N U E V E
BonHwa estaba fuera de sí desde que recobró la consciencia. Pareciera como si su alma hubiese abandonado por completo su cuerpo, sus ojos sin aquel brillo tan característico, sus labios resecos, su ropa aún ensangrentada y muchas pequeñas heridas. Se cuestionaba a sí misma sobre su manera de gobernar, quizás no defendió a su pueblo lo suficiente y ésto solo era una consecuencia de su mala administración.
Alguien tocó su puerta y por el aroma, sabía de sobra que era SeokJin. El beta entró con un desconocido para ella, su corazón se alegró cuando pensó que podría ser un sobreviviente de su pueblo y le podría explicar cómo ocurrió todo, sin embargo, cuando vió el logo bordado en su ropa, rápidamente un recuerdo llegó a su mente y la rabia se impregnó en la omega, tomó una espada que había en su habitación y amenazó sin titubeos al castaño.
—Dame una gran razón para no matarte ahora mismo – ella presionó la espada en el abdomen contrario – porque lo que tu reino ha hecho no se saldará con simples disculpas.
—BonHwa...– ella le interrumpió.
—Reina Bae – ladeó su cabeza – mi reino, mis reglas.
—Bon...– ella volvió a hablar.
—Guarda silencio, SeokJin. En ningún momento he pedido tu opinión.
El beta asintió cabizbajo, mientras que YeonJun tragó en seco.
—Sé que estás furiosa, yo también lo estoy, pero necesito primero que te calmes para que me puedas escuchar con claridad.
Ella bajó su arma en cuanto vió al chico sacar algunos pergaminos y entregárselos a ella. Los tomó y observó escritos, mapas y dibujos.
—¿Qué es ésto?
—Pertenecieron al rey Seung, majestad – habló el príncipe – nuestro abuelo.
—¿Qué? – estaba confundida, muy confundida.
—Tú perteneces a Phoenix, tu madre debería de ser la verdadera reina de ahí – él suspiró – y tú eres la última heredera de sangre pura al trono de Phoenix.
Se sentó en su cama para evitar que cayera. Sus emociones estaban totalmente revueltas, hace unas horas sólo era una reina que iba a buscar alimento para su pueblo y ahora tiene dos reinos a su poder y muchos enemigos detrás de ella.
—¿Quién eres tú y como es que sabes tantas cosas? ¿Eres un mensajero de la persona que mató a un pueblo entero?
—Soy Choi YeonJun, príncipe de Phoenix, tu primo – él se acercó a ella – créeme que no tengo ni la más mínima intención de hacerte daño, sólo quiero que recuperes lo que es tuyo y lo que debió ser de tu madre. Mi padre tiene hundido a nuestro pueblo en una extrema miseria y me ha obligado a heredar el reino tal cual él lo tiene. Él mismo me ha dicho cómo es que llegó al trono y nuestro abuelo lo ha escrito en algunos pergaminos.
BonHwa escuchó atentamente todo el relato de YeonJun, cómo es que JiHwan traicionó a sus abuelos y cómo planeo la muerte de sus padres. Trataba de contener las lágrimas pero fue imposible, SeokJin sostenía su mano a cada minuto, tratando de reconfortarla.
—Necesito estar sola, por favor – habló con la voz entrecortada – gracias YeonJun por tu ayuda, créeme que en cuanto pueda te recompensaré.
—No es necesario, al fin y al cabo somos familia y para eso estamos – la abrazó con fuerza – te quiero, Bon.
—Yo también, Jun.
El alfa salió de la habitación de la chica pero SeokJin se quedó un momento.
—¿De verdad quieres estar sola?
—Tú...– habló en voz baja – ¿Lo sabías?
—Me enteré hace unas horas.
Un silencio incómodo se instaló en el lugar. La omega se levantó y caminó hasta la puerta.
—Estaré en el jardín, quizás la noche y un poco de aire fresco me vengan bastante bien.
Miró con atención cada parte del castillo antes de salir. Miró la luna y pareciera como si le hubiera hipnotizado. Brillaba de un azul tan intenso que le pareció mágico e irreal. Avanzó un poco más y notó que había alguien más en la banca del jardín. Su cabello rubio se movía al compás del aire y su aroma a jengibre le agradaba a su loba interior. Le hacía sentir extrañamente bien.
Prosiguió con su camino y se sentó junto al alfa. Él la miró y pudo observar su expresión totalmente apagada y sombría.
—¿Vives aquí? – ella asintió.
—Creo que ya te encuentras mejor – la omega miró sus vestiduras limpias – estabas muy lastimado cuando te ví.
Él asintió.
—Mis amigos me han dicho que el consejero real les ha ayudado bastante.
BonHwa forzó una sonrisa.
—Espero que SeokJin les haya sido de mucha utilidad.
Un silencio ligeramente abrumador le hizo al alfa romper el hielo.
—Gracias por recibirme aquí, soy Park Jimin, príncipe de...– guardó silencio – Timoría.
—Bae BonHwa, reina de...– las palabras de YeonJun vinieron a su cabeza y el escenario tan aterrador con el que se topó hace algunas horas – H-Hilgrand.
Ambos se miraron a los ojos, sentían una extraña conexión que no podían descifrar, los ojos de la omega se tornaron azules y los del alfa en un dorado brillante, sus lobos se sentían ansiosos y felices. En ese preciso instante la luna brilló con tonalidades del mismo color de los ojos de los jóvenes y les iluminó solamente a ellos, captando la atención de los pocos presentes en el castillo. YeonJun miró al cielo y sonrió al saber que había hecho lo correcto.
La profecía de salvación que había leído en los libros de Phoenix estaba cumpliéndose.
"¡Alégrate, Phoenix! Cuando la luz de la luna se proyecte en tonalidades azules y doradas, llegarán tus salvadores. Un Alfa y una Omega de sangre pura y tierras lejanas surgirán para salvar a ésta nación de la esclavitud"
Por otro lado, ambos jóvenes estaban confundidos. Sus ojos habían dejado de brillar y la luna había dejado de iluminarlos.
Esa extraña conexión aún seguía presente, la omega encontraba refugio y una extraña felicidad en el alfa y viceversa, sus aromas simplemente era un deleite para las fosas nasales de ambos. No comprendían como pudiera ser posible todo eso.
—Tú...– habló la omega – ¿Sientes la misma necesidad que yo?
—Mi lobo me pide a gritos que no me separe de ti – Jimin sonrió – es algo inusual, pero deseo hacerlo. Deseo conocerte y saber porque mi lobo te desea tanto.
—No quieres hacerlo – BonHwa giró su cabeza tratando de contener las lágrimas – no soy buena para ti, tengo a muchos enemigos encima y una nación que salvar.
Jimin tomó el mentón de BonHwa y le hizo mirarlo a los ojos.
—Yo también tengo muchos problemas atrás, muchos más de los que puedas imaginar en este momento – cerró sus ojos tratando de disipar el dolor que aún había en su corazón por la pérdida de su padre – pero debemos seguir adelante.
—¡¿Por qué me haces sentir tan bien?! – la omega se levantó de su lugar dejando caer las lágrimas que estaba reteniendo – ¡¿Por qué siento la necesidad de no separarme de ti y amarte aún cuando no te conozco?!
—Vamos a averiguarlo, juntos – el alfa se levantó hasta quedar frente a frente con ella – descubramos porque nos deseamos y porque el destino nos unió.
—Siento que te irás – sollozó – desaparecerás de mi lado cuando más te necesite, tal como sucedió con mis padres y mi pueblo. Me siento insegura, Jimin, estoy asustada, de todo.
—Yo también estoy asustado, pero déjame amarte – tomó sus manos – disipemos nuestros miedos juntos, compartamos nuestras batallas y luchemos, pero juntos.
Jimin y BonHwa sabían que sería un camino difícil, ambos se sentían inseguros y vulnerables, pero jamás pensaron toparse con aquel que sería una pieza clave durante el resto de su vida.
Jamás pensaron que encontrarían a su mate.
¡Diooos, espero no decepcionarlos!
Le han dado tanto amor a ésta historia que me hace cuestionarme si es tan buena para recibir todas estas cosas buenas.
En verdad, muchísimas gracias, no me cansaré de decir que son unos angelitos. 💜
Todos anhelaban que BonBon y Mimi ya se encontraran, y créanme que leí 9273372 guías de omegaverse para poder hacer un encuentro decente y agradable para ustedes. Quizás no es como las historias habituales de omegaverse, pero quise darle mi toque y salir un poco de lo rutinario.
Cuéntenme, ¿Qué le pareció el encuentro y qué opinan de la historia hasta ahora?
¡Disfruten mucho el capítulo!
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