Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

21: Lights down low

Ship: Kardia x Asmita

Palabra: BDSM.
Universo de TLC.// Preguerra santa.
Advertencias: BDSM

•=•=•=•=•=•=•=•=•=•=•

El Santuario por las noches cambiaba completamente. Era un sitio tranquilo, con un hermoso cielo abierto y claro, y el frío aire nocturno haciendo su recorrido. Un lugar casi idílico, ocultando todo lo que sucedía a puertas cerradas en más de un rincón.

- ¿Estás seguro de que quieres hacer esto?- Preguntó Asmita, con el custodio de escorpio frente a él.

- Aún me debes una de esa misión.- Sonrió orgulloso el peli-violeta.- Además, ¿qué podría salir mal?- Añadió, acariciando la pálida mejilla de Virgo.

Asmita hizo gala de su arrogante sonrisa al sentir el tacto de Kardia e imaginar su expresión.

- Sabes bien que la delicadeza no va conmigo. Ni recibirla, ni darla.- Sonrió el blondo.- Esa vez solo me contuve porque podían descubrirnos, pero aquí nadie va a venir a interrumpir. ¿De verdad quieres correr ese riesgo?

- ¿Qué tanto podrías hacerme?- Retó el escorpión a la virgen con una pequeña risa.- Sabes que adoro los riesgos. Así que deja que tus acciones hablen por tí.

- Bien, pero después no digas que no te lo advertí.- Rió suave Asmita, poniéndose de pie.- Sígueme.

Kardia de inmediato obedeció la indicación yendo detrás de Asmita, recorriendo toda la casa de Virgo, hasta llegar a una sala que conocía a la perfección: la recámara privada de Asmita.

- Espera aquí.- Dijo Asmita, para después ir hasta la pulcra cama imperial que había enmedio de la gigantesca habitación.

No tuvo tiempo de renegar, así que solo acató la orden en silencio, observando con curiosidad al sexto custodio y cómo de un pequeño baúl sacó algunas cosas. Y después le dijo que se acercara.

Cuando estaba cerca, Asmita logró derribarlo con algo de fuerza contra su cama, para luego subirse encima de él.

Para cuándo reaccionó, ya tenía las manos atadas y sujetadas por encima de su cabeza por Asmita. Vaya que no se vio venir ese movimiento, ni que de un momento a otro, sus ojos fueran incapaces de percibir imagen alguna aún estando abiertos, pero sorpresivamente, no le desagradó en lo más mínimo.

- ¿Qué haces?- Preguntó con una sonrisa ansiosa, sintiendo los labios de Asmita en su cuello y sus manos quitando su ropa.

- Mostrarte un poco de mi mundo.- Respondió el rubio, dando una pequeña succión en la nuez de su cuello, haciéndolo jadear.- ¿Le tienes miedo a la oscuridad acaso?

Kardia solo sonrió, aún jadeando, permitiéndole llegar más lejos. No podía ver absolutamente nada, pero podía sentir el peso de Asmita sobre él, y todo lo que le hacía, sin poder preveerlo y solo sintiéndolo al momento. Además de que al estar privado de la vista, todo se sentía aún más fuerte.

- Levántate.- Le ordenó Asmita con un tono de voz que pocas veces le había oído usar.

No era alguien que obedeciera órdenes, pero en esa ocasión hizo lo que el rubio le dijo.

- De rodillas. Ahora.

De nuevo, acató esa orden tan rápido como pudo, aún con la dificultad de tener restringidas las manos para equilibrarse.

Podía sentir como su corazón se aceleraba y sus pulmones cada vez tenían más dificultad para mantener el aire dentro, jadeando por la emoción.

Cuando sintió a Asmita acariciando con sus dedos desde su entrepierna hasta su barbilla, sintió un pequeño escalofrío. Ni de chiste se vió venir que el blondo le sujetara el cabello para empujarlo hacia adelante con algo de fuerza.

- Abre la boca y úsala para algo útil.

Sin objetar, separó sus labios, y apenas un par de segundos después, sintió algo llenando ese hueco de un solo movimiento.

Por más experiencia que tuviera, le fue imposible evitar las arcadas al sentir la carne rozándole la garganta de un segundo a otro, sin poder apartarse al tener las manos atadas, y a Asmita sosteniendolo.

No tuvo más opción que relajar la garganta tanto como pudo y aguantar hasta que Asmita lo jaló hacia atrás.

- ¿Ni siquiera hemos comenzado con el verdadero juego y ya estás llorando?- Lo escuchó reír ligeramente, mientras él jadeaba, intentando recuperar el aliento.- ¿Es demasiado para tí?

- N-No.- Respondió con dificultad.

- Entonces demuéstralo.

Sin pensarlo siquiera, abrió su boca y se agachó de nuevo para volver a tomarlo con sus labios. No entendía porqué diablos le estaba gustando eso, pero no le importaba. Después pensaría en eso.

Cuando sintió a Asmita sujetándole el cabello de nuevo, solo se relajó cuánto pudo, y sintió cómo le era impuesto el ritmo de esa felación, dónde apenas y podía respirar.

- Es encantador como te tragas todo sin protestar absolutamente nada.- Escuchó a Asmita, imponiéndole aún el ritmo.- Eres toda una perra, Kardia.

Estaba seguro de que en cualquier otra circunstancia ya le habría lanzado una aguja escarlata a quien le dijera algo así, pero viniendo de Asmita, en ese momento en específico, no le molestaba, al contrario. Parecía que le gustaba demás, aún si sentía que Asmita trataba de ahogarlo. ¿Era imaginación suya, o el miembro de Asmita estaba más grande de lo que recordaba?, ¿dónde rayos tenía escondido todo eso todo ese tiempo?

Por un momento se perdió en sus pensamientos, dejándose llevar por su imaginación, hasta que Asmita le jaló el cabello hacia atrás, separándolo de un momento a otro de su festín.

- Ponte en cuatro.

Ansioso por al fin recibir algo de atención, obedeció, aunque era cansado mantener la posición con sus manos atadas.

- ¿Cómo te sientes, Kardia?- Le preguntó Asmita, a la par que le acariciaba los muslos, hasta llegar a sus glúteos, dándoles un pequeño pellizco, sacándole un gemido.- Vaya que estás ansioso por tenerme, ¿no es cierto?

- Asmita...

- No recuerdo haberte dado permiso de hablar.- Le interrumpió, Asmita, haciéndolo callarse.- Así está mejor.

Kardia se mordió los labios al sentir como Asmita masajeaba su trasero con una lentitud tortuosa, sin llegar a dónde quería.

- Si puedes aguantar mis dedos sin gemir, tendrás lo que quieres.- Le susurró Asmita en el oído, haciéndolo estremecerse.- Pero sino...

- Lo haré.- Respondió sin pensarlo, sintiendo el pecho de Asmita pegado a su espalda.

- Te lo dije, eres toda una perra.- Rió Asmita en su oído, acariciando su costado desde su muslo hasta su mejilla.- Una perra sucia y atrevida, tal y como me gusta. Ahora haz tu trabajo y lamelos.

Kardia no dudó ni un poco en abrir la boca y humedecer los delgados dedos de Asmita. Pudo sentir como Asmita los introducía hasta rozar su garganta, y él con gusto los recibía, humedeciendolos tanto como podía. Mientras fantaseaba un poco al sentir a Asmita tan cerca de él.

Después de un rato, Asmita sacó sus dedos de su boca y segundos después, sintió el primero en su interior.

Se mordió los labios de nuevo, sintiendo como ese primer dedo acariciaba cada rincón de su interior con el evidente objetivo de hacerlo gemir, pero no se iba a rendir tan fácil.

- ¿Está siendo difícil, Kardia?- Se rió Asmita, jugando con su paciencia, sin dejar de mover ese dedo en su interior.- Buen chico. Dos más y tendrás tu premio.

Al sentir el segundo, de nuevo tuvo que ahogar sus gritos en su garganta, apretando los puños y mordiendose los labios.

Asmita sabía dónde y como tocar su interior para hacerlo desear algo más grande en sus entrañas. No pudo resistir más la posición, terminando con su pecho recargado en la cama y sus caderas elevadas.

Resistir el tercero abriéndose paso y torturando su impaciente interior, fue casi imposible. Sentir como lo abrían, estirando su entrada, acariciando cada rincón de su ser, presionando ciertas zonas y apenas rozando otras...

- Buen chico.- Escuchó decir a Asmita, sintiendo su interior vacío de nuevo, seguido de una sonora nalgada.- ¿Estás listo?

- Sí... Por favor.- Jadeó sin pensarlo.

- Vaya, aprendes rápido.- Rió el rubio cerca de su oído.- Súplica si realmente lo quieres.

Sintió a Asmita besando su cuello, mientras sus manos pellizcaban sus pezones, y su erección se frotaba contra su trasero... Al diablo todo. Quería ese jugoso trozo de carne al costo que fuera.

- Por favor, Asmita.

- ¿Por favor qué, Kardia?- Cuestionó el rubio, frotándose contra él.

- Por favor, métela.- Gimió el peli-violeta, sucumbiendo a sus deseos.- Te quiero... Te necesito dentro de mí. Házlo con fuerza, lléname, házme gritar tu nombre... Por favor.

- Buen chico.

Apenas Asmita dijo esas dos palabras, pudo sentir como algo más grande que dos o tres dedos, se abría paso en su interior, provocando un poco de dolor por la intromisión, pero que rápidamente fue opacado por el deseo y el placer. Le fue imposible contener el pequeño grito que se le escapó, elevando aún más sus caderas.

- ¿Tan ansioso estás?- Sonrió Asmita, apretando las caderas de Kardia con sus dedos.- Bien, si así lo quieres...

No le dió tiempo de responder, cuando arremetió con fuerza contra su interior, moviendo sus caderas de atrás hacia adelante, sin darle un mínimo momento para respirar, hundiendose hasta el fondo de sus entrañas.

- Asmita...

- Guarda tus energías. Tengo algo más pensado para tí.

Antes de que dijera algo, Asmita salido de él, e intercambió las posición, dejándolo encima.

- Si tanto lo quieres, tómalo por tu cuenta.

Kardia jadeaba, sus piernas temblaban y sin duda quería más de esa sensación. Pero cómo rayos se suponía que montara a ciegas y con las manos atadas.

- Solo déjate llevar por tu instinto.- Le susurró Asmita, mordiendo su cuello, mientras apretaba sus muslos.- ¿Puedes sentirlo?

- Sí...

- Solo siéntate, y cuando termines, deja salir tu lado más salvaje.

Asmita le sujetó de los muslos, ayudándolo a sentarse lentamente, hasta que pudo sentir su trasero chocar entra los muslos de Asmita.

- Bien hecho.- Lo felicitó Asmita.- Ahora, solo disfrútalo.

Era difícil moverse con sus manos atadas, pero después de un rato, consiguió adaptarse, moviéndose de arriba a abajo y en círculos, sintiendo como llegaba hasta lo más profundo de su interior, clavándose en ese punto que lo hacía ver estrellas y que lo único que su mente fuera capaz de recordar fuera el nombre de su amante, gimiendolo sin pudor alguno. Recibiendo algunos azotes en sus muslos de vez en cuando, junto a otras caricias bruscas.

Pero sus piernas estaban cansadas, y los calambres no se hicieron esperar por demasiado tiempo. Pero a pesar del dolor, se rehusaba a detenerse.

Fue hasta que Asmita volvió a cambiar los lugares, tumbandolo sobre la cama, quedando entre sus piernas, que se detuvo. De nuevo, Asmita tenía el control, pasando sus manos aún atadas por su cuello, embistiendolo con aún más fuerza que la primera vez, mordiendole las clavículas y el cuello, lamiendo su pecho y apretando su cintura, moviéndolo a su ritmo.

- ¡Asmita!

Aún con sus manos atadas, no consiguió evitar arañar un poco el cuello de Asmita, mientras gemía en su oído, rogando por más.

Las mordidas, arañazos, golpes, chupetones... Todo eso, mezclado con las embestidas, la ausencia de visión, y el sentirse sometido. Era demasiado estímulo físico y mental.

Su orgasmo lo golpeó con fuerza sin ningún tipo de aviso previo, haciéndolo perderse en el éxtasis por varios minutos, hasta que por fin fue capaz de percibir imágenes con sus ojos de nuevo.

- ¿Qué pasó?- Murmuró, mientras Asmita le besaba con suavidad los labios.

- Casi te desmayas después de correrte.- Rió Asmita, acariciándole la mejilla.- ¿Demasiado intenso?

- ¿Qué demonios haces en tu tiempo libre?- Cuestiono con cansancio, abrazándose al rubio, ya con sus manos libres.- ¿Y dónde diablos escondes todo eso que tienes entre las piernas?

Asmita solo pudo reírse, abrazando a Kardia, acariciándole la cintura.

- En primera, solo aprovecho bien el tiempo.- Respondió recostado junto a Kardia, dejándolo recostarse en su pecho.- Y en segunda, sigue del mismo tamaño de siempre.

- Me estás jodiendo, ¿no?

- No, eso ya lo terminé de hacer hace como cinco minutos.

- Jodete.- Rió con cansancio el peli-violeta.

- Jodeme entonces... Si algún día recuperas las fuerzas.

- Solo espera a qué me recupere.- Aceptó Kardia el reto de Asmita, aceptando el beso del rubio.- Pero ahora déjame descansar un poco, y comer algo y tomar un poco de agua.

- Me parece bien. Tampoco quiero que termines muerto.

- Ni muerto te vas a librar de mí, Virgo. Eso tenlo seguro.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro