Día 27 Sobreestimulación (Milo x Mu)
Ambos se encontraban en la cocina preparando la cena, los dos tenían que compartir ese pequeño departamento porqué de esta manera el pago de la renta les salía más barato para ellos.
Milo había llegado a la ciudad para poder buscar un mejor trabajo mientras que Mu había dejado su tierra natal para poder seguir estudiando.
Llegaron juntos por causas del destino a ese mismo lugar con el mismo propósito y ese era poder alojarse en ese lugar, era de lo más económico que pudieron encontrar.
El dueño del departamento al darse cuenta que los dos necesitaban ese lugar para poder vivir, les hizo la invitación de rentar compartido.
Idea que Milo no se negó, ni mucho menos el joven de cabellos lilas, después de todo esto les disminuiría el gasto de la renta.
Al principio los dos se miraban con indiferencia pero al pasar el tiempo, ambos pudieron convivir en ese mismo sitio.
En ocasiones Milo le ayudaba a Mu con sus tareas y Mu optaba por preparar la comida cuando Milo se iba a trabajar.
Y esta noche era especial...
Harían un año viviendo en ese departamento y aunque no tuvieron el dinero suficiente para salir a cenar y disfrutar de un buen rato, Milo optó por comprar lo necesario para que pudieran preparar unas pizzas.
Al marcar el reloj de pared las ocho de la noche, ambos cenaron acompañados de una botella de ron que Milo había comprado al salir de su trabajo.
Lo que empezó con una simple cena muy tranquila fue subiendo de temperatura cuando Milo se le ocurrió la idea de levantarse y retirarse el suéter porqué sentía mucho calor en esos momentos.
Mu tuvo que desviar su mirada ante lo que veía, porqué el simple hecho de tener a su compañero de cuarto frente a él usando una camisa blanca de tela delgada dejaba ver su torso a la perfección en esa posición a contra luz.
- Te gusta lo que ves... No disimules.
Milo se había dado cuenta de ello, se acercó al sillón para dejar su suéter a un lado y lentamente tomó el mentón del contrario para mirarlo a los ojos.
- Claro que no - Susurró Mu muy apenado.
- Lo niegas - Respondió Milo pasando la yema de sus dedos sobre los labios entre abiertos del joven de cabellos lilas - Pero de la misma manera en la que me ves... Yo también lo hago.
- Entonces tú...
- No tiene caso negar algo que es cierto.
Fue en ese momento el chico de cabellera alborotada quien se apropió de los labios del contrario.
Mu quien no podía creer lo que pasaba, terminó rendido en los encantos de su compañero de cuarto.
Rodeó con sus brazos el cuello del heleno profundizando ese beso que se volvía cada segundo más demandante, sus lenguas exploraban más allá de sus bocas profundizando inconscientemente cediendo al paso siguiente.
Milo tomó de la cintura al de cabellos lilas y lo fue acostando lentamente sobre el sillón aprisionando su cuerpo con el suyo para evitar que se escapara de sus manos.
Las manos del heleno se colaban bajo la playera de Mu quien al sentir el cálido tacto de las yemas de su dedos no pudo evitar soltar un gemido.
Esto provocó que Milo quisiera llevar más allá sus profundos deseos que un simple beso.
- Milo...
- Por favor, déjame sentir que también me amas tanto como yo - Murmuró Milo sin despegar su frente del contrario quien aún no podía creer lo que estaba pasando.
- También te amo Milo - Susurró Mu al sentir cada caricia del heleno, cerró sus párpados sintiendo una sensación muy diferente recorrer su cuerpo.
Llevó sus dedos a la alborotada cabellera mientras Milo besaba cada rincón de su cuello aspirando ese aroma suave y dulce de su fragancia.
Después Milo levantó su mirada y aprovechó de llevar sus dedos a la boca del contrario quien no se negó, al contrario esa sensación le agradaba.
La ropa fue estorbando, terminó a un lado del sillón. Milo llevó sus dedos hacía abajo delineando con cautela el cuerpo del contrario quien no paraba de gemir y gritar el nombre de su amante.
Sus cuerpos rozaban despertando las ganas de querer ir más allá que solo unas caricias,
Trataba al joven de cabellos lilas con una sutilidad increíble; aquellos besos que le brindaba en su cuello fueron bajando por su pecho, su vientre, dejando un camino húmedo de saliva a su paso.
Al llegar al crecimiento del vello bajo su vientre, tomó el falo del contrario y con la punta de su lengua comenzó a lamer haciendo que Mu arqueara su espalda a causa de las sensaciones que sentía en ese momento.
Milo siguió repartiendo besos en la entre pierna y fue bajando aún más hasta llegar a sus pies, eran suaves al tacto, no dudó en dejar besos en toda su piel.
El heleno se levantó y tomó asiento en el sillón, también le ayudó a Mu a incorporarse y le dio la media vuelta, sujetó su cintura y de esta manera el joven de cabellos lilas dando la espalda lo fue guiando hasta su miembro totalmente cubierto por una capa transparente lista para seguir con el siguiente paso.
Ambos estaban totalmente perdidos ante el deseo, Mu dejó que Milo lo sentara sobre su falo, poco a poco lo fue introduciendo hasta que fue envuelto totalmente por ese cálido interior.
Los largos cabellos lilas quedaron frente al rostro del heleno, los llevó frente a su amante recargando en su hombro esas hebras lilas y comenzó a seguir repartiendo besos en su espalda colocando sus manos en la cintura de Mu para poder comenzar ese movimiento lento esperando no lastimarlo.
Mu llevó su cabeza para atrás cuando Milo subió de intensidad el vaivén, sin dejar gritar y gemir, aprovechando esa posición el heleno llevo su mano en frente de Mu para tomar su miembro y estimularlo sin romper esa danza erótica.
- Milo... más fuerte - Pidió Mu al sentir tocar el cielo justo cuando la punta del falo de Milo rozaba justo en el punto que lo hacía delirar y querer sentir más.
Al escuchar eso, el heleno incrementó más el movimiento sin dejar de masturbar a su amado, aprovechó para dejar varias marcas notorias en su espalda.
Justo al subir ese vaivén Milo terminó liberándose en ese cálido interior, al sentir las paredes de su amado apretarlo cuando sintió llegar al orgasmo.
Aún con la respiración agitada, Milo lo ayudó a salir, lo tomó de su cintura y ambos se acostaron en el sillón para poder descansar.
- Fue una buena noche para celebrar - Susurró Milo cerca de su oído.
- Y pensar que hace un año ni tu ni yo nos toleramos - Contestó Mu cerrando sus párpados dejándose envolver en ese abrazo que Milo le regalaba.
- Pero ahora no pienso soltarte.
- Nunca lo hagas...
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