin problema alguno y claro que les tomaría la palabra...
Iría cada que se pueda a darles una visita amistosa.
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