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27: Omegas party, clothing optional

Ship: Hakurei x Avenir

Palabra: Juguetes.
Universo de TLC.// Omegaverse.// Preguerra santa.
Advertencias: Omega x Omega

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- Avenir...- Llamó al peli-blanco antes de entrar a la habitación, solicitando su autorización para ingresar.- ¿Cómo estás?

- No te preocupes, estoy bien.- Respondió el Omega recostado en la cama, intentando sonreír para disimular el dolor que sentía en todo el cuerpo.- Es solo el celo. No era necesario enviarme a pasarlo aquí, ni a ti a cuidarme, Athena podría necesitarnos... Pero, supongo que no le sirvo mucho en estas condiciones.- Añadió, apretando las mantas en sus puños.

Hakurei se apresuró a colocarle un paño con agua fría en la frente y ayudarlo a relajarse. Avenir ni siquiera en situaciones como esa dejaba de poner a su diosa como máxima prioridad, incluso por encima de sí mismo.

- Estás ardiendo en fiebre...- Mencionó el muviano, tocando las mejillas del contrario.

- Tranquilo, aguanté cosas peores.- Murmuró Avenir.- No puedes darte el lujo de ausentarte días del campo de batalla enmedio de una guerra... Había que hacer lo que se debía hacer.

- Entonces...

- Sí. No recuerdo ni siquiera con quién fue mi primera vez, porque no nos conocíamos de nada, pero el celo me llegó en plena amenaza de ataque... Igual que a algunos Alphas.- Respondió Aries, desviando la mirada.- Tuve que hacerlo varias veces... Aún si no me gustaba o me dolía. Debíamos estar listos para pelear.

Hakurei sintió un nudo en la garganta al escuchar eso. Avenir les había contado varias cosas terribles que vivió en su tiempo durante la guerra santa, pero no dejaba de impactarle, incluso peor que antes al haberse hecho tan cercanos, y desarrollar sentimientos por él.

- Tranquilo. Está bien.- Le sonrió el otro Omega al notar su expresión.- Ya lo superé.

- Avenir... ¿Puedo preguntarte algo?

El Omega asintió, apretando los labios por los retortijones en su vientre.

- ¿Alguna vez te gustó un Alpha?

Un profundo y largo silencio fue lo que le siguió a esa pregunta. Quizás había sido imprudente de su parte, pero necesitaba quitarse esa duda de una vez por todas.

- ¿A tí te ha gustado uno?- Devolvió la pregunta Avenir, mirando a su amigo.

- No.- Admitió Hakurei, sosteniendole la mirada.- Creo que no me gustan los Alphas.

- A mí tampoco.- Rió suavemente Avenir.- No me gustaba hacerlo con Alphas, pero era la única forma de aliviar rápido los síntomas del celo.

- Prefiero usar otros métodos que aguantar un Alpha.- Admitió el muviano, acariciando la mejilla ligeramente acanelada.

- ¿En serio?- Sonrió ligeramente Avenir.- ¿Qué tipo de métodos?

Estaban tan cerca, que podía sentir su aliento chocando contra sus labios, y casi escuchar los latidos de su corazón. Sin mencionar el aroma a cereza que desprendía por su celo...

- Digamos que... Hay ciertas cosas útiles.- Respondió el santo de altar.- Puedo mostrarte... Si no te molesta hacer ese tipo de cosas con otro Omega.

- Si es contigo, está bien.

Quizás eran los efectos del celo, curiosidad, morbo, o quizás algo más... Era difícil saberlo, solo cedieron a ese deseo, acariciándose los labios con suavidad.

Pronto, el calor comenzó a aumentar, produciendo una mezcla de aroma a cereza y lilas silvestres, evidenciando el estado de ambos Omegas.

La delicadeza con la que ambos se desvestían, cómo acariciaban su piel, y besaban las zonas erógenas del otro, daban una sensación simplemente nueva. Para Avenir era completamente opuesto a todo lo vivido antes, pero era exactamente lo que le habría gustado, lo que más estaba disfrutando, al punto de gemir el nombre de su nuevo amante, abrazándose a él mientras le besaba el cuello.

- ¿Quieres seguir?- Preguntó Hakurei, acariciando los muslos ajenos.

Avenir asintió con la cabeza, clavando sus ojos en los orbes del otro Omega.

Pasar sus días siendo un artesano y buscando innovaciones para hacer los trabajos más fáciles le había dado algunas ventajas. Cómo descubrir que algunos árboles producían una savia que al endurecerse tomaba una textura firme pero flexible y suave.

Pasó años tratando de encontrarle algún uso en el armamento, pero no había encontrado uno. Demasiado blando para una protección, demasiado duro para algún tipo de látigo, demasiado resbaloso para un mango de espada, demasiado suave para una cadena o esposas...

Pero encontró una buena utilidad por mero accidente al dejarlo endurecer en un molde alargado.

Por curiosidad, se atrevió a experimentar un poco con esa figura semidura, llevándose una agradable sorpresa con ese modelo inicial.

Curioso de lo que podría lograr, comenzó a moldear distintos largos, grosores, e incluso texturas, con esa savia, logrando obtener aquellos juguetes que eran de gran utilidad, especialmente durante el celo.

Era la primera vez que le mostraba a alguien más una de sus creaciones. Introduciéndolo con cuidado, y moviéndolo lentamente en el interior del Omega.

- Hakurei...

- ¿Se siente bien?- Preguntó susurrando cerca de su cuello.

- S-Sí...- Gimió bajo el Omega, abrazándolo.

La textura de aquel falo artificial y el largo, ciertamente, no tenían nada qué envidiar a un auténtico. Pero las atenciones del Omega dueño de sus fantasías desde hace un tiempo, y su cuerpo sensible por el celo, le daban un plus.

- ¿Puedo?- Preguntó con un jadeo Hakurei.

- Sí.- Respondió sin dudarlo, entendiendo lo que quería.

Nunca antes había sido quien tomara el control de la situación, invadir el interior de otro Omega fue algo nuevo para él.

El estímulo en su parte trasera, los movimientos de cadera de Hakurei encima de él, abriéndole paso en sus entrañas, y el embriagante aroma resultante de ambos...

No tardaron demasiado en olvidarse de todo y todos, entregándose al ardiente deseo y la pasión que fluía por sus venas. Acelerando sus corazones, dificultando el ingreso de aire a sus pulmones, y haciendo resonar sus voces con fuerza en sonoros gemidos, hasta que el primero de varios intensos clímax se hizo presente.

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