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T R E C E

—¡Yah, BonHwa! Yo puedo contratarlo por tí – RyuJin sonrió – puedes traer a ChungHa desde Northon, tiene mucho tiempo que no hago combate con ella y sería divertido retomarlo las tres.

—Ryu, ¿Sabes en lo que te estás metiendo? – la omega habló – estamos hablando del asesino de mis padres y mis abuelos, ésto sólo es un pequeño atajo para adentrarnos a Phoenix.

—No tengo miedo alguno, después de pasar dos días enteros tratando de liberarme de una silla a la que me ataron ya no tengo miedo – RyuJin encogió sus hombros – mi entrenador es el mismo que el de ChungHa, así que cualquier movimiento sospechoso lo vamos a resolver, nosotras con combate y tú con arquería, y tus poderes raritos.

Ambas rieron.

—Entonces, debemos mandar una carta a Phoenix, y...– RyuJin se acercó a BonHwa.

—Relájate y déjame eso a mí – ambas suspiraron – ¿Por qué no pasas el tiempo con tu alfa? He oído que encontraste a tu predestinado y las malas lenguas dicen que está hecho por la mismísima Afrodita.

—¿Estás insinuando que te atrae mi pareja?

—¡Wow, tú si que estás loca de remate! – la rubia rió – anda, vete y salúdame a SeokJin, ese sí me interesa.

BonHwa sonrió negando con la cabeza, RyuJin era buena, pero estaba demasiado inmadura aún para ver más allá de su nariz y gobernar una nación. A diferencia de ella, había aprendido a dirigir una nación a la mala y de manera abrupta, no obstante, SeokJin siempre estuvo a su lado para ayudarla y orientarla.

Esperaba que pudiese estar a su lado por mucho tiempo más.

—¿Dónde estuviste, pedazo de porquería? – JiHwan estampó a YeonJun contra la pared – pasaste más de una semana fuera del reino, ¿Por qué?

—Estuve buscando aliados, padre – YeonJun lo miró con rabia – estoy tratando de hacer algo limpio por mi nación, sin seguir tus ejemplos manchados de sangre de inocentes.

—No me cuestiones, hijo. Gracias a esa sangre tienes todos éstos lujos – el alfa soltó a su hijo y acomodó su corona – deberías aprender a ser agradecido y ayudarme a terminar de destruir Hilgrand.

El alfa menor apretó sus puños, quería gritarle demasiadas cosas en la cara de su padre, decirle que era un asesino, un ladrón y un ser perverso y malvado. Suspiró yéndose de ahí con las palabras a punto de salir de su boca. Miró hacia atrás asegurándose de que nadie le hubiese seguido y caminó al final del pasillo,  tiró de una cadena pegada a la pared y un pasadizo hacia los calabozos subterráneos se mostró.

Tomó una antorcha y tiró de la cadena nuevamente para cerrar. Prosiguió su camino y pudo divisar una cabellera naranja entre las penumbras.

—Hoseok...– YeonJun intentó hablar con el beta pero él lo calló.

—Guarda silencio, estoy leyendo y no puedo concentrarme.

—Necesito tu ayuda, por favor.

Hoseok lo miró y se levantó de su asiento, pegando su cara entre los barrotes de la celda.

—Cuando yo te pedí que me ayudaras a escapar de tu padre, ¿Lo hiciste?

—¡Te iban a matar! – YeonJun explotó – ¡Mi padre quería matarte y yo no podía permitir eso!

—Pero estás permitiendo que me usen como ellos deseen, siendo su bufón y su entretenimiento – habló el beta con serenidad – así que mejor vete.

El alfa cerró los ojos, tomó una bocanada de aire y lo dejó salir lentamente.

—No es para mí directamente el favor, se trata de Bae BonHwa, la última heredera de sangre pura al trono de éste lugar.

—Imposible – espetó Hoseok sorprendido – creí haber leído en los libros que estaba muerta.

—Mi padre ha dado con ella hace algún tiempo, organizó una matanza en todo Hilgrand y logró acabar con toda su población – el alfa suspiró – ella es la omega que menciona la profecía y su mate es el alfa. Es el príncipe de Timoría, Park Jimin.

Hoseok corrió hasta su estante de libros y tomó uno con una funda de oro para abrirlo frente al joven.

—Es lo que he estado estudiando por años, Park Yeon es su padre, ¿Cierto? – YeonJun asintió – fue el caballero real de aquí en el reinado de Bae Seung. En una visita a Timoría conoció a Park SoRa, se dice que se casaron sólo por ser predestinados.

—¿Sabes algo de los padres de BonHwa?

—En realidad, no se sabe mucho – regresó a su estante y llevó un libro nuevo, ésta vez forrado con plata – sólo se sabe que en ese entonces la princesa HaNa huyó a Hilgrand para que tu padre no la asesinara.

YeonJun suspiró.

—De verdad, necesito que me ayudes – el alfa se arrodilló – tu sabes que esa pareja es nuestra única esperanza para que el pueblo mejore y ellos necesitan de ti. La diosa luna ha decidido otorgarles un poco de su poder y no saben cómo controlarlo. Hemos estado ideando planes para sacarte de aquí pero no son tan buenos como creemos.

Hoseok suspiró.

—De acuerdo, sólo lo haré por ellos.

—Te ensuciarás aún más las manos, Jimin. Deja esos libros ahí.

—Sólo te estaba ayudando – él sonrió – que Omega tan más terca tengo.

Ambos se hallaban en la habitación de los padres de BonHwa, después de muchos años y reunir valor, se atrevió a entrar a la habitación de sus preciados padres. Abrió las ventanas, para que un poco de aire fresco entrara, el polvo inundaba la habitación y lo que menos deseaba ahorita era enfermarse. Miró todo con nostalgia y con impotencia, ahí se encontraban todas los recuerdos de su niñez.

El arco con el que practicaba con su padre, la máquina de coser con la que su madre le confeccionaba todos aquellos vestidos que los consideraba incómodos e innecesarios y que ahora extrañaba que le hiciera. Con ayuda de Jimin, sacó un baúl que estaba debajo de la cama, allí es donde esperaba encontrar algo le que ayudase para finalizar su plan y recuperar Phoenix.

Por su parte, el alfa recorría todo el lugar con la mirada. No parecía la alcoba de un rey, sino de alguien común y corriente, estaba hecha de madera con detalles que parecían hechos a mano, las sábanas y cortinas eran de seda. Miró el estante de libros de ahí y con una de sus manos lo recorrió todo. Observó sus dedos y el polvo en ellos.

—Jimin, ¿Podrías ayudarme a abrir ésto?

Él asintió ante el llamado de su omega. Al tocar el seguro de plata sintió como el metal quemaba su piel, soltando un quejido.

—¿Estás bien? – BonHwa lo miró al ver que no daba respuesta – Jimin, ¿Todo bien?

—Es como si me debilitara...– susurró el alfa – arde y quema en mi piel, ¿A ti no te ocurre lo mismo?

—No, hasta ahora todo está normal – BonHwa encogió sus hombros con simpleza – le diré a SeokJin que me ayude más tarde, descuida.

—¿Vas a entrenar más tarde? – cuestionó Jimin.

—Hoy no – BonHwa se sentó en la cama – Taehyung me pidió que le enseñe arquería y dedicaré el resto del día para eso.

Él asintió.

—¿Podríamos ir a la biblioteca un rato? – Jimin sonrió – necesito leer un poco para despejarme.

—Me parece una maravillosa idea – BonHwa asintió – aprovecho para terminar de leer el libro que YeonJun me dejó.

Mientras la pareja pasaba un tiempo de aparente tranquilidad, los demás estaban en distintas partes del castillo, pero específicamente Taehyung salió fuera del reino, quería explorar nuevas tierras y sentirse libre tan siquiera por un momento. Caminaba aún en su forma humana por un sendero solitario, estaba tan concentrado viendo la la naturaleza del lugar que no se percató que unos guardias lo seguían. Éstos apresuraron su paso y lograron interceptar al alfa, botándolo al suelo de una sola vuelta.

—La reina SoRa les extraña en el palacio – el hombre sonrió mientras tenía una espada en el cuello de Taehyung – ¿Qué pasaría si te entrego a Timoría en éstos momentos? Probablemente te maten por traición.

—¡Suéltame, estúpido perro! – el alfa se removió teniendo cuidado de que el filo de la espada no le cortara – yo no tengo nada que ver con lo que ocurrió con el príncipe.

Todos rieron.

—Te hemos visto salir éstos días a cabalgar con el príncipe, no nos quieras ver la cara.

Taehyung guardó silencio abrumado y asustado.

—La reina SoRa tiene una misión para ti si quieres vivir – el hombre ladeó su cabeza – tráenos la cabeza de Park Jimin y obtendrás un jugoso cargo en el Parlamento.

—Sólo dices eso para satisfacer a la reina – Taehyung comenzó a reír – eres verdaderamente patético. No lograrás doblegarme.

—Tus padres y tus hermanos siguen en Timoría – el alfa sintió su corazón latir con fuerza – pobres niños, que difícil será ver morir a sus padres.

—¡No te atrevas a tocarlos!

—Entonces sólo cumple con lo que te pido y nada ocurrirá – el hombre apretó aún más la espada a su cuello – estás advertido.

¿Interesante?

Estoy sumamente emocionada porque he inscrito Kingdom a un concurso. Deseo con toda mi alma poder ganar pero no sin antes agradecerles por el amor que le han dado a la historia, sin ustedes no sería nada de ésto posible.

Por favor, si tienen alguna sugerencia o si ven algún error que me pueda ayudar a mejorar, no duden en decírmelo.

A veces el autocorrector se pone medio loco xd

También he añadido gifs a todos los capítulos para darle más producción al libro. Espero que les agrade.

Nuevamente, gracias por su apoyo y amor a Kingdom. ❤️

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