"Vamos te divertirás"
Le decían los amigos de Kagaho a cada momento, no sabía como terminó aceptando esa invitación si a él no le gusta ese tipo de ambientes donde se encuentra con borrachos de mala fe en los bares de la ciudad.

— Debí quedarme en casa — Susurró pasando la yema de sus dedos sobre el borde del vaso de cristal que el barman le había dejado desde hace unos veinte minutos.

La verdad se estaba aburriendo mucho, mientras observaba a sus amigos disfrutar de una ronda de cartas con unos extraños que se situaban en la mesa del fondo.

— ¿Tan mal la estás pasando?

En ese momento Kagaho desvió su mirada para buscar a la persona que le hablaba.
Era un tipo mucho más alto, corpulento, sobre todo de cabellos largos plateados; justamente tomaba asiento a su lado derecho.

— Eso que te importa — Respondió con desdén tratando de no hacer mucha plática y contacto con él.

— Oh vaya y yo pensé que era el único con un jodido día.

Nuevamente el silencio reinaba entre ellos dos, podía escucharse de fondo la música que sonaba de los tocadiscos, la charla de los demás clientes y uno que otro grito de sus amigos terminando otra ronda de juego de cartas.

— Para mí es incómodo estar en un sitio donde los clientes de este lugar se sienten hombres por el hecho de poseer actitudes machistas y sobre todo que sus pláticas sean ver entre ellos cuántas mujeres se tiran en un rato.
— Mi nombre es Hasgard, para que podamos seguir con esta charla y te comprendo, para mi es difícil salir ante los demás por mi aspecto. Piensan que soy un hombre totalmente heterosexual cuando no lo soy.

Kahago tomó su vaso y le dio un trago, tenía poco que había descubierto realmente a donde se inclinaban sus gustos, sin embargo no lo decía por las constantes burlas que recibiría de sus amigos.

— Este lugar apesta, sugiero ir a otro sitio.

Kahago sacó su billetera para poder saldar su deuda pero fue Hasgard quien no lo dejó.

— Espera, yo pago — Respondió dejando un billete sobre la mesa.

Los amigos que acompañaban a Kahago no se dieron cuenta cuando salió acompañado de ese sujeto corpulento que sin duda era mucho más grande que él.
Además desde el principio le dio confianza, al menos algo divertido puede pasar.

Para fortuna de Kahago, Hasgard había llegado en auto, por lo tanto no lidiaría con los molestos taxis que se niegan a llevarlo a su casa de regreso.

— ¿Qué sugieres? — Cuestionó.

— No lo sé, donde gustes y mandes — Contestó sin darle mucha importancia.

— ¿No te parece que me has tomado la total confianza sin saber que puedo ser una mala persona?

— No lo eres, además si así fuera ten por seguro que no soy una persona fácil de intimidar.

Hasgard abrió la puerta del auto para poder dejar que aquel enigmático joven se subiera en el lado del copiloto.
Después él tomó su lugar, se acomodó el  cinturón de seguridad, encendió el motor del auto y comenzó a manejar rumbo a otro bar más tranquilo.

Mientras avanzaban las preguntas entre ellos se basaban en saber un poco más de cada uno de ellos.
Kahago por su parte mencionó que era un estudiante próximo a graduarse de la universidad mientras que Hasgard le comentó que él era un profesor que llegaría a enseñar en una escuela, sólo estaba pendiente que le revelaran los grupos y las materias que impartirá.

— Hemos llegado.

Kahago desvió su mirada a través del vidrio y se dio cuenta que era un bar alejado de la urbanización, al menos aquí tendría un poco de tranquilidad.

Hasgard lo ayudó a bajarse, como si de dos buenos amigos se tratara ambos entraron al bar donde había poca gente por supuesto y un ambiente menos tenso  como el sitio anterior.

Tomaron una de las mesas alejadas, uno de los meseros tomó su orden y en escasos diez minutos les llevó sus respectivas bebidas.
Entre más pasaba el tiempo, entre cada trago se conocían más a fondo.
El alcohol había subido de intensidad en sus cuerpos, podían sentir como quemaba por dentro una extraña sensación calorífica recorrer desde su cabeza a los pies.

Kahago le dio el último trago al shot que pidió, dejó el vasito sobre la mesa azotando con fuerza y en ese momento tomó la mano de Hasgard  para poder escabullirse a los baños.

Hasgard también sentía unas ganas inmensas de calmar esa sensación que pedía a gritos salir de su cuerpo.
Al darse cuenta de lo que estaba por suceder fue él quien cerró la puerta del baño con seguro para evitar la mirada de los curiosos que fueran a entrar ahí interrumpiendo.

Frente al espejo, Hasgarda acorraló al joven con su corpulento cuerpo mientras el contrario rodeaba con sus brazos su cuello.
Sin miedo a la timidez, Kahago fue quien se acercó a los labios del contrario, quien a pesar de notarse muy rudo tenía su lado amable porque en ningún momento ejerció fuerza y violencia contra él.

Las manos del moreno pasaban por todo su cuerpo sin pudor, fue entonces en aquel beso más demandante donde Hasgard lo tomó de la cintura y lo aprisionó contra la pared, Kahago colocó sus piernas en la cintura del contrario rodeando; se sobresaltó al sentir un bulto rozar con sus nalgas, esa parte fue donde perdió totalmente el pudor.

— Si seguimos así no hay marcha atrás.

— ¿Y quien dice que quiero que acabe? Si esto apenas empieza.

Hasgard al escuchar la aprobación del joven, rápidamente colocó sus manos sobre el broche del pantalón del joven y se lo fue retirando poco a poco.
Un gemido salió de los labios de Kahago cuando sintió como esas manos fuertes masajeaban su miembro con una sutilidad única.

— No tenemos mucho tiempo — Susurró Hasgard mordiendo levemente el cuello del contrario dejando una marca notoria.

— Hazlo, quiero sentirte.

Para fortuna, los lavabos eran resistentes, estaban armados desde el suelo, así que no sería problema alguno que Hasgard sentara al joven sobre ellos.

El moreno se bajó un poco su pantalón, seguido de su ropa interior, su falo estaba totalmente cubierto de una capa brillante, esto sin duda sería de ayuda.
Se colocó entre las piernas del joven y llevó la punta de su miembro en la entrada de su interior.

— Haré esto lentamente.

Poco a poco fue llenando ese sitio donde aquellas paredes se amoldaban perfectamente a su miembro.
Dejó escapar un gruñido porqué esa calidez lo estaba volviendo loco.

— Oh si — Dejó escapar ese gemido el joven al sentirse totalmente lleno.

Poco a poco se fueron acostumbrando uno a otro, el movimiento que había sido lentamente ahora ese vaivén se tornó más intenso cuando Kahago enterró sus uñas en esa espalda morena y frondosa.

Sin querer el joven dirigió su mirada a su vientre, se quedó asombrado al ver como se abultaba más de lo normal cuando Hasgard intensificaba más los movimientos.
No le dolía, al contrario le gustaba...
Encontró su complemento perfecto.

Un adorable caballero que se ve muy tierno y amable pero en este momento aquel hombre era fuego total.

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Esta pareja a petición de mi querida
AnabelleMichaelis

Quien me pidió esta parejita
Y espero que también sea del agrado de
CourSiren

Para que siga creciendo su idea del movimiento de Tauro

Sin más me despido y nos seguimos leyendo en mis demás historias y el kink ya pronto se acaba 😅
Los quiero 🥰🥰