V E I N T I C U A T R O
Escuchar con The Warrior, la cual se encuentra en la playlist previamente otorgada.
Un nuevo amanecer se abrió paso en Kakaoti. La mañana estaba fresca y todos permanecían en sus alcobas, cobijados por distintos tipos de sábanas, las cuales brindaban cierta calidez a sus cuerpos. La primera en levantarse fue BonHwa, ató su cabello en una coleta e hizo un pequeño moño en el frente de su bata con algunas tiras que colgaban de la misma. Miró su cama y pudo observar como dormía su alfa tan plácidamente, sus mejillas y labios estaban un poco hinchados y su cabello rubio se pegaba en algunas partes de su frente. Tomó su mano y se percató de que éste estaba helado, con velocidad llevó sus dedos a la nariz del chico y pudo respirar con regularidad de nuevo cuando sintió el aire helado salir de sus fosas. Con sus manos creó un pequeño sol de color dorado y lo lanzó al cuerpo de Jimin. Esperó unos cuantos minutos y volvió a tocar su piel, regresó a su lugar sonriendo en cuanto confirmó que su temperatura había incrementado y el frío se había disipado.
Caminó con cautela hacia la puerta y salió de la habitación hacia el jardín. El viento era algo frío y de ráfagas fuertes, así que se sentó para obtener un poco de calor. El tiempo transcurrió tan rápido para ella que el sol ya había salido por completo. Observó con cautela todo lo que había en el lugar, admiró la cristalinidad del pequeño lago frente a ella, así como cada una de las especies vegetales que se encontraban ahí, sin embargo, una flor en particular que se hallaba al fondo del jardín captó su atención, estaba a punto de secarse y totalmente caída. Se levantó y removió con cuidado las plantas hasta llegar a ella, la tocó con suavidad y en un abrir y cerrar de ojos estaba como si nueva.
—Acabas de demostrarme una vez más lo poderosa que eres – BonHwa volteó y sonrió al ver a Hoseok en el jardín – Lifetus Samlim, es una flor exótica dentro de la región.
—Es muy linda.
—La leyenda dice que sólo las almas puras y poderosas pueden reanimarlas – Hoseok señaló a la flor – ahí tienes la prueba.
—Pero...– la omega frunció su ceño – solamente la toqué.
—En Phoenix abundaban ese tipo de flores – el pelinaranja suspiró – pero desde que JiHwan entró al poder, fue como si él mismo las hubiera aniquilado.
—¿Él tiene poderes? – él negó.
—Utiliza solamente mi magia para su diversión y la de sus más cercanos – BonHwa sorprendida tapó su boca con una de sus manos – YeonJun y yo éramos muy buenos amigos, hasta antes de que me aprisionaran en el castillo.
—Algo me había comentado al respecto – la omega suspiró – me mencionó que por él fue que te aprisionaron.
—Eso ya no importa ahora – inhaló y exhaló con lentitud – aún me quedan dos días aquí y te ayudaré lo más que puedas para que puedas recuperar lo que te pertenece.
Ambos asintieron en silencio. BonHwa miró con detenimiento al chico y suspiró.
—Hoseok, ¿Podrías mostrarme Phoenix? – BonHwa se acercó hasta el pelinaranja y le tomó de las manos – por favor.
—No puedo hacerlo, aunque quisiera – Hoseok se dió la vuelta para regresar hasta el castillo – debes averiguarlo tú misma, en compañía de tu alfa. Las leyendas y la diosa luna jamás se equivocan, ella te dió una nueva oportunidad de vivir y éste es el momento preciso para aprovechar al máximo tus poderes. Debes cumplir con lo escrito.
La luz del sol se colaba por las cortinas, haciendo que Jimin despertara de aquel sueño tan profundo en que se había sumergido. Se estiró, convirtiendo sus manos en pequeños puños y arrugando su rostro, parpadeó con lentitud tratando de acostumbrarse a la luz. Palpó a un lado de la cama y se levantó bruscamente en cuanto sintió la cama vacía. Revolvió su cabello entre sus manos y corrió hasta la puerta, encontrándose con un SeokJin adormilado.
—Buen día – habló con voz ronca el beta.
—¿Has visto a BonHwa? – Jimin habló tan rápido que no se le podía entender que era lo que decía.
—Habla más despacio, por favor – SeokJin bostezó – no puedo entenderte.
—¡Mimi, Jinnie! – la omega les saludó alzando su mano para que pudieran verla.
Jimin corrió hasta ella y le abrazó, enterrando su nariz en el cuello de BonHwa, para poder aspirar aquel aroma que amaba tanto y le volvía loco.
—¿Dónde estabas? – habló el alfa con suavidad.
—En el jardín, con Hoseok – se separaron lentamente y pudo observar como la respiración de Jimin era algo irregular y sus ojos se mantenían en constante movimiento – ¿Estás bien?
Él asintió.
—¡El desayuno está listo! – anunció RyuJin con voz fuerte, se acercó a su prima y tiró de su brazo – ay cariño, tienes cara de no haber probado bocado en días, vamos que todo se enfría.
Ella se detuvo girando su rostro hacia el alfa. Él asintió y le sonrió, dándole a entender que fuera a comer. En cuanto las omegas se retiraron, SeokJin se estiró con lentitud y rascó su cabeza, dirigiendo su vista al rubio.
—Lo había olvidado – el beta señaló una de las alcobas – el rey Yeon me pidió que en cuanto despertaras le fueras a ver.
Jimin asintió y con muchos nervios tocó la habitación de su padre. Un ligero adelante resonó por dentro y abrió la puerta. Su padre estaba sentado en su cama leyendo un libro, sus ventanas se encontraban abiertas y el viento movía un poco su cabello. No pudo evitar traer de vuelta esos recuerdos tan amargos en Timoría, en donde pensaba que había muerto y le inculpaban a él por su muerte. Sus lágrimas amenazaban con salir y en su garganta se había formado un nudo que le impedía hablar. Yeon giró su rostro y sonrió al ver a su hijo en la puerta, se levantó de su cama y caminó hasta Jimin. Colocó sus manos en las mejillas del alfa y con suavidad dejó caer la cabeza del chico en su hombro, los sollozos de ambos resonaban en la habitación envolviendo más el ambiente tan melancólico que se había formado. Después de algunos minutos en esa posición, se separaron para después tomarse de las manos y verse a los ojos.
—P-Papá...– habló el alfa con la voz temblorosa – no sabes cuánto te extrañé.
—Lo sé, Jimin, lo sé – Yeon limpió las lágrimas que habían quedado en el rostro de su hijo – perdóname por no haberte defendido de tu madre. Fuí tan cobarde como su omega que te ocasioné demasiados problemas, mis decisiones te afectaron y de una manera que jamás voy a perdonarme.
—Eso no interesa ahora, sólo sé que te tengo a mi lado, sano y vivo – Jimin sonrió – eras lo único que me faltaba para estar completo.
El padre tiró del brazo al chico para que tomaran asiento en la cama del mayor.
—¿Piensas volver a Timoría? – el Omega vió como el rostro de su hijo se tensaba.
—Aún no lo sé, papá – él chasqueó su boca – mi nación está a salvo y eso me genera una profunda paz, pero también tengo una Omega que me necesita.
—Se están tardando para conversar – el Omega suspiró – sé que ya no eres un niño, pero un consejo no te vendría mal, ¿Lo aceptarías?
—Si, padre.
—Deja que ella salve a su nación y reencuentrense después de ello – Jimin iba a refutar su consejo pero Yeon se apresuró a proseguir – piensa algo, hijo. Ella tiene dos naciones que reconstruir, tu no le serás de utilidad, es más, hasta abrirás su camino para que ella pueda dominar Phoenix más pronto.
—Pero padre esa leyenda...– Jimin calló ante las palabras abruptas de su padre.
—¡No quiero que salgas más herido, Park Jimin! – el hombre se levantó de la cama molesto – sufriste toda tu vida, esperando el momento exacto en que llegara tu Omega o una Omega con la que tú quisieras estar, ¡Y ahora te irás con una Omega que tiene muchos enemigos por combatir! ¡Estás exponiendo a toda tu nación a causa de ella!
—¡Ella es mi pareja, padre! ¡No la voy a dejar sola en ningún momento!
Jimin estaba realmente confundido, pensaba que su padre le brindaría todo el apoyo necesario para que ambos pudiesen ir a Phoenix, pero a la vez podría comprender su miedo como padre. Él mismo sentía ese mismo temor con BonHwa, él deseaba que ella dejara todo atrás y se fuera a reinar Timoría, que lo hicieran juntos.
Yeon se acercó intimidante hacia Jimin y le sentenció rostro a rostro.
—Te prohíbo que regreses a Hilgrand con esa omega, sé que le aconsejé que ambos rescataran Phoenix, pero ya no lo deseo. Deseo que estés a salvo y en dónde deberías de estar.
La tarde había caído en el castillo, Jimin no se había acercado en ningún momento a BonHwa, la evitaba a toda costa y agradecía en cierta parte que ya no tuvieran el lazo. Podía guardar sus sentimientos sin preocuparla a ella. Namjoon y Taehyung estaban sentados con él en el jardín, sus emociones estaban totalmente revueltas y no sabía que hacer, así que decidió contárselos a ellos, y como siempre, lo confundían aún más.
—¡Namjoon, son ideas anticuadas! ¡Él debe estar con su omega aunque ella vaya a combatir un oso!
—Taehyung, eso podría funcionar si no fuese un príncipe. Piensa por un momento, ¿Qué pasaría si el rey de verdad hubiese fallecido? – suspiró – Jimin tendría que tomar el mando de Timoría, es su deber como príncipe.
—Pero da la casualidad que está vivo, ¿No crees que él debería seguir a su omega y tomar sus propias decisiones?
—No porque...– Jimin se levantó y calló a ambos chicos.
—¡Ya basta! – el alfa revolvió su cabello y suspiró – hablaré con ella y le pondré fin a todo ésto.
—Mimi, ¿Podemos hablar? – el color parecía haber abandonado el cuerpo de los tres chicos ahí presentes – ¿Están ocupados? Por si es así, puedo regresar en otro momento.
—En realidad ya los íbamos, ¿Cierto, Taehyung?
—Pero yo no...– Namjoon pellizcó un poco el brazo del chico y aguantándose el dolor regresó su mirada a BonHwa – los dejamos solos para que puedan conversar.
Ambos chicos se fueron dejando a la pareja en un total silencio.
—BonHwa...– Jimin intentó hablar pero ella le interrumpió.
—¿Qué te sucede? – ella se cruzó de brazos – me has evitado todo el día y no cruzaste palabras conmigo más que en la mañana.
—Hablé con mi padre – espetó Jimin – quiere que regrese a Timoría.
—Bien, puedo esperarte algunos días y...– Jimin negó con la cabeza.
—No iré contigo a Phoenix, BonHwa.
Ella frunció su ceño y respiró con lentitud, tratando de asimilar lo que el alfa le había dicho.
—Estás bromeando, ¿Cierto?
—No lo estoy haciendo, mi padre me necesita en Timoría y es mi deber como príncipe regresar con mi pueblo.
—Que conveniente para ti, Jimin – ella se acercó más a él – ahora sí eres un príncipe con muchos deberes, pero hace unos días me jurabas que regresaríamos a Hilgrand a crear una nueva vida.
—BonHwa, podemos reencontrarnos después de que recuperes Phoenix.
—¿Recuperes? – preguntó con sarcasmo la omega – ¡Ésto es una misión de los dos!
—¡Pues no quiero hacerla! – gritó Jimin asustando a la omega – tengo a mi padre vivo y no quiero perderlo de nuevo.
—Y también tienes una Omega que literalmente dió la vida y regresó de las tinieblas por tí – susurró – ¿Tan poco valió para tí todo lo que arriesgué por ti?
—No es eso, pero son mis deberes con mi pueblo, Bon – él tomó una bocanada de aire intentando regular sus emociones.
Ella abrió su boca sorprendida, frunció sus labios y asintió con lentitud.
—Eres tan patético y egoísta, que me recuerdas a SoRa.
—¡No es momento de comparaciones! ¡Yo tengo a mi padre vivo y los tuyos ni siquiera existen ya!
BonHwa se quedó estupefacta ante las palabras de Jimin. Instantáneamente sus ojos se llenaron de agua y un nudo de instaló en su garganta.
—De acuerdo...– susurró ella – tu ve por tu camino, que yo iré por el mío.
Ella se dió la vuelta para regresar al castillo, pero Jimin tomó su brazo, sin embargo, ella se soltó bruscamente de su agarre.
—BonHwa, perdóname – habló afligido – no debí decirte eso.
—¿Y que más puedo esperarme? ¿Que cuando estés molesto me digas y restriegues en la cara que soy débil por no saber dirigir una nación? – ella le miró con dolor – anda, ve con tu padre, que tu pueblo te espera.
—No digas eso...– suspiró – yo te amo, BonHwa y jamás te lastimaría.
—Pues ya lo hiciste, Jimin – ella suspiró tratando de contener sus emociones – desde ahora olvida el destino, olvida que yo existo y ve a reinar como tú querías, como lo marca tu deber. No seré mayor impedimento para tus obligaciones, pues yo cumpliré con las mías, con o sin tu ayuda.
—BonHwa...– suplicó Jimin.
—Reina Bae, por favor...– susurró con dolor – me despido, príncipe Park. Le deseo lo mejor a usted y a Timoría.
Ella salió corriendo de ahí ignorando los llamados de Jimin, llegó a su habitación y cerró la puerta con llave. Se recargó en la puerta y lentamente se deslizó sollozando. Era un golpe tan bajo que dudaba poder recuperarse, sin embargo, Phoenix y Hilgrand iban a ser sus motores para poder lograr su objetivo.
Sin Jimin.
Chan, chan, chan.
Capítulo largo para compensar que no he actualizado como por 10 días.
Lo admito, dolió hacer ésto, pero así es el drama, mis amigos. Oficialmente estamos a mitad de camino en ésta historia.
Espero que les esté gustando su curso.
¡También tenemos cuenta secundaria!
Pueden seguirla si gustan. sxlomequintal
En fin, disfrútenlo, los amo mucho. ❤️
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