Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

✓ Día 1: Bully.

Hate sex: Sexo con odio.

YoonGi sujetó con fuerza los cabellos castaños de Park, obligándole a subir la mirada con violencia. Los ojos de Jimin se humedecieron inevitablemente por la fuerza del agarre, soltando un jadeo agudo. Estaba a punto de protestar cuando YoonGi le escupió en el rostro, y entonces enmudeció.

—La próxima vez que me toques, no la vas a contar, Park. —Eso fue todo lo que pudo decirle antes de que fueran bruscamente separados por los profesores.

Y en pocos minutos, ambos se encontraban en dirección, escuchando los regaños y la suspensión que tendrían. 

Jimin salió completamente furioso, caminando a pasos rápidos hacia los baños hecho una furia. Quería sacarse toda la mugre del rostro y la poca sangre que había salido de su boca. Debía verse asqueroso  y probablemente la saliva de YoonGi permanecía en su mejilla.

—Maldito hijo de puta, cómo se atreve a pegarme. —Sisea entre dientes abriendo el grifo y lavándose el rostro y sus manos con fuerza. Aquel día había sido un gran detonante. Park esta vez se había encontrado en soledad cuando decidió molestar a YoonGi que se mantenía esperando en uno de los corredores de la Universidad, por supuesto, nunca esperó que el pelinegro se lo devolviera con un golpe por primera vez en su vida.  —"Li priximi viz qi mi tiqis ni li vis i cintir" maricón. 

—¿A quién se supone que le decís maricón? —La segunda voz a sus espaldas lo sobresalta y le obliga a subir la mirada, viendo a través del espejo a la sombra de Min YoonGi. Su ceño estaba fruncido detrás de aquellas matas de pelo y le hizo tragar en seco, ¿qué mierda hacía ahí?

—Qué te importa.

—No es muy lindo como me tratas, ¿sabías? —Su sonrisa se iba expandiendo poco a poco a medida que se acercaba, Jimin tuvo que obligarse a retroceder hasta que se topó con los casilleros del baño. —Iba a dejártela pasar porque el director ya nos puso una suspensión a los dos, ¿pero tu boca sucia no sabe callarse?

—Te odio YoonGi, no te debo ninguna clase de respeto. —Una vez se vio completamente acorralado se sintió intimidado, y lo odió todavía más. En aquellos meses que llevaban conociéndose, Min nunca había contrarrestado sus burlas y había permanecido sereno y pasivo. Pero había empezado a ser raro después de un tiempo, hasta el día de hoy en el que habían terminado golpeándose. 

—Me pregunto, si de verdad me odiaras, ¿te habrías puesto así de duro cuando te maltraté en medio del pasillo? 

—¡Yo no me puse duro!

—¿No? ¿Y qué es esto? —Jimin casi grita cuando inesperadamente la rodilla del mayor se interpuso entre sus piernas, frotando su erección contra su muslo vestido.

—¡YoonGi qué-!

—¿Te gusta que te trate mal, Jimin? ¿Te gusta que te pegue y te haga llorar? —Pregunta insistentemente, haciendo más presión sobre su miembro y llevando una de sus manos hasta su cuello. —¿Sigo siendo solo yo el maricón? ¿Qué tan hetero sos antes de que ruegues por mi verga? —Y entonces fue inevitable el gemido que escapó de su garganta aún siendo estimulado sobre la ropa, se sentía sensible y no podía creer que el gay tímido que amaba molestar le estaba diciendo todas esas cosas.

—Ngh- YoonGi, estamos en la facultad...

—Sos mío Jimin, ¿sabes eso, no? Puedo usarte cuando y dónde me plazca, ¿me escuchaste? Asíque si no sos tan estúpido como parece cuando estas con tus amiguitos, vas a tragarte mi pija con esa boquita que solo sabe decir idioteces y hacerme enojar. —Tan pronto como aquello fue dicho, el pelinegro se alejó lo suficiente como para que el menor pudiera obedecer, y efectivamente lo hizo. Jimin se dejó caer sobre sus rodillas casi sin chistar, bajando la vista intentando evitar mostrar lo rojo que estaba su rostro y su respiración agitada. Sus manos iban a dirigirse al cinturón, comenzando a desabrocharlo, pero fueron bruscamente agarradas, evitando continuar su tarea. —¿Cómo se piden las cosas, Jimin?

—YoonGi...

—Dale, encima que te hago un favor viniendo a complacerte después de todas las burlas, no te cuesta nada ser amable, zorra.

—P-Por favor, YoonGi, de-dejame chupártela. —Solo con eso, el mayor se quitó el cinturón con facilidad, bajando sus pantalones lo suficiente como para dejar a la vista su pene frente al pequeño rostro del castaño que expandió sus ojos, anhelante.

—¿Ves que no es difícil? Espero lo hagas bien, zorrita, de algo tenes que servir. —Tomando su miembro con una de sus manos, lo dirigió hacia la boca de Park quien no dudó en abrirla y sacar un poco su lengua, esperando gustoso a recibir la carne. Min dio un par de golpecitos en su lengua antes de ir introduciéndose lentamente y soltar un jadeo por la deliciosa sensación. 

Jimin había sabido completamente de que no entraría todo en su boca especialmente por la falta de práctica, por lo que no se sorprendió cuando una arcada le nubló los ojos. Aprovechando tener el control sobre el ritmo, se dedicó a chupar solamente el glande, dejando relucir sus pomposos labios ensalivados y creando sonidos lascivos al chuparlo. Luego lamió toda la extensión, dedicándose en recorrer cada una de las notorias venas. Era grande y gruesa, lo cual le había sorprendido de sobremanera, pero al mismo tiempo se sentía un afortunado de saborearla en su boca.

Poco a poco fue adentrándose un poco más hasta su límite, adoptó un ritmo moderado, lo suficiente para complacer pero no para que llegara a dolerle.

—Mierda, Jimin, lo haces bien, —gruñó, empujando sus caderas en un momento, lo que le hizo atragantarse por un momento al menor, —puta madre, ya casi me corro, seguí así. —YoonGi entonces tomó sus cabellos amarronados entre los dedos de sus manos, obligándole a aumentar el ritmo, evitándole respirar por varios segundos. Jimin sintió sus ojos aguarse inevitablemente y algunas lágrimas se escaparon por las arcadas de su garganta abusada. Pero de todas formas, intentó seguir chupando. Mirando hacia arriba, las expresiones de placer del hombre, se sintió tan bien que podría llegar intacto solo con el roce de sus jeans.

Y en el momento justo en el que Min llegaría al climax, se retiró de su boca y se masturbó frente a su rostro hasta que llegó. El semen cayó sobre su boca, cabellos y mejillas. Le hizo sentir sucio y usado, pero amó la sensación. Quería ser siempre marcado por la corrida de YoonGi.

—Pareces una puta por mi semen, pero eso es lo que sos al fin y al cabo, ¿no? Arrodillado, rogando por que te llene. ¿Qué querés ahora?

—Q-Quiero correrme. —Mustió a duras penas. Su voz salió completamente destruida por su lastimada garganta pero, nuevamente, a ninguno de los dos pareció importarle. —Por favor...

—Sí, creo que lo mereces, ¿no? Fuiste bueno para mí. —Se dedicó breves segundos a acariciar su rostro, mirándose a los ojos. —Levantate. —Le ordenó, y Park sin chistar le obedeció, con piernas temblorosas irguiéndose en su lugar. Nuevamente fue azotado contra los casilleros pero sus ojos se expandieron con sorpresa cuando esta vez el pelinegro le estaba besando. Sin cuidado y salvajemente, chocando sus dientes en una guerra desordenada de lenguas, a duras penas pudo ser llamado un beso. 

Sintió como su ropa comenzaba a ser desprendida. Primero sus pantalones y después su ropa interior.

—YoonGi la p-puerta. —Intentó advertir, debían ser más cuidadosos si no estaban dentro de uno de los cubículos. No podían arriesgarse a que alguien entrara y los viera en esas condiciones.

—¿Te preocupa? —Pregunta, reteniendo las manos del castaño contra los casilleros a un lado de su cabeza, fuertemente sin dejarlo escapar. —¿Te preocupa que alguien pueda vernos? ¿O más bien te gusta? —Sisea en su oído, enviándole un escalofrío por toda la espalda de forma inevitable. Decir que la adrenalina de ser encontrados no era excitante sería una gran mentira.

—Mhh, podrían echarnos... —mustia a duras penas, sus miradas se conectan y todo lo que pueden observar es la ansiedad, placer y lujuria en la que estaban envueltos.

—Créeme, no lo harán hasta que termine de llenarte con mi corrida. —El castaño gime avergonzado mientras la cercanía cada vez es más aplastante entre ellos; cuando sus manos son libres de las ajenas, rodea rápidamente el cuello pálido con sus brazos para sentir sus cuerpos más juntos. —¿Es tu primera vez con un hombre? —Consulta YoonGi en un murmullo, esperando la respuesta mientras sus labios comienzan a marcar su cuello con besos y mordidas, ansioso por hacerle saber a quién pertenece. Sus manos bajan hasta apretar su trasero, moldeándolo a su gusto. Pero no recibe lo que esperaba escuchar, solo suaves gemidos en busca de ser complacido. —Respondé. —Manda, dándole un fuerte azote como consecuencia. 

—No...no lo es. —Jimin jadea, apartando su mirada a cualquier otro sitio mientras siente su rostro sonrojarse rápidamente.

—Ah, osea que encima que me molestabas vos ya te habías cogido a uno, zorra mentirosa.

Park fue volteado bruscamente, dejando su pecho aún cubierto contra los casilleros mientras que sus caderas desnudas fueron tomadas y la pelvis del mayor se pegó contra él. Ambas erecciones ya estaban completamente duras y Jimin no estaba seguro de cuánto pasaría hasta que comenzara a rogar.

El tacto que había sido agresivo con él, se convirtió en una silenciosa caricia. Las manos pálidas y grandes comenzaron a recorrer su anatomía. Su cintura, su vientre, su espalda, hasta llegar a su pecho donde sus dedos callosos comenzaron a estimular sus pezones.

—Y-YoonGi-

—Si tan solo no hubieras sido un idiota enclosetado, —gruñe, mordiendo la piel de su cuello, buscando dejar varias marcas, —si fueras lo suficientemente inteligente como para no buscar la aprobación de tus amigos, —Park gimió al sentir un chupón en su nuca mientras sus botones eran pellizcados, —sos lo suficientemente lindo como para que no seas mío. 

Lo próximo que hizo fue repartir besos por toda la columna del castaño, besando sus tatuajes, su piel tersa y perfectamente limpia sin ninguna clase de marca, hasta llegar a su culo que se alzaba de forma prominente frente a su cara. Se tomó su propio tiempo para apretar y azotar la piel a su gusto, tiñéndola de roja poco a poco.

—No tenes idea de cuánto tiempo tuve que retenerme a tomarte. —Gruñe, dándole otro golpe que sobresalta al menor. —Vos siempre con tus malditos pantalones apretados, ¿a caso sabes cuántas veces quise cogerte hasta el olvido? No, no tenes idea.

—¡YoonGi! —Park no puede evitar gemir ante un nuevo azote. Sus piernas tiemblan por el placer acumulado, no tiene idea de cuánto tiempo puede aguantar sin caer en el suelo. Sus manos intentan sujetarse patéticamente de alguna parte del muro para obtener algo de apoyo. Ahora que sabe lo que YoonGi es capaz de hacer con él, se arrepiente enormemente por haberlo molestado junto con sus amigos por tantos meses. Si tan solo se hubiera dejado, habría disfrutado más el sexo que bullearlo cada día. —Y-YoonGi, por favor te lo ruego, necesito correrme. Por favor, solo cógeme.

—Te escuchas tan lindo gimiendo mi nombre, tan necesitado. 

Solo entonces, el pelinegro comenzó a morder sus nalgas. Dirigiéndose hasta el fruncido agujero que le esperaba. Dio un par de lamidas al rededor de este, escuchando los jadeos del menor de forma inmediata. Y solo cuando estuvo lo suficientemente húmedo para él, internó su lengua, iniciando un vaivén y chupando en su estrecho interior. Los lindos gemidos fueron música para sus oídos y solo le incitó a continuar con su buen trabajo, preparándolo para tomarlo. Y en pocos segundos, pudo sentir cómo Jimin colapsaba en un intenso orgasmo que debilitó sus piernas. Tuvo que sostenerlo por las caderas en la bruma del clímax hasta que volviera de nuevo a sí. 

—Te corres tan fuerte por mí, se nota que necesitabas a alguien que te complaciera. —Irguiéndose nuevamente, logrando cubrir toda la espalda de Park, llegó a sus labios dándose la oportunidad de invadir su boca. Le distrajo animadamente, absorbiendo su lengua mientras peleaban en aquel beso. Mientras internó dos de sus dedos en su interior, sacándole un gemido a Park por el improvisto de la acción. —Fuiste hecho para que te cogieran y aún así decías ser hetero. —Alude, comenzando a mover sus dedos y abriéndolos para poder prepararlo bien.

—Mgh, más, más por favor.

—Saliste tan educado, ¿cómo negarme? —Aumentando la velocidad, pronto, Min encontró el cúmulo de nervios en su interior, golpeando una y otra vez con insistencia.

Cuando supo que era suficiente, finalmente soltó el cuerpo de Jimin, provocando que un quejido se escapara de sus labios ante la pérdida de placer. Sus pollas ya lagrimeaban líquido preseminal y ya no les quedaba mucho más tiempo del cual aprovechar la suerte, asique deberían apresurarse. 

Bajando sus pantalones y ropa interior, YoonGi dejó libre su reciente erección en un suspiro liberal, comenzando a masturbarse con su presemen para hacer más sencilla la intrusión. Park se preparó mentalmente, recordando el tamaño del pene dentro de su boca, tan grande y grueso, pero ansioso de poder llevarlo en su interior. Jimin jamás aceptaría que desde el momento en el que vio al pelinegro le había gustado y parecido atractivo a sus ojos, solo decidió acercársele por medio de burlas a su sexualidad porque no tenía más excusas, y allí había terminado ahora. Inesperado.

Min guió su miembro hacia la entrada del menor, provocándolo con la punta pero en ningún momento la metió. Había descubierto que era un adicto a la voz del castaño, y estando tan excitado y al mismo tiempo agitado, solo le hacía ansiar escucharlo aún más.

—YoonGi...

—¿Si, Park?

—Por favor, t-te necesito, metela.

—Si tanto la querés... —Y eso fue todo lo que necesitó para ingresar de una sola embestida, provocando que el castaño gritara intentando aferrarse a los casilleros, sus uñas buscaban alguna forma de arañar contrarrestando el dolor que le había provocado aquella acción, pero al mismo tiempo había amado tanto la brusquedad. Sin embargo, de todo lo que pudo haber imaginado y pensado que podría suceder a continuación, no fue lo que esperó. —¿Estás bien? —Preguntó YoonGi con la voz baja y excitada, manteniéndose quieto pero pegado a su cuerpo más pequeño, enjaulándolo contra el muro y brindándole un calor inexplicable. Sus labios se aferraron momentáneamente a su oreja, dejando una pequeña mordida hasta que sus besos comenzaron a bajar a su cuello, intentando distraerlo. —Jimin, respondeme.

—S-Sí, sí, estoy-estoy bien. —Suelta a duras penas en una inhalación, la polla dentro suyo se sentía tan grande, nunca había llevado algo de ese tamaño. Y aunque la delicadeza en sus actos había sobrado, sentía cómo poco a poco comenzaba a acostumbrarse dejando paso a un indescriptible placer al escaso dolor. —Podes moverte.

—¿Seguro?

—Sí, mierda. —Un azote bien recibido fue a parar en una de sus nalgas mientras su cabello era jalado con fuerza, sacándole un gemido de sorpresa.

—Pensaba ser amable, pero ahora jódete, Jimin. 

—¿Y por qué mejor no me jodes vos?

Jimin definitivamente no la contaría al siguiente día. Tan pronto como sus palabras se deslizaron de sus pomposos labios, las caderas de Min comenzaron a moverse de manera rápida, fuerte y certera. YoonGi se dedicó solo a encontrar una manera de complacerse con los empujes, logrando cada vez gemidos más altos provenientes de Park que deleitaban sus oídos y le hacían más sencillo acercarse al orgasmo en cada ocasión.

—¡A-Ah! ¡Más, más por favor! 

—¿Ahora de dónde saliste tan educado? —Pregunta con una sonrisa cínica, buscando un mejor empuje, en poco tiempo encontró la próstata de Park que le hizo las piernas temblar provocando que casi se desmoronara. 

—¡Ahí, YoonGi! ¡Sí! —El castaño no pudo evitar que lágrimas comenzaran a salir de sus ojos ante la estimulación constante en aquel punto. Los empujes eran fuertes y sabría que estaría tan adolorido después pero no le importaba, solo quería correrse y sentir la polla del pelinegro para siempre abusando su cuerpo. Una mano pálida subió hasta el cuello contrario, logrando aplicar fuerza desde su nuca, obligándole a mantenerse pegado contra la superficie, mientras la otra se mantenía sujetando su cintura con fuerza.

Los gemidos del menor eran fuerte y agudos, excitando de sobremanera a YoonGi impulsándolo a tomar un ritmo más duro para escucharlo, aunque pronto recordó en donde se encontraban y a duras penas tuvo que llevar dos dedos a la boca del castaño, obligándole a succionarlos y a callar sus sonidos.

—Por mucho que quiera escucharte, ángel, los profesores no pueden venir a verte siendo una puta conmigo. —Aquellas palabras le sacaron un quejido, Min retomando sus empujes mientras con su otra mano bajaba a la polla desatendida, sintiendo su interior apretarse ante la estimulación, indicándole que pronto llegaría a su orgasmo. 

Los sonidos ahogados continuaron, la saliva inevitablemente empapó su mano y bajaba obscenamente por la barbilla de Jimin, viéndose tan jodido con sus ojos desenfocados y cortas lágrimas bajando por sus mejillas, el sudor y el sonrojo natural de su cuerpo lo hacía verse tan atractivo. YoonGi dio un azote, haciendo que Park gimiera y se retorciera, intentando sujetarse a algo con insistencia mientras más se acercaba al borde.

—Mi zorra masoquista, ya quiero verte arrastrándote otra vez para que te coja, ¿cuál va a ser tu excusa cuando no puedas caminar mañana? —Su risa ronca llenó sus oídos, y solo con aquellas palabras con un singular fuerte golpe en su próstata, Jimin se corrió sorpresivamente sobre los casilleros chillando contra los dedos en su boca, sintiendo sus piernas temblar ante la repentina debilidad en estas. YoonGi tuvo que utilizar toda de su fuerza para que el menor no se desplomara en el suelo, y tomando esta vez ambos antebrazos del castaño para impulsarse mientras arqueaba su espalda, terminó follándolo fuerte y duro, usando su cuerpo para su propio placer ahora que había llegado al éxtasis. Park gimió ante la hipersensibilidad, no sabiendo si querer alejarse o acostumbrarse a amar aquella sensación, pero en pocos segundos sintió su interior siendo tomado por el semen de Min, sintiéndose más lleno si aquello podría ser posible.

Las respiraciones agitadas fueron lo único que llenaba aquel espacio reducido, ambos intentando recuperarse de sus fuertes orgasmos mientras sus cuerpos se brindaban calor mutuamente. Después de pocos segundos, Jimin se estremeció cuando el frío comenzó a golpear su piel y sus piernas temblaban incapaces de sostenerlo por más tiempo. Hasta que su torso fue tomado con delicadeza.

—Vení, sentate acá. —El mayor lo apoyó contra los lavabos, permitiéndole tomar un respiro mientras se vestía a sí mismo. Luego desapareció momentáneamente en uno de los cubículos del baño mientras volvía con un rollo de papel higiénico. Cortó unas tiras mientras se acercaba al cuerpo tembloroso del castaño que le observaba con pequeños ojos confundidos. Pero YoonGi no le dejó tiempo para las preguntas, simplemente limpió con suavidad el abdomen y partes manchadas del menor, con delicadeza. Luego abrió sus piernas y Jimin no pudo evitar apartar la mirada ante la repentina timidez, mordiendo su labio inferior cuando también limpió su maltratado agujero. Con otro pedazo remojado en agua, se dedicó a limpiar el rostro del menor que tenía aún algunos rastros de semen.

Jimin no lograba comprender el hecho de porqué estaba siendo tan cuidado por el mayor, realmente había creído que al terminar simplemente tomaría sus cosas y se iría, no le debía nada a él después de todo el tiempo que había pasado molestándolo. Como cereza del pastel, YoonGi buscó la ropa del castaño aún tirada en alguna parte del baño y se tomó el tiempo de vestirlo, como si fuera una muñeca.

—¿Por qué...por qué haces esto? —Se decide por preguntar, obtiene una mirada de Min que le hace sentir pequeño, pero de todas formas mantiene el contacto visual.

—No esperabas que me fuera y te dejara acá, ¿no? —Consulta, alzando una ceja en su dirección. Al no recibir una respuesta, se ofende con rapidez. —¿Por quién me tomas, Jimin? 

—¡Perdón! Es que no esperaba esto, yo... —Park finalmente trata de bajar del lavabo y ponerse de pie, el contrario está atento a sus movimientos ante cualquier incomodidad. —Perdóname YoonGi, te debo muchas disculpas por lo que te hice pasar. Sé que nunca me tomaste enserio, pero no me imagino lo molesto que debí ser para vos, solo quería un poco de tu atención.

—Jimin, ¿te viste al espejo? Con decirme "hola" ya hubiera bastado. 

—Perdón.

—Está bien, mientras no lo vuelvas a hacer. Y tratá de alejarte de esos amiguitos, no los veo muy buenos para vos. —El castaño sonríe ladinamente mientras asiente a el trato. Luego, le tiende su mano derecha. 

—¿Podemos empezar de vuelta?

—Mh, puede ser, si cogemos con regularidad.

—YoonGi, —se queja el menor, golpeando levemente el brazo de Min, quien ríe al verlo avergonzarse con rapidez, —sos un atrevido.

—No soy el único. —Pero finalmente, YoonGi acepta y estrecha sus manos. —Vámonos antes de que nos metamos en líos.

—Quién te manda a cogerme en el baño de la facultad.

—Quién te manda a aceptar, Park. 

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro