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chapter five




season 01, episode 04
there's more than one murderer ❜

VENUS SE DESPERTÓ  SINTIÉNDOSE como la mierda. Esa noche había dormido fatal, cada vez que cerraba los ojos soñaba con el momento en el que le había clavado el cuchillo a Atom. Y, aun encima, se acababa de enterar que habían asesinado a Wells.

Ella ya no sabía que hacer para poder estar en paz consigo misma, se sentía desbastada.

Se acercó a Octavia, quien la miraba con una triste sonrisa.

—¿Estás bien? —le preguntó ella.

—Eso tendría que preguntártelo yo a ti, ¿no? —la Blake sonrió levemente— Lo siento, pero no podíamos hacer nada.

—Eh, eh —la acercó a ella—, está bien, ¿sí? Hiciste lo que tenías que hacer para que no sufriera. No estoy enfadada contigo ni mucho menos, ¿vale?

—Me dijo que te pidiera perdón por haberte ignorado.

Octavia rio —Que buenas palabras de despedida.

Las dos fueron a ayudar a construir la muralla mientras hablaban sobre trivialidades, hasta que vieron como Murphy se acercaba a un chico.

—¡Eh! —le gritó— ¿Te crees que los terrestres van a quedarse esperando a que terminemos la muralla? ¿Y si dejamos que la niña cargue con las cosas pesadas por ti? —señaló a Charlotte.

Venus notó como la pequeña estaba más decaída de lo normal, tenía la ligera sospecha de que algo había hecho.

Conocía esa cara. Vaya que si la conocía. Mirada ausente, cara seria todo el rato y una actitud de completo desinterés sobre su entorno.

Charlotte estaba igual que ella cuando había matado a sus padres.

—Solo necesito agua, ¿vale? —le respondió.

—Murphy, dale un poco de agua. —mandó Bellamy— Eh, ¿puedes con esto? —le preguntó a Charlotte.

Ella iba a ir a agarrarlo, pero Bellamy la frenó con una pequeña sonrisa.

—Es broma. —Venus sonrió, sabía que Bellamy se había encariñado con la niña.

—¿Necesitas ayuda, rey? —le preguntó la pelirroja.

Bellamy puso el tronco sobre sus hombros —No es necesario, reina. —y le guiñó un ojo, haciendo que la chica riese.

Octavia alternaba la mirada de la chica a su hermano con una sonrisa bastante descarada.

—¿Qué? —preguntó Venus al verla.

—Hasta en el Arca han notado que los dos os tenéis unas ganas tremendas.

—¿Perdona?

—Que se nota la tensión sexual.

Venus la empujó —Anda, vete con Jasper y deja de tocarme los ovarios.

Octavia la miró ofendida, pero se levantó de allí riendo y se fue con Jasper, mientras la pelirroja ayudaba a Charlotte con la muralla. Vieron como Murphy meaba encima del chico que había pedido agua.

—¿Me estás meando encima? —le empujó, pero dos chicos fueron a agarrarlo— ¿Qué diablos te pasa?

—¿No querías un poco de agua? —preguntó John con burla— ¡Volved al trabajo!

Eto bylo otvratitel'no. —(Eso fue asqueroso) murmuró Venus.

Siguió trabajando hasta que Octavia se acercó a ella con mala cara.

—¿Estás bien, O'?

—Tienes que venir conmigo. —y sin darle tiempo a responder, la cogió de la muñeca, arrastrándola hasta la tienda.

Cuando entró, vio a Clarke, Bellamy y Jasper alrededor de una mesa, en la que se encontraba un cuchillo junto a los dedos de Wells.

—Joder... —murmuró.

—Este cuchillo está hecho con metal de la nave. —dijo la rubia.

—¿Qué significa? —preguntó Jasper nervioso.

—¿Quién más sabe esto? —preguntó Bellamy.

—Nadie, hemos venidos directos aquí. —respondió O'.

—Significa que los terrestres no mataron a Wells, fue uno de nosotros. —dijo Clarke.

—¿Hay un asesino en el campamento?

—Hay más de un asesino en este campamento. —dijo Venus sin mirarlos.

—Hay que mantenerlo en silencio. —dijo Bellamy.

Clarke iba a salir pero el Blake se puso frente a ella —Déjame pasar, Bellamy.

—No seas tonta, mira lo que hemos logrado: la muralla, las patrullas; te guste o no, Clarke, que piensen que los terrestres mataron a Wells es bueno para nosotros.

—Será bueno para ti. ¿Qué? ¿Meter miedo a la gente para que trabaje para ti? ¿Es eso?

—Sí, eso es, pero es bueno para todos. El miedo a los terrestres está levantando esa muralla.

—No me creo que diga esto, pero Bellamy tiene razón, Clarke. —llamó la atención Venus— Piénsalo, si descubren que uno de nosotros asesinó a Wells, perderán la confianza entre ellos, nos perderán la confianza. Y cuando ya no podamos confiar los unos en los otros, es cuando de verdad empezará el caos, y habrá muchos más como Wells.

—Además, ¿vas a pedirle al asesino que confiese? —preguntó Bellamy irónico— No sabes ni de quien es ese cuchillo.

—Ah, no me digas. —le enseñó el cuchillo— J. M. John Murphy, la gente tiene derecho a saberlo.

Venus vio como Clarke salía hecha una furia, ella pondría la mano en el fuego por Murphy, porque sabía que él jamás haría algo así, o eso quería creer.

—¡Hijo de perra! —lo empujó.

—¿Pero qué te pasa?

—¿Reconoces esto?

—Sí, es mi cuchillo, ¿dónde estaba? —le preguntó. 

—Donde lo tiraste después de matar a Wells. —respondió, haciendo que todo el mundo dejase de hacer lo que estaba haciendo para mirarlos.

—¿Cómo dices? Los terrestres mataron a Wells, no yo. —dijo con confusión.

—Sé lo que hiciste y lo vas a pagar.

—¿Ah, sí? Bellamy, ¿vas a creerte esa mentira?

El pelinegro no dijo nada, solo lo observó cruzado. 

—Amenazaste con matarle, todos te oímos. —continuó Clarke— Odiabas a Wells.

—Tú hasta hace poco también. —dijo Venus, pero la rubia la ignoró.

—Mucha gente odiaba a Wells. Su padre es el canciller que nos encerró a todos. —trató de defenderse.

—Pero tú eres el único que se peleo a navajazos con él.

—Y tampoco lo maté esa vez.

—Intentaste matar a Jasper, ¿no? —siguió Octavia, haciendo que Venus se desesperara más.

—¿Qué? —preguntó asustado el mencionado.

—Esto es ridículo, no tengo que contestarte, ¡no tengo que contestar a nadie! —gritó Murphy.

—¿Cómo dices? —dijo Bellamy.

—Bellamy —se acercó a él—, de verdad tío, yo no he sido.

—Han encontrado los dedos de Wells junto a tu cuchillo.

John se giró hacia Venus, quien había estado mirando al suelo todo este tiempo —Vee, tienes que creerme. Te juro que yo no maté a Wells.

Todos miraban a Venus, esperando impacientes a su respuesta. Ella estaba segura de que no había sido Murphy, pero no tenía pruebas para demostrar que no había sido él, pero no permitiría que lo acusaran de algo que no había hecho.

—Te creo... Te creo —le sonrió.

—¿Qué? El mató a Wells, Venus. —dijo Clarke.

—¡No tienes pruebas!

—Pero, el cuchillo...

—¡Un cuchillo no es una prueba concluyente! Cualquier persona podría haber robado ese cuchillo y asesinar a Wells. Pero a ti lo que te pasa es que estás en modo vengativa, porque ahora que sabes que fue tu madre la que hizo que flotaran a tu padre y no Wells, querías recuperar todo el tiempo perdido con él, ¡pero está muerto, Clarke, asúmelo de una vez! Y ahora lo que quieres es vengar su muerte, como si fueses la amiguita del año.

—¿Tú lo sabías? —preguntó Clarke confundida.

—Mientras tú lo dejabas de lado por algo que no hizo, él necesitaba a alguien con quien desahogarse, ¿y sabes quién estuvo ahí para él? Yo, Clarke, yo. Además te lo avisé, te dije que lo escucharas, pero no, Clarke siempre tiene la razón porque es perfecta. —ironizó— ¡Pues no! Y ahora mismo estás comportándote peor que el canciller. Así que, como le toques un solo pelo a John, te juro que rápidamente te envío junto a Wells.

Todos miraban a Venus impactados, la pelirroja había dejado sin argumentos a Clarke y ella lo sabía, pero no dejaría que la muerte de su amigo fuera en vano.

—Lo siento... —murmuró la rubia— ¿Es esta la clase de sociedad qué queremos?

Ty, bljad', suka! —(¡Maldita perra!) gritó Venus, pero sólo John la había entendido. La chica trató de ir hacia ella, pero las manos de Octavia en su cintura la detuvieron.

—Decís que no debe haber reglas, pero, ¿significa eso que podemos matarnos unos a otros sin recibir un castigo?

—Ya te lo he dicho, yo no he matado a nadie. —insistió Murphy.

—¡Yo voto por flotarle! —gritó uno, haciendo que el corazón de Venus se parase.

—Yo no he dicho eso. —dijo Clarke intentando calmar a todo el mundo.

—¿Por qué no? Se lo merece, es la justicia.

—La venganza no es justicia.

—¡Pues tú estabas dispuesta a vengarte! —gritó Venus.

La gente empezó a gritar que lo flotaran, haciendo que la pelirroja se pusiese más nerviosa, cosa que no le convenía. Cuanto más nerviosa se ponía, más posibilidades de que se descontrolase, creando un desastre.

John intentó escapar, pero un chico le puso el pie, haciendo que se tropezara. La gente se acercó a él y empezaron a pegarle.

—¡No! ¡Dejadle en paz, descerebrados de mierda! —gritó Venus intentando ir a ayudarlo, pero unas manos en su cintura se lo impidieron.

Bellamy agarraba a la pelirroja, no quería que le sucediese nada malo, pero sabía que la chica no se rendiría tan fácilmente.

Agarraron a Murphy y lo llevaron hasta un árbol, donde le pusieron una cuerda alrededor del cuello. Lo único que impedía que se ahogase en ese mismo momento, era una especie de caja que apenas podía mantenerlo de pie.

—¡Tú puedes pararlo! ¡A ti te harán caso! —le gritó Clarke a Bellamy, pero este la ignoró.

Venus mantenía su mirada en Bellamy, tenía la esperanza de que el chico recapacitara y no le hiciese nada a Murphy.

Bellamy la miró, sintiéndose la peor persona del mundo, pero no lo detendría.

—Bellamy, hazlo tú. —le dijo el chico.

Todos empezaron a gritar su nombre, pero el pelinegro seguía mirando a la pelirroja, quien apartó su mirada decepcionada para luego alejarse de su campo de visión.

—Te vi en el bosque con Atom, sé que no eres un asesino. —intentaba convencerlo Clarke.

Bellamy no le hizo caso y se acercó a Murphy, quien negaba con la cabeza para que no lo hiciera. El Blake le dio una patada a la caja, haciendo que John empezara a ahogarse.

—¿¡Como has podido!? —le gritó Clarke.

—¡Esto es culpa tuya, princesa! —le dijo él.

Finn se acercó allí rápidamente, queriendo detener todo eso.

—Bellamy, ¿qué demonios haces? —le dijo Finn— ¡Cortad la cuerda! Charlotte, sal de aquí ahora.

Pero todos ahogaron un grito al ver como un cuchillo era lanzado por alguien y se clavaba justo en la pierna de uno de los chicos que colgó a John.

Venus se acercó a otro de los chicos con otro cuchillo en su mano y lo puso en su cuello, haciendo algo de presión, logrando que algo de sangre saliese de ahí.

—Suéltalo.

—No te tengo miedo, muñequita. —le sonrió con sorna.

Bellamy apretó los puños al oír ese mote, se le había hervido la sangre. Venus hizo un corte más profundo sin quitar su contacto visual con aquel imbécil, logrando un corte aún más profundo que si la pelirroja seguía cortando, sería imposible de salvarle.

—Si no tuve miedo de apuntar a la cabeza de mis padres, mirarles a los ojos y disparar sin ningún tipo de remordimiento. Créeme que no tendré miedo de hacerte un corte en la garganta hasta la oreja, pedazo de capullo. —escupió.

—¡Parad de una vez! Murphy no mató a Wells, fui yo. —confesó Charlotte.

Venus no tardó en guardar el cuchillo y coger el hacha que tenía Bellamy y cortó la cuerda, haciendo que Murphy cayese al suelo.

La pelirroja se acercó rápidamente a su amigo, comprobando que estuviese bien. El chico se lanzó a sus brazos, sintiéndose seguro al lado de Venus.

—Ya está, ya paso... Ahora estás a salvo. —murmuró contra su cabeza sin dejar de abrazarlo.


❪ ... ❫


—¡Danos a la niña, Bellamy! —gritaba Murphy fuera de la tienda.

—¿Por qué Charlotte? —preguntó el pelinegro.

—Porque intentaba matar a mis demonios como me dijiste.

—Está tía es más tonta y no nace. —dijo Venus dando un golpe a la mesa.

—¿De qué diablos está hablando? —preguntó Clarke confundida.

—Me entendió mal —se justificó—, Charlotte, no quería decir eso.

—Por favor, no dejes que me maten.

—¿Y por qué no? —preguntó Venus, haciendo que todos la vieran impactados.

—Reina, es una niña... —murmuró Bellamy.

—Yo también era una niña cuando me encarcelaron, y parecías muy dispuesto a matar a Murphy. –contraatacó.

—Venus, por favor. —suplicó la niña.

La pelirroja suspiró fuertemente —No vengas ahora de angelito. Asesinaste a una persona por propio interés y por tu culpa casi matan a mi mejor amigo, así que no piense que ahora yo vendré a ayudarte. —los ojos de Charlotte se llenaron de lágrimas— Si ellos quieren salvarte, que lo hagan, pero yo no pienso ni mover un solo dedo por ti. —la pelirroja se apoyó contra una de las mesas y se cruzó de brazos, dejando que los demás discutieran.

—Si tenéis alguna idea brillante, soltadla. —les dijo el Blake a Clarke y a Finn, pero esto se quedaron cayados— ¿Y ahora os calláis?

—Los de ahí fuera son tus chicos. —le dijo Finn.

—Pero no es culpa mía, si me hubiera hecho caso, esos idiotas seguirían construyendo la muralla.

Fuera de podían seguir escuchando los gritos de John, pidiendo que le dieran a la niña.

—¡No! Por favor, Bellamy...

—Charlotte, todo saldrá bien, tú quédate con ellos. Venus, ven conmigo, eres la única que puede calmarlo.

La chica rodó los ojos y salió con Bellamy, quien junto sus manos. La chica se sorprendió ante ese gesto y lo miró con incredulidad para luego separar sus manos de manera brusca. Si se pensaba que le iba a perdonar tan fácil, estaba muy equivocado.

—Vaya, vaya, mira quien ha decidido aparecer.

—Baja el tono y da un paso atrás.

—¿O qué? ¿Que vas ya hacer, flotarme?

—Yo sólo le daba a la gente lo que quería. —se excusó el pelinegro.

—Sí, es una buena idea, ¿por qué no lo hacemos ahora? —dijo Murphy— ¿Quién quiere ver a la verdadera asesina flotada?

Solo unas cuatro personas levantaron la mano, haciendo que Venus soltase una pequeña risa. La escena era bastante cómica, la verdad.

—Ya veo, o sea que vale flotarme a mi por nada, pero cuando esa puta niña confiesa, ¿no le hacéis nada? —gritó— ¡Cobardes! ¡Todos vosotros sois unos cobardes!

—¡Eh, Murphy! —llamó la atención Bellamy— Se acabó.

—Lo que tú digas, jefe.

Bellamy se dio la vuelta para volver a la tienda, pero John cogió un tronco y le pegó en la cabeza.

La pelirroja miró a el Blake en el suelo y, sinceramente, no sentía ningún tipo de pena por él. Al fin y al cabo, a todos nos acaba llegando el karma.

Dos chicos agarraron a Bellamy y lo metieron en la tienda, tumbándolo en la cama.

Venus les dijo que salieran mientras ella le curaba la herida a regañadientes, ya que había sido la hermana del chico quien le había pedido que lo vigilara.

El chico poco a poco fue despertando, haciendo una mueca por el dolor del golpe. El chico se incorporó, soltando un quejido.

—Eh, eh, ¿a dónde vas, Sonic? Murphy te ha golpeado la cabeza, no puedes levantarte en ese estado.

—Charlotte... —murmuró.

—Ella está bien, está con Finn y Clarke.

—Tenemos que salir a buscarla. —la chica se quejó, pero él la agarró de la muñeca y, prácticamente, arrastró de ella había el bosque.

Los dos salieron del campamento en busca de la niña. Se escuchaban los gritos de Murphy intentando encontrar a Charlotte.

—Eh, Bellamy, allí. —señaló a una pequeña figura que vagaba por el bosque.

Los dos se acercaron a ella con cuidado. El chico puso una mano en la boca de Charlotte para que no gritase, sobresaltándola.

—Somos nosotros, tranquila.

—¡Suéltame! —gritó.

—Intentamos ayudarte.

—No soy tu hermana. Deja de ayudarme.

Esas palabras le habían dolido al chico, y Venus lo noto en su mirada.

Charlotte intento salir corriendo otra vez, pero Bellamy la volvió a agarrar del brazo.

—¿Es qué quieres que nos maten a los tres?

—Vosotros iros, ¿vale? Me quieren a mi.

—A ver, mocosa de las narices, ¿quieres dejar de tocarnos los ovarios y poner un poquito de tu parte para que no nos maten? —le dijo Venus agarrándola de los hombros.

—Está bien, Charlotte, escúchame, no pienso dejarte.

—Por favor, Bellamy, Venus. —se soltó de su agarre y continuó gritando.

Bellamy la agarró y la puso sobre su hombro para poder empezar a andar. La niña seguía gritando, y los dos sentían como Murphy y los otros chicos estaban más cerca.

—¡Sal de donde estés, Charlotte! ¡Sal fuera! —gritaba John.

Bellamy seguía corriendo junto a Venus, tratando de escapar de Murphy, pero los gritos de Charlotte no ayudaban mucho.

No pudieron seguir corriendo porque llegaron al borde de un acantilado, con Murphy detrás de ellos.

—Mierda. —dijo Bellamy.

—Bellamy, Venus. —dijo John llegando— No podéis luchar contra todos.

—Puede que no, pero me llevaré alguno conmigo.

—¿Quieres comprobar si puedo con todos? —amenazó Venus, sabiendo que sí era capaz de matarlos a todos con un simple movimiento.

Clarke y Finn llegaron a escena, para suerte o desgracia de todos.

—Venus, Bellamy, ¡basta! Esto ha ido demasiado lejos, calmaos y hablemos del tema. —intentó tranquilizarlos Clarke.

John la agarró del brazo y la puso contra él, poniendo un cuchillo en su cuello.

—Estoy harto de oírte hablar.

—No eres el único... —murmuró Venus, haciendo que Finn la mirase mal— No es el momento, de acuerdo.

—Suéltala. —dijo Finn intentando acercarse.

—No te acerques o le rajo el cuello.

—No, por favor, por favor, no le hagas daño. —suplicó Charlotte.

—¿Qué no le haga daño? —dijo Murphy— Vale, te propongo un trato, ven conmigo ahora mismo y yo la suelto.

—No lo hagas, Charlotte. —pidió Clarke.

—¡Tengo que hacerlo! —dijo Charlotte mientras Bellamy intentaba agarrarla para que no se moviera.

—Murphy, esto no va a pasar. —dijo el pelinegro.

—No puedo dejar que sigáis sufriendo... No por mi, no después de lo que hice... —murmuró Charlotte antes de tirarse al vacío.

El Blake gritó desesperado mientras que la Larsson miraba hacia el acantilado. Suspiró con pesadez —Pokojsja s mirom... (Descansa en paz...)

Bellamy soltó a la chica y fue hacia John para empezar a golpearlo fuertemente.

—¡Bellamy, para! ¡Lo vas a matar! —gritó Clarke.

Finn fue hacia ellos y los separó como pudo.

—¡Suéltame! ¡Se merece morir!

—¡No! No decidimos quién vive o muere, aquí abajo no.

—Te juro por Dios que como me digas que el pueblo tiene derecho a decidir te-

Lo interrumpió —No, no, estaba equivocada y vosotros teníais razón, a veces es peligroso decir la verdad, pero si queremos sobrevivir aquí abajo, no podemos vivir con el lema de hacer lo que nos de la gana. Necesitamos reglas.

—¿Y quién va hacer esas reglas? ¿Tú?

—Por ahora los tres hacemos las reglas. Venus, tú y yo, ¿vale?

—¿Y entonces qué? ¿Hacemos como si no hubiera pasado nada?

—¡No! Lo desterramos.

Venus empezó a reír fuertemente, llamando la atención de todos.

—¿Qué te pasa, reina? —preguntó Bellamy.

—¡No! Ni se te ocurra llamarme así. —lo interrumpió— Sois todos unos imbéciles, es decir, ¿queréis desterrarlo porque la niña es estúpida y se suicido? ¡John ni siquiera le puso una mano encima! ¡Estáis todos mal de la cabeza!

—Reina, yo...

—Te he dicho que no me llames así, Blake. Creí que de verdad querías llevarte bien conmigo, pero cada vez me decepcionas más y más rápido.

Esas palabras habían herido a Bellamy, pero ni siquiera él sabía porque le afectaba tanto el desprecio de Venus hacia su persona. Pero esas palabras le habían caído como un balde de agua fría.

—No podemos dejar que vuelva, Venus, acabará matando a alguien. —intentó razonar Clarke.

—Yo sí que acabaré matando a alguien.

—Lo siento, pero ya está decidido.

Bellamy se acercó a Murphy y lo agarró de la camisa.

—Como te pille cerca del campamento, volveremos aquí, ¿entendido? —Murphy solo atinó a asentir— Y vosotros cuatro, podéis volver y seguirnos o marcharos con él para morir. Vosotros decidís.

Y se fue de allí, seguido por los cuatro chicos y Clarke.

Venus se acercó corriendo a John y lo abrazó tratando de ser lo más cuidadosa posible. Se separó de él y limpió la lágrima rebelde que salió de sus ojos. Sacó un cuchillo de su pantalón y se lo dio.

—Sé que no es la mejor arma del mundo, pero te ayudará a defenderte. —sonrió tristemente— Vendré todos los días y dejaré comida y agua aquí para que no mueras de hambre, ¿vale? —John asintió.

—Te quiero, Vee. —le dijo el chico.

—Yo te quiero más, dorogaya. —le dio un beso en la mejilla.

—Debemos irnos ya, Venus. —le dijo Finn.

—Cuídate, ¿sí?

Los dos chicos se fueron, dejando a Murphy solo, a merced de cualquier terrestre.

Si el día de Venus ya había empezado como la mierda, su día había terminado igual o peor.

Primero Wells, luego Charlotte, ahora Murphy...

Se sentía enfadada con todos: con Clarke, con Bellamy, con Charlotte, con ella misma...

Se había prometido a sí misma que protegería a todos, sea cual sea su pasado o cualquier cosa que hubiesen hecho. Pero había fallado en su propia misión. No había podido salvar a nadie y sentía que tampoco podría salvarse a sí misma.

Cuando llegaron, vieron que todo el mundo preguntaba por Charlotte y por Murphy.

—Charlotte está muerta por culpa de Murphy, por eso ha sido desterrado. —informó Clarke, haciendo que Venus rodase los ojos con cansancio.

—¿Alguien no está de acuerdo?

—¡Yo! —gritó Venus— Mucho decís que yo también soy la líder, pero en ningún momento habéis tenido en cuenta mi opinión. Habéis desterrado a Murphy porque sois unos malditos idiotas, así que, por lo menos, no mintáis a los demás. John fue desterrado porque ellos quisieron, porque Charlotte está muerta porque ella se quiso suicidar, no porque Murphy le hiciese algo. Así que, si contáis algo, contáis la verdadera versión de los hechos.

Y se fue de allí, dejando a todos muy confundidos. No sabían a quien creer, pero gran parte de ellos creían en las palabras de Venus.

Bellamy la siguió hasta el bosque, donde la vio sentada en un árbol, abrazándose a sí misma.

—Reina...

—Te he dicho que no me llames así, Blake, directamente, ni me hables.

—Venus, sabías que era necesario.

—¡No! No era necesario y lo sabes, pero acabáis de actuar dejándoos llevar por el dolor, sin pensar las consecuencias.

—Venus, reina...

—Una cosa te digo, Bellamy Blake —le interrumpió—, como descubra que Murphy murió por culpa tuya y de la de Griffin, te juro que me convertiré en vuestra peor pesadilla, mucho peor de lo que el canciller o Shumway puedan ser.

El pelinegro iba a contestar, pero unos gritos los interrumpieron —¡Bellamy! —gritó una de las perras del Blake, como las llamaba Venus— ¡Bellamy! ¿Dónde estás?

—Deberías irte, parece que tus perras tienen hambre. —y se fue de allí, dejándole con la palabra en la boca.

Siguió andando por las profundidades del bosque, hasta que en un punto, vio como un hombre la miraba fijamente. Este era de piel morena y tenía un cuaderno en su mano.

Venus sabía que era un terrestre, podría haberlo matado, pero no lo hizo. Lo miró con curiosidad y simplemente se fue a su tienda, dejando a aquel desconocido chico demasiado confundido. No entendía por qué la chica se había mostrado tan tranquila.

Cuando la pelirroja llegó a su tienda, se sentó en la cama y soltó todo el aire que no sabía que había acumulado.

Habían sido demasiadas emociones en un día.

Un pinchazo en su muñeca interrumpió sus pensamientos. Dirigió su mirada hacia la pulsera, viendo como esta se desprendía de su brazo.

—Ahora sí que estamos jodidos hasta la médula...

Pero ese era solo el comienzo de los problemas de Venus Larsson.

*Dorogaya = cariño

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