2 de octubre/ Crossdresing/Otayuri
La niña de las flores, la linda y tierna vendedora de flores. Otabek, tenía un Crush, por esa linda chica rubia desde hace un par de años.
La conoció cuando salía del teatro acompañado de su amiga Mila. Ambos habían ido a ver, más bien escuchar un recital de Piano.
─Una flor, para su novia, Una rosa roja, de amor eterno, una orquídea rosa de amor...
─Es una amiga.
Sonrió Otabek. La pelirroja hizo un puchero.
─Ni que te quisiera de pareja Tontabek.
Dijo algo ofendida.
─Una rosa amarilla, para la amistad.
A Otabek, le pareció tan linda, la pequeña vendedora, que compro la rosa y se la dio a Mila.
Desde entonces, tomo como habito comprar una flor a la chiquilla, cada que salía del teatro y eso era muy a menudo, no sólo porque gustaba de las puestas en escena, los conciertos y demás presentaciones, si no que él, era el compositor de la música en muchas de las obras, por lo cual siempre tenía cortesías, a veces iba con Mila, otras con Leo, o con JJ, o los tres, ellos eran sus mejores amigos de siempre y los tres, ya sabían de su Crush, con la chica de las flores.
─Cómprale una docena de sus rosas rojas y después regálaselo a ella.
Sugirió románticamente Mila.
─No, dile que la invitas al próximo evento, creo que sería chido que, por una vez, ella viera la función, en vez de estar afuera vendiendo flores, congelándose el trasero.
─Sugirió Leo.
─Decláratele ya al Otabek Stile.
Dijo JJ.
Pero él no se atrevía más que sólo a mirarla de lejos y comprarle flores cada vez.
Yuri odiaba su maldita pobreza, odiaba el frio de Rusia y odiaba la gente fifí, que acudía al teatro todas las noches, engalanados, lujosos, calientitos, mientras que él, estaba allí vendiendo sus flores.
Llevaba años como vendedor de flores, lo hacía desde niño para ganarse el sustento. Su abuelito le enseño todo sobre las flores y las cultivaba y vendía con él, pero ya muy anciano Nikolai, poco podía hacer. Noto que casi nadie compraba flores a un chico, pero la gente, en cambio solía comprarles más a las niñas lindas, así que aprovechando su apariencia andrógina, comenzó a travestirse, un vestido sencillo, pues no podía permitirse más, una trenza y unas florecillas entretejidas en ellas, y una falsa sonrisa y ¡Voila!, al fin tenía clientela. En especial ese sensual moreno que le robaba el aliento. El tipo era tan guapo, tan gentil. Le gustaba. ¿Qué pensaría tan sensual hombre, si una vez descubría que era un chico? Bueno, no tuvo que preguntárselo por mucho tiempo.
La siguiente noche, el hombre le compro una docena de sus mejores rosas y se las devolvió, diciéndole un "para ti" con un tono tan sensual, que sintió que se le dilato el... Bueno ya saben él que. También le entrego un boleto.
─Es para mañana, hay una obra de teatro y... Bueno yo compuse los arreglos musicales y me gustaría que me acompañases a ver la obra. Por favor.
─Pe... Pero yo, no puedo. Tengo que trabajar, las flores... Debo venderlas
─Comprare todas tus flores, las de hoy, las de mañana, Sólo déjame un par de horas en tu compañía.
─ ¿Por qué?
─Me gustas.
Lo dijo así tal cual, directo. Ese era el Otabek Stile. Nada de irse por las ramas, de rodeos o romanticismos, no iban con él.
─No.
─No te hare daño, vamos no voy a propasarme, ni nada, sólo quiero que me acompañes en una obra, seguro te gustara y...
─No, mira yo...Te estas confundiendo ok, sé que parezco una niña. Pero no, soy un chico.
─Está bien, no tienes que llegar a tanto para rechazarme.
Dijo el moreno y se dio la media vuelta. Yuri pensó, que debía sólo dejarlo irse y ya, pero algo dentro de él quería saber, quería...
─ ¡Espera!
Cuando él se dio vuelta de un movimiento veloz tomo la mano morena y la condujo hasta su entrepierna haciendo que lo notara, Otabek abrió mucho, los achinados ojos al sentirlo. ¡No podía creérselo! En serio...
─Me visto como niña porque vendo más flores así, pocos le compran flores a un chico.
─Yo...
─Bueno, ya puedes dejar de tocarme.
Hacia un rato que Yuri, había quitado su mano de encima de la del kazajo, pero este seguía masajeando la zona, apretando la ya incipiente erección en el chico ante el contacto.
─No sabía por qué me parecía tan linda la niña de las flores, no lo entendía cuando usualmente a mí me gustan los chicos, sólo quería ver si era una ilusión, un cambio, o que, sólo quería una cita y ver por qué te habías vuelto mi Crush, pero ahora todo tiene sentido.
─ ¿Te gustan los chicos?
─ Y tengo un pequeño kink, con el crosdresing.
─Oh vaya, ejem...Tu mano sigue allí.
─No la has apartado, entonces...
─Compra todas las putas flores, saldré contigo mañana y después...Bueno, veamos a dónde llegamos.
─Perfecto y ¿cómo se llama mi cita?
El rubio se echó a reír.
─No paras de sobarme la entrepierna y ni mi nombre sabes, Otabek. Al menos yo sí, que me sé el tuyo. Soy Yuri, Yuri Plisetsky, bien suéltame o te doy un arañazo, ya te estás pasando.
Finalmente, el moreno le soltó.
─Lo disfrutaste igual, nos vemos mañana, Oh hay alguna flor para decir, ¿me gustas mucho y quiero hacértelo? Si las hay, trae de esas mañana, te las compraré todas.
─Vale, traeré una gran cantidad, soy pobre y me hace falta una buena venta de flores, tontabek, de flores...No, no me mires así, esa florecita no la vendo.
─No la compraría, esa florecita no la compraré. Así que chiste, el amor no se compra, voy a ganármela.
Le dedico una sensual sonrisa que sonrojo al rubio. Algo le decía que sí iba a ganarse esa flor.
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