Se encontraba frente al espejo mirando que todas sus prendas lucieran perfectas. Esta noche tenía una cita especial con su pareja.
Thetis era el nombre de la hermosa dama con la que había acordado una cita después de interactuar con ella en una página de citas.

Sin embargo desde hace días atrás uno de sus vecinos que vive justamente del otro lado de la calle ha intentado inútilmente de cortejarlo.
Kanon siempre le respondía al joven de cabellos plateados que simplemente no era de su tipo.

Y así lo ignoraba día tras día.

Pero esta noche Kanon no llegaría a su cita, ya lo había planeado todo a la perfección.
Si Kanon no lo quería a las buenas...

Entonces lo tendría a su manera.

Cuando el gemelo menor salió de su casa, con mucho sigilo Minos le seguía los pasos.
Para su buena fortuna nadie más pasaba a esas horas en la calle, rápidamente lo interceptó y le colocó un paño sobre su boca.

- ¿A donde tan elegante hermoso?

Cuando Kanon escuchó aquella voz cerca de su oído no pudo evitar estremecerse, una corriente recorría su cuerpo y le erizaba la piel.

Solo una persona se le vino a la mente en ese momento.
Minos, quien mas sería.

- Tengo una sorpresa para ti.

En ese momento Kanon solo pudo cerrar sus párpados, aquel olor desagradable lo había hecho perder la conciencia.

Al paso de unos largos treinta minutos, Kanon lentamente abría los párpados. Se sentía muy extraño, levemente sus ojos se fueron acostumbrando a la luz artificial.
Grande fue su sorpresa al darse cuenta de la situación en la que se encontraba.

Sus manos estaban atadas a una cuerda que colgaba del techo, las cuerdas pasaban por su entre pierna, estaba totalmente inmóvil y además de ello suspendido en el aire.

- ¿Pero qué? - Exclamó asustado al verse de esa forma, desnudo y atado sin poder moverse.

- Veo que ya despertaste.

Aquella voz se fue haciendo cada vez más cercana, Kanon podía sentir un escalofrío recorrer su cuerpo completamente.

- Minos - Respondió con desdén.

- Kanon... Esta noche será inolvidable.

- ¡Ni pienses que voy a caer en tus chantajes Minos! ¡Bájame de aquí! - Gritó desesperado intentando moverse pero no podía.

Aquellos amarres favorecían la figura del cuerpo del gemelo menor resaltando sus partes íntimas marcando exageradamente su  cintura de manera erótica.
Cada nudo estaba precisamente en algunos puntos para estimularlo y aumentar la energía sexual.

- Piensas que esto es una locura pero no es así - Susurró Minos acercándose a Kanon, tomó una rosa de las que tenía sobre la mesa.

- Estás demente, si piensas que así cederé ante ti estás...

Kanon en ese momento comenzó a experimentar una sensación única y diferente.
Se había quedado sin palabras cuando sintió el roce de aquellos pétalos de la flor en su entrepierna.
Al instante los vellos de su piel se erizaron, de manera inconsciente cerró sus ojos.

- Te dije que no es una locura - Sonrió ladino al ver al contrario disfrutar de lo que apenas comenzaba.

- Minos... Llegaré tarde a mi cita.

El joven de cabellos plateados miró su reloj de mano y se rió con malicia.

- A estas alturas ya no llegaste, pero mejor disfruta lo que sigue porqué no sabes como me vuelves loco - Se acercó a su rostro, lo tomó de su mentón y le robó un beso. Al principio Kanon se negaba pero aquella sensación era muy sensacional para no disfrutar.

Abrió un poco más sus labios y aquel beso se volvió más profundo.
La presión de las cuerdas sobre sus zonas sensibles y erógenas lo estaban haciendo sentirse indefenso pero también relajado y confiado.

Levemente se fueron separando de aquel beso, Minos se colocó frente a la mirada atónita de Kanon quien lo observaba con un toque de curiosidad por querer saber qué más pasaría.

De manera tortuosa para el gemelo menor, Minos se retiró su camisa dejando ver su tonificado y escultural cuerpo acompañado de esos largos cabellos plateados caer como cascada detrás de su espalda.

De manera inconsciente Kanon se mordió el labio inferior ¿Cómo no se había dado cuenta antes que tenía a un vecino jodidamente guapo, sexy y sobre todo atento con él. Si estos últimos días ha querido invitarlo  a salir y Kanon siempre se negaba.

- Ahora disfruta de lo que viene.

En ese momento Minos sacó un vibrador, lo encendió, se abrió paso entre las piernas del gemelo menor que se encontraban suspendidas en el aire y colocó aquel vibrador en su entrada.
Acto seguido Kanon sintió como aquellas vibraciones lo estaban incitando a querer más.

Entre aquel estímulo Minos aprovechó para acercarse y delinear con la punta de su lengua uno de sus pezones.
Para el gemelo menor eso era el mismo cielo, solo quería una cosa, que Minos siguiera en esa labor.

- Te dije que lo disfrutarías.

Minos tomó el miembro de Kanon y comenzó a estimularlo, se le podía ver una capa transparente cubrir la punta.

- ¡Minos!

Echó su cabeza para atrás, al principio comenzaba a masajearlo y de pronto sintió como su falo era envuelto en una calidez húmeda que jugaba con las distintas sensaciones de su cuerpo.
Aún aquel vibrador seguía en su entrada, maldecía estar atado porqué el gemelo menor también desearía tomar un poco el control.

- Se viene la parte divertida - Susurró Minos con un toque de malicia mirando a los ojos a Kanon.

Su cuerpo se estaba cubriendo de una capa de sudor, sus cabellos azules de adherían en su rostro y sumando a ello aquellos ojos que reflejaban más deseo por seguir cayendo en las redes de Minos.

Minos sonrió con malicia, dejó en el suelo aquel vibrador, se incorporó completamente y frente a la mirada de Kanon se fue retirando su pantalón seguido de su ropa interior.
El gemelo menor se quedó asombrado al ver aquel palpitante falo completamente despierto y listo para entrar en su interior.

- Disfruta de lo que sigue.

El joven de cabellos plateados se colocó detrás de Kanon, tomó su falo y lo guió hasta ese estrecho lugar que ansiaba tenerlo dentro después de aquella sesión de vibrador en su entrada.

- ¡Oh Kanon! Aprietas delicioso.

Era un mar de sensaciones para el gemelo menor, cerraba sus párpados mientras disfrutaba cada labor de Minos.
Después de todo encontró en aquel vecino que lo acosaba constantemente lo que buscaba en una relación.
Alguien abierto a todo lo que se les pueda ocurrir sin pudor.

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