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Día 16 Blackmail (Milo x Camus)

(Lo que todos esperaban, el capítulo que complementa a Locura Secreta)

Había transcurrido un mes desde aquella noche con Antares.
Fue un total idiota al dejarse llevar con él, su ideología, su reputación se había ido al carajo.
Él siendo un hombre respetado y totalmente heterosexual, terminó cediendo a ese sujeto.

Las cosas con Natassia habían caído de mal en peor. Se había dado cuenta de lo que aquella mujer lo estuvo engañando frente a sus ojos.
El mentado padre de la iglesia le daba sus bendiciones por ser una mujer llena de pecados con su familia al tener un hijo homosexual.
Claro que el señor Kido tenía que meter su nariz donde nadie lo llamaba y engañó a la mujer con el poder de su lugar en la iglesia.

Camus enfureció mandando a Natassia lejos de la casa, Hyoga al ver que había problemas no tuvo más remedio que irse a vivir con Shun. Ya no estaba dispuesto a seguir tolerando a sus padres.

Y fue así como Camus terminó solo en su casa, no acudía a trabajar como antes, su dinero se lo gastaba en botellas de alcohol.

Sin embargo aquella ocasión no se esperaba tener una visita inesperada.
Cuando escuchó el sonido del timbre se levantó muy a su pesar de la silla y se acercó a la puerta para poder ver de quien se trataba.

Cuando abrió la puerta se dio cuenta que era aquel mismo psicólogo con el que terminó cediendo sim entender porqué.

- Vaya, vaya señor Acuario estás más jodido de lo que ya estabas.

Y ahí estaba esa sonrisa coqueta que lo había hecho ceder, tal parecía que disfrutaba de aquel mal momento que pasaba.

- Si viniste solo para molestar más vale que te vayas. Ya tuviste lo que querías ahora vete o  denuncio que tienes encuentros sexuales con tus pacientes.

Esto lo dijo con un tono de molestia, se le hizo poco profesional que Antares usara esa técnica para cambiar a los pacientes de parecer.

- Camus - Sonrió con malicia, después se adentró a su casa - Si vine es porque me encontré a Hyoga en la calle, mencionó que su padre era un alcohólico sin sentido.

- No necesito de tus ayudas, la última vez me hiciste... - Se quedó callado en esos momentos.

- ¿Ceder? - Respondió con malicia mientras Camus cerraba la puerta.

- ¡Si! Y tu eres el culpable de eso - Exclamó Camus con desesperación.

- Si el hecho de haber tenido un encuentro contigo hubiera sido un simple error... No me hubieras dejado pasar a tu morada ¿No es así? - Milo ya había conocido un poco más a Camus y sabía como hacerlo perder la cordura.

- No voy a caer... Iré a denunciarte.

Antares no pudo evitar soltar una sonrisa con malicia - Camus... Si quisiera haberte usado lo hubiera hecho y no estaría aquí frente a ti tratando de ayudarte. Además - Milo tomó sus manos y lo acorraló en la pared más cercana.

- Milo.

- ¿Qué irás a decir frente a las autoridades? ¿Qué sucumbiste ante mis caricias - Se acercó a su rostro colando su rodilla en su entrepierna - ¿Qué te tenía en la gloria? ¿Acaso irás a decir cuantas veces gemiste y gritaste mi nombre?

Y ahí estaba de nuevo, por alguna extraña razón Milo lo hacía ceder y no sabía porqué. Ya no era un total heterosexual, le molestaba pero le gustaba, vaya confusión.

- Milo, yo...

- Dejemos las palabras para después Camus - Susurró cerca de sus labios - Me deseas desde lo más profundo de tu ser y yo también.

Camus alzó levemente su cabeza y lo llevó para atrás al sentir el cálido aliento de Milo rozar en su cuello.
Su respiración así de cerca lo hacía estremecer.

- Muero por tenerte de nuevo.

Cerca de ellos, la  pared tenía un espejo grande, Milo lo llevó hasta quedar frente a espejo y lo giró para que el galo pudiera ver su reflejo.
Lo tomó de su mentón y lo obligó a verse en el espejo.

- Eres una delicia Camus.

El galo podía ver como sus prendas lentamente caían en el suelo mientras Milo repartía besos en todo su cuello y su hombro.

- Yo...

- Sé que quieres esto Camus - Con una sonrisa burlona, Milo tomó la mano del contrario y lo llevó a su crecido bulto entre sus piernas.

Camus de manera inmediata se sobresaltó al sentir con sus manos lo duro que se sentía el miembro de Milo debajo de sus jeans.

- De mi cama jamás saldrás Camus.

- Milo... - Se le escapó en un gemido.

En ese momento fue Camus quien tomó la iniciativa, se giró para tomar a Milo de aquella camisa roja, que tanto le había gustado como hacía juego con su cabello azul cerúleo.
Hasta eso le encantó de Antares, era tan perfecto el condenado.

Ambos terminaron en el suelo, Camus quedo sobre el cuerpo de Milo.
En ese momento Antares colocó sus manos sobre la cintura del contrario y lo acercó más a él.

Camus besaba a Milo de manera desenfrenada, había negado totalmente caer en lo mismo como su hijo y ahora entendía de todos aquellos placer que había reprimido en todo este tiempo.

Aquellos dedos bajaban hasta sus nalgas, le dio un ligero apretón que hizo estremecer al galo.

- Milo...







Después de lo ocurrido con su esposo, Natassia necesitaba ir a la casa para que de una vez por todas Camus firmara los papeles de divorcio.
Para fortuna de ella aún conservaba las llaves de su hogar.
Mientras abría la puerta escuchó ruidos muy comprometedores.

Cuando tomó la perilla de la puerta, ahí estaba su esposo... Con alguien más.

Lo que veía hizo que retrocediera con molestia, su ex esposo había caído en el mismo pecado como su hijo.

El galo se encontraba en cuatro mientras Milo subía de intensidad aquellas embestidas, tomó el cabello largo esmeralda de Camus y lo jaló un poco hacía atrás.
Sonrió con malicia cuando miró a esa mujer en la puerta, esa debe de ser Natassia, sostenía en sus manos  un rosario.

Milo aprovechó esa visita inesperada para dejar algo en claro.
Sin quitarle la mirada intimidante a Natassia cuestionó al galo.

- Vamos Camus... ¿A quién le perteneces?

El galo quien mantenía los párpados cerrados  a causa del placer que Milo le brindaba gritó:

- A ti Milo... Soy todo tuyo.

En ese momento Natassia salió corriendo de la casa, su familia se había vuelto pecadora según ella.
Aquel sujeto de cabellera alborotada cerúlea sin duda era la causa de que su hijo y su esposo cayeran en el pecado.

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