Día 21 Somnofilia (Camus x Milo)
Conocer a Milo fue la mejor cosa que le había pasado en su vida.
Desde que Natassia se fue de casa y conoció otro motivo más para dar un paso más en su vida, ahora su semblante lucía totalmente diferente.
Aquel descuidado Camus había cambiado en demasía, incluso hasta una sonrisa se le veía siempre, algo no muy común en él.
Constantemente Hyoga lo visitaba junto con Shun.
Y es que aunque tanto Milo como Camus, no han formalizado como tal esa nueva relación, Antares si había sido un gran apoyo para él.
Aunque estos últimos días, Milo no le responde a sus llamadas. Sabía que estuvo fuera varios días a causa de un curso que tomó sobre psicología pero desde aquel día Milo ha estado muy distante.
Fue entonces que se le ocurrió una loca idea, ya sabía donde vivía y está vez él llegaría de sorpresa.
Al llegar la noche se escabulló a la casa de Antares, lo admitía pero ya no podía dejarlo, era como una total adicción para él y es que desde que probó las mieles de esa pasión, su libido aumentó a tal grado que quería sexo a cada momento.
Si Antares se lo había dado, ahora era su turno de tomar ese lugar.
Se escabulló hasta su casa, ya conocía su casa a la perfección.
Entró por la ventana que Antares deja abierta en la cocina y sin hacer tanto ruido se fue directo a su habitación.
Tomó con cautela la perilla y la abrió lentamente, se dio cuenta que Antares estaba profundamente dormido.
Y que mejor situación como esta, Milo hizo con él lo que quiso y ahora era su turno.
Cerró la puerta sin hacer mucho ruido, así profundamente dormido podría llevar a cabo su plan.
Lentamente se acercó hasta su cama, incluso hasta dormido era perfecto el condenado, su rostro relajado daba la sensación que quizá no hace desastres, sus cabellos cerúleos se colaban por su cara y esas pestañas lo hacían verse como un tierno e inocente hombre que no hace nada malo.
Poco a poco quitó el edredón con el que se encontraba cobijado Antares, Camus no se esperaba lo que veía en esos momentos.
Milo tiene la costumbre de dormir sin ropa.
Otro punto a su favor, claro que si.
Con la punta de sus dedos fue recorriendo esa piel acanelada, empezando en sus piernas y subiendo hasta su ingle.
Aunque Milo estuviera profundamente dormido, su cuerpo comenzaba a reaccionar inconscientemente, su falo comenzó a levantarse y a ponerse duro.
Milo simplemente se removió en el colchón y siguió durmiendo, Camus llevó su mano diestra a su miembro y comenzó a masajearlo, le gustaba como se sentía tan suave, después se lo llevó a su boca probando por primera vez ese líquido transparente que lo comenzaba a cubrir.
Pasó la punta de su lengua disfrutando de ese trozo como nunca lo había hecho.
Dirigió su mirada a Milo pero seguía profundamente dormido.
Entonces fue cuando decidió acomodarse entre las piernas de Antares, levantó un poco su cadera y ahí estaba ese punto donde ahora tendría la oportunidad de probar ese lugar.
Sonrió con un toque de malicia, se desabrochó su pantalón y liberó su falo, le dolía al estar dentro de su ropa interior, pero ese sufrimiento se acabaría de una vez.
Sacó la botellita de lubricante y dejó caer un poco en la punta de su miembro, procuró cubrirlo totalmente.
Abrió un poco más las piernas de Milo, dejó escapar una risa maliciosa y lentamente fue penetrando el interior de Antares.
Era evidente que esa intromisión despertaría a Milo, de manera repentino abrió sus ojos y esperó un poco para ver con claridad lo que pasaba.
- ¡Pero qué...! - Exclamó aún adormilado - ¿Camus?
- Sorpresa Milo - Ahora era el turno de burlarse.
Milo intentó levantarse pero Camus tomó sus manos para que no pusiera resistencia, después se acercó un poco para susurrar cerca de su rostro sin quitarle esa mirada fría e intimidante.
- Hiciste de mi todo lo que deseaste... Ahora es mi turno.
Milo estuvo por decirle algo pero Camus no se lo permitió, se acercó para poder besar sus labios de manera desesperada, su lengua se adentraba a su boca arrancando gemidos por parte de Antares.
Comenzó a mover su cadera de manera repentina sintiendo como el interior de Antares lo envolvía de manera deliciosa, porqué en cada estocada, Milo contraía sus paredes y esto volvía loco a Camus.
Quizá el galo tuvo la iniciativa pero aún así Milo tenía siempre un truco bajo la manga.
- ¡Oh Milo...!
- No nací ayer Acuario... - Se burló cuando Camus cerraba sus párpados para seguir penetrando - Te daré el gusto esta noche pero verás que aún me falta mucho por mostrarte.
Milo tomó la mano de Acuario, la colocó sobre su miembro para que lo masturbara también.
Lo bueno de todo esto es que Camus era inexperto en ese terreno pero Milo se encargaría de hacerlo a su modo.
En ese momento Camus apretó el falo de Milo, cuando sintió llegar a su máximo punto llenando su interior completamente.
Antares terminó manchando toda la mano del galo.
Camus estuvo por levantarse para irse de ese lugar después de lograr su cometido pero Milo logró tomarlo de las manos y lo atrajo a su cuerpo.
- ¿A donde con tanta prisa primor?
Camus sintió como sus piernas se debilitaban ante la mirada de Antares - No me has llamado, por eso quise venir por cuenta propia.
Milo chasqueó la lengua molesto, así era, no había podido ir a visitar a Camus porqué aún no encontraba el momento preciso para pedirle que fueran algo más. Sin embargo estos días se había mantenido ausente por el hecho de que tenía una sorpresa para él.
Soltó a Camus y se dirigió a su mueble, abrió el cajón y sacó un sobre.
- Esta es la razón por la cual estuve ausente.
Camus la tomó, abrió el sobre y sacó su contenido.
Se quedó sorprendido al darse cuenta que eran unos boletos para irse de viaje.
- Milo...
- Después de regresar de mi seminario decidí llevarte de vacaciones, aunque creo que ya no es sorpresa, tenía pensado irte a ver en la mañana.
Camus dejó esos boletos sobre el mueble y dejó que Milo lo envolviera en sus brazos una vez más.
Antares era lo que le faltaba en su vida.
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