2: Despedida de soltero
Ship: Asmita x Defteros
Palabra: Persiana americana: Streaptease.
Universo Alternativo.// Normal AU.// Moderna AU.
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Luces brillantes de colores parpadeando por todo el oscuro lugar, música lenta y con un tono bastante sugerente, y un fuerte olor a alcohol, humo de cigarrillo y perfume inundando sus fosas nasales de frente apenas entró.
Peor plan para una noche de viernes no se le podía ocurrir. Entonces, ¿por qué diablos había aceptado ir a ese lugar?... ¡Ah!, cierto. Petición de su pobre cuñada.
- Bien, caballeros, ¡que comience la fiesta!
- ¿Qué tú no te casas la próxima semana?- Cuestionó uno de sus amigos.
- ¡Vamos, Kardia!, no seas tan duro con el pobre.- Intervino Dohko, el más joven del grupo.- Una última noche de fiesta con tus amigos antes de casarte no se le niega a nadie.
- Una noche de fiesta no. Pero meterse con alguien, sí.- Replicó de nuevo el peli-violeta.
Defteros solo rodó los ojos. Por un segundo pensó que eso iba a terminar mal, y ya estaba listo para sujetar a su hermano. Pero afortunadamente, alguien intervino antes de que ese par iniciara una pelea en pleno centro nocturno.
- Cálmense los dos, por favor.- Intervino Sísifo, poniéndose enmedio de ambos.- En primera, Kardia, nadie te obligó a venir. Así que por favor, trata de controlarte.- Añadió, mirando al peli-violeta, que solo rodó los ojos con fastidio.- Y en segunda, Aspros, te estamos dando una segunda oportunidad. Así que confiaremos en tí, pero por favor no nos defraudes.
- Lo sé, Sísifo, y se los agradezco de todo corazón.- Suspiró el gemelo mayor.- Y de verdad, te juro que no voy a defraudarlos de nuevo. Aprendí mi lección.
- No fuimos nosotros a quiénes engañaste, ni con quiénes te vas a casar, idiota.- Gruñó Kardia, cruzando sus brazos.- Es a tu futura esposa a quien deberías jugarle y cumplir esa promesa. Y solo para que te quede claro, si estoy aquí, no es por tí, es porque Sísifo, tu hermano y tu pobre futura esposa me lo pidieron.
- Kardia, sé que fui un completo estúpido, y que cometí un grave error, y que nada justificará ni cambiará lo que pasó.- Admitió, mirando al menor.- Pero eso fue hace dos años. Es la primera vez que vuelve a estar el grupo completo contigo desde entonces.
- Si todos ellos te perdonaron es su decisión, pero yo jamás volveré a verte como antes de eso. Eres una mierda de persona, un idiota, un mentiroso, y un maldito cerdo egoísta. Para mí estás muerto desde hace dos años.- Replicó Kardia, para después dar media vuelta y perderse entre la multitud.
Aspros suspiró, agachando la mirada. Todos los demás se quedaron en silencio, sin saber qué decir. Sabían que Kardia podía ser demasiado cruel con sus palabras si se lo proponía, e insistirle para ir con ellos podía resultar sumamente bien o increíblemente mal, no había un punto intermedio. Pero nada los pudo preparar para la situación que acababa de pasar.
- Seguramente solo se siente mal y necesita algo de aire.- Dijo Sísifo, aclarandose la garganta.- Solo... Hay que darle algo de espacio.
- No, Sís. Él tiene razón.- Suspiró el peli-azul.- Soy de lo peor.
Defteros prefirió quedarse callado, igual que todos los demás, y dejarle la tarea de calmar los humos a Sísifo. Al fin y al cabo, él siempre había sido el más sereno de todos, si alguien podría calmar esa situación, sería él.
Aunque Aspros fuera su hermano, algo de razón debía darle a Kardia. Ellos no fueron las víctimas, al menos no directas, de la infidelidad de Aspros, y por lo tanto, no era ellos a quiénes debía pedir perdón y jurar nada, sino a Chris, la verdadera afectada. Y también, era decisión de cada uno perdonarlo y darle otra oportunidad o no. No podían obligar a Kardia a aceptarlo como su amigo de nuevo.
Incluso para él fue difícil, y no había podido volver a ver a su hermano de la misma forma desde entonces. No podía culpar a Kardia del todo. Quizás él, Chris y Sísifo no debieron insistir cuando Kardia dijo que no cuando lo invitaron, pero lo hecho, hecho estaba.
- Bueno... Mientras resuelven eso, nosotros nos adelantamos a buscar una mesa libre.- Anunció Dohko, jalando del brazo a Hasgard.- Defteros, ¿puedes ir a buscar a Kardia?
- Claro.- Asintió, captando la indirecta de su amigo para escaparse de la incómoda situación.
Dejó a Sísifo calmando a Aspros, y fue en busca de Kardia, sabían que dejarlo sólo demasiado tiempo en ese estado tan agitado podría tener resultados fatales para él, así que era mejor encontrarlo lo más rápido posible. Era un poco difícil ver en la oscuridad y desplazarse entre tanta gente, pero al no notar el menor rastro de su amigo, decidió ir a los baños, quizás tendría mejor suerte.
Fue directo a dónde supuso que eran los sanitarios, por la puerta blanca, e ingresó, pero vaya sorpresa la que se llevó...
- ¡Perdón!- Exclamó cubriéndose los ojos al percatarse de su error, al ver a un joven rubio a medio vestir.- Estaba buscando los baños.- Añadió, completamente avergonzado, intentando encontrar la manija de la puerta, aún con los ojos cubiertos.
- Tranquilo, está bien.- Escuchó reír suavemente al rubio.- Puedes descubrirte los ojos, no te vas a morir por ver a alguien en ropa interior.
El moreno, aún apenado por su error, se quitó la mano de los ojos, y los abrió, manteniendo baja la mirada.
- No vienes por aquí a menudo, ¿cierto?- Preguntó el desconocido, terminando de vestirse, como si fuera lo más normal del mundo hacerlo enfrente de un completo desconocido.
- No. Yo... Solo vine con mis amigos, por la despedida de soltero de mi hermano.
El rubio finalmente terminó de vestirse, y comenzó a peinar sus largos cabellos, volteandose hasta entonces para verlo, examinandolo de arriba a abajo un par de veces, antes de decir algo.
- ¿De casualidad son gemelos, y tu hermano se llama Aspros?- Preguntó con una sonrisa algo burlona el chico, como si estuviera conteniendo la risa.
Defteros dió un pequeño salto en su sitio. ¿Cómo era que ese chico conocía a Aspros?
- Sí, lo supuse.- Rió bajo el rubio, volteandose de nuevo al espejo.- Tu hermano viene aquí a menudo, cada viernes por la noche, a veces entre semana, pero nunca falta los viernes.- Añadió.- Te pareces a él, aunque, solo físicamente.
- ¿Qué?- Cuestionó con incredulidad.- Debes... Debes estar confundido. Él... Él no...
- Créeme, no lo olvidaré así pasen mil años.- Sentenció el rubio.- Es un verdadero dolor de cabeza con el que debo lidiar cada semana.
- Carajo, Aspros...- Murmuró con enojo. Si ese chico decía la verdad, eso significaba que...
- Si te sirve de consuelo, yo jamás he aceptado una sola de sus ofertas. Siempre me ha dado mala espina.- Habló de nuevo el rubio.- Pero no puedo decir lo mismo de varios de mis compañeros y compañeras de trabajo. Algunos tienen demasiadas necesidades como para rechazar el pago extra.- Añadió.- Pero en todo caso, el único culpable es él por pedir ese tipo de servicio teniendo una relación, en todo caso.
Defteros suspiró, tratando de calmarse. El desconocido tenía razón, después de todo, en un club de Streaptease nadie estaba obligado a siquiera ver un performance, mucho menos a solicitar una "atención especial". Y todos los chicos y chicas solo hacían su trabajo.
- El baño no está tan lejos de aquí, puedo mostrarte el camino.- Cambió de tema el rubio, acercándose a él, tocándole el hombro.
- Gracias.- Suspiró Defteros.- Eh...
- Asmita. Ese es mi nombre.- Sonrió amablemente el rubio.- ¿Y el tuyo?
- Defteros.
- Bien, sígueme, Defteros.
El moreno asintió y fue detrás del rubio. Después hablaría de ese asunto en privado con su gemelo, por ahora debía concentrarse en encontrar a Kardia.
- Aquí está.- Anunció Asmita cuando llegaron.- Debo irme. Procura no perderte de nuevo.- Bromeó el rubio, antes de volver sobre sus pasos.
Defteros solo sonrió levemente, viéndolo marcharse, hasta que lo perdió de vista. Después, entró al baño, dónde tal y como esperaba, encontró a Kardia fumando un cigarrillo, junto al lavamanos.
- Creí que ya habías dejado esa mierda.- Le reprochó, cruzándose de brazos.
Kardia le dió una profunda calada a su cigarrillo, mientras peinaba su rebelde flequillo hacia atrás, antes de responder.
- Lo hice, pero ese idiota me pone los nervios de punta.- Replicó el peli-violeta, soltando el humo de su boca, sujetando el pequeño cilindro en sus dedos.
- Igual trata de controlarte.- Suspiró el peli-azul, quitándole el cigarrillo para después apagarlo en algo de agua estancada en el fondo del lavamanos.- Sabes todo el daño que te hace está porquería.
- Lo sé, lo sé.- Suspiró Kardia.- Lo siento.
- No importa, solo cálmate.- Suspiró el mayor.- ¿Te sientes bien?
- Sí. No soy de papel, no te preocupes tanto.- Sonrió Kardia, dándole un golpe suave en el hombro.- Vamos, tenemos a un perro que cuidar.
Defteros negó sonriendo ante la broma, para después volver con los demás al lado de Kardia. Un problema menos.
Dohko se las había ingeniado para conseguir una mesa cerca de la barra y el escenario principal, y ya estaban en la tercera ronda de una competencia contra Hasgard y Aspros, mientras Sísifo solo bebía la limonada sin alcohol que había pedido por ser conductor designado.
Kardia no tardó mucho en pedir un daikiri de fresa, uniéndose a la charla grupal. De vez en cuando le lanzaba una mirada filosa a Aspros, pero su esfuerzo por mantenerse tranquilo era notorio.
Todo parecía por fin estar bien, por un momento sintió como si hubiera vuelto a su época más juvenil, antes de que ese incidente que los separó ocurriera.
Dohko diciendo bromas sinsentido al lado de Kardia, Hasgard riéndose aún si nadie más lo hacía, Sísifo procurando evitar que alguien rompiera algo o hiciera el ridículo, y él disfrutando el agradable y cálido ambiente...
Pero el alcohol es traicionero, y a Aspros se le había pasado la mano bastante rápido. Dohko solo se había quedado dormido, recargado en la mesa. Kardia se había puesto a hacer bromas sin coherencia alguna, arrastrando palabras, mientras Hasgard y Sísifo lo escuchaban. Aspros estuvo en aparente calma, solo riéndose con Kardia. Hasta que al peli-violeta comenzaron a darle arcadas.
Sísifo de inmediato se puso de pie, al igual que Hasgard, y ambos corrieron al lado de Kardia para llegar al baño lo más rápido posible, dejando a Defteros con un adormilado Dohko, y un risueño Aspros.
Defteros creyó que todo estaría bien, pero de pronto, todas las luces se apagaron por unos segundos, dando paso a posteriormente una sola de color rojo en el escenario principal, mientras River, de Bishop Briggs, comenzaba a sonar por todo el lugar.
Al prestar atención del bailarín en el escenario, se dió cuenta que se trataba de Asmita, ese rubio al que había conocido hace menos de dos horas atrás.
Normalmente no le prestaba atención a ese tipo de espectáculos, dedicando toda su atención a su bebida, cómo si fuera la cosa más interesante del mundo. Pero esta ocasión fue diferente.
Los movimientos del rubio eran hipnotizantes. La forma en la que se restregaba contra el tubo, para después enrollarse, subir y deslizarse en él, cómo daba vueltas ligeras a su alrededor, moviendo sus labios al compás de la canción por momentos.
Era una danza que parecía querer mostrar cierta violencia y dominio, pero sensualidad a la vez, y vaya que lo lograba.
En la segunda parte de la canción, la más tranquila, lo vió arrodillarse, ya con los botones de la camisa desabrochados, dejando expuesto el blanco pecho. Para después ponerse completamente en cuatro y gatear un poco por el escenario, hasta llegar a una silla, no sin hacer algunos movimientos sugerentes al llevarse dos dedos a la boca, en el momento justo donde la icónica frase de la canción: "Shut your mouth and run me like a river", la hizo retomar el ritmo anterior.
Se montó de frente en la silla, sujetándose del respaldo, frotándose de forma demasiado explícita contra éste, mientras se deshacía de su prenda superior.
Lo siguiente que le vió hacer, fue levantarse de la silla para después volver a sentarse, ahora con su espalda pegada al respaldo, recargando su cabeza hacia atrás, haciendo algunos movimientos con la cadera, cada vez más frenéticos, mientras acariciaba su propio pecho expuesto. Hasta que justo cuando la cantante mencionaba en un susurro: "Like a river". Seguido de un movimiento rápido para deshacerse del pantalón en segundos, exhibiendo su apretada ropa interior de lo que parecía ser cuero.
Lo vió sentarse de nuevo en la silla, abrir y cerrar las piernas un par de veces, para después ponerse de rodillas, gatear de nuevo, y finalmente, terminar boca arriba en el escenario, en una pose bastante atractiva a la vista.
El chico se había robado la noche, todos los clientes que aún no estaban perdidos en el alcohol, tenían su mirada fija en él. Y cuando el show terminó, todo el público enloqueció.
Las luces de nuevo se apagaron por completo, suponía que para darle tiempo al chico de salir del escenario e ir tras bastidores sin romper la atmósfera del lugar. Y después volvieron a la normalidad antes del show.
Fue hasta entonces que Defteros se dió cuenta de la ausencia de Aspros. En la mesa solo estaba Dohko, completamente dormido, roncando y babeando encima de la superficie de resina. Pero de Aspros no había ni rastro.
No podía dejar a Dohko sólo en ese estado, no sabía cuánto más tardarían en volver Sísifo y Hasgard, y de todos modos, seguro estarían ocupados con Kardia... Lo único que se le ocurrió fue escribir una nota lo más rápido que pudo, explicando brevemente lo sucedido, y dejarla al lado de Dohko.
Una vez hecho eso, de inmediato se fue en busca de su hermano, lo cual desgraciadamente no le llevó mucho tiempo. Lo encontró en dónde conoció a Asmita, siguiendo a un visiblemente fastidiado rubio, a nada de soltarle un puñetazo.
- Aspros, ¿qué demonios estás haciendo aquí?- Interrogó a su hermano, apartándolo de inmediato. Estaba demasiado molesto como para importarle armar un escándalo.
- Es mi despedida de soltero, hermanito.- Rió bobamente su gemelo, hipando un poco. Estaba ebrio, de eso no le quedaba la menor duda.- Déjame divertirme un poco.
- ¡Estás comprometido, idiota!- Reclamó, ganándose un gruñido de parte de su hermano.
Si tratar de razonar con un borracho ya era difícil por sí sólo, estando enfadado era mucho peor. Seguramente habían terminado en una pelea a golpes, de no ser por la intervención de un tercero.
- Hasta que llegas, Defteros.- Dijo Asmita, sorprendiendo a ambos gemelos.- Lo lamento, Aspros. Pero en primera, ya te he dicho muchas veces que no le brindo servicios privados a cualquiera, tengo una agenda muy ocupada. Y hoy tenía reservado, por tu hermano... Qué lástima, mejor suerte la próxima vez.
Ninguno de los dos tuvo tiempo de decir algo, cuando Asmita ya había tomado de la mano a Defteros, comenzando a arrastrarlo por todo el lugar, sin detenerse a dar explicaciones, hasta llegar a las habitaciones privadas del club.
Defteros seguía en su pequeño shock, hasta que Asmita lo hizo volver a la realidad.
- Gracias por llegar en el momento justo.- Rió bajo el rubio.
- Yo... Debo irme.- Mencionó, intentando irse, pero Asmita le tomó de la mano.
- Me salvaste de terminar en la estación de policía por golpear a un idiota que no soporto, así que te pagaré bien el favor.- Susurró en su oído Asmita, pegándose a su espalda, haciéndolo estremecerse por completo.- Creo que el espectáculo te dejó con ganas de más. ¿O me equivoco?
Fue hasta que sintió la mano de Asmita rozar su entrepierna, que se dió cuenta de la ligera erección en sus pantalones.
Ciertamente, la oferta era tentadora... Demasiado como para negarse. No tenía ni siquiera dos horas de conocer a Asmita, pero ese rubio tenía algo que lo enloquecía.
Bueno, unos momentos no le harían daño a nadie. Sísifo y Hasgard podían encargarse de manejar la situación en su ausencia. Simplemente les enviaría un mensaje para avisarles que estaba bien y no se preocuparan por él.
- ¿Listo?- Susurró el rubio en su oído, mientras le daba un suave masaje en los hombros.
- Y-Yo...
- ¿Primera vez?- Preguntó con una pequeña sonrisa el stripper, rodeando el sofá de cuero negro para verlo de frente.
Defteros solo asintió con timidez. No era un inexperto en el mundo del sexo, pero tampoco era el centro de su vida. Había cosas que no había experimentado, ya fuera por temor o simplemente por falta de interés, como era ahora el caso.
- Bien, en ese caso, te explicaré lo necesario.- Sonrió tranquilamente Asmita, sentándose en su regazo, aumentando sus nervios a la par de su excitación.- Se vale ver y tocar todo lo que quieras. Pero, nada de contacto directo de "partes con partes", si entiendes a lo que me refiero.- Explicó, provocando un tenue sonrojo en el moreno.- Sí, sé que es decepcionante, pero reglas son reglas. Aún así, no tengas pudor de usar tu imaginación y tus manos.
- Bien, ya entendí.- Murmuró avergonzado, desviando la vista.
Asmita solo rió suavemente, algo enternecido por la actitud del chico. Quienes pagaban por esa clase de servicios, solían tener actitudes tan diferentes, y hasta nefastas. Pero Defteros realmente era un soplo de aire fresco, un toque interesante para salir de la rutina. Aspros fue solo una excusa para poder quedarse a solas con él.
La música en esa pequeña habitación era bastante suave y ligera, dándole un toque por demás erótico y seductor, junto a la luz suave, que iluminaba el pequeño relieve donde bailaba el stripper.
Si la actuación de Asmita con la canción River, lo había dejado deseando más, la que ahora llevaba a cabo, estaba superando sus expectativas.
Verlo desvestirse lentamente de espaldas, mientras se agachaba frente al tubo, abriendo sus piernas, para después volver a su postura inicial.
Seguida de una perfecta rutina de pole dance en la que el rubio hizo gala de la fuerza de sus largas y perfectas piernas, así como de su elasticidad.
Ver el cabello rubio danzando al compás del movimiento de su dueño, pegándose a la piel de la frente, pecho y espalda por una fina capa de sudor, enmarcando el perfecto y redondo trasero...
- No seas tímido.- Sonrió Asmita, acercándose contoneando sus caderas.- No me molestaría ver un poco de tí.
Asmita acarició la rodilla de Defteros, subiendo lentamente por su muslo, hasta llegar a la hebilla del cinturón. Le tomó apenas unos segundos liberar la necesitada erección del peli-azul, poniéndolo algo nervioso.
- Está bien.- Susurró contra sus labios, tomándole de la mano, guiandola a esa zona, invitándolo a estimularse.- Observa, déjate llevar por tus deseos, y deja que tu mente haga el resto.
Con esas simples y directas palabras, Asmita logró alejar cualquier rastro de duda, haciendo que poco a poco la lujuria se adueñara de cada célula de su ser.
El rubio continuó con su baile, hasta que terminó dirigiendo su mirada a las acciones de su espectador... Como pocas veces, su mente le jugó una mala broma, haciéndolo excitarse de verdad al imaginar más de la cuenta.
Bueno, si la vida te da limones, entonces haz limonada.
Se atrevió a agacharse frente al moreno, y comenzar a jugar con su propio cuerpo, manteniendo su mirada fija con la del más alto.
Los dos se habían dejado llevar ya por la imaginación, y los ruidos que escapaban de los labios de ambos, mientras sus manos se encargaban de satisfacer las zonas que deseaban, eran una clara prueba de ello.
Defteros no sabía qué ocurría con él. No se consideraba un vouyerista, pero la imagen de ver a Asmita tocarse, mientras gemía, mirándolo con una ligera súplica en sus ojos, era algo difícil de resistir. Haciéndolo estallar de placer en su propia mano, poco antes de que Asmita terminara en la misma situación.
Al alzar la vista, respirando de forma agitada, sus miradas se encontraron. Los dos sabían que deseaban llegar a la siguiente base, pero no era el lugar. sin embargo...
- Vístete, y búscame en la salida en cinco minutos.- Susurró el rubio, después de robarle un necesitado beso que le fue correspondido.
No hizo falta que se lo pidiera dos veces para aceptar la oferta, siguiendo al rubio para ir a otro lugar a pasar la mejor noche de su vida, olvidándose de sus amigos y su hermano por completo.
- No responde...- Murmuró Sísifo, después de intentar llamar a Defteros, cuando Aspros apareció en la mesa.- ¡Aspros!, qué suerte que estás bien. ¿Sabes dónde está Defteros?
- Ni te molestes en llamarlo.- Respondió con enfado el peli-azul, sacando su billetera.- Ya vámonos. El cabrón está pasándosela a lo grande, y nosotros aquí como estúpidos.
Aspros dejó un puñado de billetes sobre la cuenta, para después comenzar a caminar a la salida. Dejando perplejos a sus acompañantes.
- ¿Y ahora qué mosca le picó?- Exclamó confundido Hasgard, sosteniendo a un aún dormido Dohko.
- Más bien, quién no cayó en las garras del viejo lobo.- Rió Kardia, recargado del hombro de Sísifo.
- No seas cizañoso, Kardia.- Regañó Sísifo.- Quizás solo bebió demás y ya está cansado.- Añadió, tratando de justificar el actuar de su amigo.- Además, tiene razón, ya deberíamos irnos a casa. Dohko no va a despertar ni aunque le pase un elefante encima, y tú, Kardia... Trata de dormir un poco en el auto.- Añadió.- Al menos sabemos que Defteros está bien.
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