Capítulo extra de "Sensaciones"

Se sintió un poco apenado después de aquella plática incómoda con Milo.
¿Cómo se le había ocurrido decirle a su amigo de trabajo del centro de masajes que también tenía lo suyo?
Así era la situación, de tan solo recordarlo le causaba gracia.

Flashback:

Era el aniversario de Kanon y Camus dos años para ser exactos celebrarían de ser una bella pareja de novios, el joven de cabellos esmeralda tenía planeado terminar aquella cena con un encuentro muy candente con su pareja.

Kanon lo citó en su casa para que los dos pudieran tener una cena romántica y de eso se encargaría totalmente.
Ese día Kanon salió temprano de su trabajo para poder preparar una buena lasagna de camarones junto con un buen vino que su amigo Shura le había obsequiado de su natal España.

Aunque no se esperaba que ese mismo día llegaría su hermano gemelo para quedarse a vivir con él por tiempo indefinido.

- No pienso interferir en tu cena hermano, estaré en tu habitación por si necesitas algo.

Saga tomó su maleta y comenzó a subir por las escaleras para ir a la recámara de su gemelo menor.

- ¡No vayas a romper algo... Iré por el obsequio de mi Camus!

Aunque estas palabras no las escuchó del todo Saga.
Sin darle mucha importancia subió a la recámara de su gemelo menor, dejó su maleta en el suelo y se acostó un rato para poder descansar de su exhausto viaje.

Ese mismo día Camus pidió permiso para salir temprano, no le avisó a Kanon y prefirió dirigirse a su casa para llegar de sorpresa.

Cuando estuvo frente a la casa de su pareja, se dio cuenta que la puerta se encontraba entreabierta.
Simplemente se le hizo fácil  entrar sin avisar, después de todo se sentía con la confianza por ser el hogar de su novio.

Miró que en la cocina estaba la mesa preparada, sin embargo por más que buscó a Kanon no lo encontró.
Dedujo que quizá se hallaba en su recámara y si así era el caso llegaría de sorpresa para tener un buen aniversario con él.

Al llegar a su recámara, abrió lentamente la puerta; no tuvo la delicadeza de encender la luz, notó un bulto sobre el colchón y con pasos sigilosos se fue acercando.

Sin hacer mucho ruido se fue subiendo al cuerpo del quien pensaba que era su pareja, no notó nada malo en él, era el mismo tipo de cabello, la misma complexión... Él llegaría con aquella sorpresa.

- ¿Pero qué...?

Saga no tuvo tiempo de reaccionar, solo sintió unos suaves labios posarse en los suyos.
Camus tomó las manos del contrario y las llevó a su cintura para que pudiera tomarlo como muchas veces lo había hecho.

- Es... Espera...

Intentó responder Saga, pero en ese momento la luz de la habitación se encendió, Camus se levantó rápidamente de la cama asustado por el momento; en el marco de la puerta estaba Kanon recargado mirando a los dos.

- Creo que llegué justo a tiempo.

- Pero... - Camus comenzó  a sentirse nervioso - ¡No eres tú el de la cama!

- Yo ni siquiera lo conozco - Se defendió Saga levantándose del colchón para ver que pasaba. Estaba confundido, primero llega y se acuesta para no interferir y resulta ser que lo besaban.

Kanon escuchó las palabras de Camus, le explico lo sucedido y también el gemelo menor se sentía culpable porqué jamás se lo había presentado.
Para olvidar ese mal rato, Kanon se llevó a los dos a la cocina para cenar como si nada malo hubiera sucedido.

Aunque al pasar el tiempo, el vino y el alcohol ya había hecho su trabajo.
Una sensación de calor inundaba sus cuerpos, Saga comenzó a desatarse la corbata de su camisa y el gemelo menor se fue retirando su suéter que llevaba puesto. 

Camus los observaba fascinado porqué jodidamente eran iguales, no pudo evitar morderse el labio al verlos.
Kanon lo miró de reojo, sabía que sin duda tenía ganas de tener algo íntimo en esos momentos, pero estaba su hermano también.

- ¿Camus?

- ¿Si? - Respondió el galo sin quitarle la vista de su cuñado.

Kanon se levantó de la silla, recogió las cosas que tenía sobre la mesa, con pasos firmes se acercó a su pareja, lo tomó de las manos y se colocó frente a Saga.

- ¿Te gusta Camus? - Sonrió con malicia pegando aún más a su cuerpo al galo, pasando sus manos por todo su cuerpo.

- Sí - Dejó escapar un gemido al sentir las caricias de Kanon.

Saga en ese momento se levantó para retirarse pero fue su gemelo menor quien lo detuvo.

- Vamos... No me vas a negar que no quieres estar con nosotros.

El gemelo mayor entendió las palabras de su hermano, se fue quitando desesperadamente su camisa dejando ver su torso desnudo.
Se colocó detrás de Camus, hizo a un lado su cabello esmeralda y comenzó a repartir besos en su cuello.

Kanon al tener de frente a su pareja le fue retirando sus prendas sin dejar de pasar sus manos por su cuerpo de manera descarada.

Camus cerró sus párpados dejándose llevar   por aquellos gemelos, que eran exactamente iguales pero siempre había sido su mayor fantasía... Un trío y eso Kanon lo sabía a la perfección y quien mejor que su hermano mayor, es de confiar y sobre todo hasta donde sabía era soltero.

El gemelo menor se apropió de la boca de su pareja, ante todas las caricias que los dos le daban, Camus se sentía en el cielo.

Lo llevaron sobre la mesa acostado boca arriba, Kanon se bajó su pantalón, tomó su miembro erecto y lo llevó hasta ese cálido lugar que siempre lo envolvía con sus estrechas paredes.

Saga también se retiró sus prendas restantes, la dejó en el suelo, tomó su falo y lo llevó directamente a la boca del francés.

Camus con su mano derecha se ayudaba para darle placer a Saga tocando sus testículos y con su mano izquierda la llevó a su miembro para estimularse él solo.
Era una total locura, su máximo deseo se estaba haciendo realidad.
Uno invadiendo su interior con movimientos repentinos, el otro llenando su boca con ese falo, le gustaba tener toda la total atención de los dos.

Aquel sitio se había llenado de gemidos, gritos y ruidos por la fricción de esos cuerpos aperlados por el momento.
Saga sintió que estaba en el momento de liberarse, rápidamente lo sacó para dejar toda su esencia blanquecina en el rostro del galo.

Al ver esa escena erótica, Kanon sintió llegar a su máximo, sacó su falo y rápidamente se acercó para dejarle caer hasta la última gota al cuerpo de su pareja.

Cuando sintió Camus todo ese elixir caliente sobre su piel llegó el momento en el que se liberó totalmente.
Con la respiración agitada tomó un poco de semen que tenía en su cuerpo y con su dedo lo llevó hasta su boca sin dejar de mirar a sus dos cómplices con un rostro total de satisfacción.

Su aniversario salió mejor de lo que esperaba.

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