19: Misión en cubierto
Ship: Lumen x Argaios
Palabra: Corset.
Universo de Saint Seiya.// Headcannon.
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- ¡Ah!, ¡carajo!
- Lo siento, Lumen.- Se disculpó algo agitado el pelirojo.- Aguanta solo un poco más.
- Bien.
Tomó una fuerte bocanada de aire, apretó los labios, y cerró con fuerza los ojos, recargando completamente sus manos en la pared, aguantando a duras penas el proceso.
- Listo.- Anunció Argaios, terminando de atar los cordones.- ¿Cómo te sientes?
- Otro poco, e iba a vomitar mis intestinos.- Respondió, llevando sus manos a su abdomen, sintiendo la dura tela y varillas metálicas.- Casi no puedo respirar.
Maldita la hora en que aceptó ir a esa misión... Era lo único que podía pensar en ese momento. Sentía que ese maldito corset le iba a romper las costillas al menor movimiento en falso, si es que no moría sofocado antes.
- Lo siento.- Suspiró sagitario.- De haber sabido que esto iba a pasar, habría sugerido a alguna de las chicas.
- No importa.- Respondió, desviando la mirada con un leve sonrojo en sus mejillas, tras ver su reflejo en el espejo de la habitación.- Ya estamos aquí, es tarde para lamentarse. Entre más pronto vayamos a esa reunión, más rápido averiguaremos lo que necesitamos, y más rápido podremos terminar con esto.
Argaios asintió, mirando disimuladamente a su compañero. Lumen no le era indiferente, y con esa prenda apretando su cintura, resaltando sus atributos, su mente comenzaba a hacer de las suyas.
Rápidamente trató de desviar su atención, ayudando a Lumen a terminar de colocarse las prendas faltantes, así como algo de maquillaje. Hasta que lograron terminar el disfraz.
- ¿Estás seguro de esto?- Cuestionó nuevamente Argaios, cuando ya estaban en el lugar.
- Ya estamos aquí. Así que démonos prisa.- Respondió con determinación el heleno.
La misión era relativamente sencilla. Infiltrarse en una fiesta, haciéndose pasar por invitados, escuchar todo, y tratar de reunir información sobre el posible recipiente de Poseidón. Buscando llegar a él antes que Ares.
No debían atacar, ni pelear, absolutamente nada. Solo escuchar y tratar de averiguar si el posible recipiente realmente lo era o no... Al menos eso creyeron, hasta que a media velada, un ataque sorpresa comenzó.
Verserkers, lo supieron de inmediato al ver sus armaduras rojas. No tuvieron de otra más que enfrentarlos para proteger a los civiles.
Afortunadamente, lograron manejar bien la situación, poner a todos a salvo y expulsar a los enemigos. Aunque no salieron ilesos.
- Al menos ahora sabemos quien no es el recipiente de Poseidón.- Mencionó Argaios, colocándose algo de hielo en la nariz.- Espero que Nicolas y los demás hayan tenido más suerte que nosotros.
- Que hayan tenido mejor suerte no lo dudo. Estoy seguro de que ni Nicolas, Yazmín, Flora, ni Nobuo tuvieron que usar algo tan incómodo.- Suspiró el peli-celeste en la puerta del baño, con una toalla en los hombros, ya despojado del vestido, maquillaje y peluca que se había visto en necesidad de usar, vistiendo únicamente el corset, además de su ropa interior.- ¿Podrías ayudarme con esto?- Pidió con vergüenza, refiriéndose a la incómoda prenda.
- Claro.- Accedió Argaios, luchando por ignorar los pensamientos no tan puros que aparecieron en su mente en ese momento.
Sacudió la cabeza, tratando de ignorar esos pensamientos intrusivos, y siguió a su amigo hasta el baño.
Lumen apoyó sus manos sobre el lavamanos, dando sin querer una imagen por demás tentadora para cualquiera. Su pálido rostro sonrojado, su largo cabello cayendo por sus costados, su pecho y caderas resaltando más de lo normal gracias al corset, que a su vez, reducía su cintura, y sus largas y bien torneadas piernas...
- ¿Argaios?
Al escuchar la voz de Lumen, y darse cuenta de que lo estaba mirando, casi pegó un salto por el temor de verse descubierto.
- ¿Pasa algo?
- No, nada, Lumen.- Negó cerrando los ojos, y frotando el puente de su nariz.- Solo... Creí que aún me estaba sangrando la nariz. No te preocupes.
Afortunadamente, el peli-celeste no cuestionó su respuesta, y simplemente lo esperó hasta que se colocó justo detrás de él.
Si la anterior imagen de Lumen ya era tentadora, desde ese ángulo era irresistible. Su mente de nuevo lo traicionó, dejándolo paralizado ante sus propios pensamientos.
- ¿Te sientes bien?- Preguntó Lumen, girando el rostro lo suficiente para mirarlo.- ¿Estás mareado, quieres descansar un poco o algo?
- ¡No, estoy bien!- Respondió nervioso.- Solo... Solo que noté que tu ropa interior es de color negro, igual que el corset.
Al caer en cuenta de sus imprudentes palabras, de inmediato se cubrió los labios. Sus nervios habían hecho su trabajo, y terminó diciendo demás. Lumen tampoco dijo nada por unos segundos, únicamente mirándolo, hasta que terminó por soltar una carcajada.
- ¿En serio estás pensando en el color de mis calzoncillos?- Cuestiono enmedio de un ataque de risa.
- ¡No!... Solo decía... ¡No!- Tartamudeó el pelirojo, intentando arreglar su error, mientras Lumen no podía dejar de reírse.- No tengo idea de qué estoy diciendo...- Murmuró, agachando la mirada con vergüenza.
En el baño se hizo un enorme silencio, hasta que, inesperadamente, Argaios sintió algo restregandose en su ingle.
De inmediato alzó la mirada, llevándose una de las más grandes sorpresas de su vida al ver a Lumen recargado en el lavamanos, observandolo fijamente.
- Hay algo mejor debajo de la ropa, ¿sabes?- Sonrió con coquetería el oji-azul.
- L-Lumen...
- Lo que pasa en una misión, se queda en la misión.- Interrumpió Géminis, incorporándose lo suficiente para acercarse a sus labios.- Nadie tiene porqué saberlo.- Añadió, soplando sobre los labios ajenos.
Argaios suspiró, pero, aunque algo nervioso, terminó por aceptar el beso, atreviéndose a sujetar la cintura de Lumen, pegándose aún más a su cadera.
Volvió a recargar sus manos en la superficie del lavamanos, sintiendo las manos de Argaios acariciar su pecho, deslizándose hasta sus muslos. Mientras sus labios besaban su nuca, bajando por su cuello, hasta llegar a sus hombros, haciéndolo suspirar.
Se dió cuenta cuando Argaios se deshizo de su ropa interior, así de cuando comenzó a preparar su interior con sus dedos, mientras su boca atendía su cuello.
- Argaios...- Le fue imposible contener los pequeños gemidos que brotaban de sus labios, aún cuando le era algo difícil respirar con el corset aún puesto.- ¡Dioses!
La intromisión del miembro en su entrada fue algo difícil aún después de la estimulación previa. El corset apretaba hasta su vientre bajo, dejando muy poco espacio para cualquier expansión de sus músculos internos, pero lejos de incomodarlo cómo pensaba, solo encendió aún más su deseo.
Podía sentir como incluso Argaios tenía algo de dificultad al moverse, cómo se deslizaba lentamente de adelante hacia atrás, acariciando sus entrañas, aumentando poco a poco la velocidad.
Antes de que se diera cuenta, ya estaba gimiendo el nombre de su compañero, pidiendo más, moviéndose en conjunto, aún sintiendo como sus piernas perdían fuerza con cada estocada.
Sintió su climax llegar cuando un líquido tibio bañó su interior, haciéndolo soltar un último pero potente grito, antes de dejarse caer casi desmayado contra los azulejos del lavamanos.
Su cabeza daba vueltas, sentía sus párpados pesados, y su cerebro aún estaba bajo los efectos del potente orgasmo. Argaios le dijo algo, pero realmente no entendió nada. Solo cerró los ojos, quedándose dormido sin darse cuenta.
- Lumen. Lumen. ¡Lumen!
Al escuchar la voz de Argaios, comenzó a abrir los ojos, topándose con la preocupada mirada del arquero.
- Lumen, ¿estás bien?
- ¿Ah?- Por un momento pensó que todo había sido un sueño, pero al verse en una de las camas, desnudo, cubierto apenas por una sábana, y percatarse del leve dolor en su trasero, supo que no era así.- Sí. ¿Qué pasó?
- Te desmayaste. Después de... Eso.- Respondió con las mejillas tan rojas como su cabello.- Creo que te sofocaste por el corset o algo así.
Miró su abdomen, dándose cuenta de las marcas que las varillas y la dura tela habían dejado en él. La hipótesis de Argaios tenía sentido.
- No parecía preocuparte mientras-
- ¡No lo digas!- Interrumpió nervioso, manteniendo la vista agachada.- Lumen, yo... Lo siento. No sé qué me pasó. Yo...
- Está bien, Argaios.- Sonrió, acariciando sus cabellos cobrizos.- Lo que pasa en una misión, se queda en la misión. En cuanto volvamos al Santuario, seguimos siendo amigos.
- Gracias.- Suspiró el pelirojo, antes de sentir un peso en su regazo.- Lumen, ¿qué...?
- Todavía no estamos en el Santuario, ¿o sí?- Cuestionó cerca de sus labios.- La noche aún es joven.
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