Intentar controlar su carácter era muy difícil, por más que intentaba darle un buen servicio a ese caballero de cabellos azules y tez blanca, se negaba rotundamente.

Aspros le dijo que se llamaba; era lo malo de su trabajo, tener que lidiar con sujetos impertinentes, altaneros y engreídos como ese cliente que se encontraba recargado en la barra del bar.

- Disculpe joven pero en unos diez minutos aproximadamente tengo que cerrar el bar - Interrumpió el castaño tocando levemente su brazo.

Aspros levantó su mirada de mala gana y le contestó.

- Si tanto quieres que me vaya tendrás que sacarme.

Sísifo se llevó una mano a su rostro, era el cliente que más se quejaba, le gustaba mandar y hacer menos a los demás.

- Joven, no me haga esto más difícil, de verdad quiero hacer esto por las buenas.

Aspros no le respondió nada, tomó su tarro de cerveza y se aventó al rostro del castaño.

- Si tanto quieres me tendrás que sacar de aquí imbécil.

Sísifo por más que intentaba mantener la postura, llegaba un momento en el cual aquella paciencia terminaba desbordada.
Aprovechó que el penúltimo cliente se había ido desde hace unos minutos atrás.
Se quitó su uniforme de bar tender quedando únicamente con su pantalón y lo restante lo aventó al suelo.

Después se pasó a retirar de la barra para que de una vez por todas enfrentara a ese cliente pesado.

- ¡A quien llamaste imbécil! - Sísifo tomó de la camisa a Aspros sin quitarle la mirada que parecía que con un simple parpadeo lo matara.

- Lo que oíste hijo de pu...

Aspros ni siquiera terminó de hablar, en ese momento Sísifo lo acorraló en la pared más cercana.
Estaba muy ebrio, pero por lo menos metería mano en sus bolsillos buscaría su billetera para tomar parte de lo que había consumido.

Sin embargo no pensó en lo que sucedería después, estar pasando sus manos sobre el cuerpo de su cliente impertinente, jamás se imaginó que ahora sería su tortura porqué mientras recorría con sus dedos su cuerpo, el bulto que tenía entre sus piernas empezaba a reaccionar.

- Paga tus deudas borracho impertinente.

Aspros sonrió con sarcarsmo al ver que el castaño inútilmente buscaba sin exíto su billetera.

- Si hubiera querido pagarte lo hubiera hecho desde un principio ¿No crees? - Se burló el caballero de cabellos azules sin dejar de mirarlo.

- Maldito - Se quejó molesto Sísifo murmurando.

En ese preciso momento el castaño había perdido totalmente la paciencia.
Aquella pálida piel lo incitaban a querer tocarlo, se perdió en la mirada del contrario, ahora que podía verlo más de cerca sus instintos pedían a grito otra cosa más.

- Desde que llegué no me quitaste la mirada de encima.

- Te estuve observando para que no te fueras a escapar sin pagarme.

Aspros dejó escapar una sonrisa con un toque de burla y altanería. Ese tipo no lo haría doblegar por más que intentara intimidarlo.

- No soy tan fácil de manejar... - Entre cerró sus ojos esperando que el contrario le dijera su nombre.

- Me llamo Sísifo y si claro que podré contigo porqué quiero, porqué puedo y por qué se me pega la regalada gana.

En ese sentido Sísifo era muy decidido con sus acciones, por fuera podría parecer un tierno caballero con una sonrisa reconfortante como el amanecer.
Sin embargo siempre  mantiene su otro yo muy en el fondo de su ser.
Aquel apasionado, decidido y seguro de si mismo y Aspros no se iría tan fácil de ese lugar sin pagar.

- Eres despreciable -  Susurró Aspros sintiendo la pierna del castaño colarse entre las suyas.

- Despreciable pero después pedirás más.

En ese momento Sísifo se acercó para besarlo, cosa que el contrario no se negó. El efecto del alcohol y aquel torrente de sensaciones recorrer su cuerpo lo estaban haciendo ceder a querer más.

- Buen chico - Murmuró Sísifo entre ese beso.

Aunque lo que Sísifo esperaba era ver las reacciones de Aspros, sin embargo se sorprendió al darse cuenta que aquel sexy y ardiente hombre de cabellos azules estaba reaccionando porqué llevó sus manos a la espalda del castaño lentamente.

Ante esto Sísifo no perdió la oportunidad, tomó al contrario de la cintura y lo fue guiando hasta una de las mesas del bar.
Al menos ya estaban solos, nadie interrumpiría ese momento.

- Muero por venirme dentro de ti - Murmuró Sísifo pasando sus manos por todo su cuerpo; poco a poco la ropa de ambos terminó en el suelo a lado de la mesa.

Aspros lo tomó de los cabellos y lo llevó cerca de su rostro - Pues a mi me parece que tienes una boquita  muy talentosa para correrse.

Sin dejar que Sísifo respondiera algo lo llevó a la altura de su cintura para que pudiera hacerle un oral. No paraba de gritar su nombre incitando que no se detuviera.

En unos momentos más Aspros dejó toda boca llena de ese viscoso elixir en la boca del castaño.

Sísifo disfrutó de ese cálido y viscoso semen, se limpió la boca con su antebrazo y rápidamente tomó a Aspros de la cintura para dar el paso siguiente.

- Ahora es mi turno jugar... Quiero venirme dentro de ti.

Tomó un poco del semen que aún goteaba del falo de Aspros, jugó por unos instantes con eso entre sus dedos y después lo llevó hasta la entrada del contrario para comenzar a dilatarlo.

- ¡Oh Sísifo tus dedos se sienten bien dentro de mi!

- Me enciende todo esto - Rápidamente Sísifo tomó su miembro el cual estaba totalmente cubierto de una capa viscosa transparente, fue fácil meterlo.
El interior de Aspros era cálido y le gustaba como lo envolvían esas estrechas paredes.

- Puedo sentir tus espasmos.

Aspros llevó sus brazos al cuello del contrario, el movimiento se volvía más intenso y eso lo disfrutaban los dos.

- Sigue...  Dale más duro.

Ambos ya no tenían razón en sus palabras, al contrario lo disfrutaban cada vez más.
Nuevamente se unian en otro beso más, ambos estaban cubiertos de sudor, el bar se inundaba con sus jadeos, gemidos y gritos.

- ¡Te la dejaré ir toda hasta el fondo!

Gritó el castaño liberándose en el interior del contrario.
Mientras regulaban sus respiraciones, Aspros lo tomó del cuello y se acercó a su oído aún con la voz excitada.

- Vamos hacerlo de nuevo... Y esta vez tomaré yo tu lugar.

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