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19 de octubre/19dysHetianxMo/Handjob


He Tian suspiro hastiado. Odiaba muchas cosas de su vida. De caras para fuera todos lo consideraban afortunado y le envidiaban. Era guapo, era fuerte, era rico, era inteligente.

No era feliz.

No era libre.

No tenía bellos recuerdos.

No tenía amor.

No tenía a nadie.

He Tian, aún no sabía si podía o no confiar en su hermano. Los recuerdos con él, eran demasiado ambivalentes. A veces parecía que era el único que en verdad los amaba y se preocupaba por él. Su familia. Pero otras veces parecía que lo que fuera que sintiese por él, palidecía ante las órdenes y la lealtad, que debía a su padre. Se sentía traicionado por su hermano.

Odiaba la miarda en la cual estaba su familia. Ser el hijo de un jefe de la triada, apestaba. Lo tenían de cruel, de sádico e insensible, pero sólo él sabía cómo realmente era. Corrección. Ni él mismo sabía cómo realmente era.

Por eso cuando conoció a Jian yi, alias Juancho, de inmediato formo una extraña amistad con él. Aquel chico tan jovial y alegre, era refrescante. Además de que su padre, también estaba en cosas turbias.

Tuvo un pequeño crush con él, pero el chico, sólo tenía ojos para su inseparable amigo Xiang Zhen Xi, alias Xixi.

Formo una amistad trivial con ellos. Le agradaban. Pero no se metía en la relación de ese par y no tenía la plena confianza, de llamarlos amigos verdaderos. No es como si fueran hermanos, pero casi, a veces Jian yi, actuaba como si en verdad, fuese su pequeño hermano. Y después conoció a ese mentecato pelirrojo.

Sonrió al pensar en Mo Guan. Aquel chico rebelde, peleonero, caprichoso e increíblemente tsundere.

Al principio no le agrado del todo. Quería meterse con él. Molestarlo, hacerle bulling, ¿por qué no? Pero poco a poco su deseo de intimidarlo cambio, de pronto quiso sólo mantenerse a su lado y disfrutaba de molestarlo, pero no en la misma forma que al principio. Y cuando probó su comida.

¡Oh!, por los inmortales de la cumbre Bai Zhan, él estaba loco por ese sabor.

No iba a decírselo tal cual. Pero se las ingenió para que fuera su cocinero personal. Se aprovechó de la necesidad económica del chico y se aprovechó, para obtener sabor, comida casera y el placer de fregar al chico.

Lo molesto de una y mil formas, pero la cosa cambio, lo beso, lo toqueteo, lo acoso. Lo ayudo, lo defendió. Tenían una relación muy rara con él, pero debía admitir que se había metido en su mente y quizá, sólo quizá, en su corazón.

Entro a leer un rato Doujinshis en Zodian. Últimamente le había adquirido el gusto a leer hard bl, porque había alguien con quien se imaginaba practicar todo aquello. Sonrió malicioso, una vez tuvo la inspiración y se decidió a la acción, abrió el link, de una ero tienda en línea y escogió algunas cosas, pago con su tarjeta de crédito y solicito que él envió de dichas cosas fuese llevado a dos direcciones. Su casa y la de su montañita. Sonrió como un diablillo al imaginarlo abriendo el paquete. Pago por supuesto la entrega inmediata. En breve recibiría la queja. Ya lo podía imaginar y gozar de antemano.

Llevo su mano a su entrepierna y siguió disfrutando el hardcore doujinshi.

Al día siguiente mientras tomaba su desayuno a base de cereal y leche, recibió una llamada. Sonrió al ver de quien se trataba y coloco el altavoz.

─ ¡Tu pedazo de mierda! ¿Qué te has creído?

─ ¿Te gusto mi regalo?

Pregunto en tono jocoso, imaginando al pelirrojo al abrir las cajas y ver su erótico contenido.

─ ¿Qué son esas chingaderas? Tu bastardo ¿cómo te atreves?

─Quiero usar todo eso contigo. Ven a verme, quiero que prepares el almuerzo y quiero que hagas la cena igual, más bien, tú serás la cena.

─ ¡La cena mi culo!

─Precisamente.

Mo, colgó el teléfono ruidosamente. Hiperventilaba y tenía el ceño más fruncido que nunca. Estaba verdaderamente impactado y enojado. Miro el contenido de aquella caja. No es que fuera un experto en el tema, pero cualquiera podría darse cuenta, que esos eran juguetes sexuales. Aunque no tenía idea de cómo carajos se usaban y no quería saber. ¡No quería saber! El pitido de su celular, lo saco de su momento de congelación. Observo temeroso el mensaje. Tembló con la orden en él.

"QUE VENGAS DIJE, MÁS VALE QUE OBEDEZCAS, SI ME HACES IR POR TI, TE IRA PEOR CUANDO TE COJA. SE UN JODIDO BUEN SUMISO, SÍ O SÍ"

─ ¡Vete a la mierda!

Grito con enfado y respondió "Vete a cagar imbécil"

Aunque por dentro, estaba temblando, él jamás sería un sumiso.

Su puerta no tardó en ser fuertemente azotada. Trago saliva al oírlo y se dijo que no abriría, pero ante los golpes insistentes, termino haciéndolo, era eso o que He Tian, la tumbara y se quedase sin puerta y como era pobre, eso no le convenía, no tendría para repararla.

─Te dije que fueras a mi casa. ¿Qué parte no entendiste?

─No soy tu perra.

La sonrisa sádica del pelinegro le congelo la sangre. Entro a la casa y cerró la puerta tras él.

─Tengo hambre, sólo comí cereales, prepara algo rico.

Mo, estuvo a punto de contestarle con otro insulto o negativa, pero decidió no tentar más su suerte y obedecer. Se fue directo a la cocina y saco unos vegetales y carne del refrigerador iniciando un guiso que esperaba le gustase al hombre. Preparo también un congge de arroz y sirvió té verde, cuando le dio el almuerzo. He Tian, estaba complacido con la comida. Una vez acabo el almuerzo, jalo al pelirrojo en un abrazo y lo llevo a la sala. Encendió el televisor y se quedó viendo tele con él, hasta el atardecer.

─La tía tiene turno extra doble, esta noche. La llame para preguntarle si sería oportuno que los visitara. Dijo que estaba bien, que te hiciera compañía, pero que ella no podría estar por su trabajo. Me dijo que era bienvenido y aquí estoy, y no pienso irme. Dormiré contigo.

─Ni madres, lárgate.

─No obedeciste. Bueno que mande aquí también juguetitos, los aprovecharemos bien, tengo que enseñarte a ser un buen sumiso.

Mo, rompió el abrazo en el que lo mantenían y con el rostro rojo de ira, intento empujar a He Tian, hasta la puerta. Su intención dejarlo fuera. Ya no le importaba, si su puerta estaba en riesgo, mejor que rompiese la puerta y no su culo.

He Tian, sonrió maliciosamente. Lo atrapo con facilidad y lo arrastro al dormitorio.

─ ¿Dónde pusiste lo que te envié?

─En la basura.

─Oh, chico sucio.

Ignorando al pelirrojo, abrió el armario y comenzó a buscar en los cajones hasta dar con los objetos. Sabía que el pelirrojo no los había tirado. La razón era que no echaría a la basura objetos tan vergonzosos como esos. Al menos no, sin haberlos sellado de manera que nadie viese el contenido. Ni siquiera los recogedores y no le había dado tiempo suficiente para ello, pues nada más le corto la llamada, fue a por él.

─No voy a tener sexo contigo.

─Lo tendrás, la pregunta es ¿te violaré o no?

─No te atreverías, ni siquiera tú, eres tan vil.

─Hola, me crio la triada ¿recuerdas? Entonces voy a comer tu tofu.

Ahora sí que tembló, estaba a punto de ser violado.

¡Joder! ¡Estaba a punto de ser violado!

He Tian, acorto la distancia entre ellos y lo empujo contra el colchón. De inmediato se quitó la camisa negra, dejando ver sus bien marcados, abdominales. Mo, no podía quitar la vista de ellos, sintió que tragaba saliva, debía levantarse y huir, pero se sentía hipnotizado, por aquel hombre. Noto como el pelinegro, se abrió la cremallera de los pantalones y se lanzó sobre el atrapándolo bajo su duro cuerpo.

Fue cuando el pelirrojo intento resistirse, peleo con él unos minutos mientras el otro le dominaba con su peso y la sujeción de sus manos por encima de la cabeza del chico. Beso sus labios, primero suavemente, después más profundo, obligo a Mo Guan, a abrir la boca y aceptar su lengua. Sentía que se ahogaba, le faltaba el aire. Todo el rostro del chico era tan carmín como su cabello. Quería resistirse, pero sentía que algo se lo impedía y no era el hombre dominante encima suyo, si no algo muy dentro de él. La sensación de placer que estaba experimentando.

Joder, era delicioso. Recordó su primer beso y como había llorado con eso. No lloro porque se hubiera sentido feo o desagradable, no fue la sensación del beso, lo que le hizo llorar esa vez, si no el acto. Sentirse humillado, sentir que le robaban el primer beso. Pensar que era un juego para el chico y quizá lo era. Pero ahora había algo diferente y podía concentrarse en el sabor de la boca del moreno.

Cuando He Tian, cortó el beso, el chico hiperventilaba. El sonrojo era demasiado intenso y sus ojos estaban vidriosos por el deseo. He Tian, sonrió y guio una mano a la entrepierna de Mo, se dio cuenta de que estaba duro. Ambos se dieron cuenta. Tomo una mano del pelirrojo y la guio a su propio deseo, mostrándole como se sentía con él, lo froto, hizo que lo frotaran. Mo, lo permitió. Aun no sabía por qué, pero lo hizo.

He Tian, dejo el frotamiento y comenzó a desnudar al chico, este aún estaba aturdido permitiendo que lo hiciera, cuando le dejo solo en ropa interior, He Tian, se levantó, se quitó los pantalones también y regreso a la cama con él. Lo beso de nuevo, mientras hacía que el chico le frotara de nuevo.

─Ayúdame a descargar la pistola.

─Si lo hago, si te obedezco, entonces...

─No seré tan malo.

El pelirrojo asintió y comenzó el trabajo de manos en el arma de su "amigo" que era, He Tian de él "su jefe" "su acosador particular" Oyo a gemir al contrario y él mismo se iba excitado con eso. Se concentró en lo que hacía. Se dio cuenta que le gustaba lo que hacía y que le gustaba ver como ese hermoso y fuerte hombre malvado, se retorcía de placer en sus manos. Se sintió poderoso. Se suponía que He Tian, quería que fuera su sumiso, pero no se sentía así, se sentía con poder, al verlo convertido en un amasijo de gemidos y jadeos, al verlo disfrutar hasta que alcanzó el orgasmo bañando sus manos.

─Ya usaremos los juguetes otro día, cuando quieras, porque querrás, sé que querrás, será cuando quieras, yo no te violaría.

Agrego el moreno. Mo, sonrió y acaricio nuevamente, aquella enorme cosa, asintió.

─Lo sé.

Y Lo sabía, de hecho, confiaba en él, y admitía muy dentro de sí que el pelinegro tenía razón, en un futuro iba a querer, de hecho, ya quería, pero aún era demasiado orgulloso y estaba asustado para hacer eso. Por el momento, se conformaría con esa intimidad, que en realidad era algo que daría inicio a sus futuros encuentros.

Una amistad, un romance, un amor.

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