Día 30: Castigo físico (Andreas Rize x Aioros)
Aioros era ese sujeto que le hizo frente primero que todos los demás caballeros de la orden dorada resucitada por Odin.
No podía dejar que Sagitario se saliera con la suya, no cuando lanzó su flecha directo en su ojo.
Algo le decía que estaba vivo y que a pesar de que los guardias encontraron solamente la armadura cerca del río, Sagitario estaba escondido en cualquier sitio.
- Ese maldito me las pagará - Susurró Andreas Rize caminando nuevamente rumbo al Yggdrassill.
Aunque no se esperaba que después de ese incidente los demás caballeros dorados fueron apareciendo en tierras de Asgard, solo le importaba una cosa y esa era volver a ver a Sagitario para una revancha después de su osadía de atacarlo.
Al día siguiente por parte de los guardias se enteró que Sagitario estaba vivo, había sido rescatado por las doncellas que sirven a la señorita Hilda y este ahora se encontraba hablando con la representante de Odin.
Andreas Rize soltó una gran carcajada porque tanto como Hilda y Sagitario no podían hacer nada en su contra; la dama estaba totalmente enferma y nadie le creería; Aioros quizá se encuentre demasiado débil por lo cual será muy difícil que también busque hacerle frente nuevamente.
Con aquellos pensamientos siguió caminando en los largos pasillos del palacio, no tenía nada que preocuparse si los guerreros divinos estaban listos para hacerles frente a los caballeros dorados y además sin haberlo pensado, tenía a un caballero de la orden dorada como aliado...
Al santo de la preciosa urna, así que mientras tendría tiempo para descansar.
Al llegar a la zona de calabozos la presencia de un cosmos demasiado conocido para el se hizo presente.
Sonrió ladino al escuchar de quién se trataba nuevamente esa voz.
- Esperaba que murieras al caer en la barranca - Respondió con desdén Andreas dándole la espalda al castaño.
- Quizá era lo que esperabas Andreas pero los caballeros de Athena somos leales y lucharemos por la justicia.
En ese preciso momento el médico del palacio se dió la media vuelta para poder ver de frente a Sagitario.
Extendió su mano y del suelo se levantaron unas raíces que se enroscaron sobre los brazos del caballero de Sagitario.
Después unos más emergieron del suelo enrollandose en las piernas del castaño dejandolo totalmente inmóvil.
- Vaya, vaya... Ahora quien es mi presa - Se burló Andreas caminado hasta él tomando su mentón con rudeza.
- Suéltame maldito, dentro de poco vendrán los demás y acabarán contigo - Murmuró molesto entre dientes.
Andreas dejo escapar una sonrisa malévola, por fortuna en ese sitio era muy raro que los guardias de Asgard pasarán por ese sitio, así que está situación la tenía totalmente a su favor.
- Anteriormente me atacaste, no creas que no lo he olvidado... Pero se me ocurre otra manera de cobrarme todo este incidente que me hiciste pasar Sagitario.
Nuevamente Andreas extendió su mano y con ayuda de las raíces éstas se fueron colando entre las piernas del castaño hasta llegar a su pantalón.
Las puntas de la raíz fueron rompiendo poco a poco esas prendas ya que era con lo único que Aioros contaba, su torso estaba totalmente envuelto con varias vendad debido a la caída que pasó después de atacar a Andreas.
- Tu insolencia saldrá caro Aioros - Se burló Andreas al ver cómo las prendas del castaño terminaban en el suelo rotas e inservibles.
Ahora lo tengo totalmente listo para hacer todo lo que se le ocurriera, estaba bajo su poder.
Nuevamente alzó su mano pero está vez salió del suelo unas raíces mucho más delgadas, estás subían por su entrepierna colándose en su vello castaño despertando intencionalmente ese bulto que incrementaba su tamaño después de ese ligero roce de las raíces.
- ¡Olvídalo Andreas! - Se quejó Aioros tratando de moverse para no caer ante el juego de ese tipo.
- Tuviste la osadía de levantar tu puño contra mi, esto lo pagarás caro.
Ahora esas mismas raíces que recorrían su miembro, subían lentamente y de manera tortuosa sobre su torso tocando sus duros botones, ante esto Aioros dejó escapar un gemido sin querer porque inmediatamente se dió cuenta que estaba cayendo ante los deseos de ese sujeto.
Andreas comenzó a caminar hasta quedar de pie detrás del castaño; le gustaba lo que veía, esa piel dorada dejaba ver una capa brillosa de sudor en toda su espalda.
Tomó una vara del suelo y con esta comenzó a darle unos golpecitos sobre la piel canela del castaño.
- Esto es un castigo... No un premio Sagitario.
Ahora uno golpe con la vara fue en sus nalgas que ante ese tacto rápidamente dejaron una marca rojiza en su piel.
Andreas se colocó detrás del castaño, podía sentir su aliento recorrer su cuello.
Aioros echo su cabeza para atrás sin querer dejando escapar un gemido.
- Conocerás mi verdadero castigo.
Susurró cerca de su oído dejando una marca muy notorias en su piel después de morderlo.
Sin previo aviso tomó ambas nalgas, abrió de manera repentina ese sitio y dejo entrar todo su falo sin preparación previa.
Aioros dejó escapar un grito que de inmediato fue callado por un beso de Andreas al tomarlo de su rostro para que no hiciera tanto escándalo.
Andreas bajo sus manos a su cintura para comenzar a moverse de manera frenética haciendo que ese insoportable dolor de Aioros se conviertiera en satisfacción para el castaño.
Llegó el momento que ese Vaivén se torno demasiado exitante para el caballero de Sagitario porqué esos gritos ya no eran de dolor si no todo lo contrario.
Sus gemidos y sonidos de esa fricción entre ambos cuerpos inundaba aquel sitio solitario.
Después de todo Aioros no podía moverse, estaba bajo el control de las ramas del árbol por órdenes de Andreas.
Llegó el momento que el falo de Andreas rozo en un punto específico del castaño, terminó liberandose en su interior mientras que Aioros dejó salir toda su esencia en el suelo, parte de ese líquido blanquecino termino recorriendo las piernas de Aioros.
Con sus respiraciones agitadas, Andreas poco a poco salió de ese interior y por medio de su cosmos ordenó a las ramas nuevamente regresar liberando al castaño.
Cansado Aioros se dejó caer en el suelo no sin antes decirle unas cuantas palabras para Andreas.
- Del hecho que hayas hecho esto, no significa que esto ha terminado... Tenemos una cita pendiente más adelante y ten por seguro que acabaremos contigo Andreas.
- Lo que tú digas - Respondió Andreas acomodándose sus prendas no sin antes dejar a Aioros en ese sitio para que recuperará parte de sus fuerzas...
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